Partida Rol por web

La arquera no se queda quieta y alejándose de la amenaza descarga dos flechas contra el espadachín del gran espadón, el cual levanta su arma y desvía uno de los proyectiles con el su gruesa espada, sin embargo otra de las flechas roza el rostro del humano que siente como una pesada gota de sangre se desliza por mejilla hacia sus labios, la saborea y con uno dientes podridos sonríe lascivamente a la muchacha.

En ese momento wiri el semiorco carga contra el hombre con su tronco en un movimiento descendente, que con un movimiento corto y sin esfuerzo el bandido esquiva y aumentada su confianza, lo cual alardea ante sus compañeros: -estos infelices no son rivales para nosotros, miren su moral se desploma con el peso del acero, HAHAHAHA-.

Otro de los bandidos avanza a la vanguardia, este posee un pesado escudo de madera que pone frena así mismo, en tanto en su otra mano esgrime una pica ligera, sus pasos son cautelosos a pesar de ser consciente de que las acciones de sus camaradas de momento los ponían en ventaja.

En tanto al interior del campamento se ve un destello de luz y el cuerpo del viejo de ropas ligeras es rodeado por una especie de campo de energía de color azul, el pergamino en su mano se hace cenizas y con un soplo de viento de dispersa por los aires en minúsculas partículas, ahora se disponía a continuar con sus estratagemas.

Todavía no tengo muy claro que ha pasado pero ahora estoy tumbado mirando al cielo y sin poder hacer nada.A mi alrededor el combate continua y solo me queda esperar que a los demás les vaya mejor que a mi .

El combate se desarrollaba bastante mal aunque quedaban cuatro en pie y si había suerte podría encauzarse, todo dependía de los siguientes intercambios de golpes.

- ¡Nada de cobardes! ¡Os vamos a matar! ¡Morid ahora!

Con el rostro desencajado por la violencia que le inundaba, el bárbaro golpeó de nuevo a uno de esos bandidos, presto a partirlo en dos si le era posible. No le importaba nada, salvo acabar golpe tras golpe con todos sus enemigos.

- RRRARRGGHH.

Gritó, ido.

Segado por sus propios instintos el bárbaro no dejaba de lanzar tajos con su espadón y ante su brutal fuerza su adversario no y tuvo mas destino que sucumbir ante al acero del bárbaro, en una fuente de sangre el bandido se desplomo en un fugaz y lastimero quejido.

Del costado este del campo de batalla otro de los bandidos arremete a toda velocidad, con escudo en su mano y una lanza en su otra mando embiste con todas sus fuerza contra el explorador semiorco, el guerrero que estaba armado con un garrote siente como la punta de la lanza se ensarta con brutalidad en su abdomen, de ser un guerrero mas menudo lo habría incapacitado al instante, wiri se hallaba frente a frente con su enemigo y sentía como su sangre se escurría por el hasta del arma hasta su adversario.

Poniéndose nervioso al ver a los enemigos acercarse Yergez no atinó a apuntar correctemente, trató de tomar distancia mientras volvía a recargar la ballesta.

el enano dispara otro mas de sus proyectiles sin exito en sus intentos, y evaluando la precaria situacion de su grupo medita acelaradamente sus opciones sin ver una aparanete mas que tratar de mantenerse con vida.

Las cosas se habían desbocado y la ofensiva de los bandidos había toma una ventaja inusitada, dos de sus camaradas luchaban por su vida tendido en el suelo sin mas defensa que la que los dioses pudiese otorgar a quien la derrota abatía, dos de los criminales intercambian miradas con rostros de complicidad y aquel que estaba mas cerca de nievo es quien habla: INFELICES SUELTEN LAS ARMAS Y RINDANSE O LE QUITAREMOS LA VIDA A ESTO POBRES DIABLOS, ARMAS ABAJO YAAAAA, SOBRE TODO TU MASTODONTE DE MIERDA demanda mientras enfila la punta de su cimitarra a la garganta del clérigo con completa impunidad, en consecuencia a el bandido que había casi partido por la mitad a kalamar levanta su espadón y con sonrisa malévola desafía Mishela: a ver flechitas ponte a prueba y te desparramo las tripas de este hijo de perra en la cara

