Partida Rol por web

Es una mañana de mediados de julio, de esas que presagian una buena dosis de calor que se descargará durante el día. En esta época, por suerte, todo el mundo parece ir a cámara lenta asi que ninguno teneis apuro por levantaros de la cama, sin embargo, a las ocho en punto de la mañana suena el timbre de manera bastante insistente y, cuando os levantáis, un courier de mensajería privada os hace entrega de una carta y os pide que firméis el recibo, ya que es certificada.

Al mirar el sobre veis que lleva el monograma de McGregor, a quien hace mucho tiempo que no véis y ha pasado por lo menos un año sin que hayáis recibido noticias suyas, dentro del sobre encontráin una carta:

Querido compañero: Si el asunto que quiero tratar no fuera importante no acudiría a vosotros, pero en estos momentos sólo puedo confiar en vuestra amistad y buen hacer. Os pido que vengáis urgentemente a Edimburgo. No contéis a nadie que venís, guardadlo en secreto, nunca se sabe quién puede estar acechando. Os adjunto los pasajes de avión hasta Londres, donde enlazaréis con otro avión que os traerá a Edimburgo. Un coche os conducirá a mi mansión.

Atentamente vuestro, S. Mcgregor

Y junto con la carta hay un pasaje de avión con destino Londres que parte dentro de dos días.

Es una mañana de mediados de julio, de esas que presagian una buena dosis de calor que se descargará durante el día. En esta época, por suerte, todo el mundo parece ir a cámara lenta asi que no sientes prisa por levantarte de la cama, sin embargo, a las ocho en punto de la mañana suena el timbre de manera bastante insistente y, cuando acudes, un courier de mensajería privada te hace entrega de una carta y te pide que firmes el recibo, ya que es certificada.

Al mirar el sobre ves que lleva el monograma de McGregor, a quien hace mucho tiempo que no ves y ha pasado por lo menos un año sin que hayas recibido noticias suyas, dentro del sobre encontráin una carta:

Querido compañero: Si el asunto que quiero tratar no fuera importante no acudiría a vosotros, pero en estos momentos sólo puedo confiar en vuestra amistad y buen hacer. Os pido que vengáis urgentemente a Edimburgo. No contéis a nadie que venís, guardadlo en secreto, nunca se sabe quién puede estar acechando. Dentro de tres días estarán tres xompañeros más en el aerpuerto de Londres, donde te pido que te reúnas con ellos para vilar hasta Edimburgo.

Atentamente , S. Mcgregor

bien, doy por sentado que no conosco a ninguno de los demas personajes?

avisame^^

Si había claramente una cosa que Barclay Thornton Bulwer-Lytton III, Earl of Lytton y Companion of Honour, no tenía por costumbre durante el receso parlamentario de verano, y por ende durante sus vacaciones, esta era levantarse a las 8 de la mañana.

Pero no había mucho que pudiese hacer. El que estaba tocando el timbre no pensaba admitir una negativa como respuesta y Barclay, previó a pasar unos días en la Costa Azul antes de pasar una temporada en New York, había dado franco al servicio de su piso. Solo quedaba el para abrir la puerta. Sin mucho remedio se levantó de mal humor y enfiló hacía la puerta mientras se ponía su bata.

Resultó que era el cartero con una misiva proveniente de Edimburgh, de parte de McGregor. La leyó con cuidado mientras luchaba para tratar de despabilarse a la vez que volvía a su cuarto en busca de su pipa. Luego de haberla leído la dejó sobre la mesa de luz sintiéndose un poco extrañado por el contenido de la carta. Tanto secretismo era extraño, lo mismo que se le pidiera que se reuniera con desconocidos.

Probablemente en otras circunstancias Barclay hubiese hecho caso omiso ante semejante pedido pero... era McGregor quien se lo pedía y en la misiva podía entreverse algo de desesperación. Resolvió, por ende, hacerle caso.

Hizo un par de llamadas cancelando sus arreglos turísticos, pero sin aclarar que haría en su lugar, y se preparó el mismo su equipaje. Básicamente dos maletas con lo indispensable desde su punto de vista. Llevó la chequera con sigo y cerca de unas dos mil libras en metálico para tener algo para unos días en ese lugar donde la rueda es considerada lo mas novedoso en lo que a la civilización respecta, Escocia.

