Partida Rol por web

La camarera trajo los pedidos. Leo empezó a comer con avidez sus huevos con bacon, al tiempo que os explicaba los detalles.

- Veréis, vuestros benefactores tienen un asunto importante que atender, y se van a reunir aquí en Las Vegas. Y me han pedido que os comunique que quieren que os encarguéis de que nadie les interrumpe durante su reunión.

Erick miró con sorpresa a Leo, y luego fue pasando la mirada por los demás.

¿Nuestros "benefactores"? ¿Los seis? ¿Estás seguro? Eso parece poco usual. ¿A qué se debe el motivo?

La verdad es que le extrañaba mucho. No es que fuera impensable claro. Despues de todo eran dioses. Pero le extrañaba que les necesitasen a ellos para hacer de guardianes.
Si había algo que pudiera importunar a sus progenitores, dudaba de que fueran capaces de hacer nada.

Leo sigue atacando sus huevos con bacon y dando cuenta de su cerveza

- No es de mi competencia saber que asuntos traen a seis personajes de tal envergadura a Las Vegas. Solo sé que me han dado instrucciones específicas para vosotros. Yo tampoco comprendo muy bien sus motivos, pero, a fin de cuentas, ¿quien los entiende? Su perspectiva es muy superior a la de cualquiera de nosotros.

Termina uno de los huevos y os mira

- Bueno, ¿más preguntas?

-"Por supuesto que habrán más, pero ¿no sería mejor que primero nos contases todo lo que tienes que contarnos? No sé, como por ejemplo, qué día, cuánto tiempo durará la reunión, si el sitio está elegido o lo elegimos nosotros, en cuyo caso si hay algunas peticiones mínima, como número de salas, zona, etc. Si se ha pensado en alguna amenaza específica o no se sabe cuál puede ser el tipo de titanes que se vayan a interesar en esta reunión. Ya sabes, que nos cuentes algo más que el resumen de nuestro trabajo. A poder ser, todo lo que sepas del mismo."-y se quedó mirando al tipo que ahorraba demasiado en palabras.

Se había encontrado con bastantes clientes con los que había que utilizar un sacacorchos para que te dijeran lo que querían, pero éste era totalmente distinto. Aquellos, normalmente, no solían decir todo lo que querían por vergüenza a demostrar su ignorancia sobre el tema o, a veces, porque se sentían intimidados por ella, pero este tipejo no estaba tan siquiera intimidado por estar rodeado por 6 hijos de Dioses. Realmente parecía más interesado en dar cuenta de su 'desayuno' que de contarles toda la información que tenía.

Leo da una palmada y sonríe, mostrando unos dientes con algunos restos del "desayuno"

- Directa al grano con los detalles, ¿eh? Se nota que eres hija de tu padre.

Se agacha, coge su maletín y lo abre. Dentro solo hay una bolsa de cuero. Mete la mano dentro, y saca seis pins, cada uno con un símbolo distinto.

- La verdad, no tengo ni la menor idea de donde se va a celebrar la reunión. Sé en que hoteles están alojados cada uno de vuestros benefactores, pero no han dicho donde se van a reunir ni cuando. Todo lo que han dicho es que estos pequeños emblemas os dirán donde, cuando llegue el momento. Si os interesa saberlo, el egipcio está alojado en el Luxor, el japonés, en el Palacio Imperial, el afroamericano, en el Orleans, el mexicano, aunque no le ha hecho demasiada gracia, se ha alojado en el Rio, el griego está en el Palacio de César, y el nórdico se ha alojado en el Excalibur, no sin antes mostrar su descontento de varias formas poco agradables. Podéis probar suerte, pero dado que obviamente no están usando sus verdaderos nombres, no creo que seáis capaces de dar con ellos en sus alojamientos. Sobre la tarea de actuar de seguridad, creo que simplemente no quieren que se les moleste. Por supuesto que podrían ocuparse ellos mismos de cualquier interrupción inoportuna, pero la gracia reside en que no desean ser interrumpidos.

Leo os entrega los emblemas, cada uno con un motivo distinto. 

