Partida Rol por web

El viaje fue largo y cansado a pesar de ir en automóvil, pero no era algo que no supieran antes de montarse en él, de modo que nadie protestó al respecto cuando ya llevaban unas cuantas horas de carretera hechas.

De lo que si se protestó sin embargo fue de las formas de conducir del conductor. Protestas que terminaron por ser acalladas en cuanto Marvin aceptó que aquel país era muy diferente del suyo en muchas cosas, incluidas la snormas de circulación por carretera.

Pero el viaje, por muy largo que fuera, terminó por llegar a su fín, y todos pudieron descansar cómodamente aquella noche.

A la mañana siguiente McGregor los esperaba en la cocina junto a un nutritivo desayuno en el que no se habían olvidado de nada.

-Muy buenos días, la verdad es que he dormido a pierna suelta. Le respondió Marvin. Es todo un placer ser atendidos de forma tan cojonuda, así no hay forma de rechazar ni una puta invitación, jajaja. Rió con energía mientras comenzaba con el saqueo de la comida para alimentar su rugiente estómago.

-Es muy bueno veros aquí, y mejor aún comprobar que estáis de buen humor.... que después de la suspensión de los vuelos no les culparía si os mostráis poco corteses.- y luego de dar un sorbo a una pequeña taza de café (que por cierto huele muy bien) continúa -Luego del desayuno, si les apetece, me gustaría llevaros a recorrer un poco la finca, que por muy elocuente que sea en mis cartas seguramente no sea capaz de describirla como se merece.- y termina sonriente -Y si no es inconveniente, podemos hacer el recorrido a caballp, así también conocen a algunos de mis mejores animales.- 

 Tras el largo y agotador viaje, me eché en la cama al llegar a la habitación, "este tipo de viajes son demasiado para..." fue lo único que recuerdo pensar justo antes de  quedarme totalmente dormido.

Ya por la mañana, mi estómago pedía comida a gritos. "Vaya" pensé distraído mientras me desperezaba, "con la emoción del viaje se me olvidó totalmente la cena". El mayordomo me informó que el desayuno ya estaba disponible. -Por fin- susurré hambriento. -Necesito un café urgentemente-

-Muy buenas- saludé a McGregor, el cual encabezaba la mesa del desayuno, mientras tomaba unas tostadas. Visto el buen humor que reinaba en la mesa, el Lord se ofreció para enseñarnos su finca e incluso montar a caballo más tarde. -Será todo un placer acompañaros por vuestro dominios- digo jocoso. -Aunque también debo decir que jamás he montado a caballo... y no me apetece romperme la cadera en una absurda caída- digo soltando una carcajada.

La informal y alegre charla casi me quita de la cabeza el tono de urgencia que tenía la carta que me había enviado. "McGregor no suele hacer las cosas si un motivo... pero le daré tiempo para que cuente que es lo que nos ha traído hasta aquí".

-No se preocupe usted, señor Montesco, que tenemos animales muy mansos.- y reparando en el bastón  agregó -E incluso podemos facilitarle un carruaje, si así lo prefiere.- 

Tomo un sorbo de café mientras escucho al anfitrión darme la oportunidad de facilitarme un carruaje. -Una idea excelente- le respondo con la taza aún en la mano. -Un agradable paseo me vendrá mucho mejor que un trote- después del comentario tomo otro sorbo de café, saboreandolo, no llevaba azúcar, como a mí me gustaba.

-Y por cierto- comenté ya dejando la taza, hablando casualmente aunque ardía en deseos por saber la respuesta. -Será un momento perfecto para conocer el motivo de este viaje tan urgente e improvisado- a mi mente venía el recuerdo de la carta y en especial la frase que más me azoraba nunca se sabe quién puede estar acechando, pero no dejé que mi inquietud se mostrase externamente.

