Partida Rol por web

El Loto de Diez Mil Pétalos

SELECCION JUGADORES

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30/04/2018, 11:20
Director
Sólo para el director

VORENO

Buenas. Te envío el personaje que se me ha ocurrido. No es muy original pero la época y la situación no es muy conocida para mi y he intentado ir a lo seguro.

Espero que os guste. Saludos cordiales :)

Wang Yimou

Concepto: Mafioso arrepentido de mente tramposa que tradicionalmente ha jugado en su contra. Wang debe hacer esfuerzos conscientes para anular sus propios pensamientos egoístas y comportarse de manera correcta ante su Wu. Generalmente lo consigue pero para ello ha de descubrir las trampas que su propia mente le tiende.

Dharma: La danza del dragón asesino, virtud yang.

Arquetipo: el tramposo.

Imagen real: https://s18.postimg.cc/8t4j3mmzd/excellent-chinese...

Breve historia: Criado en Hong Kong, Wang es hijo de un miembro relevante de la mafia china y como tal vivió rodeado no sólo de personas violentas sino también de placeres de todo tipo. La vida podía llegar a ser desenfrenada y con pocas barreras morales en la ciudad.

Al alcanzar la mayoría de edad, comenzó a comandar algunas vendettas, instado por su familia. Era hábil en la tarea y había crecido sin escrúpulos. Wang siempre fue una persona egoísta que no tenía que pensar en los demás, tan sólo en seguir la corriente, que corría llena de sangre.

Con 20 años era apto para participar en la incipiente guerra pero la influencia familiar fue suficiente como para evitar ese compromiso. Conoció en aquél entonces a una extraordinaria mujer un poco mayor que él, de mirada y conversación hechizante. Sin saber que caía en una trampa, Wang se enamoró de tan hermosa presencia y atraído hacia un mundo desconocido. Zhang le demostró lo vacía que era su vida y que podía seguir el camino de la rectitud, llenando su cabeza de ideas acerca de una forma de vivir diferente más equilibrada. Sin embargo, Wang no supo administrar sus propios deseos, los cuales tiraban en dirección contraria. Llevado por la violencia no tardó en desatar una tragedia e intentó acabar con todos los que le rodeaban. Zhang estaba mucho más allá de lo que él podía matar, pero sí le causó una gran decepción. Tras haberla perdido, enloquecido ante sucesos y pensamientos que no entendía, quiso morir derramando toda la sangre posible. Pero tras conseguirlo, se alzó entre los muertos y no fue para encontrarse sólo, sino para iniciar una no-vida difícil que siguió cargando de violencia hasta encontrar a su maestro espiritual, quien le descubrió la verdadera naturaleza de su enemigo: sus propios pensamientos, quienes le traicionaban siempre dispuestos a justificar disfrazando como beneficios rápidos aquello que en realidad le perjudicaba a él o a otros a los que estaba vinculado.

Gracias al espíritu mentor, Wang supo cuál era el verdadero modo de pensar, consensuado y colaborativo, y lo alejado que él se encontraba de aquello, pero aprendió cómo enfrentarse a sí mismo y logró unirse a un Wu con el propósito de ser uno más y fundirse con el resto. De lograr alcanzar un propósito y una vida más generosa alejada del egoísmo que siempre le había dominado.  

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30/04/2018, 17:30
Director
Sólo para el director

AMEDIO

Creo que ya tengo el concepto del personaje.Al final me decanto por el Grulla, más legalista que religioso. Te he escrito un poco la historia de como murió, pero no se si necesitáis también la historia después del segundo aliento. Pero la motivación principal del Kue-Jin es buscar saciar su sed de venganza con aquellos que la justicia no ha actuado de forma correcta, principalmente con los bandidos que asaltaron su escuela.

Nombre: Cai Chien

Edad aparente: 80

Concepto

Cai Chien es una persona aferrada a las leyes, de creencia budista, con un afán por la enseñanza y amor por su técnica.

Historia

Cai Chien era el propietario de una humilde escuela de artes marciales a las afueras de un pequeño pueblo, en el camino entre un templo budista y la población. Su pasión era enseñar lo que el había aprendido en la infancia y mantenía buenas relaciones con un templo budista en las cercanías. Tal era su relación con los budistas que el templo permitía a sus iniciados tomar clases con Cai Chien, que daba siempre la bienvenida a los nuevos alumnos.

