Partida Rol por web

 La muñeca, en su danza eludiendo el filo de la daza de Raúl, se colocó está vez encima de la mujer enloquecida y desprendió un nuevo haz de luz púrpura que cambió la coloración de toda la habitación en un nuevo de destello cegador.

 A pesar del dolor en los ojos, los aventureros pudieron ver, para su horror, que las heridas de la criatura se cerraban en parte.

 La mujer enloquecida, ajena a las maniobras de la muñeca, o de el guerrero o el forastero se abalanza sobre Nuño, hacia su rostro para lanzarle una dentellada con sus dientes rotos y afilados, como si de un beso apasionado se tratara. Los dientes rasgaron parte de la piel y la carne del juglar como si hubiera sido atacado por un mastín.

 La sangre cayó cálida por su piel desnuda en barbilla y cuello mientras el juglar no terminaba de dar crédito a tanta ferocidad y locura junta (-3 pv).

En los pocos instantes que necesitó Jack para recuperar su arma, el engendro sobrenatural en forma de mujer pudo lanzarse contra Nuño, hiriéndolo de la manera más animal que había.

Por otro lado, la muñeca infernal obraba mágias oscuras en su contra. Era un problema y tenían que acabar con ella. Pero Nuño estaba en una posición difícil y no podía dejarlo a merced de esa "cosa".

Así que, aprovechando que la loca no le prestaba atención, Jack lanzó un barrido con su machete con la intención, a parte de herir la mujer, apartarla del combate cerrado con el juglar...

Viendo que su búsqueda no daba frutos y que la muñeca que aún se mantenía en pie alimentaba al engendro no dejando que su energía mermara, Iasana no pudo mantenerse al margen de la lucha por mucho tiempo más. Los hombres intentaban contener a la mujer enloquecida, que ya había hecho de Nuño su presa, así que sería su deber encargarse del horror que le proveía la magia para desatar su locura.

Con el mayor sigilo posible, la chica rodeó a los combatientes hasta quedar detrás de la mujer y la muñeca, y se lanzó hacia adelante, esgrimiendo su báculo a modo de bate, intentado barrer con la figura de porcelana para dar un respiro a sus compañeros.

Liam, tras recuperar su escudo y trata de ayudar a su compañero Nuño que movía su acero frenéticamente tratando de ponerse a salvo de la parodia de mujer.

- ¡Aguanta, Nuño!¡Te ayudo!

Con gran maestría mueve su acero pero no es suficiente, el enemigo se lanza frenéticamente sobre Nuño y no logra interponerse entre ambos. 

- ¡Maldita sea!

 Iasana viendo la premura de acabar con alquella maldita muñeca, deja de golpear a las estáticas figuras de los estantes y se acerca al juguete diabólico para descargar en ella un buen golpe de cayado para apartarla de enmedio, y tal vez hacerla añicos.

 Liam viendo la locura y ferocidad de la mujer se equipa de nuevo el escudo y va en auxilio de Nuño, intentando alcanzar a la parodia de mujer, pero los movimientos apresurados del capitán de la guardia no logran dar con el esquivo blanco.

 Corriendo en auxilio del juglar, Jack logra descargar un tremendo golpe que produche un asqueroso sonido al incrustar el filo de su oscuro machete en el cuerpo de la criatura. TCHACK. La mujer se ve sacudida por el tremendo golpe.

Estaba envalontonado, si. Al menos dentro de la forma que tenía de ser, atacó cosai con los ojos cerrados y cuando los abrió no encontró que su cuchillada surgiera efecto alguno. Raúl miró incrédulo por unos instantes el filo de su hoja y antes de preguntarse que es lo que había pasado la horrenda y demacrada mujer se movió de nuevo más allá de los límites de la vida, su hacer fue tan repentino que Raúl no pudo menos que pegar un grito asustadizo: -¡¡AAAAaaahhhHHH!!- Luego blandió su arma frente de si para alejara aquella infernal imagen. -¡¡Muerete ya de una vez, Maldita!!-

Nuño intentaba deshacerse de aquella cosa horrorosa que se estaba dando un festín con su carne. Claro que dicho así le venía a la cabeza una prostituta de Lunil, nada agraciada, pero muy ducha en ciertas artes amatorias… Claro que eso no venía a cuento, más que nada porque estaba a punto de morir y no había podido escribir su gran obra maestra. Más aun, si la mujer insistía más en desgarrar si garganta, tal vez se quedara sin la facultad de cantar.

