Partida Rol por web

Viendo que eres terco, te señala el guardia que está parado en el medio de la posada. - Ese está juntando gente, ve y pídele trabajo. - Y sin esperar que le contestes, se da vuelta y se va hacia la cocina. Escuchas como le grita algo al que está cocinando y siente como diversos objetos metálicos se golpean haciendo un buen ruido.

- Es algo simple. - Contesta con su sonrisa a los dos que restan en la mesa, dado que hasta la afamada pareja no se encuentra con ustedes dado que se retiraron para hablar con las autoridades del pueblo por la celebración. Se queda parado con su actitud segura, siempre confiado tanto en sus habilidades como en su aspecto. - Es custodiar a la feliz pareja, bueno, mejor dicho al cocinero y a los invitados, dado que la señora se puede cuidar muy bien sola. - Haciendo una clara referencia a la hechizera. - Siempre hay oportunistas que aprovechan la fiesta para robar entre el público o bien desvalijar alguna que otra casa. Pueden optar por una u otra cosa, está en ustedes. - Y se queda ahí, esperando un momento por su respuesta.

-De acuerdo, le dedico una gran sonrisa a mi posadero preferido.

Me acerco hacia el soldado, y le saludo:

-Buenos días señor, el posadero me ha informado que estáis reclutando gente, pero no me ha dado detalles. Soy un clérigo, y puede que os sea de ayuda.

Me quedo delante de el con cara risueña, y un tanto alegre ya que podría darme algún trabajo.

El elfo iba a contestar, cuando una mujer llega a la mesa y pregunta por el guardia que recluta a gente. Por lo visto no estaremos tan solos como parecía en un proncipio... pero ya no me voy a echar atrás, si he decidido acompañar a Zenobia, que así sea.

Antes de que el soldado contestara a la joven, Tharas sonrió a la mujer y le dijo al gaurdia.- Antes de que contestes y te embullas en una conversación con esta bella mujer.- dijo disculpándose.- Apúntanos para proteger al cocinero... ya que le conocemos sería una buena idea estar con él- comentó Tharas al guardia.

Luego se acercó a Zenobia y en bajo le dijo.- Espero que no te haya molestado haber decidido por ti- le preguntó.- De todas formas tenía una clara intención... si bien parece que sea una misión fácil, nos dará la oportunidad de aprender... yo de la cocina y de guisos y tú, de la maga- contó el plan el elfo.- Si realmente es tan ocioso como parece, tendrás tiempo de preguntarle a la mujer del cocinero si puede enseñarte algo de magia... es tu oportunidad de aprender algo que sí te gusta- guiñó el ojo al decir esto.- ... y si no nos dejar estar lejos del cocinero... por lo menos es posible que comamos bien- rió Tharas volviendo a su plato y degustando una cucharada más.

Tharas me susurra algo y asiento con la cabeza mientras miro con un poquito de desconfianza al recién llegado. Me preguntaba si el sería tan suspicaz como lo fueron los mercenarios o el capitán

Me imaginé a mi misma realizando las tareas de los guardias una vez mas impidiendo que la gente robe o que nadie quiera amenazar al cocinero. me sentí ridícula, sospechaba que los guardias me pagarían una ínfima parte de su soldada por este trabajo de modo que ellos pudieran quedarse el resto sin tener que moverse de la taberna. Me hubiera ido ya mismo pero necesitaba el dinero que podría obtener aquí antes de poder emprender mi camino así que no tuve mas remedio que aceptar.

La idea de Tharas no era mala pero no estaba segura de querer aprender con la hechicera. La necromancia que me vi obligada a aprender estaba muy alejada de lo que suponía la mujer podría enseñarme, (y eso en el caso de que me aceptara como aprendiza) y tener que desandar los caminos ya iniciados para olvidar las siniestras artes de la magia negra era un reciclaje que no estaba dispuesta a asumir. Encontraría bibliotecas que me pudieran seguir orientando y guiando en mi camino; o quizas simplemente encuentre un trabajo tranquilo que me permita olvidarme de la magia para siempre y tener una vida sencilla.

