Partida Rol por web

- Amigo Floon, mueva sus piernas tan rápido como pueda. Nos marchamos.- 

Lav inicio la marcha por los corredores ya conocidos de vuelta al exterior, iba con el ceño fruncido, no porque estuviera molesto por el proceder, de dejar al mago orco detrás, o dejar escapar una criatura con tentaculos. 

Era por que se temía que tendría que hacer de nuevo el papel de enviado divino. Según se iba aproximando al lugar donde los guardias estaban, realizo varias plegarias, para que el dios Altair le concediera el poder divino. Sus ojos volvieron a ser incandescentes, y esta vez, no fueron sonidos extraños los que lo acompañaban, sino el del viento libre sobre una vela. 

Con un poco de suerte, y con mucha cara dura, pensaba salir de allí como mismo había entrado. Siendo un emisario de un poder divino superior. Y si los goblins eran tan avispados como antes, pasaría de largo sin decir que dios representaba, porque no quería enemistarse mas con el viento que guía, ya le había escuchado bastante para varias semanas. 

Lav se encaminó con presteza hacia la puerta seguido por Floon.

—¡KERNIE!—exclamó algo alterado, parecía que por fin había sumado dos y dos—¿Os ha enviado Kernie? ¿Kernie D. Masters? ¿Pero cómo sabía que estaba aquí? ¿Cómo me habéis encontrado?

Floon hizo una mueca de dolor, en su exaltación había hecho un mal gesto que a su maltrecho cuerpo no le había sentado especialmente bien.

—Bendito Alcor—murmuró agradecido.

Pero mientras que Lav y Rogen tenía muy claro lo de salir de allí cuanto antes, había alguien que no estaba por la labor. No hasta resolver el asunto que al menos a ella le preocupaba realmente.

—Si te ha dado su palabra te ha mentido—le dijo a Luna con el ceño fruncido y un poco cortante con respecto al tono ligero con el que había respondido la elfa sobre el tema—. Ese tío es el jefe de este sitio. No es como los otros matones. Él tiene que responder por lo que hemos hecho. ¿Crees que va a quedarse de brazos cruzados?

La norteña negó con la cabeza.

—Si nadie quiere hacerlo, yo me encargaré.

Rabi había propuesto irse... pero esas puertas lo llamaban. ¿Se irían sin ver por qué se había ido el ilícido? No estaría esperándolos, se habría ido. ¿Y si había una puerta a la Infraoscuridad? Tenía que saberlo. Pero Ax estaba empecinada en otra cosa.

-Si lo dejamos vivo, sabe que no somos de la otra banda, y quedaría en su honor respetar su palabra o no- lo miró al orco respirando dificultosamente, pero respirando -Dudo que la cumpla- todavía tenía el grimorio en su mano, como si no pudiera decidirse -Aunque si la cumple, dejarle también el libro sería más que una buena muestra de que lo respetamos y que debería respetarnos- se escuchó y retomó -Y llevarnos el grimorio sería una gran afrenta si lo dejamos vivo... pero también una forma de mostrarle que no se juega con nosotros...- el gnomo iba pensando en voz alta las opciones, hablando rápidamente* como lo hacía cuando estaba nervioso.

Miró a sus compañeros, realmente no estaba seguro de cuál sería la mejor vía de acción, pero realmente le daba mala espina matar a sangre fría.

-Dejémoslo vivo y apostemos por que no vaya tras nosotros- miró a Rogen -Le dejemos el grimorio, será un acto de buena fe, y de todos modos tendríamos que traducirlo de ese idioma nefasto- dejó el grimorio sobre el pecho del orco.

-Pero antes... un momento...- dijo el gnomo, acercándose a las puertas, y queriendo abrir al menos un poco para ver qué había del otro lado.

Sí, no podía irse sin ver qué había del otro lado...

Rogen sacudió la cabeza cuando vio que Rabi dejaba el libro encima del pecho del semiorco.

