Partida Rol por web

Aun asustada por ver "revivir" el cadáver saluda al nuevo compañero de mesa...

Vaya...- dice al ver a la otra mujer entrar y oir atentamente el comentario de Frank- si que es verdad que esto está lleno de mujeres..., y yo que temia encontrarme solo con hombres aqui dentro..., es de la sprimeras veces que entro a una taberna asi...

Definitivamente no le gustaba nada ser tan inexperta en estos temas de piratas..., viendo que sus compañeros estaban tan bien informados y no se les escapaba ni una...

Ríe ruidosamente cuando el muerto habla.

-¡Este muerto está muy vivo! -ríe, para luego dirigirse a Van Huurt -pues, en realidad, excepto en esconderme o acechar, me manejo bien. Las armas y navegar son lo mio, pero es en el combate cuerpo a cuerpo donde se demuestra la excelencia de un pirata.

Casi pegué un salto cuando vi al hombre pararse allí, así de la nada, aunque eso sí: muy borracho. Luego volví a centrar mi atención en la mesa, en lo que se hablaba y lo que se bebía.

-Yo también pensé que en una tripulación habría más hombres pero tampoco los necesitaremos, sé navegar, Frank y soy tan buena con la espada como cualquier hombre en el que pienses-sonreí.

Una sonrisa franca, con los ojos brillantes; quizás lo único que me hacía femenina en actitud porque en realidad era muy mujer.

-Tampoco me hieren con facilidad y... Nada, lo que sea, será mejor que lo pongas a prueba; porque hablando puedo decir mil cosas-le hice un breve gesto con la cabeza.

Veo que aquí todos sois intocables! digo riendo de forma algo perversa La verdad es que en mi no destaca la inmunidad, mas me han herido en varias ocasiones. Pero creo que soy buen nadador, y no hay mapa que no sepa entender ni acertijo que me quede por resolver doy un largo trago y sonrío con los labios mojados en ron.

La verdad es que podían entrar mujeres más a menudo, ni que los Krakens se comieran a las damiselas del mar. una vez más río.

La puerta de la taberna se abre crujiendo, toda la clientela mira al extraño que acaba de entrar.

Vestia con unas botas altas de cuero negro, pantalon de cuero marron claro, camisa de lana blanca, sombrero de color negro y pluma ancha, miraba a toda la clientela reunida y sonria picaramente se acerca a la barra y se sienta en un taburete.

Puede notar la cliantela que va armado, lleva un sable, en el mango al final esta labrada una calavera pirata.

- Tabernero tus mejores botellas de ron, dentro de 8 horas partire hacia Tortuga asuntos personales.-
sonrio al tabernero y espero respuesta, miro a las mujeres y hombres de la taberna y sonrio picaramente.-Jajajaja.

Tortuga... ¿Y que se le ha perdido a un hombre sensato en esa isla dejada de la mano de Dios? Dijo el tabernero sirviendole el ron a él y a una joven que había entrado pocos instantes antes.

Observo con atención al hombre que acaba de entrar y escucho perfectamente lo que dice, vaya si es raro que vaya precisamente a Tortuga. Me giro a ver a mis compañeros, quizás tengamos a un candidato más, le hago una seña con la vista a Frank.

Frank asintió a Maddy y le hizo un gesto con la mano, quería esperar a oir que le contestaba al tabernero.

Port Royal: la Sodoma del Nuevo Mundo.

La gran mayoría de los hombres que la habitaban se dedicaban a la piratería y las mujeres a la prostitución.
Un lugar perfecto para la pirateria, una ciudad estrategicamente situada en las rutas de comercio entre España y Panamá. Eran los piratas quienes la gobernaban y también quienes la defendian.

La ciudad contaba con una taberna por cada 10 habitantes. Y esta historia comienza precisamente en una de ellas.

Llamada El tridente de Poseidon en esta taberna se juntaba la peor calaña de los siete mares. Un tabernero curtido en broncas de piratas, alcohol y noches de lujuria, fue ofreciendo de beber a la gente según llegaba.

Thomas Wellington entró por la puerta y en seguida notó que el ambiente no era muy hostil, aunque tampoco era Inglaterra... Gentes de todo tipo se reunian ahí esa noche, pero entre todos destacaba un grupo de marineros formado por varios hombres y mujeres que hablaban de enrolarse en el barco de uno.

En la barra había otro joven muchacho que había entrado justo delante de él a pedir ron, diciendo que iba a Isla Tortuga.