El anciano no había contraido matrimonio nunca y, por lo tanto, había vivido siempre solo, sin más hijos que su escuela.

Un buen día volviendo de un corto viaje en busca de provisiones al pueblo, que le ocupó unos pocos días, en vez de encontrarse de nuevo con su escuela en buen estado y sus alumnos practicando, lo que se encontró el anciano fue una escuela destruida y los cuerpos de los jóvenes tirados por el suelo. Uno de sus alumnos más aventajados y que pronto dejaría la escuela para perfeccionar su técnica junto a los monjes parecía mantenerse en pie, esperando a que Cai volviera. El mismo le contó el asalto sufrido, al parecer, una banda de asaltantes que merodeaba la zona, pero que no habían osado nunca atacar a los monjes ni a la escuela de Cai, había decido que era hora de darles una visita, quizá fuera porque en el pueblo no había nadie más a quien hostigar y estuvieran buscando nuevas riquezas, que obviamente, no encontraron en la escuela.

Habiendo sucedido esto, Cai Chien se encaminó en un viaje en busca de justicia para su escuela y los suyos. Recorrió China en busca de respuestas, se presentó en la corte de la república suplicando por el castigo a los que llevaban ya tiempo actuando de aquella manera, pero sus ruegos y súplicas cayeron en el saco roto de la burocrácia y todo funcionario con el que hablaba le ignoraba cada vez más.

Tomó entonces una decisión, el mismo acabaría con la vida de aquellos que habían mancillado a su escuela, daba igual el precio que tuviera que pagar y volvió a la aldea donde estaba su hogar, o lo que quedaba de el.

Desde su llegada, Cai se concentró en la tarea de buscar información sobre donde se encontraban los bandidos. Poco a poco fue tirando del hilo hasta que, dos meses después, dió con el grueso del grupo de aquellos que habían asaltado a sus alumnos. Lleno de ira y buscando venganza planeo asaltar a los malechores en pequeños grupos.

Durante una semana, sin descanso, fue asaltando a los pequeños grupos que se dirigían a perpetrar sus crímenes en nombre de la banda, acabando con ellos de forma rápida y limpia. Cada vez que acababa con la vida de uno de ellos, más ganas tenía de tomar la vida del siguiente, más justicia necesitaba que se hiciera.

Durante ese tiempo, Cai dormía al raso. Creyéndose a salvo, durante la siguiente semana, comenzó a quedarse en el mismo lugar y fue entonces cuando la banda al completo le acorraló y le asaltó.

La pelea duró unos cuantos minutos, unos veinte forajidos armados hasta los dientes, se lanzaban a por el en oleadas que tres o cuatro, buscando la guardia baja en el anciano. Cai iba rechazando todos los ataques, pero el desgaste hacía mella en el, mientras que sus enemigos iban renovándose a cada ataque que el repelía.

Había ya diez cuerpos muertos a su alrededor, mientras que los otros diez enemigos seguían turnándose. En un momento dado, alguien más apareció rodeando al anciano, el jefe de la banda, cabreado ya de tanto espectáculo ordenó a sus hombres a abalanzarse sobre el ya cansado enemigo para darle, definitivamente, descanso. Tanto el, como el resto de hombres que quedaban en pie, se lanzarón a por Cai sin miramientos, blandiendo sus armas cortantes y contundentes contra el. Pudo detener dos o tres antes de que alguien le golpease en la cabeza desde atrás y le hiciera hincar la rodilla, eran demasiados. Intentó seguir desviando golpes, pero ya era imposible, los bandidos habían aprovechado que el anciano había ido empequeñeciéndose para propinarle una paliza a base de puñetazos y patadas, a la orden de su jefe, que había dicho que así su muerte sería más larga y dolorosa.

Poco a poco la energía del anciano se fue apagando, a cada golpe se sentía morir. Finalmente se apagó la luz al ver que el jefe se propinaba una buena patada en la sién. La paliza continuó a pesar que Cai ya estaba muerto y dejaron su cadáver en el lugar sin preocuparse tan siquiera en darle sepultura.