Bajó las valijas el solo y las guardó en el maletero de su Bentley y enfiló hacía London Airport, en Heathrow. 

la carta me tomo por sorpresa, pero sin embargo no debia descuidar mi rutina. los asuntos importantes deben esperar al desayuno; despues de todo es un tedio pensar con el estomago vacio. me arregle con cuidado, eligiendo un traje liviano y luego de rasurarme y peinar mi bigote baje a desayunar. mi criado, un hombre atento, arreglo la mesa y coloco la humeante taza de te y los bollos recien horneados sin decir una palabra. el silencio en las mañanas me parece importante, casi vital, necesito ordenar mis ideas para afrontar el dia. repase la carta con tranquilidad y mire los billetes de avion sopesando la posibilidad de descartar el asunto. muy caro eh llegado a pagar por mi curiosidad, pero lentamente la idea de un viaje a inglaterra se apodera de mi mente. la vieja inglaterra, la pobre inglaterra....

cuando deje mi taza vacia en el plato ya tenia decidido partir. si el asunto tenia algo de interes podria avivar mi embotada mente y en caso de ser solo una excentricidad del amable MCgregor,  aprovecharia la oportunidad para visitar los museos y charlar con varios colegas retirados.

Marvin se levantó como cada mañana, dispuesto a encarar el nuevo día.

Un café cargado, unas tostadas, y un cigarro para comenzar el día, eran el único combustible que necesitaba el gigante para recargar pilas hasta la hora de comer. Leyó el periódico mientras desayunaba en la pequeña cocina del cuchitril en el que vivía, y que por comparación a él, parecía haber sido construida con gente liliputiense como posibles inquilinos. Sin vestirse todavía, y únicamente tapado con la ropa interior sudada a causa del calor de Julio, terminó el desayunó y consultó el correo tras salir a recogerlo al buzón, sin  ningún tipo de pudor por que la vieja del tercero lo viera caminando por las escaleras del edificio en paños menores.

Factura... factura... factura... Pensaba el detective mientras iba pasando las cartas una a una en su casa, despues de haberle dado un satisfactorio susto a la señora. ¿Qué es esto? Se preguntó al detenerse en el sobre con el remite de la dirección de MacGregor. Dejó las facturas de lado, y abrió el sobre con la intención de leer la carta, cuando terminó torció el labio. Hummm... Qué extraño. Es demasiado críptico y misterioso como para no hacer caso al mensaje. Tal vez Monty haya recibido una carta como esta viendo lo que pone aquí.

El detective se apresuró a vestirse, y salió a la calle carta en mano a buscar un teléfono público con el que contactar con Monty. Marvin no disponía de recursos suficientes como para permitirse el lujo de pagar una linea de teléfono, de modo que acudía periódicamente al bar de abajo cuando requería de su uso, y hasta ahora había sabido manejar sus trabajos y contrataciones como detective de ese modo, sin embargo, paseó el camino hasta el bar como de costumbre, jurándose a si mismo que en cuanto consiguiera una buena reputación con la que tene run flujo constante de clientes, lo primero que haría sería ordenar la instalación de la linea en su casa.

Por suerte no era el caso de Monty. Un ejecutivo como él ganaba lo suficiente como para permitirse esos gastos, y a Marvin no le costó contactar con él cuando llamó a su casa a una hora que decidió sería la adecuada para localizarlo en la misma, probablemente rodeado por su familia.

-Monty... soy yo, Marvin. Le dijo con su grave voz cuando respondieron a la llamada. ¿Que tal la familia? Espero no haberte pillado en  mal momento. Marvin mantenía la mirada fija en el vaso de cerveza que tenía frente a él, sobre la barra del bar en el que se encontraba encorvado mientras hablaba. He recibido una carta esta mañana del tipo ese que conocimos en aquella subasta a la que me llevaste, MacGregor. Pide que vaya a verle a Edimburgo y envía el pasaje de avión para ello. ¿Te ha llegado algo de esto a tí? Despues de lo que hablamos con este hombre en la subasta y viendo lo misterioso de la carta, deduzco que lo habrá hecho.

