Partida Rol por web

Ibn corria cual alma que lleva el demonio. Su agil caballo arabe saltaba toda clase de obstaculos y las flechas llovian hacia el pero no lograban detenerlo en su avance frenetico y desesperado.

Cuando por fin podeis ver su trayectoria de forma clara veis el puntito que se movia en la lejania, si, es una niña pequeña que huye en direccion al pueblo, con una serpiente de fuego que la aterroriza. Sea como sea es demasiado tarde, si Ibn tiene exito podra salvarla pero es una locura cargar con el.

Gracias a Odin, Alá o a ambos el arabe consiguio llegar hasta la niña. De un rapido tiron con el brazo se la subio delante y hizo que su majestuoso frenase y al darse la vuelta para volver a encararse hacia el pueblo levantando las patas delanteras.

Corria y corria pero las flechas llovian peligrosamente, Ibn solo podia curvar su cuerpo encima del de la chiquilla para protegerla y espolear mas fuerte a su montura. Pero su ojo habil, acostumbrado a las marismas de arena de su tierra tan traicioneras y dificiles, vio que la serpiente de fuego era una farsa, tan solo eran wendols subidos en caballos con antorchas. Eran muy numerosos no sabia que era peor si eso o la serpiente, pero espoleo mas y mas fuerte.

Entro en el poblado gritando cual loco sin detener su caballo hasta no estar en lugar seguro para bajarse.

- No es una serpiente de fuego! Oid! oid! Solo son hombres a caballo y con antorchas!!!

No paro de repetirlo hasta que le falto el aire.

 Buliwyf se había mantenido separado de sus guerreros, viendo como avanzaba aquella enorme serpiente de fuego. A pesar de la visión tan pavorosa que tenía enfrente de él, Buliwyf no tenía miedo, puesto que el miedo no era lo propio de un gran guerrero, y mucho más siendo el líder de la expedición. El miedo era para las mujeres y los niños, pero no para los guerreros.

Las palabras del árabe le sacan de sus pensamientos:

Cita:

Supongo que será cierto- piensa- al fin y al cabo, son humanos, sangran y mueren como todos nosotros.

Finalmente doy varios pasos al frente, acercándome hacia la empalizada y colocándome cerca de Halgar. Desenvaino mi arma y señalo a la serpiente, mientras grito a todo pulmón:

¡¡¡POR ODIN!!! 

Vamos muchachos, el que no me siga es un anglosajón- dice mientras se sitúa al lado del moro que había decidido ir a salvar a la chiquilla, y se detiene en medio del camino, con una flecha en la mano derecha, otras dos en la bocha y el arco en la izquierda, decidido a disparar a los hombres que cabalgaban hacia el pueblo.

Sarraceno, lleva a la niña al pueblo y ven aquí, no podemos dejar que entren en la ciudad tan rápidamente, la gente aún no está preparada para frenar esta avanzada.

¿Llegará éste arco hasta mis enemigos?

Tras poner a salvo a la niña, Ibn desmonta su caballo. Ya os ha comunicado a todos su hallazgo: La serpiente de fuego es en realidad caballeria Wendol...¿Buenas noticias?

Con el sonido de un cuerno, el "dragón" avanza hacia el poblado. La luz del fuego ilumina el horizonte y es un augurio de la batalla que pronto acontecerá.

Os colocáis a cubierto en la empalizada, esperando el ataque de esas bestias. Algunos cogéis arcos o lanzas, para defenderos desde vuestra posición protegida. Los pueblerinos (y pueblerinas) más fuertes también ayudarán en la primera línea, mientras que los más enclenques se ocuparán de apagar con cubos de agua algún posible foco de incendio.

Sin más espera, los Wendols atacan al abrigo de la noche. El estruendo del galope de los caballos es ensordecedor y atemoriza a los más jóvenes, su marcha comienza con unos movimientos paralelos a la empalizada mientras lanzan sus antorchas sobre vuestras cabezas. Algunos Wendols además, disparan unos arpones muy afilados y mortales.

¡Ganáos vuestro sitio en los atrios de Valhalla!

