Partida Rol por web

Pancho, que permanecía oculto tras los matorrales, sacó sus armas al ver cómo estaba la situación tras las acciones de Jason y Luna. Aquel tiro seguramente alertaría a sus compañeros en el castillo, así que deberían ser rápidos en acabar con aquello y volver a trazar un nuevo plan. 

El balazo sorprende al neonazi, y cuando las gotas de sangre y los trozos de hueso colorean la nieve a su alrededor, empieza a comprender que esa chica de tez morena le ha pillado totalmente desprevenido. El tipo cae al suelo dolorido y jadeante. Su compañero aún necesita unos segundos para asimilar la situación en la que se encuentra.

La respiración se torna violenta y el radio de nieve roja va aumentando. El alemán se desangra y está afrontando sus últimos estertores de vida.

-¡Ahora vas a soltar el arma muy despacio! ¡Chicos, salid! -gritó, con el cañón de su pistola apuntando al alemán que quedaba. Esperaba que el tipo se rindiera y no tener que disparar. No porque la muerte de alguien que intenta matarla le supusiera un problema, pues se acogía al principio de proporcionalidad que moralmente defendía, sino porque interrogar a aquel capullo podría servirles de mucho si estaban por infiltrarse en un castillo desconocido con unas tropas de las que desconocían su motivación u órdenes

Además apelando al hecho de que había más, aparte de ella misma y Luna, quizás el hombre se viera honestamente superado y rindiera su voluntad de combate

El alemán lleva sus manos al hombro despacio y con la mirada gélida. Comienza a descolgar ell rifle mientras estudia a Janet.

- ¿Quien serr vosotros? - Pronuncia en un torpe inglés.

Luna, aún apoyada en el soldado que acababa de matar, esperó a que el nazi descolgase el rifle ara ir a arrebatárselo, con Janet apuntando. Antes de alejarse, le lanzó una mirada furibunda como única respuesta. En ocasiones, Luna sentía que le faltaban las palabras y envidiaba la labia y capacidad de respuesta de Janet y es que por un lado, le hubiese gustado decir algo al alemán, aunque sabía que era una alimaña con la que no había que discutir.

Retrocediendo, le dio el rifle a Jason, acompañado de un fraternal coscorrón.

—Cógelo, luego te enseñaré a usarlo— El chico había fallado por completo en su ataque con el táser, pero se había arriesgado por ellas. Igual que a Arthur no podía evitar estar cogiéndole cariño y en el caso de Jason además, estaba empezando a verlo como un hermano pequeño—Y gracias

Con un gesto indicó a Pancho y Arthur que le pasasen sus pertenencias. Se sentía mucho más cómoda con el arco y el cuchillo que con la beretta, aunque su puntería fuese la misma con ambas armas.

El alemán deja caer su rifle sobre la nieve y Luna se acerca a recogerlo, y entonces, en una décima de segundo, el kartofen ejecuta un rápido movimiento para coger a la cazadora del cuello y plantar un puñal que llevaba en su bota y ahora empuña en su mano derecha en el cuello de Luna.

Pancho se dirigió hacia donde estaban Luna y Janet junto a los soldados, uno de los cuales parecía estar en sus últimos minutos de vida, desangrándose lentamente y sufriendo por el dolor y el frío. 

Pancho se acercó a él, lo sentó como pudo en la nieve, se puso tras el soldado de rodillas y le susurró al oído "​​​​​​" Se que tu alargarías mi dolor sin dudarlo en la misma situación, da gracias que somos diferentes." Tras estas palabras giró en un movimiento rápido el cuello del hombre que cayó inerte a la nieve, Pancho se santiguó mirando al cielo. 

-¿Creeis qué ha sido lo correcto? Preguntó al grupo tras volver a incorporarse. 

Luna se esperaba aquel ataque; de hecho, era la razón por la que había avanzado ella. En parte porque sabía que era la más ágil del grupo y en parte por lo que estaba a punto de pasar. Sin demasiada dificultad, se revolvió y pegó una fuerte patada en los testículos al nazi. Disparar era una cosa, pero el placer de patear los huevos a un nazi no tenía igual. Una vez libre del dolorido alemán, la chica cogió el rifle, golpeó con él en el estómago al alemán, para paralizarlo, y como si no hubiese pasado nada y caminó hacia Jason.

—Hecho está— respondió a Pancho frotándose levemente el cuello, donde le había agarrado el alemán. Aunque sabía que ella hubiese actuado a la desesperada, igual que el hombre que la había atacado no pensaba dejar de dormir por una panda de supremacistas raciales.

El kartofen entierra el rostro en la nieve, preso del dolor, y el puñal cae a los pies de la mercenaria, que lo recoge enseguida. Luna lo ha neutralizado por completo.

Jason desactivó los tásers, se colgó el rifle del hombro y se incorporó sacudiéndose la nieve. Vio la mancha roja junto al alemán muerto y se alarmó. Podrían venir otros y adios a la sorpresa.

- Hay que sacarlas motos del camino, y quitar esa sangre. Vigilad al nazi, voy a por algo para atarlo - Dijo volviendo hacia la bolsa de deporte que había dejado en los matorrales. Llevaba un rollo de cinta americana que le vendría de perlas para atar a ese cabrón a un árbol.