Partida Rol por web

De lo poco que es capaz de leer solo comprende que está escrito en un idioma arcaico. El idioma más antiguo del mundo, hablado solo por los Eruditos, aquellos que tienen acceso al conocimientos desde que nacen, habitantes del Valle Oculto. Dicen las leyendas que son los descendientes de los Dioses y que poseen todos los conocimientos del mundo. No se puede entrar en el Valle Oculto sin una invitación por parte del Consejo Erudito.

Las puertas se abren hacia dentro, mostrando una luz que primero parece cegar, pero luego se vuelve suave, como la caricia de una mariposa.

Sin poder hacer nada para leer lo que le está oculto, Galvor decide cruzar el arco. La curiosidad le mueve a descubrir qué hay más allá de las puertas, y esa luz llama... llama de forma irresistible.

- ¿Qué es todo esto...? ¿Dónde está Miranna...?

El sueño tiembla un momento, pero enseguida se olvida de la cueva de y de la chica. Se concentra en seguir andando para cruzar el umbral.

Los pies de Galvor dejan de pisar nieve para pisar la suave hierva de una pradera iluminada por el sol. La suave brisa acaricia la piel y la ropa del mago. En medio de la pradera se puede observar una pequeña casa de la que sale algo de humo por la chimenea, a pesar del buen día que parece hacer.

Sin saber muy bien aún donde se encuentra, Galvor avanza lentamente hacia la casa. Siente que debe ir hacia allí, pero no sabe por qué.

- No recuerdo este sitio... -piensa.

¿Por qué está ahí y cómo ha llegado?

Al llegar a la casa, se da cuenta que ésta está encima de una colina y a los pies de ésta se puede ver una ciudad más animada, con grandes árboles que dan sombra a las casas. Alguien se acerca a él, subiendo por la ladera de la colina y mirándole con unos profundos ojos negros... tan negros como la propia oscuridad. Al llegar arriba, el ser con unas facciones indefinidas, le muestra el camino al interior de la cabaña.

El interior de ésta no tiene nada que ver con lo que se aprecia en el exterior. Altos techos sostenidos por pilares de mármol dan la bienvenida a Galvor. El Ser se coloca en el centro de la sala circular.

-Acercate... - su voz parece estar formada de muchas voces diferentes a la vez.

Galvor se queda de una pieza al comprobar que lo que hay dentro de la cabaña no corresponde para nada a lo que se ve desde fuera. Luego centra sus ojos en el misterioso recién llegado.

- ¿Quién eres...? -musita dubitativo y desconfiado-. ¿Dónde estamos?

Espera que aquél... ¿hombre? tenga respuestas, pues ahora mismo está muy desorientado. Aunque no es raro, teniendo en cuenta que está soñando y en realidad no lo sabe.

El Ser estira una mano para tocarle el dedo con la frente. La sala se llena de luz, como si de una explosión se tratase, y dentro de la mente de Galvor comienzan a sucederse imágenes de hechos que fueron, hechos que son y hechos que podrían llegar a ser.

La primera imagen es la de un nacimiento, bajo la luna roja que sucede cada 1000 años. La criatura nacida parece llevar la marca del Dios Demonio en la espalda. La siguiente imagen es la de una figura oscura manipulando algún objeto mágico que parece arrebatar la esencia de aquellos que están vinculados a su poder. En su pecho brilla un símbolo carmesí en forma de llama. La siguiente muestra la imagen de un futuro oscuro, lleno de fuego y sangre, y la criatura, ya crecida, yace sin vida como muestra del poder de ese símbolo carmesí.

Aunque muchas son las imágenes que se suceden en su mente, esas son las más importantes o las que le han llamado la atención. En alguna otra parece haberse visto a sí mismo o incluso a Miranna.

La sala vuelve a su lugar y el Ser habla.

-Tráela. Su muerte será nuestro fin. Tráela cuanto antes.

Todo se vuelve oscuro y Galvor se despierta en la cueva, pero lo que ha vivido no parece ser un sueño. Nota un escozor en la frente, en el lugar donde ese Ser ha tocado con la yema de su dedo.

Galvor despierta sobresaltado y sudoroso. Hacía tiempo que no tenía una pesadilla tan nítida... pero, ¿sería realmente una pesadilla? La magia a veces es capaz de dar un significado diferente a los sueños.

- Tráela... -susurró para si mismo. ¿Traer a quién?

Se volvió a mirar la salida de la cueva. Ni siquiera sabía qué hora era. ¿Cuánto tiempo habría dormido?

Todo parece estar en su sitio y no parece que hayan pasado mas de 30 minutos pues el cielo sigue oscuro y estrellado y la luna a penas ha avanzado en su recorrido. Las llamas de la hoguera aun siguen danzando en el hogar creando sombras bailarinas en las paredes de la cueva. Todo parece correcto... 

