Partida Rol por web

- Tranquilo viejo, que no queremos nada suyo... La puerta de la calle es por ahí ¿no?

El Chapas corrió hacia un pasillo ignorando al viejo, no sin antes mirar para atrás para comprobar que la Maca y el descalabrado Agustín lo seguían.

-¡Será mejor que se esconda en el baño!- gritó la Maca al asustado anciano- ¡Y no salga hasta dentro de un rato!

La Maca escucho entonces un golpe a su espalda.

-¡Joder! ¿Estas bien?

Sin esperar respuesta ayudo a Agustín a levantarse y a caminar hacia la puerta siguiendo al Chapas.

-Por tus muertos, ¡por mucho que te duela más te vale no quedarte quieto!

La Maca esperaba poder bajar las escaleras con el herido Agustín y poder refugiarse en algún sitio una vez estuvieran en la calle.

Descendieron al callejón por las escaleras a la carrera. Agustín se resentía del golpe sufrido pero, sacando fuerzas de voluntad, lograba llevar el paso de los otros. Al alcanzar la calle principal el Chapas miró a la otra acera, señalando la puerta del Chino donde habían quedado para comer con el poli. Precisamente en ese momento Domingo estaba delante del restaurante en su Seat Málaga, aparentemente buscando un sitio para aparcar. No había visto todavía a los muchachos.

El dolor era agonico, la fuerte presion que sentia en el costado le hacia presagiar un par, si no mas, de costillas rotas. Intentando disimular el intenso dolor, comenzo a caminar tras el resto, pero enseguida noto que su tobillo estaba torcido, aunque por suerte para el, su alta zapatilla parecia sostenerlo, incluso tal vez habia evitado que se rompiera el hueso.Sonrio, parecia que la mala fortuna lo perseguia, pero el la esquivaria cada vez que pudiera.

-No os preocupeis por mi, estoy bien, he soportado cosas peores.

En su tono de voz se denotaba su chulesca ironia. Era un machito y no iba a dejar de serlo, y menos delante de una pibita. Eso se aprende en la carcel, no hay que demostrar las debilidades. Renqueante comenzo a caminar, algo lento, pero seguro, ignorandolo el agudo dolor, hacia la salida del edificio, donde pudo observar al madero en su buga, acercarse a la entrada del restaurante.

-Vaya, parece que vuestro coleguita madero es puntual.

Los zapatos de la Maca resonaron por las escaleras del edificio. Cuando el Chapas abrió la puerta del portal y salieron agradeció la rafaga de aire que le dió en la cara.

Pronto Agustín salió tras ellos, como él dijo allí estaba Domingo en su coche.

-Vamos, lo mejor es que salgamos de aquí.

Echó a correr al otro de la carretera haciendo un gesto con los brazos a Domingo para que la viera.

El policía detuvo el coche mirando al ver al grupo que cruzaba la calle con tanta prisa y poco cuidado. En su rostro se reflejaba la sorpresa.

La Maca cruzó la calle a la carrera y se dirigió a la puerta trasera del lado del conductor, dejando a su primo el sitio junto a Domingo.

-No podías haber llegado en mejor momento, tío- le dijo a Domingo por la ventanilla

Abrió la puerta para dejar entrar a Agustín, la caída había sido muy chunga y aunque seguía haciéndose el gallito Maca se imaginaba que en realidad estaba bien jodido.

- ¿Que os pasa? - preguntó sorprendido a la joven apoyando su codo derecho en el asiento para mirar atras.

El Chapas se metió de un salto en el coche. Su voz temblaba por los nervios:

- Mira: mejor arrancas y te lo vamos contando por el camino... Básicamente ya puedes decirle a alguno de tus compañeros que se pase por la vieja pensión del abuelo porque creo que un tío muy chungo se ha cargado a la vieja de la puerta... Ah, y el del piso de abajo no ha sido un asalto ni nada, es que tuvimos que escapar por el balcón y al abuelete casi le da un infarto...

Lanzó un suspiro negando con la cabeza mientras el chulito argentino entraba al coche y arrancó alejándose de allí.

- Vamos a ver, un tio "chungo"; - sonrió algo esceptico - ¿Se ha cargado a la portera de la pensión? - preguntó mirando a Ricardo.

-¡Que sí tío, que sí! Ha sido el mismo que le ha rajado antes, ¡joder! Tenia unas cuchillas en las manos y... joder, joder, necesito un puto cigarro.

Sacó el paquete con las manos todavía temblorosas y después de varios intentos encendió el cigarrillo, chupándolo nerviosa.

-Joder, que asunto más turbio

Miró a Agustín, que estaba sentado a su lado, seguramente sufriendo en silencio.

-¿Estas bien tío? Te has dado una buena hostia...

- Joder... yo no lo vi bien, pero el tío rajó la puerta con las cuchillas esas... No creo que la vieja le dejase pasar por las buenas para que le jodiese el piso... ¿Te importa si arrancas mientras hablamos? Más que nada por si se decide a bajar para afeitarnos en seco...