– Noooo. Un grito desesperado surgió de los labios de Nuño. Eso si que sería una verdadera desgracia. Todo el reino de luto durante años por la pérdida de la mayor voz que se había podido escuchar durante generaciones. Los amantes no se enamorarían con los delicados versos que surgían de su garganta, no se engendrarían niños, y en menos de 25 años la vida tal como la conocemos, acabaría.

Nuño no podía permitir tal cosa. Reuniendo toda su fuerza y destreza, intentó lanzar a la mujer por encima de él, utilizando pies y manos y todo lo que fuera necesario.

La maga consiguió una buena ubicación, quedando lejos de los guerreros pero con la muñeca al alcance. Decidida, tomó su bastón con las dos manos... y se quedo en blanco unos momentos. Nunca había luchado con un palo. Es más, muy pocas veces en su vida se había visto envuelta en una riña y esas pocas veces habían sido cuando aún era una cría, así que el pánico escénico la paralizó. Sin embargo, su estupor duró poco. Los gritos del combate y la lucha desesperada de Nuño por librarse de aquella mujer, la hicieron reaccionar. Como si de un bate se tratara, la chica esgrimió su cayado contra la figura de porcelana, poniendo toda la fuerza y el envión del que era capaz y ya fuera porque su técnica era la adecuada o porque el destino decidió darle una mano, logró impactarla y hacerla estrellar contra el suelo, dejándola fuera de la encarnizada batalla.

  Iasana se coloca tras la muñeca que danzaba por encima de las cabezas de los contendientes y de un golpe logra batearla y proyectarla contra una de las paredes donde queda hecha añicos, cual juguete roto.

 Pero eso es algo que apenas ven los compañeros, pues sin lugar a dudas la enloquecida mujer atrae toda su atención.

 Raúl, animado por su logro, intenta repetir la azaña, pero esta vez contra la mujer que empieza a devorar en vida a Nuño, el golpe logra alcanzar a la criatura, pero el filo es incapaz de perforar el duro pellejo de la mujer. Resbalando por su piel muerta.

 En su posición, y empelido por el pánico, Nuño lanza un tremendo tajo a la mujer, el filo de la espada se abre paso con fuerza en el interior de la mujer, desgarrando su vientre hasta lograr traspasarlo y lograr salir por un lado, causando una herida espantosa. 

 La criatura se derrumba en el suelo tras recibir esa herida atroz, cayendo cuan larga es, saliendo de ella un icór negro, denso y apestoso.

 En la habitación solo se escucha la agitada respiración de los presentes, con la luz de la lámpara iluminando la escena.

El pecho de Nuño se hinchaba de oxígeno con celeridad. Con una mano intentaba taponar la herida del cuello con fuerza, mientras con la otra sujetaba la espada adornada que había causado el golpe de gracia. Estaba tan lleno de adrenalina por lo que había conseguido, que no siquiera prestó atención al dolor de la supurante herida.

- No podéis negarme que tengo talento. Dijo con una sonrisa tonta en los labios, sin saber muy bien a que venían sus propias palabras. Era de suponer que el mismo nerviosismo le hacía hablar sin sentido. – Por lo visto tengo la misma habilidad entonando una canción, que esgrimiendo un arma. Rió nerviosamente.

- ¿Y ahora que hacemos? Esta vez el tono de Nuño pareció recobrar la compostura, pues su semblante era bastante serio.

 Mientras el grupo va recuperando las fuerzas y asimilando la escena, pueden contemplar con detenimiento la habitación.

 A la luz de la lámpara que sigue descansando en el suelo allá donde la dejara Nuño, se aprecia el lujo de esta habitación ahora toda revuelta. Dominando la estancia hay, flanqueada por dos mesitas de noche, una gran cama de madera labrada con pilares torneados que simulan arboles de fantasía sosteniendo un pesado dosel de terciopelo rojo, recojido en las diferentes columnas de madera. Tanto las ropas de cama como la alfombra, y un par de tapices son del mismo rojo intenso del dosel, con brodados de hilo de oro. Lamentablemente la alfombra ha quedado estropeada por la sangre de la pobre criatura.

 Bordeando las paredes hay unos estantes hechos de la misma madera oscura de la cama, que recorre todo su perímetro, es donde estaban alhojadas las muñecas, donde solo ha quedado alguna de intacta, pues la mayoría yacen en el suelo hechas añicos.

 En un rincón está el tocador, con el espejo roto, donde se encontraba la mujer cuando llegasteis. Junto al tocador llama la atención una estufa similar a la de arriba, y partiendo de esta un tubo de metal que recorre la esquina superior de dormitorio, atravesando la pared del dormitorio hacia el vestidor donde encontrasteis el maniquí de huesos con el rostro manchado de carmín.