- Erick: pluma de cuervo

- Abdallah: cabeza de cocodrilo

- Marielle: martillo

- Dai: dos katanas cruzadas

- Jose Luis: cabeza de águila

- Bernardette: calavera

-Una cabeza de cocodrilo, tipico.-Argumente poco sorprendido, mientras enganchaba mi emblema en mi chaqueta de cuero, ahora que lo veo, queda bastante bien y guay, si esto fueran los años ochenta.-Yo tengo otra pregunta, sino te molesta responderla ¿Quien coño eres?- Pregunte cortante, mirando desafiante al barbudo, intentando ver que ocultaba tras esa aparencia de vagabundo borracho.-No es que no te crea que eres un enviado de nuestros panteones, pero dudo mucho que cualquier extraño sirva para el trabajo de emisario de seis panteones, aun menos un mortal ¿Eres otro hijo de Dios, como nosotros?

Sacó su tablet pc y empezó a apuntar cada uno de los nombres de los hoteles, como así las insignias de cada uno.

"Un martillo... que yo sepa hoy en día los dispositivos no se construyen a golpe de martillo... debería de actualizar su símbolo", pensó como comentario gracioso mientras cogía su emblema y se lo ponía

-"Si me permites el atrevimiento, quisiera aventurarme en una suposición. ¿Quizás seas hijo de Hermes? Al menos, quien nos envió la carta sin duda lo era, por desgracia no pude ver quién era ya que a mí me la dio mi secretaria.  ¿He acertado?"-claramente la voz de Marielle delataba que se había tomado este asunto como un juego. No tenía apenas pruebas y todo se fundamentaba en suposiciones, y cuando eso ocurría solía preferir mantenerse callada, pero dada la situación, la hora, los acompañantes, aún a riesgo de equivocarse quiso aventurarse. Total, él sabía muy bien quiénes eran ellos...

-"Cuando dices que podemos probar suerte, ¿te refieres a que tenemos permiso para intentar averiguar quiénes son? ¿O es un comentario tuyo y realmente no deberíamos intentar descubrirlo? Ah... Y en el hipotético caso de que lo descubramos, ¿podemos ponernos en contacto con ellos?"

Tomo mi insignia y la examino a contraluz bajo la lámpara que pende sobre nuestras cabezas, mientras me llevo algo de huevo y bacon a la boca, todo con quizá exagerada concentración, pero es que resulta un esfuerzo considerable mantenerme en el asunto mientras mi cabeza empieza a reclamarme que está pedo y necesita moverse.

-Ab, cielo, a veces eres demasiado bestia...-le comento aún distraída con mi calavera. De hecho, ni siquiera sabía que había escuchado a Abdallah hasta que he soltado eso. Finalmente me quedo contenta con mi insignia, paso los últimos restos de bacon con un trago de cerveza, me cruzo de brazos y me inclino hacia adelante, sonriendo a Leo.-No te lo tomes a mal, pero nos sentiríamos más seguros con todo este asunto si nos dijeras exactamente quién eres.-le pido amablemente.

No sin mucho convencimiento, Erick recoje la insignia del ala de cuervo. Pero no se la pone. La deja en su puño cerrado mientras escucha las preguntas de Marielle.
Él estaba pensando en hacerle preguntas similares. Así que no había necesidad de repetirlas. No obstante se quedó con los nombres de los hoteles donde estaban alojados los benefactores de cada uno.

Sí. A mi también em gustaría saber quién eres.

Cojo la cabeza de aguila,evidentemente es mi simbolo.

Todo esto me huele a chamusquina y asi lo expreso.

-VAle guapo te han preguntado quien eres,la verdad a mi me importa bastante poco ,pero no me gusta que me oculten cosas .

Asi que mejor ves soltando ,antes de que nos pongamos algo gallitos.

Ah y por si aun no te lo habiamos preguntado,de que se upone que debemos proteger a nuestros benefactores,quien quiere tocarnos la moral paterna??

ME saco el cigarrillo de la boca y saco el tabaco de mascar ,le doy algunas vueltas mientras miro al tipo con una seguridad de que no es nad peligroso y en cuanto demuestre serlo  ....La pistola debajo de mi gabardina enviara sus sesos a mejor vida.

