Partida Rol por web

Dentro solo hay gente de la mas baja categoría, en el bar un barman grande y grueso; limpiando una jarra. En las mesas la gente mas variopinta. Al final de la barra un andrajoso exigiendo otra copa.

Habiendo dejado el abrigo en el coche de la señorita Hellen. Doy una vuelta alrededor del local buscando la puerta de servicio. Tras unos instantes en que me coloco los cordones de los zapatos. me pongo derecho e invito a miss Mary a pasar dentro del bar. Miro hacia atrás para ver quien viene detrás nuestro y saludo a los que lleguen.

- Por favor, las damas primero.

Lo de agacharme es para comprobar que mi cuchillo está ahí. tengo un revolver del 22 en la espalda con su funda correspondiente.

 El local no es de los que yo frecuentaría la verdad, digo entrando con cara de ascó.

Tiene usted razón señor Byron, pero tambien es más seguro encontrar una noticia aquí que no en un club de caballeros estirados que no saben hablar más que de politica.

Busco una mesa limpia donde nos podamos sentar. Mientras echo un vistazo por si acaso está el albañil que buscamos.

al seguir a mis compañeros y entrar en el local del que tantas veces he oido hablar, busco caras "conocidas", tomemos una copa y veamos como les fue al resto...

Al final de la sala una mesa, un poco destartalada pero suficiente para aguantar las copas. Mientras avanzáis veis como un borracho se cae cerca de la puerta y ríe, entre dientes.

 Robert no me malinterpretes suelo venir a menudo a estos locales porque es donde te dan chivatazos interesantes, pero nunca me encontraré tranquilo entre este tipo de gente.

Dice el periodista mientras piensa que tomar.

Tiene usted razón. Disculpeme, en un lugar como éste pocas personas se sentirian agusto. Voy a ver que me pueden servir en un tugurio como este.

Dos cosas, el menda que se rie entre dientes. Quiero saber si se corresponde con la descripcion que da la policia del albañil.

En caso afirmativo, le pregunto al barman si ese hombre es Frank Dolezal. Si me dice que sí, le digo que trabajé con él en la construcción.

Salgo del bar y les hago una señal desde la ventana a los demas para que me sigan.

En caso negativo, pido cervezas para todos y espero acontecimientos.

 Pidame un Bourbon solo con hielo.

Le dice le periodista al policia.Y girandose al os demás dice:

Y bien por donde empezamos?

¡Puff, valla bochorno hace aquí dentro! –Exclama quitándose el empapado abrigo-. Ahora me alegro de haber seguido su consejo, sr. Franchetti, y haber alejado un poco más el coche de este antr… eh, lugar –rectifica.

Camina hacia la mesa con los demás.

Creo que yo tomaré otro bourbon frío. No es muy bueno mezclar.

Toma asiento como puede y vuelve a echar otro vistazo al local de manera distraída.

Por cierto sr. Franchetti cualquier mañana temprano podemos ir a mirar lo del abrigo. Mis clientes suelen ser más del tipo “nocturno” –dice mientras piensa en la pregunta del periodista.

-Sin problema, aquí tienen sus Bourbons, para usted le he traido un whiskey (ya no me acuerdo si se escribe así)señor Stephen.

en voz baja. Por ahora ni rastro del señor Jack.

Me remango las mangas de la camisa y me desabrocho un par de botones, el calor comienza a ser sofocante en verdad.

Después de acabar la primera copa sin noticias de Jack. Un bagabundo se os acerca.

-Buenas noches caballeros y señorita podrían darme algo para refrescarme el gaznate.

- Ma che cosa! Oh! Perdone no le habia oido. Busco algunos centavos en mi bolsillo. Tenga, ¿podría pedirle un favor?

-Ho gracias señor muchas gracias diga en ¿Que puedo ayudarle?

Hace unas reverencias y se queda esperando mientras pasa una camarera y le pide un trago.

Por mí de acuerdo. Pero recuerda que las mujeres no tenían mucha “voz” en estos tiempos. A parte de un par de miradas sugerentes y alguna que otra sonrisa, no creo que pueda ofrecer mucho más si quieres que piense que soy una mujer de la calle...

Además, voy demasiado decorosamente vestida. Y creo que debería ser tú (o vuestra) putilla, no la de este tipejo. Puedo insinuarme, pero no le tocaré. Eso no estaría bien. Podría dejaros a la altura del betún el que hiciera una cosa así. Piensa: ¿Una prostituta abandonando a tres hombres fuertes que la pagan por un mendigo que no tiene donde caherse muerto? No sería coerente.

Antes de que el vagabundo responda Franchetti, este se acerca al oído de Mery Hellen. Esta finge una sonrisita algo estúpida y susurra un profundo “¡Vale!”.

Entonces Mery se desabrocha un par de botones de su sencilla camisa beige y deja entrever un bonito sostén de encaje dorado. Con total descaro coloca la mano de Franchetti sobre su pecho (que no sobre sus senos)-. ¿Así está bien? -y sonríe seductora y pícara al extraño hombrecillo.