Partida Rol por web

Tras otro largo paseo llegamos a lo que parecían ser las montañas y no sabía exactamente ni lo que teníamos que buscar así que tampoco podía ser de demasiada ayuda, aquello era cosa de los que sabían de qué iba esta misión a parte de buscar unas setas, no era cosa mía.

Miré de reojo aquellas rocosas paredes, pero tan sólo eran eso, piedras, y no veía ninguna lo suficientemente mal como para que se desprendiera e intentara aplastarnos así que no había peligro en ellas de momento. Nuestra retaguardia también estaba limpia y todos parecían estar concentrados en algo así que seguí a lo mío, sólo que empecé a silbar una cancioncilla de taberna sin meter mucho escándalo.

Finalmente, habían llegado a las montañas sin demasiados problemas ahora sólo faltaba encontrar las setas y luego podrían volver a casa.

El camino de vuelta siempre es más sencillo, si la cueva está alta incluso podría verlo desde ahí antes de bajar..

 Tras examinar un poco el paisaje de los alrededores, Grolm, finalmente, emprende dirección este-sureste, con persimonia, siguiendo en parte su instinto y en parte la experiencia de rastrear y buscar rastros durante tantos años.

 Siguiendo el paso de Grolm la reducida comitiva se adentra en un angosto valle, lleno de espesos matorrales y coníferas. En dirección a las paredes rocosas...

 Pero al parecer este paraje no es del todo solitario... parece ser que ya tiene cierto 'amo', a medida que os acercaís a la pared rocosa, a un par de centenares de metros, encontraís unos profundos arañazos en la corteza de grandes árboles, así como áspero pelo de color castaño claro entre la corteza del árbol.

 Tras meditarlo un poco, y encontrar cerca del árbol, más allá de las protuberantes raíces, unas grandes huellas, el guía del grupo cree que puede tratarase de los rastros de un gran animal que suele residir en entornos parecido a estos. A pesar de no haber visto jamás alguno, ha escuchado de los labios de Hurz, el maestro de los cazadores, que existen unos animales capaces de mantenerse herguidos sobre sus cuartos traseros mientras lanzan zarpazos y mordiscos... animales territoriales y de gran fuerza... diría que los llaman osos.

Vaya... Lo ideal era acampar en la cueva y extraer el hongo en el último momento antes de partir. Lo digo para conservarlo más fresco.

Pero ahora que sabemos que hay animales cerca, tal vez no sería buena idea.

Y luego están las cabras... serían todo un incordio para meterlas en la cueva, pero no tenemos otra opción. Si las dejamos fuera se las pueden comer...

Siomorang, protestón, como siempre. Pero después de haber sobrevivido al ataque de un águila, esperaba poder decir lo mismo del de un oso.

Era incapaz de contar cuantas ratas distintas había visto desde que todo esto del poblado había comenzado, pero esta rata desde luego que debía de ser más grande que nosotros..

- Una rata que araña árboles nos puede dejar echos jirones de carne.. - dije al ver aquellas huellas en el arbol. - Es como si tuviera cuchillos afilados en los dedos.. Grrrr

No me gustaba, no me gustaba nada una rata tan grande.

- Al menos espero que sea más blanda que la rata de piedra de la cueva..

Lo bueno de no aprenderse los nombres de nada era que podía acordarme de todo, seguro que si llamara a cada cosa por como se llama en realidad confundiría unas ratas con otras, así no había pérdida.

Después de examinar los rastros y la huella con cara de pocos amigos, se levanta lentamente y examina los alrededores no fuese que al que dejó los rastros se le ocurriese aparecer en ese momento.

