Partida Rol por web

-Efectivamente caballeros. Lord McGregor me ha dado instrucciones para recogerlos a vosotros y a nadie más.- dice la mujer y agrega, presentándose -Mi nombre es Tamara Tinken y soy la asistente personal de Lord McGregor.- al decir esto hace una pequeña reverencia a Lytton y una inclinación respuetiosa de cabeza al resto, y sigue -Aunque sé que esperan embarcar en un vuelo corto hasta Edimburgo, debo darles la mala noticia de que el vuelo está suspendido por efectos del mal tiempo que hay ahora mismo en Escocia. Sin embargo, como Lord McGregor es conocedor de que vuestro tiempo es valioso, me ha enviado en uno de sus automóviles para que les lleve de inmediato, el viaje será un poco mñas largo e incómodo, pero es mejor esto que esperar a que el tiempo mejore, cosa bastante incierta.- termina la joven con una voz un poco más grave de lo que esperaríais, pero que le da un toque que la vuelve agradable que sus similares con voces aflautadas.

Un placer señorita Tinken. Digo gentilmente Perfecto entonces, vamos a lo nuestro, que de viaje ya tendremos tiempo de dialogo, si es que se quiere. Digo mirando el cielo totalmente tapado este lado del Atlántico suele tener como denominador común el mal tiempo bromeo.

-Y solemos estar preparados, per el temporal sobre Escocia no nos ha dejado otro camino que viajar por tierra. Aunque los pronosticadores del tiempo dicen que escampará mañana.- responde Tamara con una sonrisa y, mientras señala una de las salidas del aparcamiento  dice -El coche nos espera por aquí, si hacen el favor de seguirme.- 

Al salir siguiendo a Tamara os encontráis en una especeide parking reservado, ya que es bastante pequeño y hay solo unos pocos coches allí. Antes de que la chica os diga nada ya sabéis cuál es el coche de McGregor: un Rolls Silver Wraith del año pasado que destaca notoriamente del resto.

El coche está aparcado junto a una de las paredes que delimitan el lugar, justo frente a un depósito de combustible, os llama la atención el no ver un chofer por ninguna parte, pero Tamara parece no hacer caso de ello. 

Monty lo que te despierta es simpatía (lo hace casi con todo el mundo) y sabe sque personalmente no le conoces, pero es probable que hayas visto su foto en la prensa o en los avisos de la Ford que tanto le gusta protagonizar.

También puedes saber de él porque están preparando todo para que sea el enlace europeo de la firma de coches. 

Bajar del avión supuso un alivio que todos agradecieron, y una vez en tierra, Marvin se estiró placentéramente haciendo crugir sus articulaciones en el proceso.

La rutina de llegada los volvió a descolocar y confundir como cuando salieron de américa, y es que ellos seguían sin ser del tipo de gente que habitua a viajar con semejantes comodidades, pero una vez superada la sorpresa del nuevo recibimiento, todos se dirigieron hacia la salida del aeropuerto, solo para encontrarse con una nueva sorpresa que hizoo surgir una mueca en los labios del detective.

Vaya... esto va a ser bastante diferente a lo del avión. Pensó lanzando una mirada al vehículo que la mujer que los había ido a buscar les mostró.

Marvin dejó la maleta en el maletero y se quitó su enorme abrigo negro mientras miraba el encapotado cielo, despues de hacerse las presentaciones pertinente, y estrechar la mano del hombre que se les unía en ese punto del viaje.

-Desde luego que ha sido toda una sorpresa este inconveniente. Dijo. Ya empezaba a acostumbrarme a la comodidad del avión, así que veamos cómo es de grande el interior del automóvil. Más vale que haya espacio o creo que iremos bastante apretados. Dígame señorita, ¿Va a ocupar usted el puesto del conductor? El roce hace el cariño, jejeje.