Con el mandoble alto y bien sujeto y alto esdpero impasible. Veo como los arpones matan a los pueblerinos, los caballos arrasan la tierra y el fuego achanta a los pueblerinos, pero Halga solamente se queda quieto, esperando impasible a que se acerque el enemigo, al respaldo de la empalizada. Cuando llega tal y como estaba planeado la empalizada detiene al caballo, le obliga adetenerse de una forma brusca paara no acabar empalado, desequilibrando al wndol que llevava encima, entonces de de un salto salto desde la empalizada con  un grito de guerra en la boca y la muerte en mi espada. Para cuando hye aterridadoel caballo se encuentra muerto, tendido en el suelo con una brecha en la cabeza de no menos de 30 cm., entonces, aprovechando que el wndol se encuentra apaltado por el caballo, lo decapito sin compasión - ¡¡¡A LAS ARMAS!!!, ¡¡¡VAMOS, A LAS ARMAS!!!, ¡TENEMOS UNA BATALLA QUE GANAR Y OS PRONETO QUE EL AMANECER DE MAÑANA SE TEÑIRA CON LA SANGRE DE NUESTROS ENEMIGOS!, ¡¡¡URAHH!!! - grito a los pueblerinos, con la esperanza de avivar sus corazones y conseguir que luchen como los guerreros que en realidad no son.

Buliwyf espera impasible enfrente de la batalla, mirando como se acercan la caballería wendol. Las flechas surgen de los edificios del pueblo, mientras el resto de los guerreros cogen lanzas y las preparan para la carga de la caballería. Están muy cerca.

Alzo mi espada y me dispongo a golpear a uno de los caballeros, desgraciadamente no calculo bien el golpe y no logro impactar al guerrero, que pasa impasible a mi lado. Y ese ha sido un grave error. He quedado desequilibrado ante mi golpe, algo que aprovecha otro de los guerreros wendal que con un rápido movimiento con su espada me da un fuerte tajo en el hombro. Comienzo a sangrar profundamente.

Herguer ya había cargado una flecha en su nuevo arco cuando los wendols llegaron, flecha que recorrió el aire para atravesar la cabeza del primero de la fila de diablos a caballo, cayendo éste junto con su caballo en el camino, dando un tiempo a Herguer para atacar.

El vikingo saltó hacia la serpiente de fuego, cuyo primer Wendol había caído en mitad del camino con el cerebro atravesado por completo, se apoyó en la grupa del caballo cuyo jinete ya había muerto, y saltó desenfundando el hacha y agarrándola con las dos manos, para descargar un golpe en vertical sobre la testa del segundo de ellos, que acabó partido por la mitad junto a su caballo muerto.

Al caer al suelo, vio a los Wendol venir hacia él, y pasar a su lado intentando herirle, pero nadie le tocó, ni siquiera un pequeño roce, herguer se concentraba en un diablo que cabalgaba hacia el directo, cada vez más cercano y que no tardó en alcanzarle. Herguer golpeó al caballo en la pata delantera derecha, haciendo que éste cayera al suelo junto a su jinete, el cual acabó en el suelo inconsciente, con una herida de gravedad provocada por una caída fatal.

La caballería carga contra el poblado, lanzando antorchas  y disparando flechas.- ¡ARRRRGGHH!- Grito con los brazos abiertos, invitándoles a venir.

En la empalizada empiezan a aparecer esos demonios, atacando a los aldeanos. Uno de ellos atraviesa el corazón de una pobre muchacha, después corre hacia mi, intentando atravesar el mio. Un rápido giro sobre mi mismo, y un fuerte golpe en la cabeza con mi escudo consiguen tumbarlo en el suelo, lo cual solo tengo que bajar mi espada y rebanarle la cabeza.- Uno menos, quedan... cientos

Edgtho se hallaba apostado en una de las torretas improvisadas de la empalizada, junto a el un fardo de flechas y frente a sus ojos una multitud de wendols montando a caballo y lanzando arpones y antorchas contra el maltrecho poblado.

Sus compañeros estaban demostrando la sangre guerrera que corría por sus venas, como de costumbre Herger era muy impulsivo aunque un formidable guerrero, gracias a su valentía consiguió hacerse con la vida de tres de aquellos malditos. Una sonrisa se dibujo en el rostro del rastreador, su mirada se endureció y agarró con firmeza el arco buscando un objetivo fácil.

Cuando estaba a punto de dispararle a un wendol que amenazaba con lanzar su antorcha en una de las casas del poblado miró a su derecha y pudo observar como uno de esos malditos monstruos hería nada mas y nada menos que al mejor guerrero de la compañía, a Buliwyf. Con rapidez giró sus brazos y soltó la flecha que voló sin vacilar hasta atravesar a esa bestia de oreja a oreja. Un grito estridente resonó en todo el campo de batalla. BULIWIFFFFFFFFF!!!!!!!!

Preparado de nuevo para combatir desenvaino su sable curvo. Las antorchas parecian cientos y la batalla que se acercaba era sumamente peligrosa. Pero aun asi llamando al coraje gritando el nombre de Ala junto a sus hermanos nordicos que imploraban fuerzas a Odin cargo a la batalla.