En mi opinión nos quedan tres opciones: una, levanta un dedo buscar otras cuevas, lo que podría llevarnos demasiado tiempo. Dos, otro dedo arriba enfrentarnos al oso.. lo que puede ser muy peligroso pero nos haría quedar bien en el pueblo en este momento se imagina entrando triunfante entre los cazadores con la piel del oso como trofeo y tres se equivoca y levanta dos dedos esperar escondidos a que el bicho salga de la cueva para entrar nosotros a escondidas y coger las setas

¿Y qué hay de la cuarta opción? Tal vez el oso ya haya salido y esté cazando a un par de millas de aquí. Entramos silenciosamente, cogemos el hongo y salimos antes de que el animal vuelva. Y si tenemos la mala suerte de que hay un oso dentro... pasamos al plan uno, salir huyendo para buscar otra cueva, o al dos, matar al oso.

¿Otra vez un grupo de trasgos dando opiniones? Será la falta de una cadena de mando, pero Siomorang cree que estos debates son una debilidad para la expedición.

Yo no iba a elegir ninguno de los planes porque ni siquiera entendía la necesidad de hacer precisamente eso, planes, pero cuando el nuevo dijo eso de entrar sin que nadie se diera cuenta sonreí y me moví, haciendo que mi armadura se pusiera a meter bastante escándalo con toda la sutileza que daba mi pobre neurona moribunda.

- Sin que nos escuchen claro.. No me pienso quitar la armadura, así que si queréis me quedo fuera haciendo guardia.

Había unas reglas que no estaban escritas en ninguna parte que todo el grupo sabía. Thok no se quita la armadura y Thok no deja su hacha en ninguna parte ni a nadie y para conseguir alguna de ambas cosas tendrían que dejarme inconsciente primero.

Akrate meditó unos instantes en la idea de que Thok se quedara fuera, y la verdad, no le hizo ninguna gracia. Aun recordaba lo mal que se pusieron las cosas, cuando este les dejó solos contra aquellos kobols. Prefería que estuviera cerca.

- Lo mejor sería entrar, y esperar no encontrar problemas. No tenemos mucho tiempo, y si nos demoramos, Lerb se enfadará... No quería demostrar delante de sus compañeros, el temor que le inspiraba el consejero de la tribu, pero un escalofrío le recorrió la espalda, solo de pensar en lo que pasaría si no llegaban a tiempo.

- ¿Quien va primero? El enfermero miró a sus compañeros. - Lo mejor sería que Thok abriera la marcha, junto a Grolm... Yo después, para poder sanaros, si hay algún problema, y Siamorang a la retaguardia... llevando a las cabras.

- Vale. - Fue la respuesta más elocuente que se me ocurrió en ese preciso momento.

Comencé a caminar hacia el lugar, aunque esperando a Grolm porque me había acordado de algo que teníamos que hacer, e incluso sonreía por ser tan sumamente listo de haberme acordado de algo.

- Tú buscas cables ¿ vale? - Lo que venía a decir algo así como que él buscara trampas porque yo no iba a ver ninguna a menos que no estuviera ya dentro de ella.

Lo primero era reconocer las cosas que no se te dan bien. Mataba ratas e intentaba que no me mataran, tampoco iba a especializarme en ninguna cosa que no fuera útil para ello..

La retaguardia... Me encanta la propuesta.

Vale.

Una respuesta breve fue suficiente. El beneficio de no exponerse en primera fila era un auténtico premio para un escurrebultos como Siomorang.

De reojo, se puso a vigilar el otro lado de las cuerdas que ataban a las cabras. Tal vez la reacción de los animales aventurara la presencia del oso con mayor antelación que sus propios ojos.

 Las dos cabritas se mueven nerviosas, se resisten a permanecer por la zona, algo en el aire no les gusta...

Malditos bichos con cuernos...

Miró a su alrededor. Las cabras estaban contagiándole su nerviosismo, en vez de ser Siomorang el que las calmara a ellas.

Los buscaré, pero no creo que haya... Camina unos pocos pasos por detrás mío y avanza solo cuando yo lo haga

Así, con un poco de suerte veré al oso antes de que nos escuche, pero si nos huele... mejor no pensar en eso

Una vez más a la cabeza del grupo, Grolm avanza lentamente (con el arco preparado) revisando el camino que han de seguir en busca de alguna trampa pero, sobretodo, de signos de que el oso está en la cueva

 En la retaguardia del grupo, las cabritas, lanzan 'beehehe-beehehe' angustiadas, tanto por el hambiente como por el trato recivido, tiran de las correas que aferra Siomorang.

