Partida Rol por web

   Altdorf, Año 2522 del Calendario Imperial.

   Tributes, a las primeras horas de la tarde.

  Jekil y Larymian se alejaron del puerto rumbo a la casa de Hacket, dejando a sus compañeros vigilar los movimientos de los trabajadores del puerto y junto a ellos, los de Leonard, a quien ahora tenían localizado para interrogarle sobre el ídolo.

  La mañana había avanzado, dejando paso al mediodía y a las primeras horas de la tarde. El sol seguía iluminando las calles, pero su fuerza había ido menguando, avasallada por las nubes que una vez más comenzaban a encapotar el cielo, asegurando una lluvia que tarde o temprano acabaría mojando las calles una vez más, tal y como había venido ocurriendo a lo largo de toda la semana.

  El leve oscurecimiento del cielo, también había provocado que la ciudad se volviera más fría y poco a poco, las temperaturas volvían a descender. Larymian y Jekil no se habían mantenido ajenos a ello durante su paseo de regreso al barrrio comercial, en cuya zona más rica, se encontraba la casa de quien los había contratado.

 Esquivando a la gente, llegaron hasta la plaza del emperador, y desde allí siguieron hasta la casa de Hacket, la cual verían en poco tiempo una vez se hubieron internado en aquel rico barrio que habían visitado esa misma mañana.

Habían llegado a la casa de Hacket. Se había mantenido en silencio durante el camino. De vez en cuando dirigía la mirada hacia Larymian, pero ella, escondida bajo su capucha, parecía tener otras cosas en su cabeza.

Demasiado misteriosa me parece....tendrá cosas que esconder como todos, pero no se....bueno ahora lo importante son las 300 Coronas de este trabajo. Lo tenemos bastante crudo para encontrar alguna pista y más con el tiempo que ha hecho, pero cualquier cosa antes que estar sentado esperando....

-Vamos al callejón de atrás. Entraron al patio saltando el muro, con suerte podremos encontrar algo.- Palpó la empuñadura de la espada y al darse cuenta de que la joven lo miraba, le lanzó una sonrisa siniestra.- Este no parece un barrio peligroso, pero nunca se sabe.

Hayar el el callejón trasero al que daba el patio de Hacket no fue difícil, y solo tuvieron que rodear la enorme casa de quien los había contratado para llegar hasta el mismo.

El callejón era estrecho, a un lado estaba el muro tras el cual se encontraba el jadincito de la casa de Hacket y al otro y justo en frente, el muro de otra de las mansiones del lugar. Pasados estos dos muros, la calle seguía hacia adelante a través de las fachadas de otras lujosas casas que no disponían de jardín y cuyas partes traseras daban a aquella estrecha calle, mojada por la lluvia, ya que la sombra de los edificios no había permitido al sol calentar el suelo y evaporar ni siquiera un poco la humedad que en el había.

El callejón se encontraba algo descuidado, pese a la pulcritud imperante en las calles de aquella lujosa zona, sin embargo, su aspecto seguía siendo muchísimo mejor que el de los barrios más pobres: pequeñas matas de hierbajos crecían aquí y alla entre los adoquines y se podían ver algunas pilas de basura amontonadas frente a las puertas traseras de los edificios, probablemente dejadas ahí por los criados de los mismos.

Larymian, una vez estuvieron al callejón, se quitó la capucha y empezó a mirar detalladamente la zona. Ése pañuelo que habían encontrado, de color púrpura... Quizás hubiera algún otro atuendo por la zona, o tal vez solo las marcas de que alguien había pisado los hierbajos adyacentes a la valla de la mansión de Hackett.

- ¿Has encontrado algo? -preguntó Lari a Jekil mecánicamente, ya que por su cabeza pasaban muchas otras cosas que no eran el querer saber si Jekil había encontrado algo. 

No encontraremos nada... pero al menos aquí estoy libre de miradas indiscretas.

La acción de quitarse la capucha por parte de la joven dejó un tanto inquieto a Jekil. Pasó unos segundos observándola mientras ella hacía lo propio con el suelo.

Mmmmm ¿De qué o quien estará huyendo la muchacha? Bueno no, seguro que la capucha le estorbaba para investigar la zona, hehehe…

Jekil se dirigió al muro contiguo al jardín de Hacket. Se paró durante unos minutos delante de él y comenzó a examinarlo.
Cuando la joven preguntó, Jekil se limitó a alzar la mano izquierda extendiendo el dedo índice. Necesitaba concentrase, necesitaba pensar en cómo habría entrado el ladrón y en cuales habrían sido sus primeros pasos.