-Oh... por supuesto que no, señor Hayes. Es que el chofer seguramente estará en al bar...- y consultando su reloj  continúa -De hecho hemso quedado aquí en cinco minutos. Y despreocúpese por la comodiad que este modelo es, por suerte, bastante espacioso.- y dicho esto mira a Marvin durante unos segundos para terminer diciendo -Claro que, con su tamaño, probablemente sea verdad que viajaría más cómodo en el asiendo del copiloto... aunque eso contravenga las normas.-

A Marvin se le aguó un poco la fiesta. Esperaba poder sentarse junto a la señorita de rasgos asiáticos para intimar un poco con ella. No es que esperara conseguir nada, estaba habituado a que su físico repeliera a las mujeres, pero con el tiempo había aprendido a divertirse con ello, y era imposible ser tímido con las damas cuando uno sabía de antemano cual iba a ser la respuesta de estas. Era una forma de jugar con ventaja, y lejos de deprimirse por su escaso éxito en el amor, Marvin prefería divertirse a su desvergonzada manera.

Además, por un módico precio, había señoritas que le ahorraban el arte del cortejo caballeresco, y satisfacían iguálmente sus necesidades viriles.

-Como prefiráis todos. La verdad es que no voy a ser el único que va a ir apretado si me siento ahí atrás. Señaló con indiferencia la parte de atrás del vehículo usando el pulgar. De modo que si a nadie le importa, sería lo mejor por la comodidad de todos.

Al salir del avión no pude evitar mostrarme algo dolorido al volver a ponerme en pie, teniendo que hacer un uso aún mayor del habitual al bastón. Pero evité pensar en el dolor gracias al temprano encuentro con una joven de nombre Tamara, la cual se había presentado como asistente de McGregor a la entrada del aeropuerto. Y no solo eso, sino que al grupo se nos unía nada menos que un lord y sin poder evitar sentirme extraño dentro de este grupo me presenté ante los desconocidos. -Me llamo Ismael Montesco, un placer...- dije con un pequeño ademán con la mano.

Pero la sorpresa fue aún mayor al comprobar que viajaríamos en un automóvil privado. -¿Qué será eso tan importante que no podemos retrasarnos ni un solo día?- susurré mientras caminaba pesadamente hacia el automóvil acompañado de todo el grupo. -Creo que sí... lo mejor es que vaya usted delante- le digo al gigante del grupo con una sonrisa en la cara. -Ya veo que con tres de nosotros en los asientos de atrás iremos más que enclaustrados-

Mientras estáis terminando de decidir el reparto de plazas en el coche unos pasos detrás vuestro os llaman la atención y, antes de que os podáis dar la vuelta, vési a Tamara sonreír diciendo:

-Ahhh, aquí llega nuestro chófer.- 

El chofer se acerca con paso tranquilo, mientras os dáis la vuelta para verle. Está a unos tres metros de vosotros aproximadamente cuando os ve.

Al ver a Monty hace un gesto de sorpresa, y al ver a Marvin directamente palidece y hace un amago como de detenerse, pero se sobrepone ráidamente y continúa andando, llega hasta ustedes y, sin decir palabra, recoge las maletas que aún está, en el suelo y las acomoda con pericia en el maletero, una vez que termina, con la mirada clavada en el cuelo, dice:

-Señortita Tinken, el coche está cargado y preparado. Partiremos cuando usted lo indique.- 

Y hecho esto se queda de pie, silencioso y sin dejar de mirar al suelo, al lado de las puertas abiertas del vehículo.

En los labios de Marvin afloró una sonrisa, y no pudo evitar que esta se agrandara a medida que el chofer se acercaba hasta convertir su rostro en una grotesca cara sonriente, más semejante a un diablo venido de algún insondable tártaro, que a un hombre.

-Vaya, vaya, vaya... pero si es el cachondo del chófer de Loxton... Dijo más para si mismo, que para los que lo rodeaban. ¿No tendrás alguna de esas revistas tuyas en el coche ¿Verdad? Me alegrarán el viaje, que parece que se avecina largo, jajaja

Con aquella última frase la carcajada no se resisitó más, pero Marvin calló al sentir las miradas de los demás puestas en él.

-Monty y yo conocemos a este hombre... por la mente de Marvin pasaron fugaces imágenes sobre lo acontecido tiempo atrás con la propiedad de alguien a quien hubieran deseado no conocer, y su semblante cambió a una seriedad que asustaba. ...conocemos a este hombre por un trabajo que hicimos en el pasado. Concluyó sécamente, sin querer hacer más aclaraciones. El viaje estaba resultando lo suficientemente ajetreado como para haberle hecho olvidar las pesadillas que lo acosaban todas las noches tras El Caso Loxton, y prefería que siguiera así.