-Oh, es algo acerca de una antiguedad que he adquirido hace algún tiempo y me gustaría conocer vuestra opinión en particular, pero ya tendremo stiempo de hablar de ello una vez hayamos acabado.- responde McGregor haciendo un además con la mano como para restarle importancia al asunto, aunque notáis cierta inquietud en su mirada. 

-Desde luego, nos vas a tener a cuerpo de rey en tu casa, jajaja. Comentó Marvin mientras echaba mano a otra tostada, para proceder a untarla de mantequilla. Cuando terminó, dió paso a la mermelada.

-Los animales no son algo de lo que yo entienda. No llego más allá de los gatos y perros callejeros que me encuentro a diario, así que... bien, por mi lo del carruaje me parece una idea cojonuda.

El gigantón comenzó a darle grandes mordiscos a la tostada mientras escuchaba el resto de la conversación entre Montesco y el que era su afitrión, y arqueó una ceja al oir hablar de la antigüedad.

-Bien. Dijo, con la tostada ya terminada, y echando mano a otra rebanada de crugiente pan. Yo no tengo inconveniente en tomárnoslo con calma. Tampoco es que tenga prisa por rechazar tanta hospitalidad, jajajaja.

-Muy bien, entonces lo haremos en calesa.- dice McGregor ligeramente contrariado, aunque inmediatamente se anima y agrega -Y es más. la conduciré yo mismo.-

Y de inmediato llama con uan seña al mayordomo (quien había estado de pie firme como una estatua al lado de la puerta, discretamente alejado) y le dice:

-Dígale a la señortita Tinken que nos haga preparar la calesa. Iremos a dar un paseo después del desayuno.... Ahhh, y que lo haga sin conductor, que esta mañana me apetece ahcerlo a mi personalmente.- 

El mayordomo inclina a cabeza y parte raudo a cumplir su encargo, no sin antes dejar a uno de sus ayudantes ocupando su sitio por si se necesitase su asistencia.

Luego de terminado el deayuno todos seguís a McGregor hasta un patio que hay detrás de la mansión, donde os encontráis con que os espera una espaciosa y elegante calesa de dimensiones bastante impresionantes, tanto que hasta hayes puede sentarse cómodamente en ella y, si quien va a su lado se comprime un poco, estirarse.

Os acomodáis tranquilamente disfrutando de lo que parece ser una inagotable fuente de tabaco que hay en una especie de guantera que hay en la misma calesa y, hostigados por el Lord, dos musculosos caballos llevaban el carro a buen paso por entre una hilera de árboles que terminó por conduciros a un extenso y verde terreno ondulado que no tenía muros ni vallas hasta donde alcanzaba la vista. El panorama era bastante alentador e incluso las pocas nubes que quedaban en el cielo daban al paisaje un aire como de los cuadros de Bischoff, que estaban empezando a ponerse de moda.

Sin embargo, a medida que os íbais alejando de la casa, McGregor empeza lentamente a perder su entusiasmo y jovialidad, y su semblante iba adquiriendo tintes de preocupación.

Marvin  no le hizo caso a la mueca de su anfitrión cuando observó que ninguno tenía muchas ganas de montar a caballo, y terminó de desayunar junto a los demás escuchando que McGregor mandaba preparar un vehículo para realizar el paseo sugerido.

Cuando llegaron al mismo, el gigantón se masajeó su prominente barbilla al tiempo que estudiaba detenídamente el vehículo preprado para ellos.

-Vaya... así que esto es una calesa... Comentó en el instante en el que se agachaba para mirar por debajo del vehículo los mecanismos de sujección de las ruedas. Disculpa mi incultura, pero a esto siempre lo he llamado un carro para caballos, jejeje. Me apuntaré el nombre en mi diccionario particular para futuras referencias.

Tras la pequeña broma, se sentó en el espacioso vehículo y se preparó algo de tabaco mientras McGregor comenzaba a azuzar a los caballos.

