Partida Rol por web

Me niego a discutir los requisitos sociales para no ser apaleado en los barrios bajos así que insisto en mi búsqueda de taxi libre mientras no tengamos una idea mejor así que cambio de tema.

¿Quién os dio ese mapa y qué os contó?

En cuanto oigo a Rick muevo la cabeza negativamente, todo esto se está saliendo de control y no estoy seguro de donde terminará. De un momento a otro somos terroristas y nos buscan para apalearnos por algo que no hemos hecho y me siento totalmente perdido con esa historia de magia del viejo, la chica e Ibra

Hagan lo que quiera... Respondo bastante desanimado y cansado a pesar de no haber pasado mucho desde que me desperté esta mañana Yo lo unico que quiero es vivir para contarlo..

Ibra sabe que lo apoyo en todo lo que haga y este no será la excepcion asi que espero simplemente a que un taxi se detenga

Os habéis alejado una veintena de pasos del vociferante tumulto. El tráfico discurre con la lentitud de un coágulo, haciendo que los taxis libres os resulten inaccesibles.

Escucháis como alguien advierte:

-¡Ya, ya ponen las fotografías de esos hijos de puta!

Y enseguida los que están en primera fila empiezan a mirarse los unos a los otros en pos de una identificación, dando pie a una marea inquisitorial que no tardará en alcanzaros.

Por las comisuras de tus ojos penetra un filo rojo: se trata de una figura femenina enfundada en un vestido rojo.

Es la chica del metro de esta mañana, sólo hace un rato que llegaste siguiéndola a la plaza. Parece nerviosa, llega por la acera contraria, un pespunte carmesí entre las siluetas anónimas y apresuradas, se detiene, mira hacia un lado, hacia el otro, y termina por entrar en un sucio portal.

Al ver la reacción de la gente miro desesperada alrededor. Estos tipos que no conozco saben algo y necesito averiguar que es, por que tienen mi nombre escrito en ese mapa y que tiene que ver ese lugar de la sierra. Además de asegurarme que mi madre está bien.

¡Joder! Rápido, meteos al cine. Ahí no hay noticias y está oscuro. Yo iré enseguida pero no me dejéis tirada.

Les empujo hacia el cine y luego empiezo a gritar saltando y estirando el cuello, apuntando hacia la boca del metro de Callao.

¡EH! ¡ALLÍ! HE VISTO ENTRAR A UNO AL METRO, SE HA METIDO POR LA ESCALERA.

Señalo mientras rezo porque no haya un tumulto y atropellen a alguien pero tengo que distraer la atención.

Justo antes que la chica esta intente empujarme logro ver a la chica de esta mañana y me llama mucho la atención. Despues de todo lo que ha sucedido hoy no me extraña que esto no es pura causalidad, algo tiene que ver esa niña en mi vida así que le digo a la chica esta

No me empujes, debo irme!! y corro hacia la acera contraria para ingresar al portal de enfrente detras de la chica sin prestarle atención a mis amigos o a Sara. Solo espero no llamar la atención demasiado

Al ver cómo la situación se complica, no puedo más que emitir un bufido mientras pienso - ¡Qué coño hace esta tía! ¿Se le ha ido la olla?

Sin embargo me acerco al cine y miro de pasar desapercibido entre la multitud, que parece tener cosas más importantes que hacer en aquél momento que fijarse en mí... o eso espero. Me doy la vuelta y Rick no está. - Pero, ¿Dónde coño se ha metido ahora Rick? - Pienso algo desorientado por todo lo que está sucediendo y escapando del más mínimo control.

No entro completamente en el cine. Lo cierto es que no tengo un duro, así que no podría entrar si no es colándome. Esto último no sería mayor problema, pero prefiero no entrar dentro si no sé dónde está Rick. Así que disimulo en la cola del cine, mientras observo qué pasa. 

Entonces me doy cuenta que uno de mis problemas puede solucionarse rápidamente. Estoy rodeado de gente. Con el movimiento de mi mano podría alcanzar tranquilamente cuatro o cinco bolsillos y bolsas diferentes, así que no pierdo la oportunidad de agenciarme algo de dinero, que no deja de ser fácil, al ver que todo el mundo está pendiente de lo que sucede en la calle.

La multitud, entre sorprendida, escandalizada y temerosa de que sus deseos de tomar justicia por su mano puedan hacerse realidad, crucifica con sus miradas primero a Sara, y luego otea en la dirección que apunta. Aparecen móviles. “¡Avisen a la policía!”, propone alguien.

En estos momentos de incertidumbre, Rick se ha zafado y comenzado a atravesar la calzada, sorteando coches que circulan a una velocidad mínima, para alcanzar la acera contraria, en busca de un sucio portal.

Y no es que Ibrahim se haya encontrado el acceso al cine franqueado: un joven empleado está a punto de cerrar las puertas, tras una pronta evacuación.

Efectivamente, te has arriesgado y te has hecho con un botín que abulta tanto como el cofre. Quizás deberías guardar esas carteras ahí dentro, ahora que estás en el recibidor del cine, antes de que el empleado se vuelva y te descubra haciéndolo.

El interior del bloque es oscuro y descuidado. Hace mucho tiempo que no se pinta… o que no se limpia. Debajo del hueco de escaleras hay un buen surtido de bicicletas baratas arracimadas. Las puertas endebles dejan escapar todos los sonidos de los apartamentos. Huele a rancio aquí dentro.