El primer wendol con el que se encontre iba a caballo y este intento embestir a Ibn. Pero fue demasiado obcvio y Ibn con gran maestria esquivo el ataque dejando en un molinete el filo de su sable sesgar el cuello del wendol.

Asi, empapado ya con la primera sangre de Wendol se lanzo de nuevo a la carga con ganas de mas sangre.

Mientras la batalla se centra en las proximidades de la empalizada, un grupo de Wendols amarran el improvisado portón con ganchos y gracias a la fuerza de sus monturas consiguen arrancar de cuajo las maderas que protegían el poblado. Segundos después una primera hornada de enemigos entran por el hueco, provocando la histeria y el terror a través de sus garras, que rasgan el pecho de los débiles aldeanos.

Poco a poco los guerreros también comienzan a sucumbir. Skeld, en su intento de evitar el incendio de una de las casas, es alcanzado por varios arpones y flechas que acaban por su vida. Igual suerte corre Rethel, al cual sorprenden en uno de los tejados varios Wendols sin poder defenderse con su fiel arco. La batalla se recrudece y los pueblerinos comienzan a retroceder y a huir. Parece que se acerca el final.

 Después de aniquilar al ultimo wendol, me fijo en como la puerta está a punto de ser derribada, y la empalizada que habíamos construido no iba a servir de nada.- ¡Hay que impedir que echen la puerta abajo!- Animo a los aldeanos- Vamos, a la puerta...- Pero ya es tarde, la puerta cae y los jinetes entran. Los aldeanos empiezan a huir en todas las direcciones y algunos comienzan a caer bajo el peso de los jinetes.

Uno de esos jinetes me golpea intentando matarme, sin embargo mi escudo para el golpe a costa de romperse. Quedo mirando el escudo y un segundo jinete me atraviesa la pierna con una lanza.- ¡Maldición, como duele!- Digo partiendo la lanza y sacándomela de la pierna entumecida por el dolor. La herida es de un lado a otro de la pierna y la sangre fluye a mares de esta, no me permitirá luchar bien.

Veo como los pueblerinos huyen ante el choque con el enemigo - no podemos permitirnos que le den la espalda al enemigo... - me doy media vuelta apra gritar fuertemente - ¡MANTENOS FIRMES!, ¡REPLEGAOS Y DEFENDED EL PORTÓN1, ¡NO LE DEIS LA ESPALDA AL ENEMIGO, RESPONDED A SU ATAQUE CON ACERO! - sin embargo a penas logro terminar estas palabras cuando un jinete, aprovechando que estaba momentaneamente distrido, me lanza una estoca que mal paro con mi brazo izquierdo meintras intento esquivarlo, con el resultado de que mi brazo sale herido - maldición, ¡parecen que los cabrones no se acaban nunca!

Edgtho seguía apostado en la maltrecha e improvisada torreta donde divisó como los pueblerinos huían aterrados. Los cientos de jinetes Wendols habían conseguido abrir una brecha en las escasas defensas que habían construido. La puerta principal había caído, los ánimos que intentaban dar sus compañeros se veían mermados tras acabar siendo atacados por esos engendros de la naturaleza.

Tengo que hacer algo, titubeó unos segundos preguntándose si ir al rescate de sus compañeros o en replegar a los aldeanos y luchar en la puerta principal. Sonrió mientras dedicaba una rápida mirada a Helfdane y Halga. No creo que esos dos necesiten mi ayuda... corrió hacia la puerta gritando y empujando a los aldeanos para que volvieran al ataque. VOLVED Y LUCHAD POR VUESTRAS VIDAS Y LAS DE VUESTROS FAMILIARES. POR VUESTRO PUEBLO Y HOGARES. LUCHAD POR VUESTRO REY!!! Intento darles el coraje de un guerrero a simples granjeros en lo que era una batalla perdida.

Llegó hasta la puerta principal sacó su cimitarra y su hacha de mano y se quedó inmóvil mirando fijamente a un jinete Wendol que se acercaba con gran velocidad a el. Esperó hasta el ultimo segundo pensando como abatir al enemigo. Viendo que no tenía otra solución que hacerlo caer de su montura, no dudó en cortarle las dos patas delanteras al caballo con un elegante movimiento de su espada. El caballo calló de bruces haciendo lo mismo su jinete y desnucándose con el fuerte golpe. Edgtho se acerco al animal el cual sufría de dolor y relinchaba. Lo siento amigo mio, no tengo nada contra ti. Su espada atravesó el lomo del animal dejando el sufrimiento y muriendo en el acto.

