Partida Rol por web

Dwight asiste a la perorata con expresión inescrutable. Deja que el médico acabe, y después le dice, sin alzar la voz ni un instante:
Escuche, gilipollas. Y escúcheme bien porque sólo le voy a dar esta oportunidad. Ni se imagina lo malo que puedo llegar a ser jugando a poli malo. Para empezar, se le acaba de caer el pelo por implicar que la agente Sparks comercia con su cuerpo: insultos a un agente federal en el desempeño de su cargo, acompañados de amenazas, porque ha golpeado dos veces la mesa. De 2 a 5 años en una prisión federal donde les encantan los tipejos como Usted.

Otra cosa: si le trinco como sospechoso de terrorismo le puedo tener toda la puta vida encerrado en Atwater* sin necesidad de leerle sus putos derechos. Miranda vs. Arizona no rige en ese caso, tal y como confirman diversas sentencias del Supremo (por ejemplo, McNeil vs Wisconsin, Fulminante vs Arizona, Bremer vs Willis, Duckworth vs Eagan, Perkins vs Illinois, o Minnick vs Mississippi*). Si chasqueo los dedos se va a ver vestido de naranja y con grilletes en manos y pies antes de que se seque la tinta en su orden de detención... macho

Así que volvamos a la pregunta original: háblenos de su afición por las Polaroid.

Durante unos instantes, el doctor se queda muy serio mirando fijamente a los agentes. Sus ojos van de uno a otro respectivamente. Parece dudar. pero es solo una impresión. Finalmente esboza una sonrisa.

-¿Sabe agente? Por un momento he de admitir que me ha tenido intrigado con tanta parafernalia de datos y burdas amenazas. Pero como siempre, todo queda en eso, en humo. Porque agente, sin pruebas, usted solo puede hacer esto mismo, amenazar. Y muy mal por cierto. No he implicado a su compañera en la venta de su cuerpo, sino que he hecho una comparación. Desagradable, pero comparación, la palabra "Como" es la clave. Los golpes en la mesa son tics nerviosos, me encantaría ver como defiende que eran amenazas. Y tercero, lo de acusarme de terrorismo es casi lo más divertido. No puede implicarme en el caso de los asesinatos, muchísimo menos encontrar una sola prueba que pudiera vincularme al terrorismo. No agente, no me da usted ningún miedo.-

Richard esboza una nueva sonrisa mientras se rasca la nariz.

-Sin embargo, le mostraré más deferencia que la que usted me ha mostrado y le diré que me gusta el estilo de las fotos de una foto Polaroid. Ahora, quisiera que me dejaran tranquilo o seré yo el que llame a la policía-

Cuando termina, os lanza una mirada de desafío.

Dwight suspira, deja caer los hombros como si se diera por vencido, y fija la mirada en la ventana más próxima. Después, habla sin apartar la vista de la ventana.

Así que se cree que voy de farol. Bueno, ya he hecho mi buena acción del día. Sparks, Sullivan, acompañen al buen doctor en nuestro coche a Joshua Tree, donde colaborará con nosotros. Si se pone pesado, espósenlo. Por el momento es sospechoso de doble homicidio: hay móvil para ambos por lo que ya puede ir repasando su coartada para ambos crímenes. Ya que están, pidan una orden de registro para esta casa. Y sobre todo, quiten de mi vista a este... individuo lo más rápido que puedan. Me da asco.

Sullivan se quedó sorprendido ante las ordenes de Dwigth y por un momento se quedó quieto intentando comprobar si había un ápice de falsa amenaza en su voz. Sin embargo, hasta para el forense quedó claro que allí había solo una orden. Arrugó levemente la nariz y se acercó a el doctor con paso lento, un paso que dado el tamaño del gigantesco agente del FBI resultaba amenazante: un tanque que avanza sin miedo...y puede aplastarte sin muchos miramientos. Sin embargo y por dentro, Jules se sentía en parte inquieto y en parte molesto.

- Será mejor que me acompañe, doctor comentó con tranquilidad pero con un tono sin ninguna inflexión. Ya había inmovilizado a el viejo Hill y el pueblo entero estaba en proceso de odiarle, así que un gesto más o un gesto menos no iba a tener demasiada importancia. Hizo un gesto a Sallina para que abriese la puerta. Confiaba en que Stevenson reaccionase con algo de sentido común.

Maldita sea. ¿Desde cuando un forense iba por ahí deteniendo gente? Esto estaba perdiendo el norte. 

Como si acordara de algo de pronto, Dwight vuelve a hablar sin mirar a la cara al médico.

