Partida Rol por web

El libro de Shaire

Capítulo 1: El sacrificio de los hijos

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02/05/2012, 20:51
Alicia

El sonido quejumbroso del motor me indicaba que, casi con toda seguridad, el problema era de xxxxx. Era la típica cosa que, en casa, con mi padre, me habría gustado mirar con calma. Desmontar el motor, limpiar las piezas, arreglar las que eran salvables y cambiar las que ya no valían. A veces, si teníamos tiempo y dinero, cambiábamos alguna por diseños míos. Con el tiempo y los recursos apropiados se podían introducir mejoras, sutiles o no tan sutiles, en el diseño original. No era tuneo, la verdad es que no me gustaba el tuneo. Era más una cuestión de optimización que permitiese un mejor rendimiento del motor. La mayor parte de las veces, nos centrábamos en conseguir un mejor consumo o, directamente, cambios para poder usar combustibles alternativos. Nada que llamase la atención a simple vista, claro.  Otras veces me dejaba trastear con aparatos más complejos, implantes, piezas de robótica o armamento avanzado. Pero eso nunca salía de los laboratorios.  Sentí una punzada, ahora no tendría con quién compartir eso.

- De qué voy te da lo mismo, en cuanto nos hayamos alejado te vas a librar de mi. No soy tu problema. - Sostuve la mirada al tipo super-veloz y esbocé una sonrisa desafiante.

Toda aquella gente operaba bajo la premisa de que, por algún motivo, tenía que aceptar toda la mierda que me caía encima con una sonrisa. Pues que les jodan. Naturalmente que no sabía lo que les pasaba, igual que ellos no sabían lo que me había pasado a mí. La cuestión es que realmente no quería saberlo, lo único que me interesaba era salvar a mi familia. Punto. Y no lo conseguiría con un ataque frontal, eso era más que evidente. Lo que necesitaba era reunir recursos y desaparecer por un tiempo. Entonces podría infiltrarme en sus sistemas, enviarles algunos troyanos y, más importante, construir un par de robots que se pegasen por mí. Porque ir en persona era demasiado arriesgado y no funcionaría. Además, era más que evidente que estaban preparados contra mutantes, pero dudaba mucho que los mercenarios incompetentes pudiesen con varias toneladas de acero.

Rebusqué en el asiento trasero, el dueño o dueña del coche debía estar de reformas, porque había pinturas, una caja de herramientas bastante incompleta, un taladro… Lo que no había era nada con lo que tratar las quemaduras y mucho menos con qué tratar las quemaduras por ácido. Miré por encima del hombro hacia Carla, su aspecto era al menos tan lamentable como el mío si no más. El bicho la había herido y se notaba. Si correcaminos pensaba que si nos paraban la dejarían irse con una excusa iba dado. La meterían de cabeza en la ambulancia cosa que, por otra parte, puede que no le fuera mal. Que gracias a mi hermano supiera tratar quemaduras no implicase que supiera tratar las de ácido… Bueno, tal vez lo que sabía de química fuera de ayuda, pero aún así. La cosa es que para tratar quemaduras tan serias hacía falta un equipo y medicamentos apropiados.

Entonces soltó lo del otro mutante y su camioneta. Joder, la de cosas que podría hacer si pudiera dividirme. Pero me desviaba de lo importante. Estaba aquí porque necesitaba salir de la zona antes de que el tema se pusiera serio. Los otros también, hasta ahí todo correcto. Lo que no me parecía bien era soltar nuestra mierda sobre otros. Me mordí el labio, cada vez que había intentado ayudar a alguien o hacer algo bueno, había terminado pagándolo caro. Era un hecho. Aún así no me parecía justo y sabía de sobra que iban a por los mutantes.

- Eso sería venderle ¿Qué pasa si matan a una de sus versiones? – daba por hecho que si las cosas se le ponían feas a ese mutante se dividiría y escondería su versión original (si es que había una que fuera la original) para que los policías creyesen que había muerto, pero aún así – Dejarle que se apañe con el marrón es una putada y es un mutante como vosotros.

Me preparé para la inevitable respuesta de Carla o Antonio sobre que yo también. No sabía por qué diablos se les había metido en la cabeza que tenía poderes, lo que sí sabía es que ya me gustaría tenerlos. Si los tuviera los habría usado hace mucho tiempo. O no, pero no sería algo de lo que avergonzarme o por lo que lamentarme. Incluso el poder de Carla, qué diablos, si en lugar de simplemente quitárselos pudiera quedármelos yo, no dudaría. Vale, hacer estallar cerebros no era mi poder soñado, pero alguna utilidad le encontraría, seguro. Miré al retrovisor donde se reflejaban los ojos de nuestro conductor

– Además, siento decírtelo, pero si nos paran ninguno de nosotros resultará creíble y menos con esas heridas. – señalé las quemaduras de Carla. – Sin contar con que necesitan tratamiento o se van a infectar. Las quemaduras por ácido son muy jodidas y no va a bastar el darles “cremita”. Pero claro, ¿qué voy a saber yo? No sé una puta mierda - añadí con voz burlona.

De hecho, las heridas de Carla eran jodidas, pero las de Antonio no se quedaban cortas. Visto en perspectiva, era probable que su incapacidad para abrir aquel otro coche se debiera a que tenía un buen bocado en su brazo derecho... Se lo estaba tomando con bastante estoicismo y eso era algo que apreciaba. Lamentablemente no tenía nada con lo que pudiera limpiar su herida, porque el alcohol y las quemaduras no se llevaban nada bien. Y tampoco era buena idea retirar la tela ensangrentada porque arrancaría la carne. Lo dicho, necesitaba atención médica y un equipamiento que era difícil improvisar. Habría dicho imposible, pero en realidad, con unos conocimientos básicos de primeros auxilios y sabiendo qué pedir en la farmacia, tal vez y sólo tal vez, se podía hacer un apaño.

Le miré de reojo... claro que lo que de verdad molaría sería un brazo cibernético... No, no. No era buena idea, su poder se alimentaba de electricidad... pero ¿y si...? Joder, en el fondo sería hasta práctico ponerle un superconductor y unas baterías. Pero no, no, era muy arriesgado y no tenía lo necesario ¿No lo tenía? Pero ¿y si...?

Notas de juego

No te preocupes, es entrañable. Además, a Alicia se le va mucho ;)

Nota: lo siento, no he podido evitarlo, si no puedo tener doombots hacé implantes (o lo intentaré XD)

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03/05/2012, 19:24
Director

Ibrahim se da prisa por abandonar la plaza, maniobra para arrimarse a la máquina de control, y él mismo o Antonio, uno de los dos, se encarga de introducir la tarjeta, un abono mensual para residentes. La puerta del parking se abre como un bostezo. Los faros del vehículo que acababa de arrancar al fondo del garaje llegan a alcanzarlos; se trata, en efecto, de una furgoneta.