 Finalmente, una puerta, ubicada justo al otro lado de por donde habéis entrado, parece indicar que este sótano no termina aquí. Para terminar un sobre manoseado, de costoso papel, yace sobre la cama, destacando encima de la ropa carmesí.

Por fin todo había acabado. Iasana dejó escapar un largo suspiro antes de detenerse a observar el lugar en el que se encontraba. Tras un rápido vistazo a sus compañeros para asegurarse de que ellos estaban bien y podían arreglárselas solos, la chica se dirigió al tocador en busca de algún frasco que hubiera quedado entero*. Una vez conseguido su objetivo, se acercó al cuerpo de aquella repulsiva mujer, y lo llenó con su sangre, teniendo cuidado al manipular ese oscuro icor. Cuando hubo asegurado la tapa, se incorporó y siguió recorriendo la habitación.

El lugar podría haber sido hermoso si no estuviera cargado de tanta lobreguez. La maga no se detuvo a admirar el exquisito trabajo de tallado que tenían los doseles de la cama o las bonitas estanterías que unos minutos antes habían contenido a las numerosas muñecas de porcelana. La mujer fue directa a la carta que descansaba sobre la cama y sin perder tiempo la abrió. Tal vez allí habría algún indicio de lo que representaba el complejo subterráneo y que relación tenía la criatura que allí vivía con el hijo de Torquemar.

 Entre los viales del tocador hay uno que sirva a Iasana para poder guardar en su interior parte del icor negro que escapa del cuerpo de la mujer muerta. Mientras mueve el cuerpo para poder acomodar mejor la boca del vial para recolectar la sangre de la difunta, la luz arranca brillos de las joyas que adorna el cuerpo de la mujer.

 Tras guardarlo entre sus ropas de múltiples bolsillos se acerca sin dudarlo hacia la manoseada carta que descansa sobre la cama.

 Al sacar la carta del sobre, logras identificar restos de un agradable perfume, acercándote a la lámpara tus ojos devoran el contenido de la misma, que parece estar escrita por una mano masculina.

Después del primer momento, cuando la adrenalina empezó a desaparecer, Nuño respiró profundamente. Tras limpiar su espada, la guardó, y recogió la lámpara que había dejado en el suelo. Todo ello con la mano izquierda sujetándose la herida del cuello.

- ¿Hay alguien que pueda ayudarme? La voz apremiante del bardo se mezclaba con cierto sarcasmo. - ¿O preferís que el mejor bardo del reino se desangre como un cerdo?

Nuño permanecía en medio de la sala. Con la cara aun de incredulidad, y luchando para que sus rodillas dejaran de temblar. Mientras esperaba que alguno de sus compañeros se apiadara de él, y atendiera su “mortal” herida, sus ojos se clavaron en la puerta que había en la habitación, y que aun no había sido abierta.

Extendió la mano en la que llevaba la lámpara, con lo que las sobras bailaron macabramente por la sala, y señaló la puerta.  - ¿A qué abriremos esa puerta? Seguro que queréis abrir esa puerta, y seguro que es una muuuuuy mala idea. La voz de Nuño casi era un susurro, y sus ojos estaban clavados en aquella puerta. – ¿Sabéis que? Yo si quiero abrir esa puerta… Siento bastante curiosidad… Y lo peor era que lo decía sinceramente.

El herido bardo dio un par de pasos indecisos hacia la puerta, tenía la clara intención de abrir la misteriosa puerta.

La mujer terminó de leer la esquela y levantó la vista, pensativa, mirando hacia la misteriosa puerta sin abrir, justo al tiempo en que Nuño dejaba de quejarse por su herida y decidía aventurarse en ella. ¿A donde llevará? Seguro que por aquí accedía ella... pero... quién es ella?

-Parece que nuestro heredero se encontraba con una amante en este lugar, cuando venía de caza- dijo tendiendo la nota a quien quisiera mirarla. -Todo indica que este intento de mujer era esa amante... lo que no entiendo es cómo fue que se volvió esta monstruosidad... o tal vez...- tal vez fuera una hechicera poderosa que cambiaba su aspecto al estar con Hugo... o tal vez el estar con Hugo le proveía de alguna "fuente de la juventud" o tal vez... ya, no puedo seguir teorizando en el aire. Hasta que no encuentre más pistas no tiene sentido que me rompa la cabeza.

-Creo que debemos ver hacia donde nos conduce esa puerta. Oh, por cierto... hay unas cuantas joyas vendibles en ese cadáver por si quieren tomarlas- el dinero no le habría venido mal a la joven, pero no quería tocar aquel cuerpo más de lo necesario. Mejor seguir con sus investigaciones.