Partida Rol por web

Mientras Rabi y Rogen subían, Lav y Lia se quedaron abajo continuando con el interrogatorio de los kenkus. Y asegurándose que Ax estuviera bien. Los dos seres emplumados se miraron el uno al otro durante un rato sin decir nada. ¿Se estarían comunicando de alguna manera? Finalmente, siguieron las indicaciones del capellán marino y apuntaron a la puerta que había en un lateral de la escalera. Tampoco podían apuntar con otra cosa, estaban maniatados.

Lav miro con una mirada matadora a Ax por haberse puesto a hablar, pero reconoció que algo le sonaban esos nombres.

- Pues son una alga putrefacta de nombres la verdad.-

Dijo con cara de asco, la verdad es que esos nombres eran tan estupidos que no merecía la pena recordarlos.

- Allí.- dijo señalando la puerta mientras los patos asentían. - Liii, ummm, Luna por favor acércate a esa puerta a ver que hay.-

Estuvo tentando de añadir que lo hiciera con cuidado, pero le quedaba claro que no era necesario tras ver la paciencia para abrir la dichosa puerta del almacén.

- Bueno, entonces gaviotas de agua dulce. ¿Sois gente de los Ojos Grandes o Gente de las Manos sucias?.-

Con los kenkus atados y el capellán controlando la situación, Lia destensó el arco y lo recogió. Sus compañeros ya estaban arriba y no se oía ruido, así que tal vez no hubiera más enemigos en el edificio. 

Asintió a las palabras de Lav y se encaminó a la puerta bajo la escalera. Desenvainó la espada ropera por si lo que allí había fuese hostil, y abrió la puerta.

Cuando descubrieron los cadaveres Rogen arrugó la nariz el olor era inconfundible.

-Espero que Floon no esté entre esos cuerpos. Espera aquí mientras los reviso no vayan a ser de los que se levantan.-

El guerrero prefería no arriesgarse, y aunque la puerta habría que revisarla mejor asegurarse de que no fueran muertos vivientes de esos. Tratando de no respirar demasiado, por la peste que echaban, se acercó a ellos y los toco con la espada. Si el amigo de Kernie estaba entre ellos se iba a llevar un buen disgusto.

Ni bien sus fosas nasales recibieron el olor penetrante de la muerte, no sólo se tapó la nariz el gnomo, si no que además Bigotes se arrebujó entre las ropas. Hasta allí había llegado.

-Wow... sí que ha habido problemas aquí- dijo el gnomo tapándose con la manga, y acercándose también ignorando sin darse cuenta las palabras de Rogen.

Comenzó a revisar si había algún tipo de distintivo, o algo que le llamara la atención. Si estaba Floon, sería una misión corta, pero además quería saber qué había sucedido allí.

Los kenkus se miraron de nuevo el uno al otro una vez más desconcertados. Entre sus problemas para hablar y las dispersas en vocabulario (que no en semántica) preguntas del capellán marino, no sabían muy bien como responder a esas preguntas.

—¡Seguid las señales amarillas de las cloacas!—oyeron decir a la misma voz aguda y nasal que había hecho referencia a la trastienda.

Ax se levantó pesadamente y se acercó a donde estaban Lav y los kenkus.

—Ve con Luna—le dijo a su compañero poniendo su manaza en su hombro para ponerlo en movimiento hacia la trastienda indirectamente—. Yo puedo vigilar a estos pajarracos.

Luna abrió la puerta para recibir una bofetada... olorosa. Todo apestaba a pescado podrido y vinagre. La alacena pues eso es lo que era, estaba llena de barrilas destrozados y lonas alquitranadas. Había unas cuerdas en el suelo como restos de ataduras. Entonces los oídos de la elfa oyeron algo, una agitada respiración debajo de una de las lonas. La más alejada de la puerta.

Ahí había algo.

Un rápido vistazo reveló para alivio de los aventureros que Floon no estaba entre los cadáveres. Esa gente eran rufianes y malechores, como los que habían visto cuando se dirigían a El Dragón Ensartado. A juzgar por las heridas, llenas de cortes, puñaladas y contusiones, estaba claro que habían muerto peleando.

