Partida Rol por web

Finalmente, de un tirón seco, consigues arrancar la vaina del suelo y librarte de ella. Orlanda sigue aturdida, apoyada contra el respiradero, y Carlos también parece estar cegado y pide ayuda como un loco.
 

Sin pensarlo dos veces golpeo a Carlos con la culata de la Desert Eagle para que deje de gritar antes de propinarle una patada en la boca a la chica con la intención de dejarla inconsciente.

- Joder, cuantas molestias causan estos bastardos.

El golpe dejó a Carlos casi inconsciente, ya que sus gritos se transformaron en patéticos lamentos en voz baja. Sin embargo, no fue suficiente para dejar fuera de combate a Orlanda.

- ¡Cabrón! -gritó la mujer mientras se incorporaba con el cuchillo preparado

Sin pensarlo dos veces aprieto el gatillo directo al hombro del brazo que porta el cuchillo.

- Maldita zorra. - digo. Te he dicho que no te muevas.

El disparo hirió a Orlanda en un hombro; la herida no parecía grave, pero fue suficiente para que soltase el cuchillo de obsidiana. Viéndose sin posibilidad de hacer nada contra Jose Luis, se limitó a correr hacia el borde de la cornisa y saltar al vacío.

- Ya nos veremos. - pienso mientras la muy zorra se aleja corriendo, o mejor dicho saltando. Ojalá te partas la crisma en la caida y me ahorres ver tu rostro de nuevo.

Luego me acerco al prisionero.

- Bien. Ya te tengo para mi. - digo guardando la pistola y sacando un chuchillo y clavándolo en el hombro para que despierte.

Carlos chilló de dolor al sentir el cuchillo en el hombro

- ¿Que... que quieres? ¿Quien eres? -preguntó Carlos, aterrorizado

- Hola Carlos. - le digo sonriendo mientras giro el cuchillo. Soy el que acabará contigo por dar la espalda a tu Padre y unirte a los Titanes.

- ¡No! ¡No! ¡Joder, no! ¡Liberame! ¡Puedo pagarte! ¡Puedo hacer para ti sustancias que ni te imaginas! ¡Puedo convertirte en un dios en la Tierra!

- Lo siento. - le digo. No me interesa nada de eso.

Tras estas palabras saco el cuchillo y un chorro de sangre empiezaa manar de la herida.

- Adios. - le digo clavando el cuchillo en el pecho para a continuación extraer el corazón todavía latente de Carlos.

- Sin duda será un Gran Sacrificio. - comento observándolo.

Con un fuerte golpe para partir el esternón y una rápida incisión, consigues extraer el corazón de Carlos con relativa rapidez, en tan solo unos minutos. El proceso resulta sangriento y acabas perdido de sangre, pero es así como lo quieren los dioses aztecas. El corazón aún palpita en tus manos; ahora solo hay que encontrar algo donde quemarlo para terminar la ofrenda.

Tras arrancarle el corazón todavía palpitante busco un recipiente donde poder quemar el corazón. Un cenicero, pepelera, bandeja preferentemente de metal, una repisa de cerámica o piedra, ... Vamos cualquier cosa que no arda.

- Tenía que haberlo hecho al revés. - pienso. La próxima vez buscaré primero donde quemarlo y luego extirparé le corazón.

Carlos tiene encimeras de mármol en su cocina, así que la elección es obvia

Sin perder un segundo preparo el ritual y lo ejecuto como tantas veces he hecho.

Al arder, el corazón se desintegra en un potente haz de luz solar, que asciende hasta el cielo en mitad de la noche. El sacrificio está terminado, y ha sido aceptado. Es hora de regresar.

Sin más que hacer en este lugar salgo de la casa como si nunca hubiera estado ahí.

- Padre se alegrará del resultado obtenido. - pienso.