Partida Rol por web

Todos se encontraron descontentos con aquel encuentro aciago, algo que podría haber terminado en tragedia. No obstante y aunque malhumorados, hicieron caso a las indicaciones de Rendil y quien mas y quien menos todos colaboraron en la tarea del desollaje del animal.

Tras la tarea se dirigieron al poblado mas cercano junto a Rendil, donde el mediano había preparado un recibimiento triunfal. La taberna despedía un calor especial y se encontraba preparada para un festín a los aventureros. Allí mismo se destapó la cabeza del dragón y se narró una y otra vez toda la historia. Aquel festín triunfal era el pago que el poblado daba a los aguerridos caza tesoros de Rendil por haberles librado de una amenaza en potencia. Con la cabeza alejada del temor del Dragón, el calor del hogar y de las gentes, los heroes del dia se replantearon lo que había sucedido en aquella ocasión. Las palabras de Rendil cobraron sentido, aunque no todos estaban dispuestos a reconocer tan rápido que Rendil tuviese razón.

Dos días después volvieron a Calahon. La venta del cadaver de un dragón da para mucho, aunque no todos los allí reunidos lo sabían. Cada uno recibió una parte sustanciosa y Rendil guardo su parte proporcional. en ese momento Grimz y Skulblack decidieron abandonar la empresa del mediano, argumentando que la confianza se había perdido. Los otros tres se mantuvieron dispuestos a continuar con aquella odisea, aunque solo Hadarai se mantenía sin ningún recelo.

Una semana mas tarde las cosas con Rendil parecían no haber cmabiado, el mediano se encontraba muy ocupado enviando y recibiendo recados, pero ningún trabajo parecía convencerle. Por su parte el grupo de caza tesoros veía su aventura tambalearse aún antes de empezar.

-Al menoz hemoz dado casa a un Dagón ¿cuantoz pueden decil'o  mizmo?- decía Grimz mientras sorbía la taza de té.

-A una cria de dragón...- Matizo Arjhan secamente.

-Que no es lo mismo- remarco Skulblack -Pero lo importante es que seguimos aquí. No nos movemos hacia nuestro destino.

Aburridos por la espera todos estuvieron deacuerdo en partir a forjar su propia aventura en aquel magico mundo. Skulblack pacto un trabajo sencillo custodiando una caravana comercial, lo que les llevaría a atravesar el desierto de Yonej. Lugar de ruinas perdidas y dinero fácil, si las historias son ciertas.

Hadarai consultó aquello con Rendil, su misión era seguir los designios del mediano. y aunque su corazón estaba con sus recien adquiridos amigos, su disciplina y obediencia características le impedían marcharse pro su cuenta. Rendil se mostró deacuerdo, veía en aquello una gran oportunidad para que ellos mismos conocieran los peligros del mundo y para endurecerles para las tareas que solo en su pequeña cabecita parecían tener rumbo.

Los cincos partieron hacia el desierto, y pocos estaban convencidos de que volviesen a encontrarse con Rendil. Pero los hilos del destino son tejidos por seres de sabiduría muy superior a la nuestra.

Aquel viaje fue a la par insufrible y muy practico. Los Yonitas que acompañaron eran expertos cruza-desiertos, y las cosas que lograron aprender de ellos en el futuro les serían de mucha utilidad. Pero el desierto fue a la vez un duro maestro, golpeándoles con la peor de sus caras, curtiendo sus pieles y apoyando sus pies. las criaturas que allí moran eran a la par salvajes y crueles, y no pocas veces se vieron en una encrucijada entre la vida y la muerte. Al final de aquel trayecto les esperaba una carta. Diecisiete días después de abandonar Calahon se encontraban en la ciudad de comerciante de Duerk, allí un joven de buen aspecto les buscaba con noticias de un amigo, Rendil por fin había encontrado el trabajo que buscaba para ellos.