 Buliwyf se encuentra herido pero aún le quedan fuerzas para la batalla. Por el mismísimo Odín, que no tenía intención de morir ahora. Los wendel habían entrado por el portón, y eso podía ser un grave (otro más, en verdad) problema.

¡¡A LAS PUERTAS!!- grita- ¡¡NO DEJÉIS QUE PASEN!!

Buliwyf corre hacia allí. Aquí y allá, tanto wendel como guerreros del poblado caen abatidos. El fuego inunda las casas de los aldeanos y el caos se ha apoderado de la ciudad. Sin embargo, no todo esta perdido. Aún no. No mientras un hombre puede sostener la empuñadura de la espada.

Buliwyf llega a las puertas mientras con un sónoro grito carga contra uno de los wendel, al cual ha pillado desprevenido y, con un certero tajo, corta su brazo por donde empuña su arma. Acto seguido clava su espada en su estómago. Antes de sacar su arma, el wendel ya estaba muerto.

Ibn ve como los campesinos caen a manos de jabalinas y arcos, pero todavía resisten, cree que la batalla no será tan dura como parecía, cuando ve caer a dos de sus compañeros y a la puerta que separa la caballería de los poblerinos.

Los Wendol entran como si se trataran de un río que rompe una presa natural dentro del poblado, haciendo huir a los campesinos. El guerrero árabe observa como sus compañeros son heridos y se dirige rápidamente a apoyarles. Cuando el jinete clava su lanza contra Helfdane, Ibn se dispone a abatirle con un mandoble de su espada, pero mientras corre hacia la posición, una flecha se clava en su pierna izquierda, parando en seco su carrera y haciendo que el guerrero tenga que incorporarse apoyandose en su cimitarra.

- ¡Cuidado pequeño hermano!- Grita Herger para avisar a Ibn, aunque sin éxito. Observa como la flecha alcanza al árabe y casi le arrodilla en el suelo.

El pelirrojo se acerca a él y le ayuda a reincorporarse, pero con tan mala suerte que otra flecha de esos malditos Wendols le alcanza también en el gemelo izquierdo.

- ¡Argggg!

Herger tiene que cojear junto a Ibn para ponerse a cubierto y retomar la batalla. Se saca la flecha pese al dolor que causa y se gira hacia Ibn.

- ¡Nos están machacando! ¡Jajaja!

La caballería Wendol es muy poderosa. Os hace retroceder hasta un segundo murete que protege la casa central, donde el rey Hrothgar protege a los más débiles; los niños y los ancianos. Todos poco a poco llegáis hasta la única entrada, donde os espera Buliwyf con estacas de madera de más de dos metros.

¡Hay que evitar que sobrepasen esta línea o estaremos perdidos!

Edgtho lanza el arco para batirse en retirada al muro interior donde su jefe los ha convocado al llegar puede ver que sus hermanos de armas están heridos, sin dudo esta es una dura batalla y todo indica que esta noche muchos de ellos viajarán hasta el Walhalla. Parece que os han machacado, ja ja ja.

Para que son esas estacas? antes de terminar la frase pudo observar como los wendols habían penetrado en la aldea y una larga ristra de jinetes se dirigían a su posición. Creo que ya se lo que intentas. Agarró una de las estacas puso su pié sobre ella para aguantar el golpe y la dirigió hacia donde venía el enemigo. No pongas esa cara hermano pequeño, le dice al árabe. Hace una noche preciosa para morir jajajaja!

Las largas estacan cortaban el camino como si de una fuerte empalizada se tratase, el rápido cabalgar de los wendols hacían resonar las herraduras de sus caballos con un ruido ensordecedor, pero eso no parecía afectarle a los norteños que seguían en su posición a la espera del feroz choque. La fila comenzó a asomar tras una curva encontradose con los afilados listones, sin tiempo para reaccionar Edgtho aprovechó para ensartar uno de los caballos lanzando a su jinete a gran altura y acabando chocando de cabeza contra un muro de piedra. Jajaja ese no volverá a levantarse!

 La herida del muslo no me permite retirarme hacia donde mis compañeros aguardan con las estacas en alto. Tardaría demasiado y la caballería me alcanzaría enseguida.

- ¡Nos vemos en el Walhalla hermanos!- Grito con todas mis fuerzas, girándome para encarar a esos bastardos y llevarme conmigo a tantos como pueda... Lastima que según me gire, una espada veloz como el mismísimo rayo me rebanara la cabeza por el cuello, cayendo esta al suelo botando, seguida de mi cuerpo inerte.