Partida Rol por web

Bolthur se encontraba ansioso por lo que podría ser su nueva vida fuera de la Guardia de Hammerfast. Junto con su padre realizaron los preparativos que consideraron convenientes para dejarlo todo bien atado antes de su partida. Aunque ¿hacia adonde partiría?

Había estado tan exitado por todo aquello que nunca llegó a concretar hacia donde podría empezar su travesía. Cuando pensaba en ella se imaginaba lejos, en parajes completamente desconocidos, viviendo aventuras que bien podrían valerle una o dos cervezas en el futuro. Pero nunca se planteo concretamente por donde empezar.

Los preparativos estaban ya tocando a su fin y el Enano no veía nada mas que el valle.

Cowell venía del norte, desde Pickgulf una pequeña población emparentada con Hammerfast. En Hammerfast contaba con algunos amigos, viejos conocidos de otras épocas y algunos de ellos amigos e hijos de los amigos de sus padres. Uno de ellos era Aghar, Gran cabecilla y Veterano de la Guardia de Hammerfast. Y un querido amigo.

El norteño, como se les conocía a los enanos de Pickgulf, recurrió a su amigo con el fin de encontrar alguna pista de su sobrino perdido. Pero poco o nada pudo decirle, salvo lo que el mismo ya sabía. Ektenbur Finbar había descendido desde el norte y hecho noche en Hammerfast cuatro semanas atrás. Luego había partido en dirección a Fallcrest en compañía de otros comerciantes.

Esa misma tarde Aghar reunió a su antiguo discipulo Bolthur y con su amigo en la taberna El Yunque Astillado.

-Arrhhgg- soltó el viejo enano despositando la pinta en la mesa -Aquí os tengo a los dos y creo que hago bien en juntaros. Mira Cowell, este es Bolthur uno de nuestros guardias. uno de esos enanos cansados de las profundidades de la madre montaña. -

-El pobre no sabe bien lo que quiere y cree que puede conseguirlo en cielo abierto- sentenció -Aunque supongo que un enano desorientado es mejor compañía que ningún enano.

-Cuentale cual es tu dilema pequeño Finbar. ¡Y QUE SIGA FLUYENDO LA BIRRA!-

Da un trago largo a su cerveza y la deja en la mesa con calma. Algo de espuma queda bajo su nariz, por lo que usa la manga para limpiarla. Su gesto es serio, a pesar de los esfuerzos de Aghar por que se relaje desde que ha llegado a Hammerfast. Era un buen hombre, y aunque sabía lo importante que era su sobrino para él, no quería que se lanzase a buscarle sin algo de ayuda. Hacía tiempo que se conocían.

- Mi sobrino ha desaparecido - comienza a explicar mirando a Bolthur a los ojos - Es un buen enano, pero demasiado joven e impulsivo. Desde que murió su padre comenzó a hacer negocios con gente - hace una pausa buscando la palabra adecuada - sospechosa. Negocios que en ocasiones no eran demasiado legales - gira la cabeza para mirar a Aghar, como si le diese verguenza admitir aquello delante de un desconocido - Al parecer, aquella gente era del valle de Nentyr, y ahí es a donde me dirijo ahora. - Muestra una media sonrisa por primera vez, aunque algo forzada - Pero antes me detuve a visitar a un viejo amigo - Golpea el brazo de Aghar un par de veces y coge de nuevo su cerveza - Sabía que no me dejaría hacerlo yo solo - Le muestra la jarra al veterano soldado y simula un brindis a modo de saludo, justo antes de dar otro buen trago al preciado líquido amarillento

El viejo enano lanzo otro trago a su cerveza y golpeo la espalda de Cowell.

-Ahí esta, no era tan difícil soltarlo ¿eh?- mirando de nuevo a Bolthur continuó -Algo me dice que no sabes muy bien como salir de Hammerfast. Y cuando digo algo me refiero a tu padre. Así que pensé que acompañar a uno de mis amigos era un excusa tan buena como cualquier otra. ¿Que te parece?-

Padre como siempre había hecho todos los preparativos para la marcha de Bolthur. Le había preparado un buen petate y mandado limpiar su martillo y armadura. Cuando llegó el momento de la despedida se encontraban delante del fuego, compartiendo su última cerveza juntos por mucho tiempo.