-Es todo un detalle toda esta invitación. La verdad es que estoy disfrutando de toda esta hospitalidad de lujo, no acostumbro a moverme por ambientes como este en mi trabajo. Marvin miraba hacia el paisaje, haciéndose una idea mental de hasta donde llegaban los terrenos del adinerado hombre y asegurándose de que McGregor captaba cómo había remarcado la palabra "trabajo", para dar comienzo con la charla sobre el motivo por el que estaban todos allí. Esperó un poco más, el suficiente tiempo como para asegurarse de que ahora solo estaban ellos y McGregor presentes, y que no se veía a nadie más por los alrededores de aquellos terrenos. Intuyo que además de las ganas por guiar a estos fuertes animales, también había otro motivo para querer hacerlo ¿O me equivoco?

Marvin quería dejar claro que se había percatado de que la orden de McGregor sobre preparar la calesa sin conductor, los dejaba a todos en un ambiente de total intimidad para hablar sobre lo que preocupaba al hombre sin tener oidos ajenos al grupo enterándose del asunto a tratar.

-¿Cual es el motivo de esta invitación? El tono de Marvin dejó de lado su particular sentido del humor para tornarse en algo más adecuadamente serio con respecto al tema que tenían que tratar.

Tras el copioso desayuno por lo que estaba enormemente agradecido, McGregor no lleva hasta un carruaje mucho más grande y lujoso de lo esperado. "Está claro que nuestro anfitrión nos quiere contentos en esta visita" pienso con agrado mientras me acomodo en el asiento.

El magnífico paisaje de las tierras del Lord y la compañía de Marvin, el cual resultó ser mucho más agradable de lo que su apariencia indicaba, hicieron del viaje una delicia; pero la jovialidad de McGregor iba disminuyendo, algo que no pasó desapercibido por ninguno de los integrantes del grupo. "Antes había hablado de una antiguedad", pienso preocupado. "No entiendo que está ocurriendo realmente".

Mis pensamientos se vieron interrumpidos ante la súbita seriedad de Marvin. -¿Qué está ocurriendo aquí?- susurré suavemente, mientras la tensión aumentaba en el grupo.

McGregor se cercioró, antes de responderos, que os hubiéseis alejado lo suficiente de la casa (la cual había quedado oculta tras una colina). Luego procedió a llenar la cazoleta de su pipa.... parecía estar demorando la respuesta, como si dudase. Al fin, y tras dar una larga mirada a su alrededor, os dijo con una cara que no dejaba lugar a dudas de sus tribulaciones:

-Caballeros, necesito pedirles una favor personal, pero antes de eso los pondré en antecedentes. Como saben, siempre me han interesado todas las respuestas que el mundo pueda darme, sean estas de las ciencias tradicionales o no, y con cierta frecuencia voy a subastas como en  las que nos conocimos en Nueva York. Pues bien, en una de estas subastas, hace ya bastante tiempo, pude adquirir un ejemplar único de un libro que no está titulado y es conocido sólo como "El Libro Verde". Una primera lectura lo hace aparecer como un tratado de magia de poca monta, pero un estudio más profundo me reveló que el libro dice muchas verdades que, de caer en malas manos, tendrían consecuencias funestas ya no solo para nostros, sino que me atrevería a decir que para la humanidad en general.- hizo una pausa ligeramente prolongada, como para que asimilarais lo que os estaba diciendo y continuó -El problema es que hace algunos meses me he enterado de que cierto grupo dek lque realmente nada sé está detrás del libro, y lo verdaderamente preocupante es que he sufrido ya dos intentos de robo. Sospecho que entre mi personal tengo alguien que está pasando información a esa gente, pero de ello ya se están encargando las agencias de investigadores que tengo contratadas. De hecho en la única persona que puedo confiar casi plenamente es en Tamara, mi asistente personal. Lo que quiero pedirles, y por lo que os he hecho venir tan tde improviso, es que os llevéis el libro a vuestro país y os lo entreguéis a un amigo personal mío, Francis MNorgan, que es profesor de arqueología en la Universidad de Miskatonic. SI os parece bien, os entregaré un maletín metálico con el libro esta noche y partiréis hacia allí después de la cena. Os pido disculpas por los tiempos tan cortos que manejamos pero quiero alejar ese libro de Escocia lo antes posible. Partiríais en uno de mis aviones hasta Londres y de allí volarías de regreso tal y como habéis venido. Se que es un favor muy grande el que os pido, y lamento el incordio que os estoy causando, pero he recurrido a ustedes porque aquí, salvo yo, no oso conoce nadie, y eso me da algo de confianza.- y termina, un poco más distendido (como si se hubiese quitado una montaña de encima)-Por supuesto todos los gastos corren de mi cuenta, asi como vuestras próximas vacaciones. Es lo menos que podría hacer.-