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01/05/2018, 08:39
Director
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JUANCAR

Huang Zhao

 

 

Dharma:

El Camino de la Grulla Resplandeciente

 

Concepto:

Maestro marcial obsesionado con la perfección y la virtud en todos los aspectos de la vida. En vida, desperdició las oportunidades que tuvo de llevar una existencia ordenada, virtuosa y pura, y su familia padeció enormemente por ello. Tras su paso por el Yomi, está decidido a convertir la virtud en el centro de su existencia, hasta rozar el fanatismo. Ahora se dedica a instruir a jóvenes mortales en las artes marciales y en la vida, enderezándoles en busca de una existencia plena y virtuosa.

 

Historia:

Huang procede de una familia acomodada, casi se diría que adinerada, afincada en la ciudad de Foshan. Su padre, además de ser partícipe de diversos negocios con cuantiosos beneficios, era también maestro de artes marciales con una exitosa escuela de gran prestigio. Huang no sólo era el primogénito de la familia Zhao, sino que también resultó ser el único hijo, debido a que complicaciones durante el parto dejaron a su madre en un estado de debilidad que la convirtió en una mujer enfermiza que precisaba de constantes cuidados. El joven Huang fue educado desde bien pequeño para continuar con su herencia familiar, el Lù B?i Quán, o Camino de los Cien Puños, estilo de kung fu creado por su abuelo y que se había ido transmitiendo a su padre, primero, y ahora a él. Huang demostraba un cierto dominio de la técnica, una gran capacidad de aprendizaje y desarrollo del arte, y sin embargo, su padre estaba convencido de que no se esforzaba lo suficiente. Por ello, era especialmente duro con él.

Sin embargo, tras la muerte de su madre con él ya entrada la edad adulta, su padre dejó de prestarle tanta atención, así como a los negocios familiares, que fue poco a poco dejando en manos de su hijo. Incluso las lecciones del Camino se volvieron mucho más pausadas y distantes. El hombre se veía sumido en una dura depresión, y no tenía fuerzas para continuar, de modo que confió erróneamente en que su hijo se valdría por sí sólo. Por el contrario, Huang comenzó a holgazanear, a abusar de su posición adinerada, y sin que su padre se diera cuenta, a darse a la mala vida. Le gustaba demasiado el juego, el licor de arroz y las mujeres, pese a lo que su padre se sintió feliz cuando Huang informó en casa de su intención de contraer matrimonio con una dama a la que había conocido y cortejado durante un tiempo. Su esposa, Bei Ming, era en realidad una buena mujer, que no fue capaz de ver el lado oscuro de Huang. Vio en él un hombre amable y atento, de la alta sociedad y con grandes posibilidades de ofrecerle una buena vida. Provenía de una familia tan sólo ligeramente más humilde que la familia Zhao, y ambas familias estuvieron de acuerdo de inmediato.

Sin embargo, aquello fue el principio del fin. En su nueva posición, Huang se sentía tan poderoso como para poder hacer lo que quisiera sin preocupación alguna. Gastaba dinero a espuertas, en sus diversos vicios y en negocios poco productivos con los que fue dilapidando la fortuna familiar. A pesar de tener tres hijos, un varón y dos niñas, apenas pasaba tiempo con ellos. En lugar de eso, desaparecía durante largas temporadas, abandonado al juego, el alcohol y las mujeres de mala vida. Por supuesto, nadie ya buscaba aprender el Camino de los Cien Puños, por lo que la escuela se quedo sin alumnos. Los acreedores fueron acumulándose, y para cuándo el padre de Huang pudo darse cuenta, la familia estaba en la ruina. Tuvo que hacer uso de todos sus contactos y solicitar numerosos favores para ir aguantando a pesar de los desmanes de su hijo, pero finalmente incluso eso se terminó.

La muerte del padre de Huang supuso un punto y aparte en la vida de éste y su familia. El dinero y los favores se habían terminado, como el crédito de que disponían entre los vecinos de Foshan. Tuvieron que malvender sus propiedades, y buscar Huang un trabajo. Tuvieron que trasladarse a Hong Kong, donde él terminó trabajando en una fábrica de algodón. Sin embargo, no fue capaz de abandonar sus antiguos vicios, y terminaba perdiendo gran parte de su sueldo en el juego. Su familia pasaba calamidades, grandes carencias, y sin que el lo supiera su esposa terminó por prostituirse para que sus hijos no pasaran hambre. 