Bien, hijo mio. A llegado el momento de tu partida. Me hubiese gustado que llegases alto en la guardia de la ciudad de Hammerfast, pero que le vamos a hacer. Tal vez lejos de nuestras piedras encuentres tu camino. - dijo el rechoncho enano mirando a los ojos de su hijo - En el Yunque astillado te esta esperando Aghar. Quiero que hables con él, te dará algunos consejos sobre el exterior, escúchalo bien. Y por último, quiero que lleves esto contigo - dijo poniendo encima de la mesa un escudo que había estado tapando con una fila tela. Bolthur abrió los ojos sorprendido al reconocerlo, pero no dijo palabra - Si, lo es. El escudo de BarbaDeFuego. Llévalo con honra, como lo hubiese hecho tu antepasado. Y ahora vete, no queras ver lágrimas en los ojos de tu viejo padre.

Bolthur cogió el escudo plateado con el dibujo de un yunque, lo miró durante un breve instante y ajusto las correas a su brazo izquierdo. Al instante le pareció que el escudo formase parte de su brazo y sonrió. - Gracias padre. Pronto tendrás noticias mías. Que Moradin te guarde sano y salvo por muchos años. - dijo posando su mano sobre el hombro de su padre, para luego darse la vuelta y encaminarse fuera de la que hasta entonces había sido su casa.

Llegó a la taberna y se reunió con Aghar. Pronto se les unió Cowell con los que compartió la espumosa cerveza y oyó la historia del norteño. Asintió a sus palabras en silencio, pensativo.

Como bien ha dicho mi buen maestro, busco encontrar mi camino fuera de estos muros. Y no se me ocurre mejor forma de empezar que ayudando a un hermano en su búsqueda. Así que cuenta con mi escudo. Un amigo de Agnar, es amigo mio. - dijo amistosamente levantando su jarra y dando un gran trago hasta vaciarla.

- Para mi será un honor que me acompañes, Bolthur - alza la jarra y brinda con él antes de apurarla hasta su última gota, repitiendo el mismo gesto posterior con la manga - Sólo hay una cosa que puede superar a un enano cuando se propone algo - mira a sus dos compañeros y muestra una media sonrisa por primera vez - Dos enanos

Comienza a reir casi en voz baja, como si no quisiese que nadie se de cuenta de que lo hacía. No solía mostrar su alegría en público, y los últimos acontecimientos le habían hecho todavía más sombrío. Apesadumbrado por la carga que suponía la pérdida del hijo de su hermana, no podía permitirse el lujo de reir. Aún así, estaba contento.

- Pero antes has de saber que haré lo que sea por mi díscolo sobrino - Vuelve a retomar su tono de voz serio - No hay nada más importante para mi que la familia

Estoy de acuerdo, maese Cowell. No hay nada más importante que honrar a la familia y preocuparse por ella. Veo que tenemos más de una cosa en común. Aghar una vez más, ha acertado al presentarnos. - sonrió mostrando sus anchos dientes superiores.

Estoy dispuesto a seguirte en tu búsqueda en las tierras del valle de Nentyr. - miró a Aghar - ¿Algún último consejo, buen amigo y maestro?

-por supuesto- dijo Aghar que ya estaba terminando la segunda pinta, mientras sus dos compañeros daban buena cuenta de la primera -¡Como bebeaís de esa forma, en el valle van a creer que sois de una fmailia baja y rechonchan de humanos de las colinas, y no de la raza de la piedra y la montaña!-

Entre risas y brindis la tarde pasó de una forma realmente calida. Al día siguiente Bolthur y Cowell tenían pasaje para una de las caravanas comerciales que comunicaban Fallcrest con Hammerfast. La ciudad humana se encontraba en el centro del valle y constituía el puerto comercial mas importante de la zona.