Le conoces de nombre, aunque no personalmente.

Se trata de un personaje con muy buena reputación en los círculos tanto de arqueólogos como de historiadores y eruditos en general. Actualmente está retirado de la enseñanza pero todos siguen utilizando el tratamiento de profesor al referorse a él. 

Marvin torció el morro ante lo que escucharon sus oidos.

¿Un libro ocultista buscado por una especie de secta? Pensó. Cosas más raras he visto en mi trabajo, pero... rápidamente por su mente volvieron a pasar imágenes sobre el caso Loxton ...pero despues de aquello, algo como esto puede tener más guasa que unos adoradores sin fundamento. De hecho, todo lo que cuenta este hombe puede tener mucho fundamento.

-Entiendo. Dijo Marvin. No se lo que opinarán ellos, pero a mí me parece un trabajo de lo más sencillo. Dió una calada. Dice que solo han tratado de robar ese libro, pero lo que nos está pidiendo supone la posibilidad de que nos vayamos a jugar el pellejo, claro eso es algo con lo que suelo lidiar constantemente en mi trabajo. No se si mis compañeros aquí presentes estarán dispuestos a unirse a la fiesta. Señaló a sus compañeros en la calesa, pero yo acepto el trabajo encantado. Aún así... ¿Puede hablarnos un poco más de ese libro? Podría facilitarnos la identificación de la gente que está detrás del mismo.

-¿Un libro? ¿El libro verde?- pregunté más para mí que hacia el anfitrión. Aunque estoy especializado en el antiguo Egipto, sentía cierta curiosidad por el libro que tanto preocupaba a McGregor, "verdades que podría provocar consecuencias funestas... para toda la humanidad" las palabras del Lord me causaron cierto impacto, pero fue el nombre de Francis Morgan lo que realmente llamó mi atención. "Si alguien como el profesor Morgan está interesado en proteger el libro... debe ser muy valioso" pensé mientras venía a mi mente la reputación del profesor retirado.

La intervención de Marvin me hizo darme cuenta del posible peligro que corríamos, "¿quién puede estar interesado hasta este punto en el libro?" pensé interesado, aunque no extrañado, pues a lo largo de mi carrera como arqueólogo había visto todo tipo de situaciones, desde robos hasta, en ocasiones excepcionales, asesinatos por culpa de las valiosas antigüedades. -Por mi parte- digo ante el comentario de mi gigantesco compañero. -Si solo es entregar ese libro al profesor Morgan, estoy encantado- me agradaba tanto la idea de tener ese libro en mis manos como la de conocer al profesor... -Pero- me incorporé hacia delante en el asiento. -¿Podemos estar en auténtico peligro?- esa idea no me agradaba nada, pero los beneficios intelectuales que me ofrecía esta aventura superaban con creces mi desconfianza y miedo.