Cuando parece que Galvor puede volver a dormirse descubre que falta algo en aquel lugar... falta la presencia de Miranna y efectivamente, no está en su cama improvisada.

Al notar que Miranna no está en el montón de pieles que le servía como cama, Galvor se levanta alarmado. ¿A dónde ha ido esa chica? Mira instintivamente a la oscuridad más allá de la entrada de la cueva, pensando que quizá haya decidido marcharse.

¿En qué está pensando? Después de lo que ha pasado lo peor que puede hacer es salir ahí afuera, aún es peligroso. Y encima es de noche y no se ve ni torta fuera. Podría meterse en un buen lío simplemente tropezando y cayéndose por la ladera. Galvor decide salir inmediatamente a buscarla.

- Esa chica... entiendo que esté afectada por lo de hoy, pero no sabía que fuera tan imprudente...

El exterior está solo iluminado por la luz de la luna que resplandece con toda su plenitud en la cima del cielo y parece exactamente en el mismo lugar que en el momento de dormirse. En el bosque solo se pueden oír los animalillos nocturnos que corretean entre la hojarasca y el cantar de los grillos.

Y más allá, parecen escucharse unos pasos, amortiguados por la tierra húmeda.

Nada más oír los pasos, Galvor nota cómo la adrenalina empieza a fluir por sus venas y se le eriza el vello de los brazos. ¿Será Miranna? Es posible que sí, después de todo no puede haber ido muy lejos. Sin embargo, lo mejor será aproximarse con cautela por precaución.

Tratando de hacer el mínimo ruido posible, el ex-hechicero se mueve hacia el lugar del que procede el sonido de pisadas. Puede notar cómo le late el corazón con fuerza y traga saliva...

Los sonidos de pasos parecen alejarse de la cueva, así que es posible que no sea un atacante o también es posible que sea un explorador avanzado y les haya visto el fuego o haya visto a Miranna por el bosque y haya decidido que es una presa lo bastante buena como para atacarla.

La cuestión es que hay unos pasos que se alejan de la zona de la cueva y de Galvor. A lo lejos se puede ver una diminuta luz, quizá de una llama.

Armándose de valor, Galvor decide seguir los pasos que escucha. De todos modos, si es alguien hostil, siempre será fácil escapar en medio de la noche.

- Por favor, que sea esa chica... -piensa Galvor pensando en Miranna.

Parece que el punto luminoso se sigue alejando ladera abajo, sin prestar atención a si alguien le sigue o no... tampoco se puede diferenciar con la escasa luz si esa persona es una mujer o un hombre o la ropa que lleva o de que color es su pelo... Galvor tendría que acercarse más para discernir algo de su figura.

Ya ha llegado hasta ahí, y ahora no va a echarse atrás. Tiene que acercarse más para saber por lo menos si es Miranna la que se está alejando de la cueva. Sola y de noche corre un peligro enorme ahí fuera.

La figura comienza a correr mirando hacia atrás cuando oye los pasos de Galvor, que el silencio de la noche son más que evidentes por mucho que quiera ocultarlos. Tampoco es que Galvor se haya dedicado su vida a la caza y a esconder sus huellas, así que es normal que alguien le escuche.

De pronto, la figura que tiene frente a él, tropieza y cae rodando un poco por la ladera.

Ahora que está claro que Galvor ha sido detectado, sólo hay dos opciones. Dejar que el otro escape... o continuar siguiéndole dejando a un lado el sigilo. Justo cuando el ex-hechicero se está planteando esto, aquella figura tropieza y cae. ¿Quizá está tan nervioso o nerviosa como él...?

Galvor duda apenas un momento y luego decide correr para acercarse a aquella misteriosa figura antes de que pueda levantarse y escabullirse. Tiene que averiguar si es Miranna, o alguien distinto...

Con las prisas y porque en lugar de mirar por donde pisa está mirando a quien ha intentado huir haciendo la croqueta, se tropieza con una raíz que sobresale y acaba rodando por la ladera y cayendo sobre la persona a la que trataba de alcanzar... bueno, al menos lo ha conseguido.

La persona está boca abajo intentando levantarse, pero no puede por culpa de Galvor. Galvor siente como intenta pegarle para que se quite de encima.

Forcejeando para mantener quieto a aquél sobre el que ha caído encima, y aún mareado por el tropezón y la consecuente caída por la ladera, Galvor se esfuerza por inmovilizar los brazos del sujeto antes de que le dé un buen golpe y le noquee por accidente.

- ¡Quieto, basta! -gruñe, mientras intenta atisbar de quién se puede tratar.