Al ver las caras de lo criminales se nota la determinación en sus palabras, sus manos aprietan sus armas con fuerza y sin dudarlo las usaran contra quien no puede defenderse

Aquella era una mala señal, cuando los bandidos colocaban las espadas cerca de los cuellos. No iban a andarse con rodeos, lo sabía bien porque su propia gente lo había hecho en el pasado. Se había complicado todo y ahora quedaba seguir luchando o tratar de salvar a aquellos dos hombres. Y después de tantos años siendo mezquino, si había decidido cambiar su forma de ser tenía que ser firme y realmente hacerlo.

El bárbaro detuvo su trance berserker, con un sonoro gemido que siguió a largas respiraciones. Ahora sufriría el pago por haber llevado su cuerpo hasta el límite. Dejó caer su espadón al suelo. Deseando tener la opción de recuperarlo, o todo sería en vano. Al soltar su arma había optado por el camino difícil y ahora tendría que ver si valía la pena.

En el momento en que los bandidos amenazaron con acabar con la existencia de sus dos compañeros, Mishella lo tuvo bastante claro, aunque una gota de sudor caía por su frente, debido en parte al aprieto en el que se habían metido. Sin lugar a dudas podrían acabar con todos aquellos bandidos pero no al riesgo de perder a dos de los suyos. En esos preciosos segundos en que su mente sopesaba el camino a seguir, el sonoro golpe del espadón del bárbaro contra el suelo le sacó de ninguna duda.

Al momento, con cara de circunstacias, la arquera destensó el arco y bajó su arma, cargando nuevamente la flecha en el carcaj, a la vez que dejaba el arco sostenido con una mano, en claro signo de poner fin a las hostilidades. Si el fiero Nathul había decidido dejar de pelear era la mejor opción, pues era su mejor baza en el cuerpo a cuerpo. Sin mediar ni una palabra, la pelirroja esperó, muy pendiente de las acciones de sus enemigos.

Mientras con la mano izquierda se posaba sobre las heridas sangrantes del semiorco, la mano derecha apretaba fuertemente el garrote improvisado, sin duda estaba muy molesto pues se escuchaba bufar con su respiración al oir las amenazas de los bandidos, pero no podía dejar que murieran sus compañeros por lo que arrojo al piso el tronco de madera dando señales de su rendición.

Ante la situación Yergez se sumó a la actitud sumis de sus compañeros y decidió rendirse. Dejó caer pesádamente la ballesta al suelo y se apartó unos pasos para demostrar que no intentaría cogerla.

Impotentes ante la desventajosa situación los héroes bajaban sus armas tratando de ganar tiempo para sus camaradas caídos, el sonido de los cascos de los camellos y la escolta del comerciante cargando contra los enemigos desde el sur seria era una remota y anhelada esperanza que nunca llegaría.

Un destello rosa les envuelve y el sonido de lejanas campanas los azota con tremenda potencia, incluso el enano siente como la fuerza escapa de su manos y piernas, sus parpados se ponen pesados y un bostezo casi unisono se convierte en el coro de los aventureros, el arco de mishella se desliza de entre sus mientras siente la brisa el verano en su rostro de su lejano hogar, sin mucha resistencia se acomoda en el suelo tomando del brazo del semiorco como almohada que para ese momento yace tendido en el suelo soltando poderosos ronquidos...

antes de caer completamente bajo el sopor del sueño solo escuchan la carcajada MUAJAJAJAJAJAJA IDIOTAS la voz del que parecía un anciano es mas parecida a la voz de un joven altanero.

Antes de caer completamente bajo el sopor del sueño solo escuchan la carcajada MUAJAJAJAJAJAJA IDIOTAS la voz del que parecía un anciano es mas parecida a la voz de un joven altanero.