A los minutos, el cazarrecompensas se acuclilló junto al muro mientras miraba el suelo en dirección al eje del callejón tratando de imaginarse los pasos del ladrón.

Justo en el momento en el que la chica hacía la pregunta, Jekil atisbó ciertos rastros en el suelo, que lo llevaban más allá de los dos muros que daban a los jardines de las casas, y junto a la fachada de los edificios que continuaban el callejón más allá de esos muros, habían lo que parecían unos pequeños rastros de sangre, muy vagos y casi borrados, pero fácilmente reconocibles por el ojo experto de Jekil.

Los pequeños detalles, invisibles para quien no conociera las artes de Jekil, dejaban entrever que en ese callejón había habido un enfrentamiento violento al menos entre dos personas. Cómo pudo acabar era difícil de averiguar con los rastros casi borrados, pero lo que no se le escapaba gracias al estado de los pequeños matojos de hierba que sobresalían entre los adoquines, era que un nutrido grupo de gente había estado casi al mismo tiempo allí, junto al lugar en el que podía ver vagamente los últimos restos de alguna mancha de sangre que se había intentado limpiar.

La joven miró a Jekil con curiosidad, y luego miró a un lado y al otro del callejón. Si alguien les veía podrían parecer ladrones. Y si parecían ladrones avisarían a la guardia. Y si la guardia les pillaba, habría un buen cachondeo. Así pues, Lari dejó al astuto Jekil buscando alguna pista por el muro, mientras ella se aseguraba de que nadie les veía, observando con suma cautela a los alrededores.

Jekil, encuentra algo, por favor... rápido. Empiezo a ponerme nerviosa...

Mientras Jekil investigaba el lugar, midiendo y observando unos rastros que a Larymian le pareció que su compañero encontraba, una de las puertas traseras de los edificios del callejón se abrió, saliendo de ella una mujer cargada con cubos llenos de desperdicios, que al principio no los vió, pero que al girarse para encararse contra la pared y vaciar el contenido de los cubos en el suelo, se sobresaltó al descubrirles.

Se quedó mirándolos un momento, confundida por la sorpresa y luego preguntó con suspicacia:

-¿Kiazen uhtede poakí? No son del barrio... La voz y el acento denotaban unos origenes muy humildes, y su vestido la delataba como alguna criada de la casa de la que acababa de salir.

La mujer se quedó allí quieta, con los cubos en alto y esperando una respuesta.

Jekil estaba demasiado enfrascado en su recreación como para preocuparse por lo que hacía Larymian. Lo único que le sacó de sus cábalas fue el sonido de una puerta abriéndose.
Se incorporó y se quedó en silencio mientras la mujer no se precató de su presencia.

¡No te gires! ¡Vamos entra dentro!- Pensó.

Cuando vio que la mujer se giraba, Jekil lanzó un pequeño suspiro e intentó mostrar su expresión más amable, aunque de poco serviría. Mientras la mujer les preguntaba, en todo momento mantuvo sus manos visibles y procuró no hacer ningún gesto que alarmara a la mujer.

-Tranquila -Dijo mientras alzaba las manos y le enseñaba las palmas.- No somos del barrio, pero no queremos dar problemas. Estamos investigando una desaparición, ¿Podría usted decirme si ha oído o visto algo extraño por aquí, hace poco?

Jekil intentó calmar a la mujer y desviar su preocupación por encontrar a dos desconocidos en un callejón. No les interesaba levantar sospechas, pero quizás la mujer supiera algo de lo que allí había ocurrido.

Larymian, atenta en todo momento a si alguien irrumpía por un lado u otro del callejón, se sobresaltó cuando la puerta se abrió y de ella salió aquella mujer. Se acercó donde había visto probablemente antes a Jekil, y se dirigió hacia la mujer clavando sus fríos ojos en los suyos, esperando que respondiera rápidamente y pudieran proseguir. Estaban perdiendo mucho tiempo.

La mujer escuchó la pregunta de Jekil sin decir nada, pero arqueó una de sus cejas en un aire de suspicacia. Cuando Jekil terminó de hablar, se encogió de hombros, dejó uno de los cubos en el suelo y volcó el otro para vaciar su contenido en la acera, al lado de la pared, mientras le respondía:

-Vaya podió dijo Ain ke vé comohtán laz coza poakí urtimamente... pozí que he visto alguna cozilla zí...