No fue eso lo único que averiguaron, uno de los cadáveres tenía una mano negra tatuada en el corazón y otro un ojo en la palma de la mano. Era fácil sumar dos y dos. Y Kernie tenía motivos para estar preocupado porque la escalada de violencia en la ciudad hubiera cogido a su amigo en medio.

Lav miro el interior del armario, por llamarlo de alguna manera y solo pudo encogerse por el pestazo. 

- ¡Arenques pasados. Que asco!.- Grito al olerlo, mucho mas alto de lo que pretendía, pero es que la sorpresa había sido mayúscula. 

- Malditas aves de mal agüero, os creéis bufones de la corte de Noitmeer, este armario esta lleno de pescado pasado. Sé que no me vais a contestar después de la peleá de antes. Pero ya os vale con las bromitas. A.. Amiga, dale una cachetada a dos a ver si espabilan.- 

No quería decir los nombres de sus compañeras delante de aquellos tipejos, por sí en algún momento tras salir de la cárcel o de donde terminaran, les daba por buscarles. 

Luna ya tenia un mote genial, que bien podría cambiarse por otro. Y Ax, destacaba muchísimo, pero mejor no dar su nombre. No iba a hacerles el trabajo más sencillo a aquellos pollos ignorantes. 

- ¿Aparte de pillar una enfermedad que tenemos aquí?.- Puede que no lo pareciera, pero Vladislav no tenia mal ojo para los detalles, y noto que había cuerdas rotas en el suelo. - Tuvieron a Floon aquí por lo que parece.- 

Dijo señalándolas pero Lia estaba atenta a otra cosa que él no había captado aun. 

 - Eh, tú, detrás de esa lona, sabemos que te encerraron aquí. No somos tus captores, no tenemos ni pico ni plumas, o eso creo.

Lia dio un golpecito en el marco de la puerta.

 - Sal despacio y preséntate, sin intentar ninguna locura. No vamos a hacerte daño. Te oigo, no me obligues a ir a por ti.

La idea de adentrarse en ese cuchitril putrefacto le revolvía el estómago.

Rogen se rascó la cabeza con la empuñadura de la espada una vez revisaron los cadáveres.

-No entiendo una cosa. Vale que estos tipos están en guerra y se han matado entre ellos pero, ¿por qué están aquí todos juntos? ¿Y qué pintan los pajarracos esos? ¿Acaso hay una tercera facción de la que nadie sabe nada?-

No esperaba que Rabi pudiera contestarle, pero se sentía mejor expresando las dudas en voz alta. Y como no había mucho más por hacer allí se dirigió a la puerta entreabierta. Ni siquiera trató de ir en silencio, si había alguien dentro ya les habría escuchado con el alboroto de abajo.

Rabi se encogió de hombros, y acompañó al guerrero con gesto pensativo. No eran desacertadas las preguntas de Rogen, pero no tenían en este momento más indicios... salvo los pajarracos que estaban siendo interrogados.

-Apenas bajemos tendremos que hacer preguntas...- dijo medio ausente.

La persona que había bajo la lona apareció, dando paso a un hombre bien parecido... que no era Floon. Tenía el pelo castaño, una perilla bajo el labio inferior y se le veía bastante en forma. Su aspecto era sucio y desaliñado aunque tenía buen porte. De hecho hizo su aparación con bastante aplomo. Sobre todo teniendo en cuenta que estaba desarmado a diferencia de sus interlocutres y que sólo Alcor sabría cuántos días llevaba secuestrado en ese lugar.

—No tenéis pinta de pertenecer ni a la Mano Negra ni de la Hermandad al Gran Ojo—dijo con un tono de voz educado—. ¿Quiénes sois?

No hubo tiempo para responderle porque el ruido de unos golpes tras de ellos llamó la atención de los dos aventureros. Al volverse, vieron como Ax se liaba a golpes con uno de los kenkus.

Rogen abrió la puerta para encontrarse lo que parecía el despacho de una oficina con un escritorio polvoriento, una silla y una ventana por la que no entraba nada de luz a esas horas de la noche. Al entrar, una rata saltó de la silla y se huyó colándose por una grieta de la pared. No había nada llamativo más allá de la puerta que tenían a mano izquierda y una campana de acero que había sobre el marco de la puerta y que en su momento podía hacer las veces de aviso de entrada.