Pero el joven asciende la rampa con ímpetu, a pique de dejarse el techo, y es como remontar un torrente, por lo mucho que llueve. Sigue recto al rematarla, cuando abajo la puerta ha retornado a cerrarse; el conductor que les sigue tendrá que repetir la operación, y eso les dará un tiempo precioso para cualquier cosa que se propongan.

La zona está siendo cercada por un coro difuso de sirenas. El camino que tomáis no os dejará ver lo que está ocurriendo en la entrada principal del mercado. Los limpiaparabrisas se empeñan contra cortinas de agua.

Alicia y Antonio se acomodan en la parte trasera; Carla en el asiento del copiloto, extiende las muñecas llagadas sobre su regazo. El reloj de la radio marca las dos menos diez de la mañana del viernes 31 de Septiembre.

Notas de juego

Necesitaré una tirada de Ibrahim de Conducir, para evitar un control improvisado

(com malus o bonus según las precauciones que narre).

En caso de no pasarla, una de Influencia de Carla

(con malus o bonus según la interpretación que narre).

Pero por favor, mientras tanto, que fluyan los diálogos.

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03/05/2012, 21:56
Antonio Mendoza

Antonio está echo polvo. ¿Qué le habrá pasado a su madre? ¿Sería cierto lo que contó el ser ese? De pronto se da cuenta... ¡El maletín! Lo dejó olvidado en el puesto del mercado. Como alguien lo intente abrir... Traga saliva ruidosamente.

Mira a sus compañeros. ¿Qué puede hacer ahora? ¿Podrán ayudarle a encontrar a encontrar a Victor Lars? ¿De qué demonios va todo esto?

Su mente empieza a vagar por su vida. Cómo ha cambiado en este tiempo... su madre... Unas lágrimas que no puede contener resbalan en silencio por sus mejillas, aunque en seguida se las limpia y se recompone.

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03/05/2012, 23:59
Ibrahim Gutierrez

Hasta que Alicia no lo ha mencionado a penas había caído en la cuenta que los otros dos estaban heridos. Acostumbra a pasarme. No me doy cuenta de esas cosas, pues a mí no me pasa y la empatía no está entre mis más recurridas cualidades, precisamente. A pesar de ello, me hago cargo de la situación.

Escupo una maldición entre dientes y salgo del aparcamiento. Escucho las sirenas cada vez más cerca. Seguramente rodearán este lugar en pocos minutos y, para entonces, ya habrán puesto controles en los principales accesos a la zona. Si algo tienen los policías es que siempre actúan igual y no hay que ser muy listo para adivinar sus movimientos. Han intentado atraparme muchas veces y me sé de memoria como se despliegan.

Hay que actuar de forma rápida e imprevisible. Es la manera de romperles la cintura y burlar su acoso.

La lluvia azota con fuerza. Si algo bueno tiene es que dificultará que nos vean y ahogará el ruido del motor. Además, asegura que no habrá demasiados curiosos en las calles. Eso es bueno.

Acelero. No quiero que el mutante del pelo largo sepa hacia donde vamos. Aunque seguramente no sabe nada de nosotros, prefiero que no pueda dar pistas, por si lo atrapan. Las ruedas patinan y me baila el embrague, rascando dolorosamente los engranajes del motor. Cuando creo que puedo controlar el punto de encaje de éste, se me va el embrague y el motor ruge sonora e improductivamente.

- ¡Mierda coche, joder! - Exclamo mientras me contengo de dar un golpe al volante que podría destrozarlo. Hace mucho tiempo que no conduzco y la última vez que lo hice siempre fue camiones de gran tonelaje. Conduciendo así, si un control me ve de lejos, me paran seguro, aunque sólo sea para comprobar si voy borracho.

Finalmente consigo sacar el coche de la rampa y me dirijo calle abajo. Para mi sorpresa, me encuentro de frente con un muro y me obliga a tomar hacia la derecha o hacia la izquierda.

 *1

Miro a ambos lados al llegar al cruce. La lluvia impide ver con claridad, pero por lo menos aun no veo policías acercándose*2. En cualquier otro momento, habría perdido un par de minutos contemplando el graffiti que decora la pared, pero no era buen momento para admirar el arte urbano.

Izquierda

Derecha

Giro a la derecha. Avanzo por la calle hasta que llego al siguiente cruce (con Calle del Nuncio), en cuya esquina hay un solar abandonado.

De repente, cosa rara, se me ocurre una idea que puede sacarnos de esta y freno en seco, ayudándome incluso del freno de mano. El coche se cala, al soltar los pedales tras el frenazo.

- ¡AGARRAOS FUERTE! - Es lo único que alcanzo a decir en cuanto el coche se detiene. Como una exhalación salgo del vehículo, con una mano lo levanto de un lateral, inclinándolo unos treinta grados, lo justo para poder meterme debajo y agarrar con la otra mano por algún otro punto de apoyo que me permita alzarlo sobre mi cabeza. De esta guisa, doy un salto al otro lado de la valla, amortiguando la caída con mis piernas, para no golpear el coche contra el suelo. Después de esto, lo deposito sobre el firme con suavidad, a salvo de las miradas de cualquiera que pasara por la calle.

Esto hecho a toda velocidad. Desde que freno el vehículo en la calle hasta que éste se encuentra al otro lado de la pared, no han pasado más de dos o tres segundos.

Vuelvo dentro del coche, cierro la puerta y apago las luces.

- Tiradas (2)

Motivo: Conducir

Tirada: 1d100

Dificultad: 27-

Resultado: 68 (Fracaso)

Motivo: Saltar

Tirada: 1d100

Dificultad: 168-

Resultado: 63 (Exito)

Notas de juego

*1 La línea roja representa el muro que separa la calle de la zona de aparcamiento exterior que se observa en la imagen. No se puede continuar recto.

*2 Cuando has dicho que La zona está siendo cercada por un coro difuso de sirenas me das a entender que se está acercando pero aun no están ahí mismo. Aunque aparecerán de un momento a otro, y el coro de sirenas dejará de ser difuso, para volverse definido y estridente. Si este punto está mal entendido por mi parte, cambiaré la intervención como corresponda, pero de momento sigo narrando asumiendo esto.

Levantar el coche no me supone dificultad alguna. Saltar, tampoco debería, pero por si acaso haré una tirada de saltar, a ver qué tal. La tirada sale bastante bien (incluso con una penalización de -100 acertaría), así que aterrizo con suavidad al otro lado de la pared.