Terminó de vaciar el cubo y cogió el otro para repetir la tarea.

-Veráuhté, ehte e un barrio mu importante y mu rico. Aquí no eh frecuente que pazen coza asín, pero lo caocurrío hase unoh díah ha sio mu preocupante, tanto que ahta la guardía de Karl ehtuvo aquí. Dezeguro que zi llegasé en er barrio de mi mama, ezo piojozoh ni saubieran asercao a ver que ocurría... clarooo, como ashí éh lo mah normar der mundo... Terminó de vaciar el segundo cubo y se incorporó. Hase unoh día, Theodora salió a tirá lah porquería y sencontró con un fiambre aquí tirao. La pobrecica se llevó un suhto de muette y se puso a gritá como una loca. La señora llamó a la guardía y ehta vino mu rápido pa retirá el fiambre y hasé sus cosah. Ehtuvieron un rato y aluego cuando se marcharon con el fiambre, la señora me pidió a mi que limpiara toa la sangre cabía. No me guhto, por que no me tocaba la bazura eza mañana, pero lo tuve casé iguármente, por que Theodora ehtaba mu mal der suhto. En este punto la mujer puso una cara de resignación. Ya ve, que ar finá to pa ná, porcaunque la paga eh mu buena, no me dieron ni un miserable chelín de má poasé er trabajo que le tocaba a Theodora aquel día. ¿No tendrá argún chelín de má, verdá señó? Preguntó inocentemente Que la vía ehta mu mala... ademah, uhtede no soun de la guardia ¿Verdan? A lo mejó tengo que desirle a la señora canehtau aquí... La mujer se rascó la cabeza de manera ingenua, dando a entender que algo que la consolara por aquel trabajo extra, haría que no mencionara aquel encuentro con desconocidos en sus tareas diarias, a su señora.

Jekil escuchó atentamente las palabras, por llamarlas de alguna manera, de la mujer. De vez en cuando asentía con la cabeza mientras se atusaba la perilla.

Al escuchar el suspicaz comentario de la mujer, Jekil le sonrió irónicamente mientras deslizaba su mano derecha hacia la espalda.

-Sí, la verdad es que la vida está mu mala. – Le lanzó un chelín, de los tres que había sacado del monedero, mientras jugaba con los otros dos, paseándolos entre sus dedos.- Si no que se lo pregunten al pobre fiambre eh. – Miró a la mujer mientras sonreía siniestramente.- Mmm aunque no somos de la guardia, ¡Por Sigmar! Que queremos saber que le pasó a aquel hombre, porque era un hombre ¿No?

Sin dejar tiempo a que la mujer le contestara Jekil bajó la mirada al suelo mientras ladeaba la cabeza y se pasaba la mano por la frente lamentándose.

-Usted limpió este callejón ¿No?, ¿Encontró algo que pudiera ser del fiambre? Tampoco estaría mal saber si oyó algún comentario de los guardias o algo así….Verá usted, que la vida está mu mala y si no nos ayudamos entre los pobres, ¿Qué vamos a hacer?- La última frase la dijo en el mismo tono ingenuo que la mujer había utilizado para ganarse un chelín, arqueando una ceja y dejando ver los dos chelines que tenía en la mano.

La mujer vió caer la moneda al suelo con una cara que se iluminó de alegría e inmediatamente, dejó uno de los cubos en el suelo para agacharse a recogerla. La miró y se la metió en uno de los bolsillos de su gastado delantal antes de fijarse en las otras dos monedas con las que jugaba Jekil mientras le formulaba la siguiente pregunta.

-Tié uhté rasón señó, quentre la gente humirde noh tenemoh cayudá. Le dijo sin dejar de mirar el vil metal que bailaba entre los dedos del hombre. Pozí que lo tuve que limpiá yo, como ya le disho, aunque encontrá no encontré na má que zangre ajqueroza y zolamente limpié lo juhto pa tené a la señora contenta. Señaló con un dedo una mancha de sangre reseca que no se había ido del todo, con la limpieza de la mujer y el tiempo de aquellos días. Pero mientrah se llevaban er fiambre, que por sierto, zí quera un hombre, loh guardia hisieron musha pregunta a mi señora, insihtiendo musho en zi había vihto por er barrio a mah hombre con un pañuelo comor que llevaba er fiambre ar cuello.