Me despierto con el ruido de las cortinas al correrse bruscamente... Me cuesta abandonar el sueño que tanto me costo conciliar. Es Alex, mi amada esposa... Tan dulce y amorosa, tan fragil... Tan ignorante de lo sombrío que acecha tras un rincón inpensado.

Nuestra empleada la secunda, como un sargento a su capitán, en sus manos sostiene una mesita con patas plegables para desayuno...

Alex sabe que he tenido una de "esas" noches. Nada pregunta... Sus tiernos ojos de cielo me observan con una paciencia infinita... Ella preciente que algo ha hecho mella en mi interior, pero ni una sola vez quizo hacerme romper el silencio a ese respecto.

Si supieras cuanto te amo, mujer... Pienso agradeciendo este regalo de dios... Si es que dios existe.

Buenos días esposa mía. Gracias Macy digo a la empleada cuando me deja el desayuno cargado, los diarios y la correspondencia. Comienzo por los movimientos de la bolsa consolidados, y por el mercado automotriz soviético. Estos cabrones... El estado el estado... Buff...

La pequeña ha partido ya al instituto? Pregunto protocolar. Ella asiente. Hoy tienes paseo de compras con Sharon, la mujer de O`Bannon verdad? Digo ausente, a sabiendas de lo poco tratable que me pongo en los días posteriores a las interminables noches de pesadillas en que lo oculto se asoma a mi vida perfecta, y criaturas humanodie-caninas destrozan a mi pequeña hija con sus deformes colmillos.

Y esto...? Pregunto al tiempo que abro el sobre con tan -para mi- conocido monograma.

Vaya... Me limito a murmurar mientras mi amada, quizá cansada de las rarezas que de tanto en tanto vuelven a brotar en mi persona, deja nuestro cuarto y baja las escaleras.

Un breve baño, antes de comenzar a decidir sobre cómo avanzar sobre el asunto y, nuevamente Macy avisandome que tengo teléfono.

Marvin! Amigo mio!  Muy bien por fortuna respondo contento de haber recibido esta llamada, justo hoy. Mi pequeña ya casi está de tu altura jeje Bromeo. Luego escucho atento lo que sobre la carta me dice Marvin.

Si amigo, en iguales condiciones me encuentro... Qué dices, nos encontramos antes de viajar? Miro de reojo a mi esposa, y la veo triste. Hermosa pero triste... Creo que mis cambios, y sobre todo, las lecturas que me ha encontrado realizando sobre lo oculto, le han sentado mal... Quizá vea que su viejo Monty va siendo consumido por algo que desconoce... Pero teme.

-Entonces lo tienes decidido... Comentó Marvin, ahuecando con la mano sobre el receptor del teléfono para que los ruidos del bar no interfirieran en la comunicación. La verdad es que no tengo ningún trabajo ahora mismo, y un cambio de aires me vendría bien. Además, la mosca no ha dejado de zumbarme por detrás de la puta oreja desde que he leido esta jodida carta. Seguro que tu también sigues despertándote por las noches de mala manera despues de lo de Loxton. Es algo difícil de olvidar ¿Eh? Y este MacGregor también se las trae, por lo que sabemos de él. No se, la curiosidad me puede, y quizás saquemos tajada del asunto, ya sabes que siempre ando necesitado del puto dinero.

Marvin dió una calada al cigarro que tenía atrapado entre los dedos de la mano, y volvió a ahuecar el receptor del aparato con la misma tras escuchar la proposición de Monty.

-Me parece bien. Tomémoslo con calma, quedamos para tomar algo, preparar el viaje y para Edimburgo. Y ya veremos que es eso tan importante que quiere MacGregor y que no no puede decir por carta. La verdad, empiezo a temer que las pesadillas del pasado vuelvan a nuestras vidas, pero no estoy muy seguro de que alguna vez se marcharan. Joder, el otro día asusté hasta al puto gato cuando me desperté gritando. En fín, dime una hora y un lugar, y allí estaré, se muy bien que ni te gustan, ni te convienen los ambientes en los que yo me muevo, jejeje.