Miro hacia la mujer, y decido dirigirme hacia ella. Pago las tres pintas, y me despido con un leve gesto de los dos medianos.
Voy despacio hacia la mujer, pero con pasos seguros. Me coloco el sombrero e intento subirme el cuello de la chaqueta lo máximo posible.
Me ubico detrás de la mujer y producto un leve carraspeo con mi garganta, para que se dé cuenta de que estoy detrás de ella. Hago una muy leve reverencia con la cabeza y el cuerpo y comienzo a hablar.

Disculpadme señorita, me presento, soy Lignindor Carasapo.

Levanto la cabeza para que pueda ver mi rostro, que la mira con una sonrisa.

Llevo viajando durante unos largos días para llegar a este humilde pueblo. Mi propósito no es otro, que de encontrar lo que ha llegado hasta mis oídos, una afamada mujer cuyos conocimientos en hechicera han llegado a cautivarme. Tras obtener un par de pequeñas informaciones, me han llevado hacia usted señorita. Y me gustaría preguntar, ¿son ciertos los rumores que se escapan por estos lugares, de que es usted la persona a la que busco?

Otro hombre mas se acerca y pronuncia unas palabras que me resultan algo extrañas y sorprendentes. No puedo evitar volverme hacia él completamente colorada

¿eeeehhh?... mmm.... Yo soy Zenobia de Phaedra Quizás no fue una genial idea añadir mi lugar de procedencia. Era consciente de que mi caótico y cruel lugar de procedencia solía causar odio y recelo pero ya daba igual. Lo dije casi sin pensar.

Dudo durante unos cuantos segundos aunque finalmente respondo

¿Eso dicen los paletos de este pueblo? Me sobreestima. Se un poco de hechicería, lo llevo estudiando desde niña; pero en algunas comarcas ya asumen que eres capaz de desatar el Caos y de invocar una legión de demonios para asolar la región solo por saber leer unas pocas runas. ¿Dice que eso le ha cautivado de mi?

Seguidamente miro al hombre con curiosidad y le pregunto con algo de descaro, algo que no se me habría ocurrido si esos pocos sorbos de vino no me hubieran achispado

¿Pero que dice que dicen sobre mi? ¿Y por qué me busca exactamente?

El guardia mira la escena, un desconocido que clama por conocimientos, otro que con ropajes de la deidad de Tyr que solicita trabajo y todos hablando al mismo tiempo casi. - Señores, creo que tengo un buen grupo entre ustedes. Si lo desean, pueden o cuidar y velar por la seguridad de los presentes o bien cuidar los lugares desprovistos de seguridad que son pocos, pero aun así hay, dado que la mayoría estará en la fiesta. Ambos funciones son importantes, pero necesito que estén seguros. Al cocinero lo verán más bien poco, muy poco, pero si lo desean, estarán en la fiesta. - Espera atento la respuesta de los presentes.

Respondo a Zenobia.

Los rumores que llegan son pocos y escasos, mayormente es la existencia de una mujer con poderes en este pueblo.
El motivo de mi búsqueda, primordialmente, es el aumento de mi poder, de mis hechizos, poder llegar a dominar una mayor cantidad de ellos, y con ello mejorar mi reputación.
Creo que no me vendrían mal un par de conjuros mas, ¿no cree señorita?

Acerco mi cara lo máximo que puedo a Zenobia mientras muestro una gran sonrisa donde se pueden ver mis deformes dientes.

Comienza a hablar el guardia que estaba con el grupo de Zenobia, y le escucho, un poco perdido en el tema que aborda, pero interesado en lo que comenta.

Miro de nuevo a Zenobia y comienzo a hablar de nuevo con ella.

Seria un gran honor poder acompañarles a usted y a sus compañeros en el trabajo que vallan a desempeñar. Así creo, que podríamos irnos conociendo mejor….

Hago una leve reverencia hacia Zenobia

Escucho a lo que según los libros de la biblioteca es un goblin, y les contesto.

-Saludos, permitid que me presente, soy Kilder, y bueno, mi apellido lo heredé de mi abuelo, y mejor por ahora no os lo digo. Yo también se algo de magia, igual os puedo ayudar, y la gesta que se nos presenta parece ser lo bastante justa. Mi dios es Tyr, y si tienen algún problema de salud, rezaré por todos ustedes. Mucho gusto conocerles, nunca había salido mucho mas lejos del monasterio donde estudié, y todo esto es nuevo para mi. No tengo nada para ofrecerles, mas que mis servicios, ya que el voto de pobreza por ahora lo sigo manteniendo.