Aghar estaba allí para despedirlos, al igual que otros amigos y conocidos de Bolthur. En un momento dado les pidio que se separaran para tener unas últimas palabras.

-Hablaré con franqueza- El tono grave y serio que presentaba contrastaba fuertemente con el Agahr alegre y dicharachero con el que se e¡mborracharon el día anterior. A bolthur le recordó mucho mas a la imgaen que había conocido de su maestro -Hemos sabido de problemas en el valle. En fallcrest los Markelhay estan movilizando a su milicia, han creado una red de batidores que intentan velar por la seguridad en las carrerteras en sus alrededores, pero el valle es grande y sus hombres pocos. Al parecer algunos de sus ciudadanos a desaparecido, llevados por la fuerza por supuestos asaltantes.

Hizo una pausa y dejo que sus amigos digiriesen lo que est eiba diciendo.

-No tengo mayor información al respecto. Nuestras caravanas han sufrido mucho menos de estos acosos, y solo podemos dar credito de una sola de ellas que haya desaparecido. Pero el valle la gente esta relamente asustada. Sed cautos.-

Y con esto se despidió de ellos.

Lo que Aghar les cuenta es bastante preocupante. Lo primero que pasa por la cabeza de Cowell es que tenga relación directa con la desaparición de su sobrino. Es posible que simplemente fuera atacado por uno de esos grupos de asaltadores de caminos, pero aquello no le tranquilizaba. Si efectivamente eso era lo que había pasado, que no hubiese dado señales de vida era preocupante. ¿Qué habían hecho con él? Había desechado desde el primer momento la idea de que pudiese estar muerto, ¿pero qué otra opción había? Hasta encontrar alguna prueba, prefería pensar que aquellos salteadores no tenían nada que ver con su sobrino.

Sin decir nada, se despide de Aghar con un abrazo y mira a Bolthur esperando su confirmación para comenzar con su búsqueda.

Bolthur se despidió de sus amigos de la guardia con efusivos abrazos, entre risas y con la promesa de que no se librarían tan fácilmente, que no tardaría en saber de nuevo de él. Su padre no estaba allí, Bolthur casi lo agradeció, no podría soportar de nuevo despedirse de su padre y ver la tristeza en su rostro.

La risas cesaron y su rostro se tornó serió antes las palabras de Agnar. Torció el gesto al conocer el problema de las desapariciones en el valle, se preguntó si el sobrino de Cowell no habría corrido esa misma suerte.

Gracias por el consejo, Aghar. Tendremos toda la cautela posible. Si damos con alguna patrulla de batidores ya sabemos a que atenernos, tal vez podamos serles de ayuda o encontrar pistas sobre el paradero del sobrino de maese Cowell - dijo para finalmente dar un fuerte abrazo a su maestro, susurrándole al oído - Gracias por tus enseñanzas, que Moradin te guarde.

Asintió con la cabeza a Cowell, dándole a entender que ya podían partir.

El camino a Fallcrest llevaba siendo seguro durante decadas, pero esta vez junto con los carromatos de los comerciantes viajaban cuatro enanos armados. El primer día de viaje les llevó a Cincoleguas, una gran casona de madera rodeada por una empalizada, que constituía una parada obligada para todos los comerciantes de la región. En su salón pudieron disfrutar de un gran ambiente de fiesta y camaradería, azuzados por hasta tres bardos que cantaron las canciones populares de enanos y humanos, además de otras populares del valle. La casa la regenta el gigantón humano Barton del que uno de sus compañeros decía que tenía mas de enano que de humano, a pesar de sus dos metros de altura.

Al día siguiente partieron acompañados por otros tantos que seguían el mismo destino desde el norte y mas allá de Hammerfast. Pero pronto la caravana se fue deshaciendo en los diferentes grupos que originalmente llagarón a Cincoleguas, y poara la noche ya estaban completamente separados. En la noche abandonaron el camino y durmieron en sacos alrededor de los carromatos, bajo el manto de estrellas y el fuego de una hoguera los comerciantes se animaron a constar historias. El tercer día de viaje fue muy parecido al día anterior y al cuarto llegaron a Fallcrest.