Cita:

Hadarai se sentía obligado acudir al llamado, y tanot Arjhan como Ana no se mostraban especialmente reticentes a hacerlo. La ventura tocaba a sus puertas y se sentían tentados. Los otros dos lo pensaron mejor. Aquella historia con el dragón quedaba muy atrás, y casi parecía un episodio sordido y olvidado. Incluso ellos mismos pensaban que se habían visto envueltos en peores situaciones en su travesía por el desierto. Al final se convencieron a si mismos pensando que Rendil era solo un catalizador, un punto de inflexión que el destino había utilizado para llevarlos hacia algo mas grande. Y si juntos habían podido sobrevivir al desierto y a aquel dragón juntos sobrevivirían a el valle de Nentyr.No obstante en su fuero interno todos se sentían en deuda con el mediano, y a pesar de todos sus recelos, reconocían en secreto que fue gracias a él que todos se conocieron y que en parte era culpa suya de que aquella amistad hubiese nacido.

El joven Ferng era el descendiente de una de las tres familias mayor influencia en Duerk. Les acogió en su casa, donde dispusieron a placer de todas las comodidades. Al día siguiente les dejo una de las diligencias familiares y dió ordenes para que les trasladaran cuanto antes al este, hacia Efevre el puerto occidental de aquel país. Allí todos abordaron un barco que les traslado rápidamente hacia al sur, descargándoles en Las playas de los Vientos Drunílicos, a la entrada del valle de Nentyr. Desde allí se dirigieron a caballo hasta Winterheaven, el lugar señalado por el mediano.

Al volver a
entrar en la cueva, se volvió a escuchar el cántico de Ana, esta vez entorno a
su propia vestimenta, la cual comenzó a brillar al igual que antes hiciera la
flauta. Durante un buen rato estuvo buscando la flauta entre el fango de la
cueva, pero no hubo forma de dar con ella. Algo más que añadir a su enfado con
Rendil por haber estado a punto de morir.

La fiesta
con la que fueron recibidos aplacaron su ánimo, decidiendo que bien se merecían
disfrutar de aquel recibimiento; ya habría tiempo de ajustar cuentas con Rendil
en el futuro. Por supuesto, las ganancias posteriores con la venta de las
partes de la cría de dragón, fueron otro aliciente para mejorar su ánimo.

Sin
embargo, aquello había sido demasiado para quedarse en casa de Rendil, por lo
que parte del dinero obtenido se le fue en alojamiento y cómida, además de para
comprar una nueva flauta y mejorar su equipo.

Los días
pasaron más lentos de lo esperado al no tener nuevos libros que devorar con los
que ampliar sus conocimientos. Releer sus viejos tomos, era práctico, pero
mucho más aburrido que leer libros que nunca había visto antes.

Así, cuando
Skulblack les contó del trabajo que había encontrado, no dudo un momento en
apuntarse. Hacer de escolta era un trabajo menor, poco interesante, pero le
supondría unos buenos ingresos y la llevaría lejos de allí, a otra ciudad,
donde quizás pudiera continuar su búsqueda de conocimiento y de historias que
les pudieran llevar a la búsqueda de tesoros y saber escondidos.

En el
ardiente desierto los lazos del grupo se fortalecieron. No hay nada como la compartir
y superar la necesidad y la penuria, para unir a la gente. En alguna ocasión
volvió a estar en severo riesgo sus vidas, pero juntos lo superaron, como a
aquel escorpión gigante; suerte que cuanto más grandes, menos venenosos… o al
menos en aquella ocasión, se cumplió.

A la
llegada a su destino, una nueva sorpresa les aguardaba en forma de carta de
Rendil. Aún le guardaba rencor a aquel mediano parido por una cerda, pero la
tentación de descubrir secretos de más de mil años de antigüedad… era demasiado
grande.

Tras
hablarlo con sus compañeros, todos acordaron ir hasta allí, pero esta vez
preparados para cualquier cosa; no volverían a caer en las trampas de aquel mamón
que casi los mata.

Ana pasó la
mayor parte del nuevo viaje meditando, tratando de recordar cuanto había oído
hablar sobre aquella enigmática ciudad y el territorio donde se hallaba. Le
sonaba muy poco, probablemente debido al aislamiento que comentaba Rendil, pero
creía recordar haber encontrado algunas referencias en la impresionante
biblioteca del mediano.

Antes de
que se diera cuenta, habían llegado a Winterheaven y ahora tocaba dar con aquel
retaco traidor.

Ana se
volvió a sus compañeros, desde lo alto de su caballo.

- Yo apostaría por empezar a buscarlo en las
tabernas y posadas. Además, en cualquier caso, necesitaremos encontrar un
alojamiento para dormir bajo techo y comida caliente.