- Bueno, bueno. - asintió frenando el coche a unos cien metros - Voy a echar una ojeada; - comentó saliendo del vehiculo - Quedaos aquí, - señaló - si no vuelvo en diez minutos iros. - terminó dando las llaves al joven nieto del Gallego antes de ir hacia la pensión.

Entro en el vehiculo como buenamente pudo, intentando no mostrar debilidad ante el madero, observando como los demas no sabian mantener la boca cerrada. No se fiaba, algo normal en el lugar del que habia salido, Ese tio era un madero, un puto poli.Escucho como los nietisimos le comentaban al poli lo sucedido, por suerte ninguno menciono lo que le habia ocurrido.De repente el tio decide salir para ver que ha ocurrido y deja las llaves del coche al Chapas.

-Sera estupido, estos gilipollas siempre tienen que hacerse los valientes, mejor para nosotros, vamos tu - dirigendose al Chapas - arranca y larguemonos de este lugar, no quiero mas sorpresas como lo de arriba...por los momentos .

Mientras por la ventanilla comenzaba a observar como el policia se acercaba al portal.

Domingo atravesó la calle temiéndose lo peor. ¿Qué había asustado a los chicos? Al llegar al portal lo encontró entreabierto. En una placa indicaba que la pensión se encontraba en la segunda planta. No había ascensor, así que ya no le quedaba la duda de si un posible merodeador lo utilizaría para escapar mientras él subía por las escaleras. A buen trote subió hasta la segunda planta. Una vez allí, por enésima vez, se prometió volver al gimnasio para recuperar algo de forma. Maldita sea, últimamente había demasiada acción. No le gustó nada ver que la puerta de la pensión estaba abierta. Un lóbrego pasillo se adentraba en el piso. Recordando su entrenamiento y el nerviosismo de los chicos desenfundó su arma: mejor andarse con pies de plomo. Al entrar vio algo tirado en el suelo. Corrección: alguien. Una señora mayor, de pelo canoso y aspecto frágil, yacía en el suelo hecha un ovillo. Y aquello que se empezaba a encharcar en el suelo enmoquetado era sangre. Maldita su estampa, la vieja estaba más muerta que Manolete en las ventas. El corazón de Domingo se aceleró observando el pasillo que, un poco más adelante mostraba una puerta abierta a la izquierda hacia una cocina pequeña y, algo más allá, giraba hacia el mismo lado. No se escuchaba ni un solo ruido en la casa.

El Chapas se volvió hacia Agustín:

- Pero.. ¿serás hijo de puta? El tipo se juega los cojones para ver que ha pasado y ¿tú quieres chorizarle el coche? No me extraña que te metieran en la trena.

Mientras decía esto Ricardo sacó las llaves del contacto:

- Me cago en la puta de bastos, pena que no te partieses el cuello en la caída.- respiraba apresuradamente - Maca, tía, yo voy a ir junto al poli... No vamos a dejarle el marrón. Pero no me fío del tipo éste.- señaló con la cabeza a Agustín.

Durante esta conversación Domingo ya había desaparecido al otro lado de la calle.

Se adentró en la estancia con el revolver sujeto con ambas manos y los codos flexionados; Apuntando hacia las posibles zonas donde alguien pudiese ocultarse acechante empezó a recorrer toda la vivienda asegurandose de cubrir todas ya cada una de las habitaciones que dejaba atras.

-¿Pero tu estas loco?- la verdad es Maca pensaba que sí, que primo estaba un poco loco, estaba segura de que no iba a poder detenerle.- Dame las llaves, tendremos el coche arrancado por si tenéis problemas...

Salió del coche para ponerse en el asiento del conductor.

-Y que no te maten, eh. ¡Por lo que más quieras!

Domingo avanzó por el pasillo con el arma dispuesta. Al pasar junto a la cocina apuntó hacia el interior. Era pequeña y estaba vacía. Sin querer reconocer que estaba cagado siguió avanzando hasta llegar al recodo del pasillo. Allí giró y apuntó nuevamente. Era un pasillo estrecho, de casa vieja, con los clásicos platos de porcelana colgados por la pared como decoración de antiguos tiempos. Al fondo el pasillo, antes de doblar nuevamente hacia la derecha, acababa en una puerta abierta que mostraba una habitación desordenada, con una ventana al fondo abierta de par en par. Alguien, del que Domingo solo llegaba a ver una sucia gabardina marrón y un pantalón de pinzas negro, se afanaba buscando en un armario de pared.

La Maca se sentó en el lado del conductor y contempló a su primo cruzar la calle detrás del policía. ¿Qué pretendía hacer? El poli probablemente iba armado pero el Chapas no tenía ni una navaja multiusos. Al menos el coche arrancó a la primera, para alivio de Macarena.