Dos días después de recibida la nota llegas al aeropuerto de Nueva York. El sitio, sin estar atestado, tiene una afluencia de público bastante importante, y cuando presentas tu pasaje para embarque notas con sorpresa que el empleado de inmediato coge un teléfono y dice algo mientras tepide que esperes. Un minuto después otro empleado de la línea aérea aparece a tu lado como si hubiese brotado del suelo, se hace cargo de tus maletas poniéndolas en las cintas de embarque y te pide que lo sigas. Vas al VIP.

Una vez allí te das cuenta de que no vas al VIP de pasajeros de primera ni nada de eso (has pasado por delante de esa puerta sin que quien te guía haga amago alguno de detenerse, sino que vas al VIP de verdad, ese que está reservado para el Presidente y algún otro personaje igual de importante.

El empleado te hace pasar por una puerta que parece la de una oficina cualquiera y te deja allí, diciéndote que si necesitas algo nu dudes en usar el teléfono, y qu ete vendrán a buscar cuando el avión esté listo para el despegue.

Te quedas allí, solo, en medio del lujoso salón. Al cabo de unso pocos minutos que apenas te permiten acomodarte en uno de lso sillones la puerta se vuelve a abrir y entran dos hombres que aparentemente vienen juntos. A uno le conoces de vista,  es Charles Montgomery Burns, el principal ejecutivo de la Ford Motors Company, y siempre aparece en la prensa, dando entrevistas por radio o promocionando la firma en la televisión. El otro es mas misterioso, un tipo literalmente enorme, con la cara surcada de cicatrices y más parece un gladiador romano con ropas modernas que un habitante de Nueva York.

Los dos hombres te miran sorprendidos.

Dos días después de recibida la nota llegáis al aeropuerto de Nueva York. El sitio, sin estar atestado, tiene una afluencia de público bastante importante, y cuando presentáis vuestros pasajes para embarque notáis con sorpresa que el empleado de inmediato coge un teléfono y dice algo mientras os pide que esperéis. Un minuto después otro empleado de la línea aérea aparece a vuestro lado como si hubiese brotado del suelo, se hace cargo de vuestras maletas poniéndolas en las cintas de embarque y os pide que lo sigas. Vais al VIP.

Una vez allí os dais cuenta de que no vais al VIP de pasajeros de primera ni nada de eso (habéis pasado por delante de esa puerta sin que quien os guía haga amago alguno de detenerse) sino que vais al VIP de verdad, ese que está reservado para el Presidente y algún otro personaje igual de importante.

El empleado os hace pasar por una puerta que parece la de una oficina cualquiera y os deja allí, diciéndoos que si necesitais algo nu dudeis en usar el teléfono, y que eos vendrán a buscar cuando el avión esté listo para el despegue.

Dentro del salón podéis ver a otro caballero, de unos cincuenta años, fuerte aunque ligeramente pasado de peso, con la piel bronceada y un cuidado bigote, que os mira con curiosidad.

El encuentro previo al viaje me había dejado tranquilo en cierto aspecto, el mismo que tranquiliza a los supervivientes de una catástrofe, o a veteranos de guerra que se juntan para constatar que aun la siguen contando, y que no se trata de una mera ilusión.

No había mucho más que hacer... Todo me indicaba que podía sacar buena tajada en contactos con este viaje, y Marvin, quizá algo de pasta, y contactos para nuevos trabajos. Lo único preocupante era el misterio en torno al asunto de la carta, y, como mi amigo había tenido ese pálpito, yo me animé a aceptar el mío propio... Algo raro había detras.

Nos ponemos en marcha, pues.

Ya en el aeropuerto, presentados los pasajes, no puedo sino intercambiar miradas con Marvin cuando ocurre aquello del ultra-vip... Me sabe demasiado al tratamiento que Loxton nos diera a priori (sobre todo el sobresalto de los auxiliares)... Intento sacarle algo de información al que nos acompaña... Qué instrucciones le han dado respecto de nosotros... Qué avión nos transportará?... Nada. Parece un robotito de esos que aparecen en las películas...