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04/05/2012, 12:32
Alicia

Le veo mirar de reojo a Carla pero no responde, señal inequívoca de que tengo razón. Mi padre hacía lo mismo. Mi madre no, ella cambiaba de tema. Y Javi... Javi era de los que persistían en el error aún cuando ya era evidente para todos. Decido dejarlo pasar y no meter el dedo en la llaga, después de todo, lo único que realmente quería era salir de allí. Luego ya me largaría.

Continuo pensando felizmente en las enormes posibilidades que ofrecen las prótesis cibernéticas porque es una buena manera de no pensar en todo lo demás. Pero los faros de la furgoneta me recuerdan que no se puede negar la realidad por mucho tiempo.

- ¿Por qué nos sigue? - pregunto sin esperar realmente respuesta.

Sé que, llegados el caso, una lata de pintura sobre el parabrisas era una forma segura de ponerle fin a la persecución. También de provocar un accidente, pero no podía darme el lujo de sutilezas. Al menos no de momento.

A mi lado Antonio llora. Miro para otro lado fingiendo no haberlo notado, es mejor para ambos. Si se da cuenta de que le he visto esperará... no sé, tal vez que le consuele, pregunte o diga algo. En lugar de eso me pongo el cinturón de seguridad y lo ajusto. Eso me había salvado la vida ya una vez cuando lo del cráter e intuía que volvería a necesitarlo.

Fuera llovía torrencialmente y habría vuelto a abstraerme si no fuera por el coro de sirenas. Habíamos perdido demasiado tiempo y pronto esto estaría lleno de coches patrulla. Creo que ya debían haber visto el cadáver del bicho. Pero sólo hay una forma de saberlo realmente y me maldigo por no haber pensado en ello mucho antes. Podría excusarme en el cansancio por todo lo sucedido pero no, tenía que ser más fuerte, no podía permitirme excusas.

- Carla, Pásame la radio. - Digo mientras saco algún destornillador pequeño y herramientas de electrónica.

Las radios normales no estaban pensadas para captar las frecuencias de la policía pero tras años escuchando a mi padre hablar del tema estaba muy segura de que sabría modificar la radio para escuchar sus comunicaciones. Vale, mi padre realmente estaba hablando con gente de su trabajo y había dado por hecho que no relacionaría lo que decía con eso. O tal vez pensó que me olvidaría (como si hubiera olvidado algo alguna vez en mi vida). O puede que sí que quisiera que conociera las frecuencias, mi padre era así. El caso era que si unos criminales cutres podían, yo no iba a ser menos.

Y en ello estaba cuando Neo versión rapera grita. Me encojo instintivamente en posición fetal, con el destornillador apuntando hacia afuera, de forma que si nos chocabamos o hacíamos un trompo no me lo clavase. Es muy rápido y apenas tengo tiempo de reaccionar. Apaga las luces del coche y nos quedamos quietos. Me muerdo el labio inferior, pero qué vendidos estabamos...

Notas de juego

Nota: tengo computadora/comunicaciones, mecánica y cibernética. ¿Cuando hay varias habilidades que podrían aplicar, hay algún bono? Imagino que modificar una radio para que capte las frecuencias policiales debería ser un juego de niños para alguien que fabrica ordenadores por piezas...

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04/05/2012, 17:54
Director

Carla sólo podría haberle pasado a Alicia el frontal extraíble de la radio, y ésta necesitaría un poco más de luminosidad, sosiego y tiempo para poder convertirlo en un receptor de frecuencias no estándares.

Ibrahim ha cubierto dos tramos de calles estrechas y resbaladizas haciendo rechinar los neumáticos y dando dramáticos bandazos, constreñidos por  un veloz cerco sonoro que les hacía imaginarse que debía haber alguna comisaría a la vuelta de la esquina, cuando un bullicio de luces y sirenas comenzó a correr a su encuentro en ese mismo cruce. El joven, ni corto ni perezoso, saltó del coche y llevó a cabo a aquella proeza antes de que ninguno de los ocupantes pudiese quejarse.

Pero estos, alzados en volandas, alguno apretándose contra el cristal de la ventanilla boqueando el espanto, comprueban cómo una miríada de coches de la Policía Nacional está a punto de pasar junto al solar.

Aquel muchacho está tomando de nuevo asiento cuando los vehículos se reparten para seguir de frente o girar hacia la izquierda, buscando el mercado.

Desgraciadamente, uno de ellos se detiene en la esquina...

Notas de juego

Todo bien captado, Ibrahim.

Sí, tendrías un bonus, Alicia.

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04/05/2012, 22:25
Carla Vidal

-Jooooooooodeeeeerrrrr!- gritó Carla al observar como Ibrahim laventaba el coche y saltaba de un lado de la valla al otro. Si todo lo que la chica estaba viviendo era surrealista, aquella acción la dejó congelado como el más frío de los icebergs. "Como era posible aquello?", pensó la muchacha... Y ella pensaba que era diferente!

Pero el desconocido volvió dentro del coche como si aquello fuera la cosa más normal del mundo. Parecía que aquel tal Ibrahim, tenía totalmente dominada la situación de mutante y de control de sus poderes: velocidad, fuerza...

-Como diablos has hecho eso?- preguntó con voz entrecortada Carla.

Pero la atención a la respuesta de Ibrahim tomó un segundo plano al escuchar las sirenas de la policia cada vez más cercanas. Ya habría tiempo para explicaciones, pero lo primordial era salvar el pellejo y salir de aquel lugar cuanto antes mejor.

Un coche patrulla se detuvo muy cerca de ellos. Y eso no era nada bueno. Si pillaban la matrícula del coche, así como la marca y el color, el cerco se estrecharía y tendrían más dificultades para desaparecer. Fuera como fuera, con salto o sin él, haciendo piruetas sobrehumanas o no... debían salir de allí!

-Sácanos de aquí. Y rápido!- gritó Carla a Ibrahim. Era momento de confiar en su velocidad para manejar aquel cacharro y escapar de una vez.

- Tiradas (1)

Motivo: Influencia

Tirada: 1d100

Dificultad: 65-

Resultado: 4 (Exito)

Notas de juego

Perdón por el retraso, pero el ritmo de posteo va que te cagas y no siempre se puede seguir! jejeje

Joder con el tal Ibrahim...

Éxito en la tirada de Influencia... espero que sirva de algo!

 

Saludos

NAnuk

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05/05/2012, 00:06
Ibrahim Gutierrez

- ¡Chisst! - Mi mirada furibunda se posa en los ojos de Carla mientras le chisteo para que se calle. - Desde ahí fuera la pasma no nos guipa, tía. Calla la boca y nos largamos cuando se piren. 