¡Mierda, mierda! Nada sale bien hoy, ¿dónde irá ahora este tío? Al menos espero que ahora todos concentren su atención en el metro y la policía vaya a las salidas de metro. Eso debería darnos un respiro fuera.

¡Oye, deberíamos buscar un lugar tranquilo donde ocultarnos hasta que pase la marea o un vehículo en el que perdernos lejos de este follón! ¿Dónde va tu amigo?

Desesperada por no perder el único hilo del que puedo tirar para saber que está pasando trato de seguir al escurridizo Ibra aunque no necesito esconderme y eso me facilitará la tarea espero.

Ibrahim no está lejos de ti, se ha demorado en la entrada del cine.

Rick, por su parte, ha cruzado la calle, provocando una protesta de cláxones, y justo ahora acaba de desaparecer por el portal de un bloque descuidado, que queda casi frente por frente del cine.

Haber dejado a los demás atras bien puede ser una locura pero tambien creo que separados les será a los locos que nos buscan encontrarnos, además no puedo evitar una coqueta y seductora falda por lo que simplemente debia hacerlo. Pero nunca me imaginé que terminaria en un lugar como este, que clase de dama ingresa a un sitio tan asqueroso?

Camino cubriendo mi nariz cuidadosamente para evitar los olores nauseabundos del lugar, simplemente debo andar con cuidado y echar un ojo a ver si miro a la nena

Veo que Sara está siguiéndome y que Rick se ha perdido de vista. La cosa quizá se esté complicando o quizá no. Rick sabe arreglárselas muy bien sólo, pero el color de mi piel es algo demasiado evidente como para poder ocultarlo y la gente se fijará. Ir acompañado de Sara, puede facilitarme las cosas.

Miro a la mujer y le hago un gesto con la mano para que me siga. Acto seguido, me dirijo hacia los servicios del local. Antes de entrar, se lo anuncio a Sara.

- Voy a mear.

Y entro dentro, echando el pestillo.

Dentro del servicio, lo primero que hago es dejar todo lo que llevo sobre el lavabo y aligerar mi vejiga. No se puede pensar con tanta presión en el bajo vientre. Cuando acabo, cierro la tapa del inodoro y lo uso como mesita. Saco lo que acabo de robar y lo inspecciono por encima, para saber con qué cuento. Saco de la cartera los billetes y me los meto en un bolsillo. Si encuentro algo más de utilidad, lo meto en el otro bolsillo y dejo la cartera vacía, sólo con la documentación dentro de ella, en un rincón del lavabo, como si se le hubiera caído a su portador por casualidad.

Abro el cofre y meto los mapas y todo lo que pudiera tener en mis manos dentro de él. Así sólo tengo las manos ocupadas por el cofre.

Abro el grifo. Me refresco la cara y salgo del lavabo.

No me demoro demasiado. Salgo del lavabo y vuelvo donde está Sara.

- Tenemos que largarnos de aquí cagando hostias, tía. - Le susurro al oído - Esta peña me va a reconocer a la voz de ya y entonces vamos a tener un marrón encima que se nos va a oler desde Marruecos

Pasamos al lado de un expositor de gafas de sol para turistas y elijo unas que me tapen lo más posible la cara.

- Toma, compra esto - Le doy las gafas y un billete de veinte euros. - Y esto - Le alargo un gorro que acabo de ver en otro de esos tenderetes del cine, de merchandising de alguna película. Entonces agarro un panfleto de esos que anuncian qué películas echan y disimulo como si leyera el programa, con la cabeza gacha y procurando que nadie me pueda mirar directamente a la cara mientras espero que Sara realice la gestión que le he solicitado.

Asiento a Ibra y con el dinero, las gafas y el gorro voy a caja mirando al chico que iba a cerrar ya con cara de pena, una sonrisa agradable y un mohín de súplica.

Por favor, anda, mi novio tiene un capricho y me gustaría regalarle esto, cóbrame.

El muchacho gira la cara para mirar a Sara. Su cara refleja contrariedad y cálculo de si merece la pena el llamarle la atención a Ibrahim, quien se había deslizado sin miramientos hacia los servicios, pero al cabo de unos segundos pone los ojos en blanco y acepta el billete, murmurando por lo bajo.

Entonces, entra un tipo calvo de la calle, algún conocido, publicando con escándalo:

-¡Eh, Alberto, que sí, que han sido atentados! ¡Unos moros de mierda con poderes! ¡Están poniendo las imágenes ahora mismo!

A Alberto se le enciende la bombilla y se lleva impulsivamente un dedo a los labios, para ordenarle que calle. Vuelve a mirar lentamente a Sara, y luego a Ibrahim, que hace por camuflarse. Ha tenido tiempo de examinarle mientras salía del baño y cogía los objetos. Entonces, sale de estampida hacia la salida, empujando a su compañero:

-¡Corre, Jesús, corre! ¡Que ese ha puesto una bomba en los servicios!

La mujer de rojo te llevaba ventaja, vas tras su pista. El edificio no tiene ascensor y debe tener unas cinco plantas. Subes las escaleras con cautela y algo llama tu atención en el rellano de la segunda: una revista nueva, arrojada sobre un montón de polvo y publicidad, junto a la puerta más alejada. De la que queda enfrente, escapan sonidos domésticos y palabras en un idioma extranjero, tal vez el chino.