Partida Rol por web

Sigue forcejeando durante unos segundos más, pero luego detiene su ataque y se queda quieta. La figura sigue boca abajo pero gira la cabeza para mirar a Galvor. Para su sorpresa, Galvor se encuentra encima de Miranna, que viste alguna de las pieles de la cueva a modo de capa.

Galvor se apresura a apartarse de Miranna. En el fondo está aliviado de que sea sólo ella, aunque también se lo había esperado.

- ¡Miranna! ¿A dónde vas? -pregunta el ex-hechicero, sin dar crédito a las acciones de la muchacha-. ¿Cómo se te ocurre marcharte así en medio de la noche?

No sabe si está asustada o simplemente los sucesos del día le han trastornado la mente, pero salir en mitad de la noche y llamando la atención con una luz no es muy seguro. Será mejor que se pongan a cubierto enseguida.

Se pone en pie y mira a Galvor un poco avergonzada por haber sido atrapada de esa forma. Esperaba haber tardado más en ser encontrada.

-No... no quería ser una carga para ti.

Juega con un mechón de pelo, nerviosa.

Galvor niega con la cabeza. No puede creer que aquella chica se haya puesto en peligro sólo por eso.

- Oh, vamos... -dice-. Ya te dije que no lo serías. Además, ¿a dónde pensabas ir tú sola? Puede que los que hicieron eso en el pueblo sigan cerca.

Se levanta y ayuda a Miranna a levantarse también. Le coloca bien las pieles para que no pase frío.

- Venga, volvamos. Lo que necesitas es descansar y aclarar tus ideas. Ya habrá tiempo para viajar, créeme...

Baja la cabeza mientras el le arregla las pieles. A ella si le parece que le ha molestado porque él estaba tranquilo en su cueva, solo. Pero ha llegado ella para molestar con su presencia.

-Pero tu quieres vivir solo...

Comienzan a avanzar hacia la cueva cuando de pronto se ven unas llamas en la entrada y se escuchan unas voces en el rellano que hay frente a la entrada. Quizá sean los mismos hombres de antes, buscándola a ella.

Galvor está a punto de responder rápidamente, pero después lo piensa. Quizá la chica tiene razón... o quizá no es tan sencillo. Finalmente niega con la cabeza.

- Bueno... no es realmente eso -dice-. Me gusta estar sólo porque... he conocido a mucha gente en mi vida. Y la mayoría despreciable.

Mientras caminan va mirando a su alrededor, para asegurarse de que no haya nadie que les pueda sorprender en mitad de la oscuridad.

- Pero no me importa estar con buenas personas. Aunque desgraciadamente, como has podido comprobar hace poco, estas no abundan en nuestro mundo.

Tienen que darse prisa en llegar a la cueva otra vez, ahí fuera no están a salvo.

Justo cuando tienen a la vista la cueva, se dan cuenta de que tienen una visita... y seguramente no muy agradable. Galvor se detiene y alza un brazo para que Miranna tampoco siga avanzando.

- Espera... -susurra-. No podemos volver...

Aquello no estaba en sus previsiones. No pensaba que encontrarían la cueva tan rápido, aunque ahora tal vez haya sido una suerte que Miranna se haya ido. Si no lo hubiera hecho los habrían atrapado dentro.

- Tenemos que escondernos, rápido -dijo, tomando a Miranna por los hombros y animándola a volver por donde habían venido-. ¿Conoces algún otro sitio seguro por aquí? Yo apenas he salido de la cueva desde que llegué aquí...

Se asusta al ver el fuego en la entrada de la cueva y al oír las voces de unos hombres que parecen buscar a quien habita ese lugar. Les están buscando a ellos o quizá solo ha ella ya que es la que se ha escapado del pueblo cuando pensaban que los tenían a todos dominados. Niega con la cabeza ante la pregunta de Galvor, pero comienza a andar intentando no hacer ruido mientras piensa en un lugar seguro cerca de allí.

Galvor tampoco ha perdido mucho en la cueva. Aparte de un par de útiles, de su caldero y sus pieles, no había nada en la cavidad de roca que fuera de mucho valor. Sin embargo, ahora se siente vulnerable.

Hace mucho tiempo que no está fuera, en el mundo exterior, sin perspectivas de regresar a la seguridad de su hogar. Y despojado de sus poderes, está tan indefenso como cualquier campesino corriente. Además, si les agreden, no podrá hacer nada para proteger a Miranna. Tal vez la única solución sea dirigirse cuanto antes al primer lugar civilizado.

- ¿Sabes dónde queda el pueblo o ciudad más próximos? -le pregunta a la chica con voz queda.

Se queda un poco pensativa y mira hacia el horizonte tratando de situarse un poco. Con los nervios no sabe muy bien donde está, pero tras unos minutos señala al norte.

-A un día hacia el norte... en carro... a pie no lo sé...

Mira hacia la cueva, con miedo. ¿Y si son los mismos hombres?

Un día en carro. Más de lo que Galvor ha calculado. Un viaje así es peligroso y más de noche. Pero no hay muchas otras opciones...