El solar tiene todo el perímetro vallado y la reja de entrada está cerrada con un candado. Difícilmente un policía podría pensar que alguien ajeno a la propiedad haya introducido un coche allí dentro, por tanto, no tiene por qué llamarle la atención, a menos que hagamos algo por conseguirlo.

Miro a los demás, para ver como reaccionan.

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05/05/2012, 00:47
Alicia

Era una putada no tener vía libre pero perder los nervios no iba a ayudar. Aún así no pude evitar esbozar una media sonrisa divertida cuando Neo le respondió frustrado, tal vez ahora entendía cómo me sentía. Me masajeé la nuca y miré a mi alrededor. Lo veía con claridad, había que estar preparados y tener un plan B y otro C, por si acaso.

- Si me pasas la radio intentaré modificarla para captar las frecuencias policiales. Tenemos tiempo mientras esperamos a que se vayan.

Medité por un momento, tal vez podíamos usar algún tipo de distracción para atraer temporalmente la atención de los policías. Pero sólo tendría sentido si notaban nuestra presencia.

- Si intentan entrar o se aproximan, habría que crear una distracción que les haga ir en la otra dirección. Como un cóctel molotov. - Miré a Neo - Eres lo suficientemente rápido para dejarlo lejos y volver. O, en el peor de los casos, rajarles las ruedas para que no puedan seguirlos.

Prácticamente pensaba en voz alta, aunque dudaba de que fueran a hacerme caso. Eso sí, de momento estaba tranquila, como si lo que sucedía no fuese realmente conmigo. Me sorprendí pensando en lo sencillo que sería montar varias trampas por el solar, pero por capullos que fueran los policías, no tenían la culpa. No estaría bien hacerles daño.

- Si no puedes sacar la radio cambiame el sitio, haré lo que pueda.

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05/05/2012, 11:56
Director

Una serie de destellos azules delata la acechanza del coche policial.

La lluvia repiquetea sobre la carrocería, el vaho empaña los cristales, un pintor deshace con un trapo los contornos del mundo.

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05/05/2012, 12:03
Antonio Mendoza

Antonio estaba casi en shock. ¿El tipo este acaba de levantar un coche sobre su cabeza y saltar con él una valla de no se cuánto de alto? ¿Y los demás parecen tan tranquilos? Antonio lanza una mirada de desconfianza al extraño. Salió del mismo sitio que el ser que nos atacó, es tan o más fuerte que él... ¿no hemos confiado demasiado pronto en él? ¿Y por qué? ¿Por que apareció en un sueño, pesadilla o lo que fuera?

Pero claro, lo mismo podría opinar el tal ibrahim. Al menos, ahora tendríamos un poco de tiempo para ver qué sucede... y, ¿qué habrá sido de la bomba? Antonio en cualquier momento espera escuchar una explosión que les diga que alguien ha encontrado la bomba, sabe lo complicado que es abrir el maletín...

-Y ahora, ¿qué hacemos? dice en un susurro, casi pensando en voz alta.

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05/05/2012, 12:07
Carla Vidal

Carla estuvo a punto de replicar la reprimenda que le había lanzado Neo, o Ibrahim, o como diablos se llamara aquel tipo extraño... Pero solo en pensar de lo que era capaz, de lo seguro que se veía en aquel tipo de situaciones y de lo poca cosa que se sentía la muchacha en aquellos momentos, acabó por decidir en silenciar su boca y comerse el enfado.

Al escuchar la propuesta de Alícia de cambiar de lugar para que ella pudiera trabajar con la radio, agradeció las palabras ya que podría ir a los asientos traseros del coche y perder de vista al desconocido.

-Vale, ve tu delante.

Fue en ese momento en que vió a Antonio algo trastocado... y no era para menos. Neo y Alícia parecían vivir un día normal y corriente en sus vidas, pero Antonio y ella... era evidente que se sentían fuera de lugar. Y por lo que parecía, nadie estaba dispuesto a responder a sus preguntas. Con el volumen más bajo que pudo, reafirmó la pregunta de su compañero de dudas.

-Antonio tiene razón: qué hacemos ahora?

Estuvo a punto de preguntar más, pero decidió esperar a un mejor momento de calma para intentar resolver todas sus preguntas.

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05/05/2012, 14:44
Ibrahim Gutierrez

Mientras las mujeres se cambian de lugar y la lluvia repiquetea inmisericorde la chapa del coche, la voz de mi abuelo resonó en mi cabeza, repitiendo una frase que me acompañó siempre desde el momento que comprendí su significado.

"Escucha esto, Ibrahim: Somos presos en una vida injusta, pero tenemos mucho a poner de nuestra parte. Un día, llega el carcelero, te abre la puerta y dice "¡Corre!". ¿Quién serás tú entonces? De los que reaccionan y corren antes que se vuelva a cerrar la puerta o de los que se giran hacia el verdugo y preguntan ¿Hacia dónde?"

Mucho tiempo tardé en comprender realmente el significado de estas palabras, pero después de que se me revelase, me acompañaron siempre y siempre hice lo posible para ser de los que corrían, no de los que preguntaban. No siempre me salió bien, pero me sirvió siempre para no arrepentirme después. Cuando hay que actuar, hay que actuar.

En aquel coche estaba claro. Los dos que van ahora atrás, son más de preguntar. La tal Alicia parecía más de los míos.

Asiento a mi nueva copiloto. - No se ve un pijo ahí fuera. Entre la que cae y que está negro como las pelotas de un grillo, no creo que se cosquen. Pero mejor que no nos jodan.

Hay que cruzar los dedos y esperar que no nos descubran. Sería lo más fácil, además que nos da un margen de relativa tranquilidad para hablar, que seguramente haga falta para saber qué está pasando realmente. Veo que Alicia comienza a hacer algo con la radio. Conozco a gente que es capaz de desarmar la radio de un coche en tiempo récord, pero la manera de manejar los cables que tiene esta mujer es realmente espectacular. Por lo menos, se nota que sabe lo que se hace.

- Estás hecha una McGuiver. - Le digo con asombro, antes de dirigirme a los demás - Amos a ver. ¿Y si nos vamos soltando y nos contamos qué mierda nos hemos tenido que tragar cada uno? Me juego un ojo que todos nos hemos visto las jetas en un sueño y luego se nos ha jodido la vida.

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05/05/2012, 20:48
Antonio Mendoza

-Bien, ¿por qué no empiezas tú? Tú fuiste el que apareciste saliendo de un roto dimensional por el que salió antes que tú un ser que parecía una pesadilla. ¿No puede ser que tú tengas algo que ver con esto? Antonio le mira fíjamente. Luego desvía un momento la ventana al cristal. Aunque en mi caso te diré que cuando nos vi en el sueño mi vida ya estaba jodida, y aún lo está más ahora... Vuelve la vista al interior del coche y espera la respuesta.