 'Bee-beehehe'

 El balido de las cabritas unido a la sensación tensa de la situación os pone a todosbastante nerviosos.

Entendí lo que decía " el otro " pero en vez de esperar a que comenzara a andar y seguirle, di un par de pasos hacia detrás para quedarme colocado como debía, así creía que ahorraría tiempo, lo que no me di cuenta es de que mi movimiento era una tremenda tontería, para mí simplemente era más sencillo así.

Miraba ya hacia el interior de la cueva, a ver si veía a la rata, porque en cuanto la viera saldría corriendo a estamparle mi hacha en una rodilla ( más arriba no iba a llegar ) y cuando cayera, podría saltar sobre su cadáver como hice con la rata de piedra, que fue divertido a pesar de que se convirtió en un montoncito de rata.

De fondo sonaba la protesta de las cabras y parecía que no hacías mucho caso a nuestro " cabrero verde".

Seréis cabronas...

Siomorang nota un tirón por parte de las cabras que casi le arranca el brazo. Después, un segundo tirón, más suave. Las cabras siguen con sus balidos y sus tirones.

 Finalmente Siomorang se impuso a la rebeldía de las dos cabritas.

 Con las cabras más o menos controladas, bajo la supervisión del brujo, el grupo podría adentrarse en la exploración de la caverna...

 Con Grolm delante, abriendo la marcha, seguido de cerca por Thok enfundado en su chula armadura azuada. En el medio del grupo avanzaba, ten seguro como podía estar, Akrate y, finalmente, siomorang cerraba la marcha.

 La caverna era de formación natural, a medida que os metiaís dentro entraba en una más profunda penumbra. El lugar hedía a bestia de forma muy intensa, la criatura que residía en este lugar lo hacía desde hacía mucho tiempo...

Akrate jugueteaba nerviosamente con su honda, cada paso que daba en aquella oscura y maloliente caverna, lograba que se le contrajera el corazón. - Será mejor que nos mantengamos alerta. Intentaba adoptar una postura digna, pero cada vez caminaba más encogido. Sus expertos ojos buscaban cualquier indicio de vegetación que fuera susceptible de ser el moho que buscaban. - Cuanto antes lo encontremos, antes podremos salir de aquí.

Aquellos animales con cuernos, no dejaban que el pobre goblin se tranquilizara. Tenía la sensación,  que en cualquier momento, una enorme bestia, con garras como espadas, les atacaría y los devoraría. Y sobre todo, tenía el presentimiento que sería por culpa de las cabritas.

Miró atemorizado hacia su espalda, donde Siomorang luchaba por mantener calmados a los animales. Intentando disimular su miedo, se aproximó un poco más hacia Thok.

Como " el otro " ya iba buscando los posibles cables que pudiera haber y de momento, no había ningún indicio de que pudiera aparecer la enorme rata, iba tranquilamente paseando como lo hacía siempre, sujerando el hacha casi con los músculos tensados. Uno nunca sabe dónde puede necesitar su arma.. como cuando dormía con ella.

No quise decir nada, porque seguro que alguien me hacía callar y mi armadura ya era lo bastante sonora como para que todo el mundo supiera que estaba ahí, seguro que hasta el dueño de la madriguera.

Por mi cabeza iba tratando de imaginar cómo sería una rata así, pero dudaba que pudieran existir los engendros que se me estaban corriendo. Era imposible.

Al menos no estábamos al aire libre, expuestos, sino que estábamos resguardaditos bajo tierra y eso siempre resultaba bastante más agradable, sobetodo si estaba oscuro y no te pegaba el sol en lo alto del casco, que en caso de tener algo dentro de la cabeza ya se me habría frito.