Asi fue como Huang encontró su final. Una noche, ebrio de licor de arroz, descubrió las actividades de su esposa al verla con un cliente. Se volvió loco, se abalanzó sobre él, y recibió una cuchillada en el vientre. El infierno del Yomi le recibió inmediatamente, mostrándole todo el mal que había causado en vida, la vergüenza y el padecimiento al que había sometido a su familia. 

El Segundo Aliento le ofrecio una oportunidad de redimirse de sus pecados. Regresar al mundo de los vivos, incluso sin ser parte de ellos, se convirtió en la ocasión de hacer las cosas como debía haberlas hecho desde un principio. Abrió una escuela de artes marciales, decidido a ser un verdadero maestro y mostrar a los jóvenes el camino virtuoso de la vida a través del arte de la lucha. Buscó a su familia, descubriendo que su esposa había fallecido, y vigilo y cuidó de sus hijos en la distancia. ¿Como podía presentarse ante ellos? No, era mejor que le creyeran muerto y le olvidasen. 

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02/05/2018, 12:55
Director
Sólo para el director

KONIETZKO

¡Hola!:

Me gustaría muchísimo jugar vuestra partida de Estirpe de Oriente. Por si os quedara algún hueco aquí os envío mi idea de personaje:

Oichi Nakagawa nació en una de las zonas más miserables de Tokio de una pareja de agricultores que se mudó a la ciudad en busca de mejores oportunidades. Al poco de llegar su padre y su hermano mayor fueron enviados al frente contra los americanos. Durante un tiempo las cosas fueron bien, pero un inesperado aviso de que ambos habían muerto en combate dejó a Oichi y a su madre, llamada Mariko, sumidas en la miseria.

Sin que su madre lo supiera Oichi empezó a prostituirse en la calle cuando aún era casi una niña. Era una vida dura, pero conseguía poner comida sobre la mesa. Nuevamente las cosas fueron bien durante un tiempo hasta que un cliente asesinó a Oichi tras someterla a una durísima sesión de BDSM. Su cadáver desnudo, desfigurado y flotando medio podrido en la bahía de Tokio ni siquiera mereció un par de líneas en los periódicos.

Revivida con el Segundo Aliento, Oichi fue reclutada por los Genji, un Uji salvaje y desorganizado obsesionado por el avance de Japón hacia la modernidad. Su elección dhármica estaba clara desde el principio: sería una Tigresa-diablo especializada en encontrar y castigar a los depredadores sexuales. Así, mientras era instruida en los secretos de los Muertos Famélicos también aprendió técnicas de shibari, juegos de dolor y a tener una actitud descarada y dominante.

Terminada su instrucción y tras se aceptada en un wu, Oichi empezó a trabajar como dómina profesional, utilizando su profesión para encontrar delincuentes sexuales. Para ellos no había piedad. Oichi devoraba su Chi tan lentamente como torturaba sus cuerpos antes de enviar sus almas gritando a los Mil Infiernos. Su única debilidad era su madre, a la que seguía enviando dinero para que al menos pudiera vivir dignamente en los convulsos tiempos que le había tocado vivir.

La mala suerte volvió a cebarse con Oichi cuando atrapó a un violador en serie especialmente repulsivo que resultó ser un Nezumi y lo sometió al martirio que se merecía. Las Cortes de la Bestia japonesas no se lo tomaron nada bien. Los compañeros de wu de Oichi fueron asesinados uno por uno y ella apenas pudo escapar de Japón. Sabía que su forma de ser no iba a encajar en las Cinco Augustas Cortes de China, así que se estableció en Hong Kong para empezar de cero. A fin de cuentas, no faltan depredadores sexuales necesitados de castigo. Su mayor sueño es poder volver algún día a Japón para encontrar a su asesino...

El concepto de personaje sería el de una Tigresa-diablo cazadora de depredadores sexuales (violadores, pedófilos, proxenetas...). Espero que os guste y que tenga lugar en vuestra partida.

En caso de que no pudiérais aceptarla por el motivo que sea no pasa nada, pero por favor avisadme.