-Asuntos personales tabernero, ¿ alguien vino a esta taberna con el nombre de Halber Swenzar, mas conocido por Diente de Oro?.- le pregunto y espero que me traiga el ron.

Sirve gustoso la jarra de ron que el hombre le ha pedido y espera que le pague.

No, nadie con ese nombre ha pasado por aquí. Y si lo hizo no se presentó.

-¿Cuanto es la copa de ron en total, una cama y comida?. ¿Alguien dispuesto a darle un puesto a este pirata en un barco?; y gracias por avisar de que no ha venido esta buscado por la realeza de España ese tal Halber Swenzar jajaja.- Le comento al tabernero, hago las dos preguntas y le doy un buen sorbo a la copa de ron asta dejarla vacia.

¡Marinero! dijo Frank llamando la atención de Anton. Sientate con nosotros, yo estoy buscando tripulación, estos que ves aquí son de momento mis hombres. Miro a los que le acompañaban a la mesa con una sonrisa y al ver la mirada de las jovenes rectifico rapidamente. Y.. y mujeres.

Al escuchar "mis hombres" frunco el ceño de forma exagerada.
Mi querido holandés, creo que ese posesivo está fuera de lugar...solo compartiremos barco, yo soy de cada uno de los siete mares, y no de un tal Frank. dicho esto vuelvo a sonreir entre mi abundante barba.

Frank miró raro al Kraken.

Pues si entras en MI tripulación, vos direis como quereis ser llamado. Dijo remarcando el mí. No olvideis que el barco es mío. Aunque si preferis no tengo inconveniente en presentar al resto como mi triupación y a vos como un habitante de los mares que me alquila el suelo de mi navío, en cuyo caso tendreis que abonarme mi parte de alquiler, en lugar de yo pagar vuestros servicios por ser parte de mi tripulación.

Port Royal. De todos las cloacas del mundo era solo superada por la decadencia de Isla De Tortuga. Aquel antro de piratas y prostitutas no era lo mejor para un tipo con Thomas, pero alli estaba, no tenia muchas mas opciones.

Bien, aca estamos. Veamos que hay dentro... Atravesó la puerta del Tridente De Poseidón, y escuchó una conversación mientras entraba. Le indicó al camarero que le sirviera ron con un mueca de la cabeza. Se acercó a la mesa del sujeto que dijo que buscaba tripulación, y se sentó al lado, tratando de escuchar lo que hablaban.

-Sobretodo mujeres...-sonreí divertida ante el dilema del que podía ser nuestro capitán y luego escuché con atención las palabras de el Kraken; sin duda habría de tomar una decisión.

Apuré lo último que me quedaba en mi vaso de ron y pedí un poco más, volviéndome en ese momento a un hombre que no hacía mucho se acababa de sentar allí, hice una seña a los hombres y agregué:

-Como sea, somos más mujeres que hombres... Así que tiene derecho a decir mis mujeres-lancé una carcajada y planté mis ojos en el recién llegado. Veamos qué quiere.

Tras el comentario de Maddy suelta una breve y suave risita...
Se acomoda mejor en la silla, poniendo lo que normalmente dejaba arrastrar por el suelo del vestido encima de la silla, lo ultimo que queria era que se ensuciara, o simplemente que alguien lo pisara y se resbalara, lo ultimo que queria en ese bar eran "heridos" por su culpa..., aunque al subirse al barco la nueva aventura estaria delante de sus narizes..., y habría que matar a mucho piratas o personas...,o al menos eso era lo que ella tenia en vista...

Exactamente..., ahora somos SU tripulación....-digo mirando fijamente a Kraken-. Estaremos en su barco y un largo etcétera mas...
Aparte de que solo es una forma de hablar..., pero es bien cierta.
Vuelve a soltar unas risitas, estas mas largas y sonoras...

-Háblanos de ese tesoro-carraspeó, interrumpiendo. -Tiene alguna maldición que debamos conocer... antes?

Ante la pregunta de Boon, Frank se echó hacía atrás en su asiento y miró a ambos lados.

Esa no es una pregunta que se deba contestar aquí... Mañana en el embarcadero a medidía. Buscad el Tulipán. Frank se levantó del asiento algo mareado y resopló. Creo que es la hora de tomarme la última. Se acercó a la barra y se pusó entre los dos jovenes que acaban de entrar.

Miró a la chica. Uhmm cuanta mujer hay hoy aquí. ¡Tabernero ponme una última jarra! ¿No estareis buscando enrolaros en algún barco? dijo mirando a ambos. Aún me quedan vacantes en mi tripulación.