Los demás bandidos se miran sorprendido en parte al ver como su jefe avanza con una sonrisa altanera y con una forma diferente a la de un viejo barbado, al mirar al semielfo no le cuesta mucho tiempo suponer que su encantamiento no funciona en el, sin embargo el bárbaro a puras penas podía mantenerse de pie por el cansancio, lo mira con vileza con una sonrisa aguda como la de una serpiente a punto de atacar asevera:que esperan acaben con ese bruto, pero no lo maten, ATAQUEN.

Los bandidos caen sobre el bárbaro como una ola implacable, haciendo acopio de su espíritu se mueve a un costado para evitar el estoque de la cimitarra sorprendiendo al bandido, pero cuando se gira ve como un enorme espadón se incrusta por su retaguardia haciendo que casi pierda el conocimiento, el semielfo extiende su mano y detiene una lanza de un nuevo atacante que casi se estrella contra su pecho, ruge de dolor y tratando de que su furia surgiera de nuevo cobrar venganza, sin embargo el beso del acero de una espada corta hace que sus ojos se nuble y cae con estrépito.

Desde el piso ve como se acerca el mago que se agacha de cerca para mirarlo, y susurrarle ¿no eres tan duro como creías?, apuesto que en la arenas te amaran o destrozaran las bestias, hace un ademan a sus hombres mientras demanda: amarrados y listos para partir, y los quiero vivos les espera algo peor que la muerte.

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El sonido de las coses de los caballos retumbaban en la cabeza de la muchacha que sentía la presión de las cadenas en sus muñecas, sus manos estaban encadenadas a sus espaldas y sus pies asegurados con sogas firmemente atadas, al mirar a su costado vio como el enano y semiorco también estaban despertando y era evidente que las cosas estaban peor ahora que antes,

Frente a ellos en la sucia carreta igualmente amarrados los dos clérigos colgaban inconscientes con los rostros hacia abajo, y en medio de los dos y en un charco de sangre el semielfo llamado nathul respiraba con dificultad, mientras las vendas que alguien le había puesto estaban teñidas de rojo, al parece alguien le había dado una tremenda paliza.

La carreta estaba cubierta por una lona gruesa pero por el ondear del viento se podía ver la forma rocosa de la montaña que parecían estar subiendo a un ritmo calmado pausado, se podía escuchar la marcha de otros caballos que parecían escoltar la caravana de cerca.

Era magia, estaba claro. Mishella acababa de sucumbir a un hechizo lanzado por aquel tipo, justo el que todos pensaron que era mago o conocedor de lo arcano. Ya era tarde, sus párpados comenzaron a pesarle como si pesasen toneladas y se cerradron. Su cuerpo, cayó al suelo sin fuerzas, como una muñeca de trapo. Su arco y sus flechas se cayeron a sus pies, junto con la arquera, que caía en un sueño mágico, como el resto de camaradas.

Mientras dormía, por su cabeza pasaban imágenes de sus camaradas, aquellos que habían luchado en combate junto a ella y que, podrían estar en peligro de muerte, si es que aquellos bandidos no los habían matado ya. Sus años cazando en el bosque junto a su padre también fueron recordados y, poco a poco, se iba acercando a un lugar oscuro, desde el que se vislumbraba una tenue luz que cada vez se hacía más fuerte, a cada paso que daba. Ruido de cascos, caballos, seguramente. La luz empezó a inundarlo todo. Recobró sus fuerzas y abrió los ojos, volviéndolos a cerrar tras bañarlos con la luz del día, hasta que los acostumbrara.

- Maldición, ¿Dónde estoy? - Se preguntó mentalmente la arquera.

No había duda, tras un primer vistazo pudo ver de primera mano que estaba atada con cadenas. No habría manera de soltarse pues no tenía fuerzas para tal acto. Varios de sus camaradas colgaban boca abajo. Incluso Nathul, que era mestizo de elfo había caído presa del sueño mágico, aunque Mishella siempre pensó que los elfos eran inmunes a esos trucos, parecía que los mestizos no. El que peor pinta tenía era Niebo, el clérigo. El resto no es que estuvieran mejor, pero al menos parecían seguir respirando.