Leo sigue sonriendo, aunque su mirada adquiere un tinte siniestro esta vez

- Ya os lo he dicho: me llamo Leo, y además soy un buen amigo del padre de Marielle. Digamos que hago chapuzas para vuestros benefactores y su círculo; un día en Las Vegas, otro día en Oslo, otro en Atenas... Soy muy viajero; me gusta viajar, y aunque tenga preferencia por las islas griegas, en realidad hago favores a todo el mundo, ya sean de Grecia, de Noruega o de Japón. Y si sois lo suficientemente listos, creo que ya habréis averiguado que los gallitos no me intimidan, y que cualquier, digamos, agresión a mi persona puede ser severamente castigada. Lo digo por eso de "volarme los sesos" que Jose Luis acaba de pensar ahora mismo -sonríe a Jose Luis, y luego vuelve a miraros a todos- Yo solo soy el mensajero; no la toméis conmigo. Y también he respondido a la pregunta sobre quien quiere molestar a vuestros benefactores: no lo sé; quizás un grupo de chalados, o el puto servicio de habitaciones del hotel. Ya deberíais saber que la gente de la talla de vuestros benefactores suele atraer problemas y atención indeseada, y vuestro trabajo será patearle el culo a esa gente sin que lleguen a molestar. Sobre lo de probar suerte, simplemente quiero decir que vuestros benefactores valoran mucho su intimidad; por supuesto, estarán usando nombres falsos, y estoy seguro de que el servicio de los hoteles no os va a dejar pasearos tranquilamente por las suites ni revelar quien está ocupando según que suite. ¿Podéis contactar con ellos antes de la reunión? Puede que si, si tenéis suerte, pero no creo que les haga mucha gracia. Bueno, también depende de quien; puede que el benefactor de vuestra amiga informática no se ofenda, pero los benefactores de Erick o Jose Luis... Buf... a esos hasta yo les tengo miedo.

Leo vuelve a sus huevos con bacon

- Por cierto, os agradecería que no hagáis referencias directas a vuestro parentesco con vuestros benefactores, ni a su identidad, ni al círculo en el que se mueven. Nunca sabes quien puede estar escuchándote.

Marielle escucha con atención a todos sus compañeros. Hasta ahora la reunión había sido bastante discernida y sin ninguna complicación. Pero cuando vio cambiar el semblante de Leo se dio cuenta que se habían excedido un poco en las confianzas... o, quizás, en las malas formas. En especial cuando destacó el pensamiento de José Luis, algo que sin duda desagradó a Marielle.

"Al principio no quería decir nada sobre ser hija de un Dios, pero, con la emoción del momento al ver a otros como yo, de hecho son los primeros que veo como yo, he perdido un poco la serenidad y me he dejado llevar, sin embargo lo que Leo decía era verdad. No es bueno ir diciendo quiénes somos. ¿Acaso los hijos heredamos los defectos de los padres? Espero que no, aunque sería un precio más que justo. ¿Podrían chantajear a nuestros padres con nosotros? No. Imposible. No creo que mi padre ceda a un chantaje por mi vida. No digo que no viniese a salvarme, o mandase a alguien, pero no cedería a un chantaje..."

-"Disculpa Leo. Lo último que... quisiéramos es hacerte daño. Estamos algo nerviosos. Y sobre la identidad, sólo quería saber hasta qué punto era opinión tuya y hasta qué punto era conocimiento tuyo. Entonces... sólo tenemos que irnos y seguir con nuestras vidas hasta que de alguna forma sepamos qué hemos de hacer. Entonces sólo hará falta reaccionar acorde a la situación. Quizás nos toque improvisar o quizás tengamos tiempo para prepararnos, ¿no? Me gusta más preparar las cosas, de hecho odio improvisar, pero haré lo que se precise."- y esboza una pequeña sonrisa. En el fondo aquello le gustaba. El haber descubierto que era hija de un Dios le había hecho ver al resto de personas a otro nivel... inferior. Aunque se había encontrado con magníficas mentes, manos, etc. en el fondo sentía que no estaba entre su gente. Ahí, rodeada de otros 'especiales' no se sentía a otro nivel. Quizás no fuera tan fuerte como podrían ser alguno de ellos, pero habrían otros campos que ella destacase sobre ellos.