Te dije que si no te lo llevabas tú lo hacía yo.

Dijo mientras lo recogía. La mirada de Ax lo decía todo, no iba a dejarlo con vida. Y aunque al guerrero no le gustaba la idea, ya había dejado clara su postura al respecto, sabía que la barbara era muy cabezota. Y además lo hacia por protegerlos a ellos. Lo dejó estar mientras se acercaba con el mago a la puerta.

Espera Rabi. No se te ocurra ir solo. Si vas a hacer locuras hazlas bien.

No se había tomado la poción que le dio Lia. Lo haría si se encontraban con más problemas, pero en verdad esperaba que no hiciese falta.

Lia paró de dibujar dejando a medias la marca. Se incorporó y acercó a su amiga.

 - Puedes no confiar en su palabra, pero confío en la mía cuando digo que: no nos va a dar problemas -el tono ya no era ligero sino igual de seco que el de Ax, pero Lia no fruncía el ceño, su rostro mostraba tranquilidad- y me gustaría que en la mía sí confiaras -sin embargo, en el fondo de los ojos había algo- no nos va a dar problemas; la banda de los caracolas no es un gremio de criminales ni de justicieros, y en menos de un día hemos segado varias vidas. No más.

Mientras Rogen se acercaba a la puerta Oeste junto a Rabi, y la elfa señaló hacia Lav que ya marchaba hacia la salida Norte.

 - No dejes que vaya solo a lo loco, Ax. Termino el dibujo y ahora os alcanzo, no te preocupes por el orco; está controlado -con su mirada, con su cara, con sus palabras, con todo quería transmitirle 2 cosas a su amiga: ''todo controlado'' y ''confía en mí''. 

Estaba plantada entre la corpulenta norteña y el derribado semiorco. Serena, pero no cándida.

-No va a estar controlado cuando se dé cuenta que le falta el libro, es una afrenta grave a un mago- dijo serio mirando a Lia y luego a Rogen -No sabía que haces magia...- agregó pensativo, y luego continuó con lo que se había propuesto -Será un poco...-

Por la expresión de Ax, ésta no parecía muy dispuesta a confiar en Luna. Todos eran amigos y habían pasado su infancia juntos pero llevaban mucho tiempo separados. Cada uno había tenido una vida diferente y tenía un parecer distinto. Pedir confianza ciega a alguien con quien te acababas de encontrar después de años, podía ser demasiado. Las primeras grietas empezaban a aparecer.

—Rogen, Lav—los interpeló directamente—. ¿Estáis de acuerdo en dejarlo vivo?

Rabi ya había mostrado su predisposición a dejarlo vivo, quizás por eso no le dijo nada. ¡Y hablando del gnomo! Mientras las chicas discutían el futuro del jefe semiorco, éste (escoltado por Rogen) abría un poco las puertas dobles para encontrarse con una habitación aparentemente vacía en cuyo centro había un columna de piedra. ¿Sería suficiente para saciar su curiosidad?

Respondiendo a la pregunta de Dae Din, no hay modificadores para el cabronómetro. Éste se usa para cosas completamente aleatorias que no dependen de nada.

Rogen suspiró aliviado cuando vio que no había nadie en la sala donde se marchó el ilícido.

-Venga. Ya hemos visto que no hay nadie. No abusemos de nuestra suerte. Y no, no soy mago...todavía. Pero tengo cierto interés en la materia desde hace tiempo. Así que esto me vendrá bien en el futuro, seguro.-

Cuando trataba de que el gnomo se dirigiese a la salida escuchó la pregunta de AX.

-Yo ya dije lo que tenía que decir antes. No me parece adecuado rematar a alguien indefenso. No soy así, no creo que debamos ser así. Pero puedo entender que queráis hacerlo.-

Lav avanzaba con el escudo frente al pecho, el murmullo de las voces a sus espaldas se hacía cada vez mas fino, y se detuvo en una esquina, mirando el cuerpo incosciénte de Kreg, Meg, Fleg, o cómo diantres se llamara aquel botarate. 