Notas de juego

Editado: Le quité "Ibrahim".

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05/05/2012, 23:20
Ibrahim Gutierrez

Les cedo la palabra, pero me la devuelven. No me sorprende. Me reafirma en mi clasificación sobre éstos dos de atrás. No sé cuanto tiempo vamos a tener para descubrir algo más de todo esto que ha pasado, así que comienzo a explicar lo que me ha pasado, para desencallar esto de una vez. Frunzo el mentón y asiento con la cabeza, dando a entender que acepto el ofrecimiento.

- ¡Vale! Amos a ver - Intento ordenar mis ideas para expresarlas correctamente. Nunca se me dio bien hablar en público. No por timidez, sino por falta de recursos lingüísticos. Mi abuelo se hartó de apretarme para que estudiase, pero era inútil.

- Anoche soñé esa mierda. Seguro que ya sabéis... lo de las torres, Madrid hecha puré y todo aquello. Vi vuestras jetas y la de mi colega Rick. - Asiento con la cabeza - Hacía un puñao que no veía a ese hijoputa. - Media sonrisa se enmarca en mi rostro, aunque con la oscuridad que nos rodea probablemente mis interlocutores a penas la notasen. - Así que cuando me desperté me largué pa la puta plaza aquella. La del uno de mayo... o dos de marzo... o como mierda se llame. Allí se lió parda. Tanto Rick como yo flipamos. Vimos arder la librería y al librero, pero luego no había pasado una mierda. Así que entramos dentro y hablamos con el viejo. Y ahí lo volvimos a flipar, pero esta vez de verdad. El librero nos dijo que podía ver el futuro. ¡Era un puto profeta! El tío dijo que nos había visto en el futuro, dándonos de leches contra un monstruo o algo así. A todos nosotros. A Rick y a vosotros y a esa otra tía. Al principio no nos tragamos una mierda, pensábamos que el viejo chocheaba o que era un trampa de vete a saber tú qué mierda. Pero luego vimos El Libro de Shaire. Aquello... aquello era real. El librero dijo que era un arma y que debíamos aprender a utilizarla, y luego se transformó en un cofre. Nos dio vuestros nombres y dijo que teníamos que ir a salvar a Alicia, por que estaba en problemas.

Comenzaba a dolerme la cabeza. No había hablado tan seguido en mucho tiempo.

- Pero entonces se jodió todo. Fuera, en la plaza, apareció un jodido bicho como ése con el que os estabais cascando allí dentro. El cabrón tenía un solo ojo, era como un grano de pus gigante y se movía en una silla de ruedas. Por el ojo tiraba unos rayos cojonudos que se cargaban to lo que pillaban delante. El muy hijoputa se cargó al viejo librero, pero yo lo atravesé con mi espada. Reventó escupiendo mierda ácida que se comió toda mi ropa. La peña estaba cagada de miedo, y la bofia se presentó enseguida. Luego menterao que algún hijoputa había dado aviso de bomba veinte minutos antes. Así que era un puta trampa. Y casi nos trincan. Tuve que agarrar a mi colega y salir de allí cagando hostias. Fue la hostia. Al poco estaba el puto ejército buscándonos, con helicópteros y todo. Nos cruzamos con Sara. La otra tía, que también estaba en el puto sueño. Pero al final nos tuvimos que separar, porque mi cara comenzó a salir por la tele y la peña quería lincharme.

Consciente que me dejo muchos detalles y que, posiblemente, no estuvieran recibiendo una imagen todo lo nítida que fuera menester. Me vuelvo a acomodar en la silla, haciendo una pequeña pausa para acabar de contar todo aquello.

- Pude pirarme hasta las afueras. Me metí en un camión de halufos* pa que no me pillara la pasma, porque habían plantao controles. Así salí de Madrid. Me metí en un polígono abandonao y se lió a llover. Estaba hecho mierda, joder. Llevaba corriendo a toda hostia no sé ya cuanto tiempo. Estaba echando una siesta en una nave destrozada cuando se abrió una mierda de esas... ¿cómo has dicho? ¿un portal? Pues eso. Soy un tío echao p'alante, así que no me lo pensé y me metí dentro. Cuando salí aparecí allí, en mitad de vuestra mierda.

Miro la cara de los tres.

- Os toca.

Notas de juego

*halufo = cerdo

 

PD: Un detalle sin importancia. Creo que aun no os he dicho mi nombre. Si no es que lo sabéis por otras fuentes que aun desconozco, mejor no metarolear, por que podría ponerme paranoico ;D

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06/05/2012, 17:36
Antonio Mendoza

Antonio asiente.

-Así pues has visto al resto de componentes del grupo del sueño, no? hum... quizá sería bueno encontrarlos... pero ahora vamos a ver si empiezo yo con mi historia.

Antonio se queda un momento callado, pensando como explicarlo todo.

-A ver. Mi padre era un mutante, eso lo supe hace poco. Sus poderes eran parecidos a los míos, absorber energía y no sé si algo más. Él murió, a poco de que llegáramos aquí. Vinimos huyendo de México porque se descubrió el pastel. Desde entonces, yo tuve que trabajar para cuidar de mi madre ya que, aunque ella también trabajaba de vez en cuando, nunca era suficiente.

-Hace unos días tuve un accidente en mi trabajo. Me cai sobre unos cables, pero en vez de morir, como debería haber pasado, me sentí aún más enérgico. Me calle todo.

-Unos días después tuve un encuentro con unos rapados. Me metieron algo en el bolsillo, mientras estaba en un centro comercial, pero lo dejé en el centro. Al salir me intentaron atacar, pero uno llevaba un... como se llama... táser? miro a alicia. -Bueno, una pistola de esas eléctricas. Me dispararon, y me sentí aun más fuerte. Ellos se asustaron y se largaron, y yo fui a mi casa.

-Cuando llegué mi madre había desaparecido. No sé si ese día o al siguiente. Encontré una carta que había escrito mi padre. Mirad, creo que aquí la tengo. Se la entrego si quieren verla.

-Poco después recibí una llamada, de un tal Victor Lars. En ella me decía que tenía una reserva para el Ave y que tenía que llevar una maleta a no sé que sitio... Estando en el autobús nos vi en el sueño, parecido a lo que has descrito... mmm... no, quizá no, pero si que estábamos alrededor de El Libro de Shaire ese. El caso es que pude echarle un vistazo y en él decía que la única posibilidad de mi madre era que Alicia despertase su poder en no se qué escena.