-Si bien estoy seguro que alguien está detrás de conseguir el Libro, realmente no tengo idea de quien o quienes pueden ser. Supongo que tal vez podría tratarse de ladrones de antiguedades o cosas de ese tipo pero, por si acaso, he pensado en la peor de las opciones; esto es: alguien con conocimientos suficientes como para podeer isar el Libro en su beneficio para así alcanzar .... cómo explicarlo... una especie de poder sobre los demás hombres. Realmente los llamé precisamente porque cuanto menos sepan menos peligro correremos de que se pueda "dispersar" la información. Espero sepan disculpar mi sinceridad.- dice McGregor con una expresión un poco más distendida, y continúa -En cuanto al peligro, probablemente si lo corran, aunque no sé hasta qué punto. Es por eso la premura por partir. Cuanto más rápido lo hagamos menos tiempo les daremnos a quienes lo quieren para reaccionar.- No creo que este tipo de organización, si es que lo es, pueda llegar hasta tan lejos, y mucho menos al ditio que ha preparado Morgan.- 

Desde el principio de la charla Monty había permanecido extrañamente serio y silencioso, y a medida que McGregor avanzaba en su relato el semblante del empresario se iba ensombreciendo más y más.  Ahora,  con la mirada fija en el suelo de la calesa, Burns habló, y en su voz se notaba una mezcla de verguenza y pesar, cuando dijo:

-Lo siento caballeros, de verdad lo siento. Y sobre todo por decepcionarle a ussted, Lord McGregor. Pero es que debo haber interpretado mal su carta, o tal vez me dejé llevar por mis propias ideas, pero el hecho es que creía que íbamos a permanecer aquí más tiempo y he hecho arreglos impostergables para mantener unas reuniones concernientes a mi empresa. Por lo que me es totalmente imposible partir tan rápido, ya que estré ocupado al menos una semana con todo esto.-

Y mirando a Marvin comenta:

-Lo siento, amigo.... parece que esta vez he calculado mal.-

Ligeramente contrariado en un principio, a medida que Burns va avanzando en sus explicaciones McGregor va comprendiendo sus motivos, y acaba por decir:

-No se preocupe usted de nada, señor Burns, y hágame el honor de ser mi huésped mientras permanezca en Escocia. De hecho si lo prefiere no tendrá que movese de aquí, podemos hacer lso arreglos necesarios para mantener todas las reuniones que necesite aquí mismo.-

Esto, dicho por otra persona, podría sonar como un farol, pero en ciertos círculos es sabido que las influencias de McGregor son descomunales, a tal punto que se corr elk rumor de que sólo se desplaza cuando va a reunirse con la familia real, pero si el que quiere hablar con es, por ejemplo, el Primer Ministro, es éste quién va a visitarle a la finca donde estáis ahora.

Marvin arqueó una ceja al empezar a escuchar cosas sobre poderes capaces de someter a los hombres, y luego sonrió con un deje de ironía. Dió otra calada y dejó que su vista paseara por los campos que los rodeaban.

Luego, sin apartar la mirada de ellos, habló:

-No hay por que avergonzarse McGregor. Te sorprendería saber las cosas que he llegado a ver, y se lo suficiente sobre este loco mundo como para saber, que hay cosas que son demasiado reales como para tomarlas en broma, o como los sueños de un loco. El hombretón volvió a absorver nicotina. Insisto. Cualquier cosa que podamos saber sobre el libro nos ayudará a saber a qué atenernos.

Lo siguiente que ocurrió fue que el bueno de "Monty" habló, disculpándose de todos, y especiálmente de Marvin.

-Ey, traaanquilo hombre. Se cómo son tus negocios. Además, tienes una familia que cuidar, y creo que meterte en otro asunto "Loxton" no le dará ningún beneficio ni a tí, ni a los tuyos. Tú cuídate de de arreglar todo eso, ya sabes que yo no tengo que rendir cuentas a nadie, y que sobrevivir gracias a estos peligrosos juegos. ¡Joder! Si es que es lo único que tengo para darle algo de puta gracia a mi vida, jajajaja. Bromeó quitando hierro al asunto.