Estaba claro que una banda criminal tenia siempre problemas con la ley, pero ahora estaban en guerra con otra banda criminal. Afortunadamente eso hacía que ellos, fueran meros estorbos y no a fuente de los problemas. 

El daba por sentado, que el Ilicido se había marchado porque tenia negocios con el Orco, y al verse la reunión interrumpida, se dio cuenta de que aquel negocio no era bueno. No obstante, si volvía con refuerzos era mejor no estar allí. Un jefe criminal sin poder hacer magia, no era otra cosa que un matón de poca monta, y estaba seguro que lo harían directamente responsable de aquel fracaso. Se habían equivocado dos veces, con el dichoso Floon. 

El cual, sin duda, no se merecía la vida de ninguno de sus amigos. Donde estaban y porque tardaban tanto. 

- No se mueva de mi lado, si me ve decir cualquier cosa estúpida o maligna a los guardias, mantenga la cabeza gacha y no mire a nadie. Su vida depende de ello, y no es comentario baladí.- 

Puso algo de oido, estaban hablando algo en la sala del orco, pero había que seguir adelante. Así que siguió andando 

De manera airada, Ax giró sobre los talones y salió de la sala, detrás del capellán que la había ignorado y antes del guerrero que tironeaba del curioso mago. Lia se quedó la última terminando su teatrillo o lo que demonios fuera que estaban haciendo. Avanzaron de vuelta por el pasillo hasta llegar a la sala donde habían peleado con los matones y el cieno... para encontrarse que Krentz ya no estaba por allí. El pelado iba a ser otro cabo con el que tendrían que lidiar en un futuro, si es que aparecía.

Lia esperó a quedarse sola en la habitación. Durante la conversación se había mantenido serena y calmada a ojos de los demás, aunque por dentro era un jaleo de emociones, tanto positivas como negativas. Todo aquello le traía recuerdos de los años como peón de los ladrones que la esclavizaron.

Se acercó al semiorco y se aseguró de que tuviera bien atadas las manos (con el mismo látigo si hiciese falta) y amordazado. Tras eso, lo sacudió y dio golpecitos en la cara (enorme cara de semiorco en comparación con las pequeñas manos de la elfa) para espabilarlo.

Acercó la daga su cuello y posó la hoja.

 - Atiende, colaboremos. Nos vas a dejar tranquilos. Te las apañas como quieras: les dices que os atacaron la Mano Negra para saldar cuentas por el almacén, les dices que entraron mercenarios, te vas de la ciudad y rehaces tu vida, lo que te dé la gana -hizo una pausa- pero no vas a ser un riesgo para nosotros. Lo del libro, puedes tomártelo como compensación por los latigazos que le has dado al pobre hombre y por casi matarnos, te aguantas -señaló con la mano libre hacia la entrada- los vigías goblin están vivos, el calvo musculoso está vivo, el kenku está vivo, etc, etc. Os estamos dejando vivir, no estamos avisando a la Guardia, no estamos declarando una guerra ni mucho menos. El noble que queréis no está en manos de la Mano Negra, seréis capaces de encontrarlo otra vez. Pero a nosotros nos dejáis tranquilos -una última pausa- ¿Juras que no vas a ser un riesgo para nosotros? Asentir te salva, negar te condena.

Sin separar la daga, esperó la respuesta.

—Ya te hice una promesa—le respondió el semiorco.

Y su respuesta tenía sentido. Si Krentz, que era un matón de tres al cuarto, ya le había echado arrestos (aunque había tenido más fachada que otra cosa, al final se había plegado a los deseos de los aventureros respondiendo a los aventureros), ¿qué no iba a hacer su jefe? Y más teniendo en cuenta la sangre que corría por sus venas. Si a ese tipo le habían inculcado valores orcos, mostrar debilidad era el peor pecado que podía cometer. Y eso era precisamente lo que le estaba pidiendo Luna.