- Luego, hice una locura. Aun ahora no sé por qué lo hice... Abrí la maleta. Era una bomba. Luego apareció un ser de esos, contra el que luchábamos. Escapé, tirándole la bomba dentro, pero después la volví a encontrar...

-Luego llegué a la estación. Allí encontré a Alicia y a Carla. Las reconocí por el sueño. Luego empezamos a huir... Luego apareció el ser. Dijo que no había cumplido el encargo de Victor, y que mi madre lo pagaría. Y él nos empezó a atacar... hay fue cuando apareciste.

Notas de juego

María, amada esposa:
Renegué de la poesía hace cuarenta años, como ya sabes, aunque desconozcas las razones, pero es escribir tu nombre y estar tentado de dejarme llevar por todos los demonios de Dante. Me contengo y me paro a escupir el verbo alado, no lo quiero, no quiero nada de esta pinche puta que se deja cubrir por los malvados. Escribo para dar testimonio, para que veles mejor por nuestro retoño, y por avisarte de mi muerte inminente.

Yo no nací así, anómalo. Ya sabes a lo que me refiero. Tú fuiste testigo de ello. Absorber la electricidad de aquel cable de alta tensión en México D.F., aquel día pluvioso (vivíamos allí en esa época, yo trabajaba de reportero en la Gaceta de México), estábamos paseando cerca del parque, tan enamorados, y aquellos chiquillos que chapoteaban en los charcos iban a morir electrificados, no había de otra.

Se me chamuscaron las manos y se me prendió el cabello (luego te estuviste riendo mucho hasta que me crecieron las cejas y las pestañas, de calcinarse sólo se libraron mis calzoncillos, ¿recuerdas?) Pero salvé a esos niños, y esos niños hablaron, y todos me señalaron como mutante, pero no me importó si te tenía a mi lado, y sobre todo, no te importó a ti, que me amabas a pesar de todo.

Aquel grupo gallego de mutantes nos dio el chance de instalarnos en este país. Torbellino era un buen tipo, pero ese otro que se hacía llamar Miura… Era un fascista y me abstuve de unirme a ellos. Preferí dedicarme a trabajar en la papelería de nuestro amigo Julio. Todavía no había nacido Antonio.

Hace unos días él apareció en el negocio haciéndose el inocente. No me dijo cómo me encontró. Estaba algo cambiado, rejuvenecido incluso. Pero su aura nauseabunda y atractiva a la par es del todo reconocible, está acrecentada incluso. La intersubjetividad que reclama Victor Lars lo señala un ser de otro mundo. Antes del fusilamiento vergonzoso del Che, varios miembros de la Guerrilla de Ñancahuazú fuimos apresados por militares bolivarianos al mando de dos agentes de la CIA y conducidos hasta este sujeto seductor, culto y espeluznante. Me reconoció tras arrancarle los nombres en base a torturas a uno de los camaradas. Yo había sido un poeta del pueblo, alguien magnánimo con plena confianza en el género humano con alguna cosa publicada antes de seguir los pasos del Che. Insistía en mantener conversaciones sobre poesía con el telón de fondo de los aullidos de mis compañeros lacerados con sopletes. No quería información de nosotros. Me comentó que había trabajado a las órdenes de Himmler, aplicando la psicología a las técnicas de represión, y que había asistido al propio Mengele en sus experimentos. En cuanto alcancé el punto óptimo de desesperación, influenciado por el Rilke que recitaba y los aullidos de los torturados y el olor a carne quemada, me demostró la pericia adquirida hurgando en mi carne y rediseñando mi genética con los más insólitos compuestos químicos.

“Química inmersa en el azar: así nacemos y eso somos. Por esa causa morimos”, no paraba de repetir.

Victor Lars me dejó marchar un par de años después, acaso movido por un concepto morboso de la recompensa: María, yo soy un monstruo. Hice todo lo que me pidió para escapar del suplicio; utilicé mis habilidades para matar a cientos de represaliados.

Luego te conocí a ti, siendo un despojo en cuerpo y alma, ya de vuelta en la patria materna. Tú trabajabas en la enfermería del asilo, sanaste mis llagas, y tu amor me rescató de las tinieblas. Tendría que haberme matado, a pesar de todo, porque temo que nuestro hijo haya heredado esa alteración violentada de los genes, y entonces…

Lars quiere algo de mí. Me cité con él, no espero salir vivo de esa cita. Cuida de nuestro hijo, María, vigila por si desarrollara algún tipo de mutación; hasta el día de hoy creció sano, normal (lo cual no quita que sea el mejor hijo del mundo), pero si lo hiciera, si demostrara algún tipo de habilidad… sobrehumana busca ayuda, llévale esta carta a Torbellino. No a Miura, ni a Llamarada.

No hubiera querido trasladarte esta carga, mi vida. Pero no se me ocurre nadie más valiente que tú a quien pedir que la soportara.

Sé feliz.

Simón Mendoza, 13 de Septiembre de 2009.
En Málaga capital, España.

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06/05/2012, 18:38
Alicia

Trabajo con poca luz y con herramientas malas, pero es una modificación sencilla porque una radio ya esta diseñada para captar frecuencias. En el fondo es una modificación trivial, casi rutinaria. Carla esta nerviosa y no me sorprendería que se echase a llorar, así que en realidad habría que ponerla a hacer algo "útil" para distraerla. Por lo menos así no tendríamos otra "explosión".

- No creo que realmente quieran el marrón  de encontrarnos - respondí con voz suave, de forma meditativa.

Pensé que , si yo fuera un poli normal, lo último que querría es enfrentarme a una panda de mutis heridos y asustados. Aunque siempre había subnormales que se creían Rambo. Si venían a por nosotros peor para ellos, entre Neo y yo podíamos llenar esto de minas y terminaría con eso de "no siento las piernas". Conecté un par de cables y probé las frecuencias, los cambios iban bien.

- Pues deberías ver lo que puedo hacer con tiempo y material decente - esbocé una sonrisa torcida, mi padre siempre me había limitado, pero había llegado la hora  de demostrar que si podía construir ese robot plenamente funcional. Mi propio terminator casero, eso sí que merecería la pena de ver.

Dejé que hablasen, estaba concentrada en mi tarea y tenía poca luz, pero no quería llamar la atención del coche de polis. en cualquier caso estaba segura de que podría hacerlo con los ojos cerrados.

El tema del sueño me irritó ligeramente, ya iba la tercera vez que alguien lo sacaba e insistía en que salía en él. Pero yo no había tenido un sueño, no. Lo que yo había tenido era una intrusión en mi cabeza mientras estaba capturada e inconsciente. En resumen, me habían puesto a la defensiva y de muy, muy mala hostia. Odiaba que la gente se metiera en mi cabeza, era una de esas cosas que nunca, nunca me habían gustado. Ya me cabreaba con mi padre, así que con desconocidos ni te cuento. Me mordí el labio, lo mejor era no decir nada. Agaché la cabeza y seguí conectando cables, si parecía ocupada nadie me diría nada.