El chófer no dice ni una palabra y sigue con la vista fija en algún punto del duelo, aunque notáis que las orejas que asoman bajo la gorra (y que es lo único que podéis ver de él mientras siga en esa posición= se han puesto rojísimas. 

Algo jocoso por el comentario que el gigante había hecho al chófer, estuve a punto de unirme a las posibles bromas cuando observo que el semblante de mi compañero se había cambiado por otro totalmente distinto, más serio, aterrador...

"¿A qué tipo de trabajo se referirá para haberse puesto así?...Debe haber sido serio... ¿será algún tipo de matón a sueldo?" las preguntas casi salen atropelladas de mi boca, pero consigo mantener la cabeza fría y guardo todas estas dudas para mí. -Bueno- comienzo a decir, para intentar quitarme de encima esa sensación de desasosiego. -Si me disculpáis... creo que entraré ya en el auto- digo, golpeándome levemente la pierna con el bastón. -Cuanto menor tiempo esté en pie, mejor- intento soltar una sonrisa, pero no lo consigo e inmediatamente después comienzo a ocupar un asiento en el coche. 

-Sí, será lo mejor. Respondió Marvin mientras abría la puerta del vehículo, e introducía su enorme cuerpo por en el mismo. Ya nos vamos a tirar un buen tiempo de viaje aplanando el cuelo en estos asiento, como para encima hacer el día más largo.

Marvin cerró la puerta lo más delicádamente que pudo, pese a que el portazo sonara a los demas como el derrumbe de una montaña, y se acomodó en el asiento de la mejor manera posible dados su tamaño.

-Adelante gente. Seguro que me acuerdo de muchas batallitas de mi profesión para contaros durante el viaje, os aseguro que son de lo más entretenidas, jejeje. Aunque no son para estómagos sensibles desde luego. Añadió con una sonrisa maliciosa.

"Ay Dios.... menudo viejecito me espera" piensa Connors pensanndo en las casi siete horas que los separan de vuestro destino cuando os termináis de acomodar y pone en marcha el coche, que parte con un suave ronroneo. 

Luego de lsa seis horas y media que duró el apacible pero agotador viaje llegásteis a la "McGregor Mannor", un enorme palacio situado en lo alto de una verde colina. No pudísteis apreciar demasiado del paisaje ya que. además de estar extenuados, la llegada fue cerca de las once de la nocDurante el viaje os sucedieron algunas cosas sin importancia, como que Hayes tardó bastante en acostumbrarse a que aquí se conduce por la derecha (y regañó al chófer al salir del parking del aeropuerto) o que el chófer consiguió este trabao (bastante mejor que el anterior) gracias al cuerpo de abogados de Loxton y Loxton quienes, previendo demandas, ubicaron a todos los empleados directos de los Loxton en los mejores sitios que pudieron encontrar.

Al llegar a la casa los recibió un mayordomo que os informó cuáles eran sus habitaciones y que el señor los vería por la mañana para desayunar, la señorita Tinken os dio las buenas noches y os fuisteis, por fin, a dormir.

A la mañana siguiente, cerca de las nueve, unos discretos golpecitos en la puertaos y la voz del mayordomo os informaron a cada uno que Lord McGregor se estaba preparando para bajar al salón a desayunar, por lo que hicísteis lo propio. Media hora más tarde ya estábais todos ante una mesa con un deayuno copioso y compuesto por una cantidad enorme de alimentos, entre los que había jamón, huevos, tocino, café frutas, zumos, jarras de agua, bollería diversa, jaleas y mantqeuilas. Y por si fuese poco el mayoromo os dijo que pidiéseis lo que os hiciese falta.

Presidiendo la mesa, con una sonrisa, estaba sentado Lord McGregor.

-Buenos días caballeros.- dijo en tono jovial al verles llegar e hizo un ademán invitándoos a sentaros -Espero que hayáis podido descansar bien.-