Lia observó a su interlocutor sin dejar ver ninguna emoción. Un movimiento de daga y a seguir con nuestra vida, pensaba. Frenó el impulso. Ya no era un peón en manos de criminales, Lia podía decidir por sí misma no cometer los mismos errores.

 - Entonces me toca a mí hacerte una promesa: intenta jodernos e iré a por ti, y esta vez no habrá indulgencia -añadió finalmente, y volvió a noquear al debilitado y casi muerto (pero vivo) mago.

Se levantó del suelo para recoger las flechas[1] que había disparado.

Echó un vistazo al dibujo improvisado, que parecía una mancha aleatoria más que una marca, y se dispuso a irse por donde habían venido.

-...pero, pero...- dijo el gnomo mientras era arrastrado por Rogen -¡No había alguien allí!- agregó cuando ya estaban el pasillo y Rogen lo soltó.

-No nos vayamos muy lejos, que lía todavía está allí- agregó, quedándose en el umbral que habían cruzado momentos antes para encontrarse de frente a tantas criaturas juntas que por un momento pensó que allí encontraría su final la Banda de las Caracolas.

Lía no tardó tanto en unirse al resto del grupo para comprobar junto a los demás como Krentz había desaparecido. Continuaron desandando el camino con un Floon algo aturdido y algo desconfiado. Aunque los aventureros lo estaban tratando mejor de lo que lo habían tratado tanto la Mano Negra como la Hermandad del Gran Ojo, no ayudaba mucho que nadie hubiera respondido a sus preguntas. Más todavía teniendo en cuenta que le habían nombrado a Kernie. Porque claro, ¿y si ahora habían secuestrado a su otro amigo? A saber...

El sexteto avanzó retrocediendo el camino de vuelta con algo de cautela por si Krentz o Bruz el No-Tuerto les habían preparado algo. Como el buen capellán intuía, aunque habían salido victoriosos de todos los envites, ahora era cuando más vulnerables estaban.  Un ataque por sorpresa podía ser fatal para todos. Por fortuna, no encontraron rastro ni del matón ni del goblin. Una vez en las alcantarillas, buscaron la primera salida y respiraron el agradable aire nocturno de Aguas Profundas. Que no es que la gran ciudad oliera muy bien, pero la diferencia era notable si lo comparabas con las cloacas.

Pero lo importante no era ni el aire limpio, ni donde se habían metido Krent o Bruz, o qué había estado haciendo Luna. ¡Lo importante era que lo habían conseguido! Habían encontrado a Floon y lo habían podido salvar. Estando ya metidos en la madrugada, ahora lo mejor era buscar un lugar para descansar para reunirse con Kernie al día siguiente.

¡Enhorabuena chicos! ¡Lo habéis logrado! He adelantado un poquillo el post por aquello de que me voy de viaje mañana y con suerte, hasta el Sábado no podré postear. Y no tengo claro si podré. Así que os dejo un turno largo para que pongáis vuestras impresiones y si queréis charlar algo lo hagáis. También decidme cuáles van a ser vuestros próximos pasos para la siguiente escena ^^.

Antes de que la echaran de menos, Lia apareció como una silenciosa sombra junto a Rabi.

 - Dibujo listo, y pruebas incriminatorias solventadas -enseñó 2 flechas rotas que llevaba en la mano- manufactura Siannodel -susurró señalando la exquisita y característica madera perfectamente tallada y ensamblada con una brillante punta de acero grabado- no me gustaría que esto les condujera al taller de mi padre -se tapó aún más con la capucha casi tapando la cara entera y añadió forzando la voz- vamos, sectarios de Nashira con prisa, espero que todo salga bien...