Un saludo

Konietzko

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03/05/2018, 11:09
Director
Sólo para el director

MISSGREY

Nombre: Min Liu
Dharma: La Canción de la Sombra
Concepto: Se trata de una Kuei-jin en apariencia fría y analítica, que sabe ver lo que otros no pueden. Su capacidad de hacer uso de la frialdad le permite ser precisa y eficaz, abstrayéndose del significado que se le da a las cosas, centrándose únicamente en lo que son ante ojos extraños. Su existencia gira en torno al descubrimiento y a la protección de la familia, lo que para ella abarca desde acabar con quienes atentan contra esta a salvaguardar la suya propia. Es buena mediadora y no pierde ocasión de adquirir un nuevo conocimiento.  

Imagen:

Historia:

Min Liu nació en el seno de una familia de clase media en la cual su papel estuvo claro desde muy temprana edad. Con el fallecimiento de su madre durante su cuarto parto, Min tuvo que asumir aún más pronto que el resto de niñas lo que se esperaba de ella como futura mujer.

Siendo la mayor de cuatro hermanos, siendo el resto varones, no sólo tuvo que encargarse de estos y del cuidado de su abuela enferma, sino también de que la casa estuviera impoluta y de que su padre siempre tuviera un cuenco sobre la mesa al regresar del trabajo. Sobre sus hombros pesaba una gran responsabilidad, pero aquel era su deber a ojos de todos.

Teniendo que volcarse siempre en los demás, Min tuvo que olvidarse de su propia vida, dedicando el poco tiempo que tenía para descansar a leer. Aquel era el único lujo que le había concedido su padre, que siendo maestro, accedió a enseñarle; a pesar de estar convencido que aquello de poco le serviría a su hija.

Los años fueron pasando, y su abuela murió, mientras los hermanos de Min iban creciendo y tomando cada cual su camino. Ninguno siguió los pasos de su padre, cosa que a la chica le hubiera encantado, pero su obligación era la de ser algún día madre y esposa. Cada noche,  Min imploraba a los dioses que aquel momento no llegara, a pesar de ser consciente de que al alcanzar cierta edad aquello sería inevitable. Había demasiadas cosas que quería hacer, lugares que ver, y temía que nunca le llegara el momento para ello; tal y como sucedió.

Un día, un alto mando del ejército se presentó en casa de los Liu. Se trataba de un hombre mayor, de quien el padre de Min pensó que quería acordar un matrimonio entre sus hijos, pero aquello no era así. El militar, tras haber enviudado sin descendencia, quería volver a casarse, habiéndose fijado en la apocada Miu. El padre de esta se mostró reticente en un principio, pero terminó por aceptar, condenando así a su hija.

Min no era feliz con aquel hombre, añorando los tiempos en los que su vida tampoco era suya, dedicada por entero a su familia, pero todo empeoró tras tener a su primer y único hijo. Se había quedado en cinta casi de inmediato tras casarse, y fue al dar a luz cuando su marido comenzó a mostrar su verdadera cara. Aquel hombre disfrutaba con el dolor ajeno, y aquella tendencia la llevaba hasta su alcoba, donde obligaba a la muchacha a participar en perversas prácticas, las cuales eran cada vez más dolorosas y aberrantes.

Min a punto estuvo en más de una ocasión de confesárselo a su padre, pero no quería que este se culpara, además, temía que la separaran de su hijo. Sin embargo, sería ella misma quien terminaría separándose de él. Una noche, su marido quiso rebasar un nuevo límite, obligándola a mantener relaciones con varios hombres de manera brutal. Min no vería más el amanecer. Cuando completamente dolorida y abatida por fin se quedó a solas, salió de casa semi desnuda, tal como se encontraba, y se tiró por un puente, acabando con su propia vida de manera terrible.

Pero la muerte no fue el fin de Min. Habiendo descendido a uno de los Mil Infiernos, su Po y su innata fuerza de voluntad le hicieron salir de este, regresando al cascarón que había dejado en el Reino Medio. Vagando como una criatura desatada, un wu de Flores de Hueso dio con ella, comenzando así su instrucción dharmica. Pasaron varios años hasta que pudo dar un rumbo a su vida, dedicándose a atar aquellos cabos sueltos que había dejado. Tras poner a salvo a su hijo arrebatándole la vida al que fuera su marido, cumpliendo así además con el principio de salvaguardar a la familia, se ha dedicado a aprender; dispuesta a ser alumna para algún día llegar a ser maestra. Pertenecer a un wu le abrirá las puertas al conocimiento de otros dharmas, pudiendo así acumular más información antes de que llegue la Sexta Edad.