Sparks, de camino llame a Los Ángeles y que alguien de nuestra oficina de allí vaya a buscar a Stevenson a Joshua Tree. Una vez hayan hecho la entrega a nuestra gente y sólo a nuestra gente, se vuelven para aquí. Quiero a este pollo fuera de circulación a.s.a.p.

Sorprendentemente, el doctor Stevenson no opone resistencia e incluso colabora, colocando las manos frente a él para que lo esposen. A pesar de todo, no borra esa extraña sonrisa de la cara ni deja de mirar a los agentes.

-Ha sido un placer agente, no se moleste demasiado cuando tengan que soltarme, se que suele herir su orgullo de policía.-

Y tras estas últimas palabras, guarda silencio durante todo el proceso. En apenas unos minutos, Sparks y Sullivan se lo llevan hasta donde tenéis aparcado el coche, le introducen en el asiento de atrás y montan ellos mismos en el vehículo, con Salina al volante, poniendo rumbo a Joshua Tree.

Una vez en el coche, cuando este ha abandonado el pueblo, el doctor Stevenson recupera el habla.

-Agentes, esto de estar aquí detrás esposado es bastante molesto. ¿Sería demasiada molestia que me quitaran las esposas. Estamos en un vehículo en marcha y no tengo ya edad para hacer una locura tal como saltar- Levanta la manos enseñando las esposas. -Se lo agradecería de veras.-

Los agentes no pueden por menos sorprenderse del cambio del doctor. Su voz suena más sosegada y parece una persona totalmente distinta de la que habló con Dwight.

Tras ver como Salina y Sullivan se llevan al doctor, vosotros os quedáis en la entrada de la consulta, pensando vuestro siguiente movimiento. En la calle, podéis ver como varios curiosos han observado como sacabais al doctor de su consulta y lo llevabais a vuestro coche. Sus rostros son de lo más variado y podéis ver desde alivio y satisfacción hasta incertidumbre y miedo. Desde las ventanas de las casas también se asoman varios rostros, retirando tímidamente las cortinas, como si temieran que alguien los pillara cotilleando.

Muy bien, Johnson, vamos a ver al alcalde, dice Dwight . Algo me dice que no le va a gustar que tengamos a su hermano bajo custodia.

- No será porque no se le diese oportunidades para hablar en vez de chulearse. - suspira negando con la cabeza levemente - Le sigo, jefe. - asiente cerrando la puerta tras él.

El ambiente del pueblo estaba enrarecido e iba de mal en peor, sin embargo debían hacerse respetar de una maldita vez, todos parecían creerse por encima de las leyes federales en aquel lugar.

Bueno, ya sabe, comenta Dwight: pueblo pequeño, el único médico, hermano del alcalde. Probablemente se crea por encima del bien y del mal.

En cualquier caso, ha escogido mal día para ser impertinente conmigo.

Tras echar una rápida ojeada al mapa que os dio Fred, observáis la localización del ayuntamiento y ponéis rumbo a él. No tardáis en llegar y vuestra vista se centra rápidamente en él. El edificio era un enorme bloque de base rectangular de dos pisos, con las paredes blancas pintadas no hace mucho y cubierta inclinada. Alrededor de toda la pared, enormes ventanales se abren al exterior, con grandes cortinas beige que impiden ver el interior. Las enormes puertas dobles que dan al interior tienen sobre ellas las banderas del estado y la bandera del país ondeando con el creciente viento del ambiente.

Penetráis en el lugar y llegáis a un amplio hall de techo alto, paredes pintadas de verde y cuadros de antiguos alcaldes o de fotos del pueblo en tiempos pasados. Una escalera de madera sube hacia la planta superior, hasta un pasillo que se adentra en el edificio. Justo frente a la entrada, una mesa de madera os recibe con una mujer de veintipocos años que en cuanto os ve entrar deja lo que está haciendo para recibiros.

En cuanto os presentáis, asiente y descuelga el teléfono, anunciando vuestra llegada suponéis que al alcalde. Tras unos segundos, cuelga el teléfono y se gira hacia vosotros.

-El alcalde les recibirá enseguida, suban por las escaleras que hay a mi derecha y una vez arriba, recorran el pasillo hasta el fondo, su despacho está justo al final, en las puertas dobles.-

Subís las escaleras y comenzáis a recorrer el pasillo del que os habló. Os sorprende la opulencia del lugar, con una gran alfombra cubriendo todo el suelo, lámparas de diseño en las paredes y puertas bien labradas. Cuando llegáis al final, os encontráis con las puertas dobles que os anunció la secretaria. Una plaquita en la puerta os confirmaba que era, en efecto, el despacho del alcalde. Conociendo el protocolo, llamáis a la puerta y esperáis a que os permitan entrar. No tardáis en oír la voz del alcalde que os da permiso para pasar.

