Partida Rol por web

El policia dió unos pasos adelante y se abrazó rápidamente a Elias intentando alejarle de la posible pelea.

- ¡Eh! Quieto. Tratad de comportaros como personas mayores, no como puñeteros crios- dijo mientras empujaba a Elías hacia atrás alejandole de Agustín.

Cuando hubo alejado un poco al argentino y la situación estaba más calmada puso una mano en el pecho de este y miró a Agustín.

- No andemos con tonterías ahora, ¿estamos? Estamos aquí por otro asunto y no me gusta ir de niñera por ahí. Además, no es ese el asunto por el que nos hemos citado aquí- miró a Maca - a ver, ¿qué pretendes sacarle al cabrón ese a cambio de una carta?

Esperó a que la muchacha respondiera. Era una puñetera carta con un dibujito absurdo, ¿qué coño podia valer eso para andar con esas tonterías?

- Ya te lo he dicho antes, yo no pienso meterme en los asuntos de ese ... no se ni como llamarlo. Y vosotros tampoco deberíais; no deberíais dejar que el se metiera en los vuestros, no os conviene mezclaros en ese clase de tipos.

-No es una carta cualquiera, es un original de... no se quien. Al parecer es una antiguedad.- le dijo la Maca a Domingo, manteniéndose alejada de los dos cafres.

-Parece que el Portugués está muy interesado en echarle el guante...

Durante un momento parecía que la conversación iba a transcurrir por cauces normales y civilizados, pero repentinamente y aprovechando el despiste de Domingo mientras hablaba con la Maca, Agustín se abalanzó sobre Elías... El viejo tahur resultó ser más rápido de lo que parecía, pero la testosterona del muchacho le daba alas a su oponente. El puño impactó en pleno rostro de Elías con tal brutalidad que se escuchó como la nariz se rompía por el impacto. Todavía estaba girándose Domingo cuando el sangrante mago, hecho una furia, lanzaba una patada a la entrepierna del muchacho. Sin embargo la sangre y el dolor le impedían ver bien, por lo que el ataque se perdió inútilmente... Elías se tambaleaba medio noqueado...

Aun con la sangre de Elias goteando en el puño de Agustin, este se saca las gafas y muestra su extraña mirada penetrante, con una tono de superioridad

-Perdón, no te escuche bien, que eras lo que decías viejo de mierda??... bueno ya no importa, seguro que así te quedas calladito, lo próximo que quiero oir de ti es una idea practica y ninguna queja ok??

y le guiñan el ojo para terminar de rematar al orgullo de Elias

Jamás habría podido imaginar que la mañana se torciera de aquella manera. Elías se llevaba las manos al rostro, a su pobre nariz, entre sorprendido y horrorizado, ni siquiera podía oprimirla para detener la hemorragia, el dolor era terrible. Un odio abismal iba destilándose como veneno sobre las cisuras de su cerebro. Pero el golpe había bastado para desanimarlo en la lucha, mucho más contra un perro joven como aquél.

Comenzó a caminar hacia atrás, rechazando cualquier intento de ayuda o consuelo, retirándose hacia la estación, siseando como una víbora:

-Tú, tú, hijo de puta, me las pagarás…

-¡Pero tío!- le gritó la Maca a Agustín después del derechazo que le propinó al argentino.

La Maca se acercó a Elías, pero este rechazó cualquier ayuda, así que la chica se mantuvo al margen.

-Genial, ahora tenemos un asesinato, un secuestro y una nariz rota.

El policía que se encontraba patrullando en la zona de la estación se acercó sorprendido en dirección al grupo. Miró a Domingo como si no comprendiera demasiado bien que era lo que estaba sucediendo:

- ¿Está usted bien?- le dijo a Elías - ¿quiere realizar una denuncia?

Domingo se acercó al policía y le enseño su placa.

- No se preocupe, ya me encargo yo - le dijo a su compañero.

Miró a Elías, es nariz no tenía muy buena pinta. El argentino rechazó la ayuda del policía pero este le forzó un poco para ver el estado de su nariz.

- Esto no tiene buena pinta, ¡maldito niñato! - masculló.