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07/05/2018, 10:00
Director
Sólo para el director

FALLENANGELUS

Zhi Xue Song (El que vaga solo en la nieve)

DHARMA: La senda de los mil susurros

Este es el nombre que tomó luego de su segundo aliento, dejando olvidado su nombre familiar, Guang Zao Zhe (El hacedor de luz).

Zao Zhe nació en el año 1824 como el décimo de once hermanos. Desde pequeño fue alegre y curioso, por lo que solía, desde muy temprana edad, ir al campo para ayudar, según él, a su pare y hermanos mayores. Durante este periodo de tiempo todo pareció ir bien. Los campos producían, el clima era benigno, y si bien, habían proliferado rumores sobre rebeliones en el norte, extranjeros cada vez más frecuentes en las ciudades de la costa y una nueva droga que se había convertido en moda, todo esto era muy lejano y no preocupaba a la familia Guang. Sin embargo, todo cambió cuando comenzó a llegar gente de otras zonas. Pronto las tierras cercanas se vieron abarrotadas de gente, la cual comenzó a arrasar con las provisiones de la región, como una plaga. Por si fuera poco, y como si la mala fortuna acompañase a este gentío el mal tiempo llegó con ellos. Una serie de tormentas saturaron el terreno y propiciaron la crecida del río Mekong, lo que arrasó no solo con los cultivos, sino que con la casa y dos de mis hermanos mayores, quienes trataron de proteger las cosechas.

De la noche a la mañana la familia Guang se vio sumida en la más profunda desesperación, que solo se pudo acrecentar luego de algunos meses de sufrimiento, en los que la hermana menor murió de inanición. Ante esto, su padre, enfrentado a una situación desesperante y sin solución, tomó la decisión de reducir las bocas que alimentar, por lo que, en pleno invierno, se llevó consigo al pequeño Zao Zhe, de diez años, al centro del boque, donde lo abandonó a su suerte.

Ese fue la última vez que Zao Zhe vio a su familia, al menos durante su niñez. En este período Zao Zhe, sin apoyo y totalmente solo, buscó la forma de sobrevivir, dedicándose a saquear, robar, engañar y servir de espía para gente peligrosa. Esto no era algo que le agradara al ahora joven de 16 años; sin embargo, no había nada que pudiera hacer, tenía que sobrevivir.

Un día, en plena guerra del opio, Zao Zhe llega a un pequeño pueblo cerca de Xikou, en la costa este, siguiendo un recado que había recibido. Al llegar a ese lugar llega a la posada donde haría la transacción, y ahí encuentra a un hombre muy alegre, jugando con varios niños pequeños que parecían ser sus hijos. Cuando lo vio Zao Zhe se quedó en silencio, era su padre, había rehecho su vida y estaba muy feliz. Zao Zhe tuvo una mezcla de sentimientos que no sabía cómo interpretar. En ese momento, el hombre lo vio y lo saludó efusivamente, invitándolo a entrar. Por un momento pensó que lo había reconocido, pero no, para el hombre se trataba de un total desconocido, un cliente. Por lo que se registró con el nombre de Zhi Xue Song, haciendo referencia al tiempo que pasó solo vagando en la nieve, haciendo lo posible por sobrevivir.

Mientras esperaba el posadero, su padre, se ofreció a hacerle compañía invitándole a beber baijiu con él. Curioso por saber que guardaba su padre en su corazón, Zao Zhe aceptó, y comenzó una larga tarde de historias, sucesión de copas y confesiones. Entonces, cuando Zao Zhe entendió que era el momento preguntó al posadero si había algo de lo que se arrepintiese en su vida, pero que hubiera hecho porque no tenía otra alternativa y por un bien mayor. El posadero lo pensó por un momento y contestó que no se arrepentía de nada, y que incluso creía haber demorado demasiado en tomar algunas decisiones, sobre todo aquella de abandonar aquella carga que le había traído mala suerte y la muerte de varios de sus hijos. Zao Zhe preguntó a qué se refería, a lo que el hombre respondió con sonrisa de autosuficiencia que se deshizo de un demonio en el medio del bosque, la causa de todos sus males, y que ojalá hubiera muerto lentamente por todo el daño que le causó. Zao Zhe no supo que decir, no entendía cómo podía culparlo. Todos esos años tratando de justificar a su padre quedaron como una burla. De pronto, la furia lo invadió, el odio reprimido afloró, y de un solo movimiento lleno de cólera una daga se asomó de su manga y atravesó el cuello de su padre. Cuando se dio cuenta, una pequeña niña de 7 años estaba al lado de la mesa, y la sangre que había salido en chorros del cuello de su padre la había empapada de pies a cabeza.