En la ciudad se separarón de los comerciantes deseandose ambos suerte en todos sus cometidos. Cowell y Bolthur empezaron entonces la ardua tarea de hacer averiguaciones en una ciudad desconocida. Como alojamiento optaron por la posada Nentyr, la nueva y popular posada ubicada casi a las afueras de la ciudad en la parte oeste, al otro lado del río.

Su primer paso fue contactar con Teldorthan Ironhews, un armero y herrero enano, descendiente de una antigua familia que bajo de las montañas a probar suerte en el valle. No fue difícil dar con él pues La Armería Teldorthan es realmente conocida en la ciudad. No obstante las nuevas no fueron todo lo buenas que podrían haber esperado: El viejo Teldorthan se puso a su disposición inmediatamente, pero del sobrino de Cowell no tenía ninguna noticia. No obstante les puso al tanto de la situación de Fallcrest.

Hace unos tres meses que en los alrededores de Fallcrest han empezado a desaparecer personas. Al principio fue una situación desgraciada para los familiares de los pobres diablos, pero lejos de ser hechos aislados las desapariciones se repitieron. Los caminos empezaron a ser peligrosos y cada vez más caravanas atacadas por criaturas armadas. Los que intentaron defenderse aparecieron muertos, los pobres diablos que pudieron sobrevivir al ataque fueron de nuevo hechos prisioneros. ¿Quien o que estaba realizando esos ataques? Aún nadie sabía nada al respecto.

Finalmente Faren Markelhay, el regente de la ciudad, contrató y movilizó al menos a dos docenas de batidores: Mercenarios venidos del norte o del sur, espadas de alquiler que juraron prestar un servicio a Fallcrest. Estos llevan una semana patrullando el valle con la orden de identificar los asaltantes y truncar sus ataques contra la población.

Las noticias no eran muy alentadoras, pero aún así Cowell no podía concluir algo tan precipitado sin tener noticia de su sobrino. Buscó en la ciudad a cualquiera que hubiese hecho negocios con él y encontró a algunos de los comerciantes de la ciudad que si le recordaban y la pista les llevó hasta Bairwin Wildarson, un comerciante del pobaldo de Winterhaven que casualmente seguía por la ciudad y se a hospedaba en la posada Nentyr. Bairwin les habló amargamente de su último negocio, y las cervezas sin duda le hicieron hablar más aún.

Bairwin Wildarson y Uberth Finbar habían cerrado un trato en el cual Uberth debería traer unas pieles desde las entrañas de la montaña de la espira del trueno. Pero además de las pieles Uberth traería algunos materiales que las autoridades de Fallcrest no veían con buenos ojos. Bairwin no sabe que pudo haber ocurrido, pero lo cierto es que la desaparición de Uberth le ha dejado completamente destrozado. Había invertido en aquel viaje todos sus ahorros e incluso adquirió algunas deudas con prestamistas de Fallcrest... ahora no sabe que hacer. Teme que si hace público lo sucedido le juzguen por contrabandista y si no lo hace tarde o temprano los prestamiostas querrán hacer valida la deuda adquirida.

Al día siguiente Cowell se movilizó de nuevo por Fallcrest, con la inestimable ayuda de Bolthur, teniendo como objetivo esta vez Thunderspire.

Que un par de enanos estaban haciendo preguntas sobre la montaña llegó a oídos de Markelhay enseguida. Entonces el capitán de la Guardia se prensetó ante ellos...

Un enano robusto vestido en cota de maya se presentó ante ellos seguido por cuatro hombres de armas con las insignias de Fallcrest.

-Así que vosotros sois los alborotadores de Hammerfast- escupió al suelo una mezcla negruzca, probablemente tabaco de mazcar -Espera haberos encontrado en una taberna, y poder tomarme una convosotros, pero habeís evitado vuestras posada todo el día. Casi cualquier podría haber dicho que no querríais ser encontrados-

La mirada suspicas del enano no cobraba mucho sentido para los enanos, pero era de suponer que el cpaitán de la guardia de una ciudad en el valle debería ser suspicaz.

