Partida Rol por web

Oboros sostuvo la cabeza cerca de Siegfried, intentando ambos salvar al desconocido que tantas respuestas todavía guardaba. Pero Oboros notaba que la fuerza no volvía al cuerpo. Miró a Siegfried sin entender del todo lo que había pasado. Creía haber encontrado una solución a las heridas del hombre, pero sus propias herramientas no habían servido para nada.

-He oído lo mismo.-le confirmó a Siegfried y bajó la mirada, con la culpa empezando a subirle desde las puntas de los dedos.-Pero no tiene sentido. ¿Cómo lo derrotaríamos?

También estaba el asunto del extraño líquido que se convertía en ceniza. ¿Era magía? ¿O habían intentado salvar a un loco, que les había contado una historia extraña y dado viales llenos de a saber qué? Claro que cosas más raras habían visto en aquel lugar, y no serían las últimas. Y al menos esa historia algo a lo que aferrarse en su no muerte.

Oboros se giró alerta hacía el nuevo ruído. Temiendo que fuera un nuevo enemigo, bajó con cuidado el cuerpo inerte hasta dejarlo reposar sobre los escombros, y agudizó los sentidos, intentando descubrir más información sobre la nueva presencia.

No se habia equivocado, el caballero hablo de derrotar al demonio, eso era casi inviable, al menos lo parecia, y Oboros se lo confirmaba con sus palabras. 

El frasco no funcionó, lo que quiera que pasara con el o el efecto que tuviera no fue suficiente para salvar la vida de su moribundo salvador, mas valia que el efecto en sus cuerpos diera mas resultado que en el del finado caballero. Un largo suspiro escapo de su boca.

—Supongo que tendremos que idear alguna forma de derrotar a esa inmundicia —Les dijo a sus compañeros— Velka... ese nombre... me trae recuerdos... no se donde, como o porque, pero recuerdo una estatua, una mujer, en parte cuervo y con una gran tunica, su mano extendida en un gesto de disculpa. Es la diosa de... —Se llevo la mano a la barbilla, tratando de recordar— ¡La de los pecados! Eso es, la diosa de los pecados. Decian que tiene una lista de los que que desobedecen a los dioses y sus juramentos...

En ese momento un ruido agudo sobresalta al no muerto, gira su cabeza hacia el sonido y se pone en guardia.

—¿Que mas sorpresas nos aguardan en este sitio? —Susurra mientras lleva las manos a su arco y coloca una flecha presta para ser disparada.

Aguza el oido y se pone en pie con cuidado de no delatar su presencia.

  Tras ver desaparecer la última chispa de vida del que había sido su salvador, Roland dijo.

  -Parece que ya tenemos una misión que cumplir, aunque yo estoy igual de confuso que vosotros. Como lo haremos es un gran misterio pero supongo que el destino nos lo irá revelando en su debido momento.-

  Después miró el frasco, ahora vacio, que les había dado el caballero.

  -¿Dijo que podríamos recargarlo en la hoguera de ahí fuera? Creo que deberiamos intentarlo.- De pronto oyeron un ruido que los alertó.-Creo que es momento de irse, pero ¿Qué hacemos con el?- Dijo señalando al caballero.- Dijo que si nos quedabamos mucho tiempo con el se convertiría en algo que nos podría atacar, pero tal vez si lo llevamos a la hoguera podamos ayudarle, o si no al menos podríamos ver si tiene algo de utilidad para eliminar al demonio que debemos eliminar. Lo que sea, debemos hacerlo pronto, no creo que estemos aquí solos por mucho tiempo.-

El sonido resuena en las paredes, y pronto ven su causa, de la oscuridad de la escalera ascendente surge una silueta recortada contra este, un esqueleto, todo lo que queda de un antiguo guardia, los observa con ojos rojos, brillantes, tras el vienen dos no muertos, ambos con palos rudimentarios a modo de porras.

  Practicamente no habían podido terminar de despedirse de su salvador cuando de nuevo aparecían nuevos enemigos.

  -¿En serio? Esto no se acaba nunca. Preparaos que aquí vienen.-

  El bardo sacó su arma y se dispuso a encarar al esqueleto que venía al frente del grupo de enemigos.

  -No podemos caer ahora, no debemos, tenemos una misión que cumplir y lo primero de todo es salir de este maldito lugar.-

-Velka...-repitió Oboros, intentando absorber el conocimiento de Siegfried como si fuera suyo. Pero juraría no haber oído antes ese nombre, excepto por la pequeña posibilidad de que estuviera encerrado junto al resto de sus recuerdos. 

La cuestión de que hacer con el cuerpo del caballero tendría que esperar, pues tres esqueletos aparecieron, seguramente atraídos por el ruído de la conversación. 

Cuando aun estaban terminando de asimilar las palabras del caido caballero el roce de unos pies arrastrados los alcanzo. Todos sus compañeros reaccionaron con la prontitud que los caracterizaba. Siegfried no fue menos.

—Tened cuidado, no parece que vengan con intención de hacer amigos entre los no-muertos —Un mal chiste, lo sabia, pero nunca se le había dado bien.

Dio un giro sobre si mismo para alejarse del caballero y de la amenaza recien aparecida, mientras lo hacia saco el arco ya encordado y preparo una flecha empezando a tensar el arco, un movimiento instintivo, fluido, nacido de una experiencia que no recordaba tener, de años de practica ocultos por la niebla del olvido y la muerte, un sexto sentido que acudió sin demora cuando lo necesito.

—¡Vaya! Esto se siente tan natural que casi asusta —Murmuro para si mismo.

Despues de apenas unos breves instantes de tension en la cuerda del arco la flecha sale rauda hacia el primero de los no muertos que ha asomado la cabeza, surca la escasa distancia en direccion al enemigo. Todo ello trae recuerdos a la mente Siegfried, momentos similares aun desvanecidos en las sombras de su memoria.

«Si... ya he hecho esto antes... ¿Pero cuando? ¿Donde? ¿Como?» Una reflexion, un pensamiento que trata de desentrañar las lagunas existentes, y entonces, el dolor, el calor y el fuego, todo lo que viene a su memoria.

Lo aparta al instante, no es el momento, no puede distraerse en ese momento, seria fatal, el riesgo es demasiado, podria acabar muerto. Bueno, mas muerto.

—Unidos y a por ellos —Dice a sus compañeros. Sabe que mostraran un frente conjunto, que no lo abandonaran. Estan juntos en eso, cada uno por sus propios motivos, pero eso no quita para que todos quieran "sobrevivir"— ¡Os cubro desde aqui!

Oboros asintió ante las palabras de Siegfried, y se deslizó rápidamente delante del esqueleto, creando así distancia entre los enémigos y su compañero. No tuvo que pensar en la estrategía ni en la importancia de proteger al arquero, pues su cuerpo parecía instintivamente conocerlo. 

Con un rápido movimiento, Oboros apuntó a la cabeza del esqueleto, esperando poder golpearlo con el filo de su nueva arma.

  Roland encaró a a los enemigos una vez más.

  -Estó se esta volviendo demasiado habitual.- Refunfuñó.

  Acto seguido realizó una carga contra el enemigo más cercano y trató de asestarle un contundente golpe. Este encajó perfectamente, pero aparentemente su enemigo pareció no haberlo notado apenas.

  -Maldita sea, esto de que estemos rodeados de no muertos que no sientan el dolor hace más tedioso el combate.-

  Justo tras terminar su ataque se colocó con el palo en alto esperando para defenderse del contraataque.