De ese momento en adelante todo es muy borroso debido a la mezcla de alcohol, adrenalina, odio y culpa. Lo único que recuerdo es el grito desgarrador de una niña, un barullo, mucho miedo, ira, frustración, dolor y que luego estaba recostado en medio de un bosque como aquella vez cuando era niño, solo que en esta ocasión me encontraba nadando en un charco de sangre sintiendo como la vida se escapaba por mi boca. Era un fin sin sentido, para una vida sin propósito ni sentido. A pesar de todo, no quería morir. Me negaba a desaparecer así. Este destino era algo que no podía resistir.

Luego de esto todo se volvió silencio y tinieblas. No sé cuánto tiempo ni que pasó, pero cuando recobré la consciencia tenía dos cabezas en mis manos, pero sus cuerpos estaban no habidos. Ya no me encontraba en medio del bosque, sino en una pequeña y cálida habitación tenida de rojo. En mi interior sentí una gran oscuridad, otro yo que se regocijaba de lo que había hecho.

El miedo me abordó, era yo, pero ya no era solo yo. Estaba muerto, y a la vez no lo estaba. No lo entendía, pero tampoco era tiempo de entenderlo. Había hecho algo terrible, no una, sino dos o quien sabe cuántas veces. Tenía que desaparecer, ir a algún lugar donde nadie me conociese y desaparecer. Por ello, decidí atravesar el mar a la isla de Hong Kong. Tal vez ahí podría escapar, y tal vez tuviese la suerte de encontrar a alguien supiese lo que me sucedía.

El tiempo pasó y su viaje lo hizoce de noche, con cuidado y premura, aprendiendo en el camino algunas cosas sobre mi nueva naturaleza Shen, pero lejos de saber lo que realmente lo que sucedía y cómo afrontarlo. Una vez en Hong Kong, se sucederían años de autodescubrimiento y lucha.

Paso un tiempo de autodescubrimiento y vaciló entre varias visiones de la inmortalidad hasta que llegó a la conclusión de que nada lo ataba a la vida que había vivido antes, y que si tuviera que elegir sería alguien más y tomaría lo mejor de cada oportunidad, motivo por el cual finalmente tomo la decisión de tomar la senda de los mil susurros.

Hoy en día la vida como Zhi Xue Song está cerca de su final, pero la actual guerra con Japón presenta desafíos que antes no había enfrentado, pronto sabría si era el momento de “morir” nuevamente.

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14/05/2018, 10:23
Director
Sólo para el director

AMEDIO

Nombre: Yuan Tian

Edad aparente: 37

Dharma: El Aullido del Tigre Diablo

Concepto

Yuan Tian es un capitán pirata que vive por y para las normas que existen sobre el barco que gobierne. Siente respeto hacia los suyos, pero disfruta del pillaje y del asesinato. Otrora fue capitán de un barco llamado el Yin y fue traicionado por un miembro de su tripulación, un tal Tang Wuying, que le arrebató el puesto y la vida. Una de las cosas que más detesta es la traición, y una de sus motivaciones en la vida es la de dar caza a quien le arrebató su barco y volver a gobernarlo.

Historia

Yuan Tian ya no se acuerda de "Los Perros de Cheng", al menos finge no hacerlo. La vida en la banda atemorizando las calles del barrio de Hong Kong en el que tenían influencia no era simple, había otras bandas y Yuan Tian no encontraba alegría en trabajar en tierra firme, aunque el no lo supiera.

Desde muy pequeño, el huerfano Yuan, fue acogido por la banda, para acometer delitos menores típicos, vaciar los bolsillos de los incautos, pedir limosna y pasar información sobre la ciudad y otros grupos organizados a los miembros mayores de la banda. Poco a poco Yuan fue creciendo, evitando las cribas que sucedían, de vez en cuando, entre los niños del Los Perros a manos de otras bandas. Esta era una práctica habitual, como más tarde aprendería, tanto las bandas rivales como la suya propia se encargaban de balancear la población de niños del resto de grupos organizados a fin de eliminar las vías de información hasta los escalafones más altos.