Dai permaneció impasible como siempre, agradeció la insignia y la tomó en las dos manos, mirándola, con las palmas hacia arriba.

"Dos katanas cruzadas" no recuerdo haber visto este símbolo anteriormente.

Cerró las manos manteniendo la insignia dentro, y observó a los presentes. ¿Hijos de otros dioses? Nunca había conocido a otros hijos. Siempre he estado con Humanos normales. Parecen demasiado orgullosos de serlo y con demasiadas ganas de demostrarlo. Deberían ser más humildes, este hombre ha venido a avisarnos y le amenazan como si fuera un asesino. No me gustan sus ojos llenos de fuerza, casi podría ser venganza o ira. De todas formas, no han pedido que esté con ellos, así que solo debo proteger a mi padre. Eso puedo hacerlo perfectamente.

- Arigato* Leo-san. Estaré atenta para proteger a mi benefactor, y no perturbaré ni su estancia aquí ni los asuntos que le traen a este Tierra. dijo serena pero segura, así como mirándo fíjamente a Leo. Quizás parecía tímida y comedida, a la vez que distante, pero en su mirada se notaba la seguridad y la determinación. Sin embargo, gomen*, me gustaría poder prepararme también como Marielle-san ha sugerido. Las improvisaciones son mucho más complicadas cuando se trata de mi benefactor. Por lo que le ruego, nos ayude con toda la información que sea posible. Arigato.

-Mmmmmhhh.- Me llevo un bocado de salmon a la boca, lo mastico, me paso la lengua para quitarme el troz que se me ha pegado entre los dientes, y sonrio.-Ok, me vale, aun no me ha quedado claro exactamente que eres, pero por lo que veo, hay que tener cojones para tener este trabajo, y tu lo has demostrado con creces. Asi que dudo que nos este engañando con esto.- Me giro a Jose Luis, mirandole algo preocupado, Leo acaba de decir que ha leido en su mente algo sobre "volar sesos", algo que no me sorprende. Lo que me sorprende es que se haya molestado en pensarlo dos veces, antes de sacar la pistola y hacerlo al instante.-¿Tu que dices, Jose? Esta seria una buena oportunidad para ser utiles a nuestros "benefactores", y no parece muy complicado. Solo tenemos que esperar que nos digan el lugar y la hora, y hacer de seguratas durante unas horas ¿Que puede haber de peligroso en eso?

Erick escuchó un poco intranquilo la respuesta de Leo. Al parecer había leido la mente del azteca, lo cual demostraba habilidades especiales. No es que no hubiese supuesto que las tenía, pero si las había expuesto tan abiertamente es que tenía más y más poderosas.

En fin. Parece ser que no nos queda más remedio que llevar esto y esperar a que nos llamen. Pero a mi también me gustaria saber de antemano nuestra misión. Más vale prevenir que curar.

Se guardó la chapa en el bolsillo y atendió de nuevo  la conversación. Cuando el egipcio habló sobre cuan peligroso podría ser, sonrió estoicamente.

Pues depende de lo peligroso que te parezca estar en emdio de una batalla epica y del descenso a los infiernos de un heroe.

Tras esas palabras Erick agarró su bastón y se apoyó en él para levantase.

Señoritas, caballeros. A menos que nuestro amigo tenga algo más que decirnos me temo que es hora de marcharme.

Leo termina su "desayuno", y pide un café para llevar de postre. Cuando se lo traen, saca con disimulo una petaca de su bolsillo y echa algo del contenido en el vaso, mientras os sonríe picaronamente y os guiña un ojo. Luego cierra su maletín, lo coge y se levanta.