- Bien, pues esto es lo que vamos a hacer -dice, tras reflexionar unos segundos-. Nos alejaremos de aquí y buscaremos refugio para que no nos encuentren. Pasaremos la noche como mejor podamos, y mañana al alba nos dirigiremos a ese pueblo, a la luz del día. De noche no es seguro viajar, y de día quizá podamos unirnos a alguna caravana...

Mira a Miranna con seguridad para animarla.

- No te preocupes, yo cuidaré de ti y vigilaré -le asegura-. Ya tendré tiempo para descansar cuando estemos a salvo.

Y sin más, se pone en marcha para alejarse del que ha sido su hogar durante mucho tiempo. Tienen que buscar un buen escondite para pasar la noche.

Asiente y se coge a su brazo para no perderse o separarse mucho de él. Tras todo lo que ha pasado durante ese día, ya no sabe que más puede empeorar. Espera que puedan encontrar un lugar donde poder descansar hasta que salga el sol, aunque seguramente no pueda dormir en lo que queda de noche.

Tras unos 20 minutos consiguen bajar la ladera de la montaña por un camino que no se suele utilizar mucho ya que no lleva al pueblo, sino que conecta con un pequeño sendero olvidado que lleva a uno de los caminos principales del reino. Para entonces, la oscuridad aun es más densa y ya no pueden ver por donde pisan... el cielo se ha tapado con tupidas nubes y parece que va a llover.

Frente a ellos se percibe la silueta de una casa abandonada, al lado del sendero.

Galvor señala el edificio que acaban de descubrir y habla en voz baja, aunque lo suficiente para que Miranna pueda oírle bien.

- Ahí podremos pasar la noche -dice-. Aunque será mejor que echemos un vistazo antes, para asegurarnos de que no hay peligro...

Se aproxima con cuidado y busca alguna ventana o hueco en los muros por el que pueda atisbar el interior. Más vale que la casa no esté ocupada, porque si la lluvia les sorprende puede ser un problema sin el abrigo adecuado.

La casa es de dos plantas, pero parece que hace mucho tiempo que la abandonaron pues tiene una parte de su tejado derruido y las enredaderas trepan a sus anchas por la pared y las grietas de la roca. Algunas de las ventanas están rotas y otras parece que aun se conservan. El interior de la casa está oscuro y no parece que nada habite ese lugar, al menos nada que pueda hacer fuego.

Galvor se lo piensa durante unos segundos, pero luego asiente e indica que busquen como entrar.

- Será mejor que mojarse, seguro -dice-. El techo aguantará al menos una noche más.

Ayuda a Miranna a entrar en el pequeño edificio para buscar un rincón confortable y abrigado en el que poder pasar lo que queda de noche. En cuanto se sientan con fuerzas continuarán camino hacia el pueblo más cercano, para que la joven esté segura y pueda buscar donde empezar una nueva vida.

Hasta entonces, Galvor no descansará tranquilo... sobre todo si se repiten sueños como el de la última noche.

El interior está oscuro, pero se puede ver como parte del techo ha cedido por el peso que tenía sobre él aunque parece lo que sería el salón está bastante decente para poder descansar y quizá no se mojen. La chimenea también parece intacta, pero quien sabe si es buena idea intentar encender un fuego en esas condiciones.

Miranna se sienta en un rincón y mira a Galvor.

-Lo siento... quizá si no hubiese escapado no habrían destruido tu cueva mientras me buscaban.

Se abraza las rodillas.

Galvor se sienta también sobre el suelo de la casa. Al menos no estará tan frío como el del exterior, y ya es hora de descansar un rato.

- Eso no se sabe... -dijo-. Quizá hubieran ido a la cueva igual. No te culpes, encontraré otro sitio.

Pero lo mejor será alejarse cuanto antes de la zona y poner a la chica a salvo. Aquellos matones tal vez no la estuvieran buscando a ella, pero sin duda se alegrarán si la encuentran... y no de forma muy agradable.

- Descansa cuanto puedas -sentencia el ex hechicero-. Mañana tendremos que llegar a nuestro destino como sea...

El tiempo pasa. Nada se escucha en el exterior... salvo la lluvia que cae en el exterior, limpiando el polvo de las tejas ajadas y desgastadas, el polvo del camino, convirtiéndolo en barro. Miranna se remueve en sueños y acaba apoyándose en Galvor para continuar durmiendo.

Y el mago... el mago vuelve a tener el mismo sueño. No sabe como ni cuándo ha caído rendido en los brazos de morfeo, pero la realidad es que vuelve a estar en ese desierto blanco que son las estepas del lejano norte y las enormes puertas de mármol blanco se levantan impasibles frente a él.

Galvor se vuelve a ver en ese lugar, y como la noche anterior, no sabe qué está haciendo allí. Tampoco sabe que es un sueño, aunque en esta ocasión tiene cierta sensación de haber vivido esto antes...

- ¿Qué ocurre? ¿Dónde estoy? -piensa mirando alrededor-. Todo esto es tan... familiar...

Una vez más se siente impulsado a cruzar las puertas de mármol. A cada paso va recordando su sueño anterior, y su confusión va en aumento. ¿Por qué está pasando todo esto?