Con unos 12 años comenzó a formar parte de un grupo de delincuentes más selecto, dentro de la banda. El pensaba que, habiendo ascendido y habiéndose librado de los asesinatos indiscriminados se podría sentir, al fin, aliviado, tranquilo, pero no encontró nada de lo que parecía buscar en ese tipo de pillaje.

Un buen día, mientras tomaba algo en una taberna al lado del puerto, un grupo de marineros se agolpaban alrededor de una mesa, bebiendo, gritando, cantando, contando historias de a donde habían ido, que habían hecho, cuantos barcos habían abordado... parecía no haber rencillas entre ellos, más allá de los soldados que iban en su captura no parecía haber otras bajas enemigas, parecía que solo había camaradería entre ellos. Localizó al jefe de todos ellos, un tal Xing Huan, que aceptó de buen grado a un nuevo miembro de la tripulación.

A la mañana siguiente estaba ya zarpando junto a la tripulación de Xing Huan, en la Jin, en navío que poseía el pirata.

Como con las bandas de Hong Kong, Yuan tuvo que empezar por abajo del todo, durante sus dos primeros años se encargó de hacer el trabajo que hacían todos los jovenes en el barco, limpiar limpiar y limpiar... a pesar que el trabajo era duro, Yuan estaba contento, había vivido algún abordaje y había ido formando parte de ellos, poco a poco. A los cuatro años de trabajar duro ya era un miembro de pleno derecho de los piratas de Xing Huan.

El tiempo pasó y Yuan comenzó a crecer en carisma, el resto de los piratas le admiraban en su mayoría y el capitán le fue entregando, poco a poco, más responsabilidades en el barco, hasta que llegó a ser el segundo de abordo del capitán.

Un día, el capitán le llamó a sus aposentos. Estaba enfermo, se le notaba en la cara, llevaba ya varios días sin salir de su camarote y habían puesto rumbo a una isla cercana, por ordenes del mismo Xing. Se moría y quería que Yuan fuera su sucesor. Tenía la admiración y el respeto del resto de los piratas, y conocía al dedillo el trabajo en alta mar y, de hecho, ya realizaba la mayor parte de las funciones del capitán.

Pocos días después de llegar a la isla el capitán murió, dejando claro a su tripulación, en su lecho de muerte que sería Yuan quien llevase el mando a partir de ese momento, sin que hubiera ningún tipo de objeción.

Pasaron los años y Yuan Tian seguía reclutando tripulación conforme algunos iban muriendo o dejando el barco. Durante la estancia en tierra firme, contrató a una pareja de grumetes, uno de los cuales, parecía tener buen porte para dedicarse al pillaje de alta mar. Este marinero, Tang Wuying, tenía experiencia previa y se ganaba con facilidad el respeto de sus compañeros. Parecía una buena elección.

Un año más tarde, de noche, el estruendo de aceros chocando y los gritos de sus marineros, despertaron a Yuan Tian de su sueño en su camarote. ¿Habían sido abordados? ¿Qué estaba pasando? Se puso el cinturón a toda prisa y se calzó las botas y salió con la espada en ristre del camarote. No podía esperarse lo que vió, marineros contra marineros peleando entre ellos en cubierta. Todos ellos miembros de su tripulación. Los minutos, que parecieron años, se sucedieron hasta que alguien, con un golpe en la cabeza, le detuvo.

Despertó, a la mañana siguiente, atado del palo mayor, guardado por dos de sus marineros. Preguntó por lo que pasaba, nadie le hizo caso. A los pocos minutos apareció el joven Tang a explicarle aquello de su motín. Al parecer, el marinero al que había contratado hacía un año tenía más ambiciones de las que parecían en principio y no le importaba cercenar la cabeza de quien se pusiera en medio de sus objetivos.

Pasaron los días sin que le alimentasen, y un buen día le soltaron del palo y, allí, en medio de su Yin, se realizó la ejecución pública del capitán del barco. El mismo Tang, que tomaba el relevo, le acuchilló en el estómago y lo lanzó por la borda para dejarlo morir. Su agonía no duró mucho.

La suerte de las mareas hizo que el cuerpo sin vida de Yuan Tian fuera llevado hasta tierra firme, para que quedase constancia de la traición que este había sufrido.