Antes de seguir inspeccionando esa zona, el ruido de unos golpes llamaron la atención de los aventureros que se dieron media vuelta. Al asomarse por la balaustrada vieron que Ax la había emprendido a golpes con uno de los kenkus.

-Rogen, intenta que no los mate- dijo el gnomo entrando al desapacho y comenzando a investigar el lugar en busca de algo que les llamara la atención o los ayudara con develar el misterio de tantos muertos.

Revisó primero si había ya sido desvalijado el lugar, que era probable, y luego comenzó a rebuscar sacando los cajones por si había algún bajofondo.

-Bigotes... cuidado, que por aquí hay ratas más grandes que tú- dijo como si le hablara al aire.

Lav iba a contestar cuando escucho el ruido, pero su mano fue al catalejo consagrado a Altair y no a la espada. La tunda que les estaba cayendo a los kenkus era imparable, pero no iba a meterse entre ellos y Ax.

- No te muevas mucho o se te abrirá la herida. Merluza.-

Volvió otra vez su vista al hombre que tenia ante sí y le tendió una mano para salir del armario.

- Capellan de Altair, disculpe si no nos presentamos debidamente delante de esos emplumados, no quiero que sus compinches tengan bien ir a buscarme problemas más adelante.

Imagino que al no ser Floon, sois su amigo el….bueno, el amigo que salió con el del tugurio ese del dragón ensartado. Si ese no es el caso, sería una contrariedad, pues buscamos a Floon.-

Parecía que Vladislav estaba convencido de que con aquella información era suficiente para empezar a trabar trato con aquel sujeto. Poco o nada le importaba si era el rico hijo de Noitmeer o era simplemente otro desdichado sujeto.

Para el clérigo era evidente que si estaba allí encerrado no era amigo de los mano negra o los del ojo, fueran quienes fueran los amigos de los Kenkus.

Rogen se quedó en la puerta indeciso. Por un lado no quería dejar solo a Rabi en aquella habitación donde todavía había una puerta sin abrir, y por otro el gnomo tenía razón. No podían dejar que Ax matase a uno de aquellos cuervos sin tener toda la información.

-A lo mejor Ax sabe lo que se hace.-

Pero sus palabras no sonaron muy convincentes.

-No te muevas de aquí ni toques nada...más hasta que vuelva alguien. Todavía hay sitios en los que investigar.-

Preocupado, el guerrero fue a la planta baja a toda velocidad. En verdad estaba algo preocupado. Una cosa era metar a alguien en el fragor de la batalla. Eso no le preocupaba, era matar o morir. Pero hacerlo a alguien a sangre fría...No quería ser alguien así, ni que sus compañeros se convirtieran en ello.

 - No te excedas -dijo Lia echando un rápido vistazo a la escena de Ax- no somos como ellos.

La elfa no iba a privar a su amiga de que se desfogara, al fin y al cabo casi la matan, pero Lia tampoco quería irse de allí con cargo de conciencia.

 - Somos tu día de suerte al parecer, no veníamos a esto pero ya eres libre -Lia enfundó el estoque al entender que no era peligroso- ¿eres el amigo de Floon verdad? -puso una mano al lado de la cara evitando que la viese pronunciar- Renaer, ¿sabes dónde lo tienen? -añadió en voz baja para que no lo oyeran los pajarracos.

Dio un paso hacia atrás y abrió la puerta del todo para dejar salir al muchacho.

 - Parece que terminamos por aquí, en cuanto bajen Señor Escudo y Señor Magia nos largamos. Señora puño, vaya terminando. Muchacho, no te separes de Señor Capellán, es lo más parecido a un ángel de la guarda que vas a encontrar hoy.

Al escuchar el nombre de Floon, el prisionero pareció relajarse un poco. Incluso avanzó para asomarse por la puerta para ver qué estaba pasando.

—Sí, soy Renaer. Renaer Noitmeer—confirmó, entonces respondió a la pregunta de Lia con sentimiento de culpa—. No, no sé a dónde se lo han llevado. No lo sé.