El despacho es bastante grande, con diversos cuadros y dos estatuas que si bien son feas, parecen igualmente caras. A los lados hay varias estanterías con libros y algunas pequeñas baratijas. Justo en el centro hay un enorme escritorio de caoba fina y detrás de él se encuentra el alcalde, que os recibe con una sonrisa. Aunque no está solo, a su lado, una mujer os recibe con una media sonrisa forzada.

Lucile mira a los recién llegados y tras la cortesía de saludarles, se gira hacia el alcalde.

-Muchas gracias George, siento los problemas. Nos vemos en la casa- Entonces pone rumbo a la salida, cuando abre la puerta, se vuelve a girar hacia todos. –George, agentes. Que tengan un buen día-

Y con esta escueta despedida sale de la habitación, dejando a los agentes a solas con el alcalde.

Cuando Lucile abandona la habitación, el alcalde dirige su atención a los agentes. Dedicándoles su mejor sonrisa, les invita a sentarse en las sillas que tiene frente a su escritorio. Cuando los agentes toman asiento, el alcalde les tiende la mano.

-Soy George Stevenson, alcalde de Ashville, un placer agentes. Les agradezco que hayan sacado algo de tiempo para venir a verme. Este tema es bastante peliagudo y me gustaría que pudieran mantenerme mínimamente informado, siempre dentro de lo que puedan informarme, por supuesto. ¿Cómo va la investigación? ¿Tienen ya alguna pista?-

Cuando termina de hablar, cruza las manos frente a él y atiende a los agentes.

Sullivan apretó el seguro del coche, cerrando todas las puertas, e hizo un gesto a Sallina. La petición no le parecía descabellada, pero no era el único agente aquí.

- Señor Stevenson...preguntó Jules con tranquilidad, aunque con la curiosidad mal disimulada bajo su tono de voz. ¿Puedo preguntarle que es lo que ocurrió en la iglesia? La formulación de cortesía era meramente retórica, pero doctor podría asumir sin mucho esfuerzo que si colaboraba, no le sería difícil conseguir bastante más amables que las palabras incómodas de Dwigth.

Buenas tardes, señor alcalde, dice Dwight educadamente.

Prefiero decírselo yo antes de que le llegue por otra vía: he puesto bajo custodia federal al doctor Stevenson. Su hermano. Para empezar, no se ha mostrado muy cooperativo con la investigación, pero no es ese el motivo.

Tras asentir a modo de saludo a todos los presentes y desabrocharse la chaqueta, toma asiento en la silla izquierda y permanece en silencio, observando a su jefe, él sabía cuanto y como debía decirse ante aquel hombre, igual que con el doctor. Así que prefería estar callado y aprender.

Al oír las palabras del agente, la expresión se torna serie al instante, observando a los presentes con sus penetrantes ojos. Todo rastro de amabilidad parece haberse disipado.

-Mal empezamos agentes, espero que puedan darme una razón más seria de por qué le han detenido. No querría tener que llamar a sus jefes para exigirles una explicación.- Se incorpora un poco en su asiento -Y sobretodo espero que no me digan que es que la gente habla. Me diría muy poco de su profesionalidad-

Sin tornan su expresión seria, espera la respuesta de los agentes.

El doctor suela una suave risa.

- Cierto, usted estaba allí por la mañana. Debo pedir disculpas. Digamos que perdí un poco los nervios. Con todo lo que está pasando y viendo los dedos acusadores señalándome a mi. Digamos que me propasé un poco con mi mujer. Solo quería ver a mis hijos, ya sabe, buscar un poco de afecto. Pero perdí los nervios cuando mi ex mujer me lo negó. La cogí del brazo, forcejeamos y se calló al suelo. El resto ya lo conoce.-

El doctor agacha la cabeza.

-Me comporté como un crío ¿Que me dicen de lo de las esposas?-

Sorprendentemente, ha contestado sin resistencia a la pregunta de Sullivan.

¿Cuándo he dicho yo que esté detenido?, devuelve Dwight de volea clavando la vista en el alcalde.

Como Vd. debe saber, el desafortunado episodio de las fotos de sus pacientes no ha hecho mucho por potenciar su popularidad. Y si añadimos a eso que tenía un móvil para los dos crímenes, el terreno para un linchamiento estaba abonado. Así qué le he sacado de aquí para salvarle el culo. De nada.