Viendo que Yergez y Wiri d´kuta estaban despertando, la arquera del grupo, aunque ahora no tenía ningún arma, quiso llamar su atención en voz baja.

- Tssschhh... Yergez, Wiri. ¿Podéis soltaros? ¿Tenéis algo a mano para intentar liberarnos? - Preguntó en voz baja para no ser escuchada. - Esos tres están muy mal, deberíamos pensar en como desatarnos y recuperar nuestras armas. Solo así podremos ayudarlos. - Dijo mirando a los tres que estaban colgados.

Mientras tanto, Mishella echó un vistazo a su alrededor. Tal vez buscando algo que pudiera servirles para abrir sus cadenas o algo de utilidad.

Por un momento crei que estaba en presencia de Yueral y que había pasado al otro lado a causa de las heridas pero al abrir los ojos me recibe la cara de Wiri , el enano y la arquera y eso no termina de cuadrarme . ¿Que ha pasado ?Es evidente que no estoy muerto y eso es extraño porque recuerdo perfectamente como estaba tirado desangrándome
viendo pasar las nubes sobre mi Tiro de las cadenas y me quejo al notar el dolor que recorre todo mi cuerpo .¿Porque esta el mundo boca abajo ? ¿porque estáis vosotros boca abajo ..o soy yo ? pregunto intentando aclarar la neblina que nubla mi cerebro.

Esos cabrones le habían reventado en cuanto vieron que no podían hacerle víctima de la magia de sueño. No habría servido imitar al resto pues el mago sabía lo que sucedía, y de inmediato lanzó a todos a por él hiriéndose de forma terrible.

Nathul había caído al suelo y cuando finalmente pudo despertar estaba en una situación penosa. Muy herido pero al menos vendado para evitar una infección.

- Nos llevan a una arena. El viejo de aquél grupo cambió de apariencia y se rejuveneció.

Recordaba las últimas palabras de ese hechicero, quien extrañamente había mudado su aspecto hacia el de un joven. No entendía bien porqué el disfraz, o quizás es que su mente estaba confundida.

- Dijo algo de luchar contra unas bestias.

No se quería mover demasiado para no empeorar su estado, pero cuando cayera la oscuridad tal vez pudieran hacer algo.

- Ahora mismo no creo que sea posible escapar.

- Pues si vamos a luchar con bestias espero que nos dejen nuestras propias armas... No soy buena con otra arma que no sea mi fiel arco... - Murmuró Mishella.

Wiri d’ kuta se encontraba furioso bufando y sosteniendo su arma, cuando decide bajarla para salvar a sus compañeros, no podía contener su impotencia pero escucha unas palabras a lo lejos y sus parpados comienzan a pesar más, la vista se le comienza a nublar y cae al suelo.

Veo sombras y poca luz de pronto un camino que parece serpentear de pronto desaparece y comienzo a caer pero las hojas de algunas plantas comienzan a crecer y detienen mi caída, ahora en comparación con esas hojas soy pequeño me siento como un insecto, de pronto veo un gigante que viene hacia acá y me observa pero me doy cuenta de que soy yo el gigante observándome a mí mismo justo cuando mi yo gigante está a punto de hablar despierto para ver que nos encontramos amarrados y por lo que dice Mishella y Nathul al parecer nos llevan a alguna arena, siento aun las heridas en mi cuerpo.

-esta vez espero tener también un arco, Mishella, pero debemos buscar una forma de escapar.

¿luchar contra bestias ?pregunto aun algo espeso .O sea que nos han convertido en gladiadores y tendremos que luchar para divertirles .Muevo la cabeza intentando aclarar mis ideas .Ahora mismo no creo que llegásemos muy lejos en nuestro estado y mas sin armas ni equipo.