Les hago una reverencia, y les sonrío.

Aparto la mirada con algo de disgusto tras escuchar al aprendiz de mago. Pero no hay nada que pueda enseñarte. La magia negra combina muy mal con los corazones ambiciosos y te sería contraproducente. Además tampoco soy tan poderosa. Los lugareños son demasiado supersticiosos y me han sobreestimado.  Me vuelvo hacia Tharas algo incómoda y nerviosa buscando su apoyo. Se presenta seguidamente un clérigo de Tyr pero apenas consigo responder con algo mas que mi nombre.

Soy Zenobia.

Era poco prudente añadir algo mas que eso.

Tharas veía que su compañera se estaba agobiando por momentos. Entre el tipejo que le acosaba para que le enseñara conjuros, el clérigo que acababa de presentarse y el guardia que les ofrecía trabajo, la muchacha no sabía qué hacer.

Sonriéndo, el elfo se levantó y dijo para que todos los que estaban cerca le oyeran.

- Bien, por partes- comenzó mientras se acercaba al que estaba cerca de Zenobia.- Priemero tú ¿Lignindor?, siéntate como las personas y no aturuyes a la muchacha- le recomendó mientras le acercaba una silla y se la ofrecía con la otra mano para que se sentara.- Cuando acabemos con el guardia y su trabajo podrás continuar- le dijo.

- Kilder, sé bienvenido a nuestra mesa- dijo educadamente el elfo.- Siéntate con nosotros. Creo que nuestro amigo guardia tendrá trabajo para todos- dijo sonriente.

Luego se giró hacia el guardia y le dijo.- Cuenta con nosotros dos- dijo señalando a Zenobia y a él mismo,- y al elfo que vino con nosotros y que ahora está indispuesto- comunicó Tharas recordando a su amigo Seledon.- En cuanto a la tarea, mejor si estamos juntos y si es cerca de la fiesta y del cocinero y su mujer, mejor que mejor- pidió.

- En cuanto a los demás- dijo señalando a Lignindor y a Kilder- que te cuenten ellos mismos- concluyó por fin el guardabosques, sentándose en su silla al lado de Zenobia.

Los mira a los cuatro, pero la atención principal radica en Zenobia, donde ella esté siempre habrá alguien interesado en su persona. No importa si hace o no algo, es un foco de atención muy grande, ya sea por su belleza o su personalidad. - Por supuesto señor, les doy la oportunidad de elegir donde y así será. - Y ahora repara en los dos nuevos en el pueblo. - ¿Y ustedes serán de la partida? - Con total descaro les pregunta a los dos, sin importarle si a Zenobia y a Tharas podría molestarle el hecho de que los juntara.

Observo al caballero, y le digo:

-Genial, será una buena acción.

Luego me giro hacia mis nuevos compañeros y les comento:

-Será todo un honor ayudarles en todo lo que pueda. Cada día rezaré por todos vosotros. Cuando queráis, comenzamos a prepararnos.

Me siento en la silla que me ha ofrecido Tharas, mientras me quejo entre dientes.
Preguntar por mi nombre, y decir que estoy aturullando a la señorita Zenobia.

Y paso a hacerle burla.

Cuando acabemos con el guardia y su trabajo podrás continuar, ña ña ña....

Finalmente me siento y escucho al guarda.

Tras ver la emoción con que Kilder se quiere unir al grupo, me apresuro a contestar al guarda.

Por mi parte no hay nada mas que decir, como ya he dicho, seria un gran honor acompañarles; si usted me lo permite por supuesto. Digo mirando a Zenobia.

Cojo un poco de aire y llevo mi mirada a Tharas en busca también de su aprobación.

Espero que no me haya oído ese elfo tan alto, o empezaremos con mal pie.

El elfo mira a la muchacha y tras encogerse de hombros mira al guardia y asiente.- Sí, no hay problema. Siempre es bueno conocer a gente nueva- dijo Tharas sonriedo.- ... Vamos si a ti no te parece mal- comentó mirando nevamente a Zenobia y levantando las palmas de las manos para que viera que podía elegir.