Pero intento despejar la cabeza, sobre todo cuando nos vemos con el tercer individuo.

Buenas tardes caballero. Burns, Charles Montgomery a su servicio. Saludo formal.

Monty:

Por lo que has podido hablar con el empleado de la aerolínea, sabes que él ha hecho lo que siempre hace cuando se presentan viajeros con un pasaje como el vuestro: los conduce al VIP lo más rápidamente posible y sin hacer preguntas y ni siquiera mirarles a la cara, salvo que se lo pidan.

Y entonces, como hombre de negocios que eres, recuerdas que tal vez influya que Lord McGregor es accionista de la Lockheed y además tiene una línea aérea propia (auqnue realiza vuelos solo dentro de Inglaterra)

La llegada al aeropuerto fue relajada.

Charlar con su amigo tras el incidente Loxton, como lo llamaban con complicidad, siempre resultaba agradable para mantener la cordura sana y no dejarse llevar por las pesadillas recurrentes que ambos solían tener, y aquella pequeña reunión para hacer los preparativos previos al viaje, ayudo a calmar los ánimos antes de ir al aeropuerto. Pero las emociones volvieron a ser agitadas cuando recibieron aquel extraño trato preferente, al que desde luego, Marvin no estaba acostumbrado.

-Vaya... dijo con su grave voz. Esto es demasiado lujo para mí, no se si me lo merezco. Bromeó para si, Monty y el hombre que los acababa de meter en aquella zona VIP, que ya salía por la puerta de regreso a su puesto habitual de trabajo.

Marvin miró a Monty y le hizo un gesto interrogativo con los hombros para, al girarse, ver al otro hombre que ocupaba la zona con ellos. Lo estudió detenidamente y Monty se presentó mientras el gigante de feo rostro se encendía un cigarro.

-Tranfilo Montfy, la educafión eftá fien, pefo el hombfe no fiene por fé safer de nueftra vida... Dijo con indiferencia, y con las palabras mal pronunciadas a causa de hablar con el cigarro en los labios mientras este se encendía. Lo retiró y habló con más claridad. ¿O tal vez sí? ¿Tiene usted algo que ver con MacGregor?

Luego de unos minutos, ya pasada la primera sorpresa y un poco más relajados, podéis ver que el salón cuenta con todas las comodidades que podríais pedir. En una mesa descansan bandejas con un importante surtido de canapés y sandwiches variados, posicionada estratégicamente justo al lado del bar, donde asoman los cuellos de muchas botellas. En un rincón hay una pequeña nevera que, si la abrís, la encontraréis llena de botellas pequeñas de agua mineral y coca cola.

Además hay un aparato de televisión encendido aunque con el volumen bajado a cero (suponéis que lo han activado justo antes de entrar ustedes) y también veis los mandos, en un panel en la mesilla  que está en el centro de los sillones, que parecen ser los mandos de la música ambiente y un dial que indica que también disponéis de radio.

Una mirada al televisor arranca una sonrisa en la cara de Monty, justo en este momento están anunciando las tartas de Betty Crocker. las mismas que le prepara su mujer en casa.

Otra cosa que os llama la atención es una publicación que hay sobre la mesilla del panel, Es una revista de tecnología que trae en su portada escrito con enormes letras UNIVAC.

A cualquiera que haya estado atento le sonará que Univac es un computador o algo similar que se iba a lanzar este mismo mes. Al lado hay otra copia de la revista abierta en la página con el artículo.

al ver entrar a los dos desconocidos me pongo en pie, impresionado por el rostro de uno (que no me era desconocido) y por el porte y la estatura del otro.

-caballeros, un gusto en conocerlos-digo mientras me pongo en pie-, espero que puedan decirme ustedes el motivo de tanto lujo; quizas por azar eh sido confundido con alguien mas celebre y este recibiendo un trato inmerecido...o quizas me este adelantando y ustedes sean los ocupantes de este lujoso salon, en ese caso les pido disculpas por mi intromision, pero fui conducido sin darme mayores detalles.- me enderezo ligeramente, apoyando el peso en mi baston para aliviar la pierna tullida.

una interesante circunstacia. estos hombres parecen tan desconcertados como yo.