 

 

 

 

- Tiradas (1)

Motivo: Alterar radio

Tirada: 1d100

Dificultad: 70-

Resultado: 14 (Exito)

Notas de juego

Están contando historias muy largas, así que asumo que me da tiempo a trastear con la radio. La saco por mucho (más de 50) y sin contar los posibles bonos por ser algo fácil y tener sinergias, así que imagino que será capaz de hacerlo.

Nota: Mi pj piensa en Ibra como "Correcaminos" o como "Neo" porque al no saber su nombre le pone un mote. Lo de Neo es porque para él todo es "tiempo matrix" XD Eso si, no lo ha dicho en voz alta aún, así que no sería lógico que le copien el mote hahaha

PD: Voy a dividir mi turno en dos partes, no sea que pierda lo escrito.

 

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06/05/2012, 20:13
Alicia

El sueño que describía no se parecía a mi delirio, ni torres, ni Madrid. El de él era mucho más apocaliptico y dramático, nada que ver con la manipulación emocional a la que me habían sometido a mi. En realidad no me habría sorprendido en absoluto que aquel “sueño” fuera una forma de utilizarnos.

Sus comentarios me hicieron recordar las noticias y confirmaron mis sospechas sobre los altercados en la plaza del dos de mayo. Había sabido desde un principio que allí había mutantes y que el ejercito tenía la culpa.

- ¿Qué es lo que hace tu colega Rick? - pregunté mientras afinaba un poco el receptor. - ¿Cuál es... su especialidad?

Luego seguí con lo que estaba haciendo. Jodido librero, un puto precognitivo, eso explicaba cosas. Probablemente era él quién nos habían enviado la “visión”. Esa parte si coincidía con el tema de la playa y todos peleandonos con lo que fuese. Y supuse que la otra sería la telekinética. Entrecerré los ojos, puto precognitivo, si no estuviera muerto lo mataría yo misma.

El saber es un arma, cualquier idiota sabía eso, claro que un libro era un arma. Lo chungo, lo verdaderamente chungo, es que puede que hubiera un punto de literalidad en aquella afirmación.

Entonces mencionó mi nombre, joder que puta obsesión que parecía tener el precog conmigo. En serio, ¿no había más gente?

- Pff, - resoplé - pues si teníais que salvarme llegáis tarde. - solté con tono molesto -Dos veces. - añadí - Va, olvídalo.

Total, ¿qué importaba ya? Mi familia había sido capturada, Tazz estaba muerto, pero yo había salido sin un puto rasguño. Asco de vida. Empecé a trabajar en los detalles, quería no sólo captar las frecuencias, si no poder transmitir. Eso nos permitiría fingir que éramos una únidad y dar información falsa llegado el caso...

Sangre ácida, parecía ser una de las constantes. si volvían a aparecer, nesitabamos algún tipo de protección contra ácido y estaba muy segura de que podía confeccionar algún veneno contra ellos. Mierda, ¿cuándo había empezado a pensar en plural? Mal, muy mal. Tenía que centrarme. Aunque no pude evitar sentir cierta simpatía cuando escuché que también a él le habían vendido, igual que a nosotros.

Había terminado el trabajo, pero me dediqué a pulir los detalles y mejorarlo un poco. Más que nada porque se me había quedado mal cuerpo con todo lo que había escuchado. Y no había hecho más que empezar, porque ahora fué Antonio el que contó su parte. Asentí levemente cuando dijo lo del táser, ojalá tuviera uno ahora. O un equipo en condiciones, para el caso.


- Ya te he dicho que no tengo poderes. - bufé - Los poderes se despiertan en la puvertad y tengo unos cuantos años más.

Además, aunque envidiase a mi hermano, había terminado por asumir que jamás los tendría. En parte era el motivo de que hubiera aprendido a valerme sin depender de eso. Compensaba la carencia con tecnología y conocimientos. A la larga puede que eso me salvase la vida, cuando nos habían atacado ni me había planteado pelear o qué hacer.

Hice unos últimos ajustes a la radio y me giré de golpe, arrancando la carta de sus manos. Maldije entre dientes, estaba muy segura de que me arrepentiría de esto. Me tapé con la cazadora, formando una tienda de campaña que ocultase la luz y encendí la linterna para leer. Tenía bastante práctica con lo de leer así, eran muchas noches.

Apreté los labios mientras mis ojos recorrían a toda velocidad las líneas. En mi opinión, aquel tipo dramatizaba demasiado el rollo de tener poderes. Vale, lo de las torturas apestaba, pero los poderes no eran nada malo en sí mismo. El grupo gallego era evidentemente el de mi madre, pero por lo que fuese el padre de Antonio desconfiaba de mi madre. Lo interesante era que los poderes del padre de Antonio los había conseguido mediante compuestos químicos. Si me hacía con las notas tal vez podría replicar el proceso.

En otras circunstancias eso me habría alegrado porque habría sido mi oportunidad de conseguir poderes. Pero ahora no, no a este precio. Terminé de leer, apagué la linterna y le devolví la carta muy seria.

- Torbellino ha muerto, ya no podrás acudir a él.

Pero yo sabía dónde vivía y era improbable que hubiera nadie allí. De hecho, estaba bastante segura de que Miura y el ejercito no tenían ni puta idea de dónde estaba su casa. Es decir, no la residencia “oficial”, si no la casa a la que se iba cuando quería algo de paz. Me llevé la mano a la frente.

- Menuda mierda.

Encendí la radio con un volúmen bajo, no tenía ganas de hablar y hasta escuchar a la poli me parecía mejor.

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07/05/2012, 15:44
Director

Mientras operaba sobre los dispositivos, una parte de Alicia había permanecido ausente, sin dejar de cuchichear en una jerga técnica del tipo: “Analizando la forma de sintonía de los receptores analógicos, basados en la combinación de un condensador y una bobina me pregunté que qué pasaba, qué frecuencias sintonizaría un pequeño receptor de FM (el clásico radiotransistor a pilas) si le subía la frecuencia de resonancia, bajando el valor del condensador cerámico asociado a la bobina igualmente de resonancia. Probé y... conseguí que ese transistor sintonizara frecuencias entre 108 y 174 Mhz. Claro que ahora estoy tratando con una radio digital, pero…

Para conseguir transmitir a partir del material del que dispone, necesitaría desarticular un móvil y… Hay poca luz, no ha descansado, le escuecen los ojos.

 

(Fluctuaciones en el espectro radioeléctrico)
 

-L06, responda.
 