Y así fue, no por la excelente interpretación de los caracolas, sino que el camino estaba despejado. No le gustó ni un pelo, pero solo podían avanzar.

El aire fresco de la noche les recibió junto a un silencio sepulcral. Sin moros en la costa, guió a sus amigos y a Floon hasta un callejón alejado de la entrada a las alcantarillas. Asegurándose que no hubiese oídos indiscretos, Lia se permitió suspirar de alivio.

 - Vaya día más largo... ¿estáis todos bien? -fijó la atención el Floon- ¿tal vez deberíamos acompañarlo a su casa por si acaso? -volvió la mirada por donde habían venido y se colocó en la entrada del callejón, oteando por si alguien les seguía.

Rabi no se había quedado tranquilo con el robo del libro de conjuros. Sabía que eso sería motivo de venganza más adelante, pero no podía hacer algo ahora. Ya estaban afuera, a salvo, y contra todas las probabilidades.

-Vamos a la casa de mi Maestro- propuso Rabi, al que aún le costaba llamarla su casa, por más que vivía hace años allí con su Mentor.

-Sí, nos contrató Kernie para encontrarte, y ha sido una ardua y dolorosa investigación hasta encontrar el rastro que fueron dejando quienes te raptaron- mientras caminaban lo iba poniendo al tanto -Tu amigo está bien, lo rescatamos unas horas antes de encontrarte-

Mientras iba relatando se daba cuenta de lo arriesgado que había sido lo que habían logrado, lo valientes que habían sido, y hasta lo grande de su hazaña... al menos para quienes no se veían hace tiempo, apenas tenían experiencia... y se habían enfrentado a un sinfín de peligros. Se lo vio al gnomo más animado y sonriente a medida que avanzaban. Hasta que una breve sombra cruzó por su rostro: ahora quedaría resistir al movimiento generado, como una piedra que cae sobre un estanque calmo.

- Llevaos a Floon donde el patrón lo pueda localizar fácilmente, yo debo seguir la corriente hasta mi destartalada cama.-

Lav iba de camino a descansar cuando el grupo acordó con urgencia entrar en las cloacas y empezar este rescate. Estaba mortalmente cansado, y lo peor de todo, hacía rato que no oía el soplar del viento de Altair en sus oídos. 

Recuperarse iba a ser almo más complejo que simplemente descansar en un jergón. Pero esa era una batalla para otro momento. Ahora restaba despedirse. 

- Rabí sabe dónde me estoy quedando, no es muy lejos de donde nos conocimos de jóvenes.- Dejo unos segundos mientras se le notaba el cansancio en la voz y bajo los ojos antes de añadir.

- ¡Caracolas Siempre!.-

Tras lo cual, el capellán empezó a andar a buen paso en dirección a su alojamiento, pensando seguramente, que aunque los adoraba, no volvería a quedar con ellos para beber. Le habían sentado mal las cervezas que había tomado aquella larga y apestosa noche. 

Rogen no estuvo tranquilo hasta que no salieron de las alcantarillas, aunque procuró no demostrarlo demasiado. Estaba en peores condiciones de las que daba a entender, pero se negaba a usar la poción ya que podría ser un buen recurso para otra ocasión.

Cuando salieron respiró hondo varias veces.

-Creo que no me voy a quitar ese olor en la vida. Aunque me de cien baños.-

Se desesperezó. Estaba muy cansado, como todos.

-Vayamos a descansar, sí. Pero yo procuraría quedarnos todos juntos, o al menos cerca. Por si acaso. Creo que esos que han escapado no se van a atrever a hacernos nada, al menos de momento, pero nunca se sabe.-

Lo último iba dirigido a Lav. No le gustaba la idea de que fuera por ahí solo a estas horas y con todo lo que había por la ciudad. Pero también imaginaba que el clérigo no iba a dar su brazo a torcer en aquellos momentos. El guerrero por su parte no iba a dejar solo ahora a Floon y los demás.