- Bueno, eso es todo. Sobre estar preparados, os sugiero que os prepareís para cualquier cosa. Llevad vuestras "herramientas" a mano, y tened a vuestros "amigos" preparados. Supongo que vuestros benefactores os habrán elegido porque vuestras habilidades os serán útiles de una forma u otra, así que dad lo mejor de vosotros mismos. Ah, una cosa más: a petición especial de vuestros benefactores, todos los casinos y hoteles de la ciudad están a vuestra disposición, sin pagar un céntimo. Así que os aconsejo que paséis una buena noche en alguna suite. Ha sido un placer conversar con vosotros. Espero que nos volvamos a ver.

Leo hace ademán de ir hacia la puerta del local, pero antes de llegar, se gira y os sonríe de nuevo.

- Ah, ¿os importaría pagarme el desayuno? Un tipo como yo nunca lleva dinero suelto encima. No seáis tacaños; a fin de cuentas, tenéis carta blanca en Las Vegas.

Cuando escucha las últimas palabras de Leo suelta una pequeña carcajada. -"Ni que tuviéramos otra opción. Lo pagaremos. Cuídate." y volvió a centrarse en el grupo, aunque más en Erick.

-"Erick, ¿podrías esperar un poco antes de irte? Me gustaría que nos facilitásemos nuestros datos para poder ponernos en contacto con más facilidad. Ya sabéis, nombre, apellidos, dirección, teléfono fijo y móvil, dirección electrónica, etc. Si queréis me podéis dar los datos y yo me encargo de que a todos os lleguen los de los demás. ¿De acuerdo?"

Al parecer Leo sí que tenía algo más que contar. Y algo importante además. El hecho de poder estar en un hotel lujoso de las Vegas con todos los gastos pagados sonaba muy tentador. Sobretodo ya que era algo a lo que no estaba para nada acostumbrado.

El hecho de tener que pagar la comida al mensajero le hizo gracia. La petición de Marielle en cambio no.

Lo siento. No tengo telefono, ni fijo ni móvil. Ni ninguna dirección permanente donde localizarme. Pero no creo que pase nada ya que estas chapas nos llamaran y nos indicaran donde ir.

Así que nos veremos sin problemas.

-Err, mi trabajo me obliga a que me reserve ciertos datos al publico.- Dije con una media sonrisa, algo nervioso, no me gusta nada dar mis datos a una desconocida.-Pero supongo que te puedo dar esto. Ten.

Le paso una tarjeta de contacto a Marielle, una con bordes dorados. Mirandola de cerca, no contenia mucho, solo un numero de telefono, un ankh dorado, y un eslogan "Cualquier problema, cualquier respuesta, cualquier precio.", todo en dorado. Si hubiera tenido dinero, quizas incluso me hubiera permitido usar oro de verdad, y no esa tinta barata amarilla.

-Si me necesitas, llamame a ese numero, y te lo cogere de inmediato. Pero no lo pierdas, es un numero que solo le paso a "clientes" y "amigos", cualquier que no entre en esa categoria, morira si se atreve a usarlo.- Respondi con una gran sonrisa, no era ninguna broma.-Usalo con precaucion.

Bueno...no es que yo tuviera algún problema con los casinos; en algunos hasta me fían. Pero la idea de tener carta blanca para cada casino y hotel de la ciudad... Se me iluminaron los ojos por un instante, y casi se me pasa el despedir a Leo con la mano y una sonrisa entusiasta.

Aparto mi plato ya vacío y guardo mi insignia en el bolso después de mirarla una última vez, considerablemente contenta.

-Yo pienso aprovechar ahora mismo, ¿nadie se apunta?-les pregunto a los demás, mirándoles expectante. Entonces Marielle propone darle nuestros datos, lo que considero no del todo mala idea, aunque tendría que crear una nueva carpeta de grupo en mis contactos para acordarme. Quizá la llamaría "La Liga". No sé, me gusta.

Mientras Ab le cede una de sus tarjetas, yo saco también una de las mías. Llevo siempre un taco encima, porque es la forma más sencilla de distribuir mi número de teléfono. También viene mi nombre completo, la dirección del casino de mi tío (por ser el sitio en el que más paso el tiempo) y mi e-mail.

-Toma, anda.-se la tiendo a Marielle.-El correo no suelo contestarlo inmediatamente; lo más rápido para contactarme es el móvil.