-Unidad L06 al habla. ¿Cómo está la cosa por ahí?
 

-De mierda hasta el cuello, Luis. Un par de piojosos se han resistido y el Sebastián les ha zurrado la badana.
 

-Qué municipal con más cuernos. ¿Ahí no estaba un primo tuyo?
 

-Que se jo… ¡Eh, estate al loro: una furgoneta sospechosa va hacia San Nicasio!
 

-¡Avistada! ¡Acaba de encender las luces, vamos en su persecución!
 

En este instante, el coche que vigilaba fuera arranca y sale disparado.
 

(Silbidos desagradables)
 

-Central, aquí L02, ¿para cuándo los artificieros?
 

-No toquéis nada. El GOEM va en camino.
 

-Pero los bomberos dicen que hay un monstruo en el interior, además de la maleta…
 

-Las órdenes son que tengáis controlados a los detenidos como sea. Que disparéis si no lo veis claro.
 

-Pero…
 

(Se cuela un fragmento del Fever cantado por Elvis Presley)
 

-Fina, no veas lo del Miura, ¿no?
 

-Aquí Central. Ajá, lechuga tenía que ser. El Guardián ya ha salido de Rota.
 

-Como se metan mano en una ciudad, la revientan.
 

-Se están haciendo apuestas, para ver quién gana.
 

-La madre del Señor…
 

-Ah, y dice Rubalcabra que Torbellino, antes de palmarla, informó que los terremotos de El Hierro son cosa de mutantes.
 

-Entonces es verdad, esto es la guerra… ¿Y la que falta del equipo, la Sasha?
 

-No ha dado señales de vida. Capaces de estar metidos en el ajo, ella y su puñetera familia mutada. Y menos mal que lo mencionas: os envío el retrato de la hija, que también está en busca y captura.
 

(Un zumbido de aspas dispersa las ondas)
 

-Activado localizador (brrrzzzzz) Numerosos objetivos fijados (pitidos, ruido, se pierde irremediablemente la señal)

 

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Como la conciencia del cambio climático, la de la cohabitación con semejantes con el genoma mutado, bien fuese de modo natural o inducido, es relativamente reciente. Los primeros especímenes se dataron tras la Segunda Guerra Mundial y los gobiernos hicieron todo lo posible por tenerlos bajo control, aunque la mayoría de los mutantes adolecen de grotescas deformaciones, mueren en la cuna o en los contenedores de basura, y llevan vidas muy desdichadas. Sólo los más afortunados pueden lidiar con el salto caprichoso, no planificado, de la evolución que encarnan. El hábitat del mutante es sórdido: la literatura, la cinematografía y el arte pop basado en mutantes no difiere tanto de las novelas de espionaje de Le Carré. El asombro por las extraordinarias capacidades que demuestran pasa, y sólo persiste el miedo y la envidia.

Para evitar la opresión del Estado, allá por los años setenta, algunos individuos se presentaron ante el gran público como defensores de la comunidad y se organizaron en grupos, como fue el caso de Torbellino (con la capacidad de provocar tornados rotando sobre sí mismo), Llamarada (con poderes piroquinéticos) e Íbero (apodado como Miura, formado en la Benemérita desde los años ochenta, reconocido fuera de las fronteras.) Aún existía en la actualidad otro abanderado de la Justicia de inmensos poderes: Pablo Arenas, Guardián de España, anexo al Ejército del Aire. Los mutantes empezaron a tener un nicho en las revistas del corazón.

En estos años de crisis económica sin precedentes, los mutantes también han aprovechado para mostrar su descontento, adhiriéndose incluso a grupos terroristas. Las represalias son brutales. El talante de Rodríguez Zapatero a lo largo de siete años de mandato ha sido conciliador, y esto, sumado a la situación de rescate financiero encubierto del país, puede suponer el descalabro del PSOE en las inminentes elecciones.

Notas de juego

Apuntes:
-Señalo algunas coordenadas de este universo ligeramente desfasado con respecto del nuestro.
-El Grupo de operaciones metahumanas son soldados del ejército pertenecientes a los GOE's entrenados para neutralizar mutantes.
-Lo de modificar la radio, creo que es una pasada, pero qué diablos, Alicia es muyy inteligente, qué le puedo rechistar yo.

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07/05/2012, 18:38
Ibrahim Gutierrez

Sonrío socarrón cuando Alicia dice aquello de que no es mutante por que ya se habría dado cuenta.

- Díselo aquí al amigo "Chispas", tía. Dice que se entero ¿cuando? ¿la semana pasada? Y me parece que hace unos cuantos años que le han salido los pelos en la polla. - Me produce un placer especial aplastar con una obviedad a alguien que se sabe más listo que yo. Si supiera algo de psicología, sabría que eso sólo pone de manifiesto mi complejo de inferioridad hacia esas personas, pero por suerte no llego a tanto y así lo disfruto más.

Hablan de un metahumano que ha muerto. - Torbellino. De qué mierda me suena ese nombre. - Nunca había prestado demasiada atención a lo que se oía sobre aquellos mutantes que se daban a conocer y decían ser superheroes. La verdad es que siempre los menosprecié bastante y los tenía clasificados en mi mente muy cerca de los demás personajes que aparecían en la prensa rosa con simple ansias de protagonismo y luz de foco.

Entonces caí en la cuenta. Había escuchado la radio del tipo del párking. Hablaban de la muerte de éste mutante. Pero no sólo de la de Torbellino.

- Joder. Hey! ¿Os suena un jodido mutante que se llame Dedal o Dédalo o alguna mierda por el estilo? - Miro a los demás mientras la radio de la policía atrona frases inconexas. Por lo menos para mí. - En la radio dijeron que el viejo profeta de la puta librería se llamaba así. 

Entonces vinieron a mi mente algunos detalles más sobre lo que Dédalo me explicó antes de caer víctima de aquella pútrida criatura que destrocé en la plaza Dos de Mayo. Pero las informaciones que dejaba ir la radio que había arreglado Alicia relegaron la conversación a un segundo plano.

- ¡De Putamadre! La bofia se pira. - Una amplia sonrisa acciona músculos de mi cara que hacía mucho que no usaba. - Andarán tras la furgona del capullo de antes.

Luego dicen lo del localizador y comienzo a preocuparme. - ¿Qué mierda es eso de un localizador? ¿Qué tienen? ¿Un puto radar detecta-tarados o algo así? - Comienzo a mirar hacia el negro cielo a través de los cristales empapados de la lluvia que aun arrecia fuera. Solo faltaría que apareciera otro helicóptero como el de esta mañana y nos detectasen desde arriba con algún dispositivo detector de mutantes. Entonces estábamos apañados.