-El señor Markelhay desea veros, estaís citados para mañana a primera hora en su casa-

Murgledin se quedó allí de pie, esperando que la cara de estupefacción y sorpresa abandonara a los enanos.

- ¿Y para qué quiere vernos, si puede saberse? - Con el ceño todavía fruncido, pregunta sin quitar ojo a su interlocutor. - Tengo algo importante que hacer aquí, y si no piensa ayudarnos puedes decirle de parte de Cowell Finbar que no nos moleste - Suaviza un poco el gesto, intentando quitar hierro a la conversación - Y que no se preocupe, no vamos a molestar a nadie.

Con los brazos cruzados a la altura del pecho, los músculos de sus brazos parecen todavía más imponentes. Aunque puede parecer una postura intimidatoria, es la que suele utilizar cuando habla con algún desconocido.

Bolthur había seguido a Cowell por todo Fallcrest haciendo indagaciones sobre el paradero de su sobrino. Lo que habían averiguado hasta el momento no eran buenas noticias, pues los ataques a las caravanas y las desapariciones no hacían presagiar nada bueno.

Desafortunadamente sus pesquisas habían llamado la atención en la ciudad y el capitán de la guardia salió a su encuentro. Bolthur enarcó una de sus espesas cejas al oír las palabras intimidatorias de este. Se quedó al lado de Cowell mientras respondía al capitán, asintiendo con la cabeza a la respuesta de su camarada.

Estoy de acuerdo con mi camarada. No hemos hecho nada fuera de la ley. - dijo con tono serió, sin dejarse intimidar -. Podemos aceptar la invitación del señor Markelhay siempre que sea amistosa. Pero si tanto interés tiene en nosotros, que venga a la taberna, con gusto nos tomaremos una cerveza con él. No hay nada que ocultar.

Su postura era relajada, mostrando sus manos apartadas del martillo que colgaba del cinto, no quería parecer un peligro a ojos del capitán.

-¡Ja!- gruño el enano algo divertido -Haced lo que queraís. Hoy es una invitación amistosa como dice el rubio, pero si no asistís es posible que mañana sea mucho mas divertido hacer de mensajero.

Echó una última mirada y entorno una ligera carcajada antes de dar media vuelta y marcharse. Tres de los cuatro guardias le siguieron al momento pero uno de los otros se quedo dudando. Luego dio dos pasos hacia los enanos que le miraron receloso, pero el hombre solo quería decir algo.

-Markelhay os quiere entrevistar por lo que habeís preguntando por Thunderspire. Cree que puede ser beneficioso para todos... pero mi señor Murgledin no se reconoce precisamente por su diplomacia-

Y luego el soldado dio media vuelta indeciso, como si se pensara decir una cosa mas, pero temrino por seguir a sus compañeros.

Observa como el grupo se aleja negando con la cabeza, aunque recompone el gesto al ver que uno de ellos se queda para decirles unas últimas palabras.

- Entonces decidle a vuestro señor que allí estaremos - contesta agradeciendo el gesto del soldado

Espera a que se hayan alejado lo suficiente y se gira para mirar a Bsu compañero

- Qué opinas, mi buen Bolthur? Si algo he aprendido de ti en estos días que hemos compartido es que tienes la cabeza bien amueblada

Bolthur dejaba hablar a Cowell, no tenía duda de que era la mejor opción, el norteño había estado mucho más tiempo en el exterior y seguro sabía como tratar a las gentes mejor que él.

Estuvo a punto de replicar cuando el capitán le llamó "el rubio", al final se contuvo, aunque su rostro mostró una mueca de desagrado ante las palabras. Cuando se hubieron marchado y alejado lo suficiente, respondió a Cowell.

Sí, será lo mejor, asistir a la reunión. - asintió con la cabeza - Por el ajado cinturón de BarbadeFuego que no es buena idea empezar a enemistarnos con la gente importante de Fallcrest. Deberemos ser cautos en la entrevista, pero quizá hasta obtengamos información valiosa sobre el paradero de tu sobrino, maese Cowell.