Larymian, aburrida durante le conversación, abrió los ojos al oir la ultima frase de la mujer.

- Oh -exclamó inocentemente Lari- ¿No sería de color púrpura, por un casual?

Larymian acercó su mano izquierda a la cintura, intentando que no se viera hacia donde la metía. Probablemente la mujer pensaría que iba a sacar más dinero, pero Lari acercó su mano izquierda al cinto donde guardaba reposando demasiado tiempo su daga.

Jekil lanzó un tímido suspiro al escuchar la pregunta que había hecho la joven. Se quedó inmóvil, mientras continuaba jugando con los dos chelines en su mano.

-¡Ay! ¡ay!....Te tenías que haber ahorrado lo de púrpura Lary, con haber preguntado el color hubiera bastado. A veces más vale parecer tonto y pasar desapercibido a abrir la boca y llamar la atención. Tampoco es tan importante pero las cosas hechas bien, mejor.

Esperó a que la mujer les diera la última información y después le daría los dos chelines con los que había estado jugando. No quería que le contara a nadie que habían estado por allí, aunque no estaba muy seguro de que la mujer fuese a omitir su encuentro.

-Oh, vaya Dijo la mujer pensativa Puéh le diré zeñorita que mah bien era morao, pero zí, er pañuelo era máh o meno asín. Loh guardia paresían mu interesauh en lo der pañuelo, pero mi zeñora no pudo desirleh si había vihto a nadie con pañueloh como eze. Y disho zea de paso, yo tampoco.

Había sinceridad en las palabras de la mujer, a quién se le notaba que todo aquel asunto ni le iba, ni le venía, pero que si de paso podía sacarse algo de dinero, no estaría de más hablar un poco sobre lo que había visto en el callejón. Respondió a la pregunta de Larymian y se quedó esperando a alguna más, con una cara que seguía delatando su interés por las monedas con las que jugaba Jekil.

Jekil asentía con la cabeza lentamente al tiempo que fruncía el ceño. Lo que les estaba contando la mujer resultaba muy convincente y parecía que salvo perder el tiempo poco más podían hacer allí.

-Bien, creo que ya tenemos suficiente. – Se acercó tranquilamente y le dio a la mujer los chelines que tenía en la mano. Pero justo antes de dejarlos caer sobre la mano de la mujer le dijo unas palabras.- Supongo que con esto nuestra conversación quedará olvidada, ¿Verdad? ¿Quieres preguntarle algo más? – Le dijo a la joven muchacha mientras daba un par de pasos con la intención de abandonar el lugar.

Ladrones con pañuelo morado al cuello……es bastante raro pero puede ser. El único problema es que no disponemos de ningún contacto de confianza en la ciudad, al menos que yo sepa. Ahora cuando nos  hayamos alejado lo suficiente deberíamos decidir nuestros pasos.

- Esto... Bueno... No, nada. Vámonos ya, Edward. -dijo Larymian mirando a Jekil.

Lari hizo ademán de irse, esperando a que Jekil la siguiera. Tenía una idea, aunque eso dividía aún más al grupo.

Bueno... Al menos así, cuando la mujer hable, nadie sabrá de quien habla. O al menos tendrán información errónea.

Se puso de nuevo la capucha y prosiguió a salir del callejón y alejarse un poco de la zona, para hablar en tranquilidad con su compañero.

Por la forma de hablar, parecía como si Lary quisiera decirle algo más. Se despidió de la pobre mujer después de darle los dos chelines y siguió los escasos pasos que la joven había dado.

Se habían alejado lo suficiente del callejon, pero sin abandonar el barrio cuando Jekil se paró para poder hablar más tranquilamente de lo que habían descubierto.

-Ya sabemos de quien era el pañuelo morado. Había descubierto las manchas de sangre, pero antes de que te pudiera decir nada nos sorprendió la mujer. Lo que está claro es que por lo menos eran dos ladrones, el que asesinaron y el que perdió el pañuelo en la casa de Hacket.- Miró a su alrededor y prosiguió.- Si la guardia estaba tan interesada en el tema del pañuelo sería por algo. Quizás sea una banda que se identifica con esa marca....No se, quizás deberíamos mostrarle el pañuelo al viejo Torsten ¿Qué dices?