Estaba muy cabreado, Agustín no era santo de su devoción pero esto ya era pasarse. Se giró y miró fijamente al muchacho mientras le incriminaba con el dedo apuntandole directamente.

- No ayudas nada, niñato. Las cosas no funcionan así, ¿sabes? - dijo mientras daba unos pasos hacia Agustín hasta llegar a tocarle el pecho con el dedo incriminatorio.

Le miró con desprecio. Esas no eran formas de arreglar las cosas. Las personas arreglaban las cosas hablando. Estos extraños rituales eran más propios de tribus salvajes o pandillas callejeras, pero claro, quizá el muchacho perteneciera a uno de esos "guetos".

Giró la cabeza y volvió a Elías mientras rezaba entre dientes.

- Quien con niños se acuesta... - masculló mientras meneaba la cabeza.

- ¿Quieres que te lleve al hospital? - le dijo al argentino.

-Disculpame tío... desde que llego estoy tratando de hablar con el y solo recibe insultos, aparte de que se me planto enfrente mio... solo encontró lo que buscaba...

Elías decidió aprovechar la intervención del agente. No se requería demasiado teatro, realmente, pero fingió que las piernas le fallaban y puso los ojos en blanco.

- Ay, ay. Sí, y claro que pienso denunciarle; ese delincuente me atacó a traición. ¡El guacho intentó matarme aquí mismo y con qué cara, en presencia de testigos!

Tenía una visión clara del espectáculo que ofrecía: el fular y la pechera de la camisa empapados de sangre, un hombre de edad madura casi desvanecido…

El policía, pese a la actitud firme de su colega, se encaró a Agustín:

- Bueno chaval, la documentación.

Se giró hacia Domingo. Que hubiera aparcado en zona amarilla fijo que no le había gustado, pero la actitud indolente del policía fuera de servicio ante lo sucedido empeoraba la situación:

- Mira Domingo, porque te llamas así ¿no? No estás de servicio y lo entiendo, pero si éste tío es amigo tuyo lo mejor que puedes aconsejarle es que se tranquilice y venga para comisaría sin montar follón.

Desciende los lentes un poco por su nariz para poder ver la actuación de Elias, con una risa entre labios... cuando el policía se dirige a e el, pone su mejor cara de inocente y se quita las gafas

-Si como no oficial

Mete su mano en sus bolsillos y de el saca la documentación arrugada y descuidad por el tiempo

-Se que no fue la mejor forma de reaccionar, es cierto, yo lo golpe pero el me provoco e insulto a mi madre... fue una buena mujer y no soporte que alguien le faltara el respeto

La Maca miró al argentino y luego al muchacho. ¡Genial! Lo que le faltaba, ¿se iban a ir a la comisaría a poner la denuncia?

-Mirad, si os vais a denunciar a ver quien es mas tonto de los dos por mi perfecto, pero yo no me voy a quedar para verlo. Me están esperando en la estación. ¿Vienes Domingo?- dijo la Maca, levantándose del capó del coche del policía, dispuesta a entrar en la estación.

El policía revisó los papeles de Agustín un poco más tranquilo al ver que éste deponía su actitud hostil.

- Tengo que pedirle que me acompañe a la comisaría sr. Morales.- se giró hacia Elías - Si quiere interponer la denuncia debe acompañarnos, pero antes llamaremos a otra unidad para que lo acerque a un centro sanitario y le miren la herida de la nariz, no tiene buena pinta.

Otro policía se acercaba por la plaza. El coche policial de patrulla estaba a un lado, aparcado.

Mira por sobre sus gafas a Domingo y pone las mismas de nuevo en su posición original corriéndolas por sobre su nariz, con la mejor sonrisa de soy inocente

-Como no oficial, lo acompaño si lo único que quiero es quedar en paz con el señor Elias

Meneó la cabeza mientras miraba a ambos contendientes. Tenía que dejar que la justicia actuara, ¿qué otra cosa podía hacer? Ellos se habían metido en esta y ellos debería de salir.

- Agente, ¿por qué no me deja a mi ocuparme de esto? - dijo en voz serena.

- Yo me encargo de imponer la denuncia de llevar al señor Bonarbe a que le curen la herida, ¿le importa?