Partida Rol por web

Thomas se quedó congelado con aquello. Primero se sorpendió por efecto que parecía haber tenido su bala, pero pronto descubrió a la bruja tras aquello. Por unos segundo no supo qué hacer, hasta que finalmente reaacionó y corrió hacia en niño. Lo alzó entre sus brazos para llevarlo dentro y atender sus heridas.

Boon, encargate de la bruja!

Sam, tranquilo, ya ha terminado todo. Te llevaré adentro, debemos desinfectar tus quedaduras. Has sido un pirata muy valiente! El capitán estaría muy orgulloso de tí.

Sam sigue chillando desgarrado de dolor cuando Thomas le alza para llevarle dentro. Un rio de sudor frio surca por su rostro y le mira con los ojos hundidos - te..tengo el mapa...

Comienza a ver todo borroso a causa del dolor y el mareo que le está provocando..

..me voy a morir,.. verdad? 

La enfermería estaba hecha un desastre, pero Thomas vacía rápidamente un mesa para acostar al pequeño. Tomas algunas hierbas y una pequeña botella de ron. Sonríe mientras le acerca la bebida.

Nono pequeño claro que no morirás. Vivirás para contar las historias de cómo viste arder al maldito de Dosespadas. Además, eres el Guardián del Mapa, no puedes morir. Ahora brindemos, bebe un trago de ron. Debes recuperarte, pronto partiremos nuevamente y necesitaremos marinos valientes como tu. Eso es, vamos bebe otro trago.

No terminaba de acostumbrarse a ver actuar a Ekao... suponía que era debido a que estaba más familiarizada con otro tipo de muertes, más naturales en la navegación. Si el demonio de Dos Espadas había muerto así, estaba casi segura de que no quedaba más alternativa.

En una de las expediciones que llevó a cabo con la tripulación en la que también estaba Ekao, la vió sólo una vez actuar de aquella manera, y fue con una encarnación del diablo. Si Dos Espadas murió así, no cabía duda: su ser era maligno también.

Un escalofrío la recorrió el cuerpo, a la vez que escuchó la voz de Wellington.

Corrió hacia Ekao, que yacía extenuada sobre cubierta con la cara envuelta en sudor y la mirada en blanco. La ayudó a incorporarse, y ya sentada, apoyada en la barandilla que las separaba del mar, comenzó a soplarle en la cara, hasta que parpadeó levemente y recobraron el color sus iris. Sonrió de medio lado, y respiró pausadamente, estirando y encogiendo los pies y las manos para que la sangre circulara de nuevo. -Era un demonio -le dijo a Boon, con los ojos medio cerrados. -Ignoro por qué no os mostró su verdadera forma, porque era un auténtico demonio del mar.

Pronto el cielo comenzó a despejarse y el viento se calmó por completo. También lo hicieron las aguas que pasaron de parecer embravecidas por la furia de Poseidon a estar calmadas y tranquilas.

En el cielo de la noche apareció la luna creciente y las nubes dejaron paso a las estrellas como si de un telón se tratasen. Hacía muy buena noche.

Sam sonríe aún aterrado y no tiene mucha fé en las palabras de consuelo de Wellington , el  había visto que el ron se solía dar a los heridos graves que estaban a punto de morir pero bueno.. cogió la botella y no se negó, dando un buen trago.

Si.. marinos valientes... - da otro largo trago y sus mejillas se sonrojan- ¡hic! Pero ese tesoro está maldito.. se está cobrando muchas vidas de nuestros amigos.. 

El niño parecía muy acertado en sus palabras. De repente era un adulto con todo su sentido de la realidad.

Sam Dewly permíteme contradecirte. Es cierto que hemos perdido a muchos de los nuestros. Pero no creo que el tesoro esté maldito. La sangre corre simplemente porque somos piratas, y estamos mezclados con la peor de las escorias en la mayor parte de las oportunidades. Ahora muerde esto. Tengo que limpiar tus heridas, y dolerá... mucho.

Puso una madera en su boca, y derramó ron en las heridas. Debía desinfectarlas y tratralas para evitar complicaciones futuras.

Las heridas de Sam tragaban el ron como si de un viejo pirata alcohólico se tratara. Y el pobre muchacho sintió un dolor horrible en sus brazos mientras sus gritos se sofocaban por el palo que mordía con toda su alma. Aunque tras la cura, sintió algo de alivio en los brazos.

Aquellas palabras tenían sentido..  todas estas cosas malas ocurrían por juntarse con gente mala.. pero el no había elegido esta vida le habían forzado de pequeño a ella. Bueno ahora estaba bastante agusto comparado con su primera tripulación, en este barco había conocido a gente más honorable y valiosa.

¿Mu..mucho mas que ahora? Bueno.. -Sam asintió asustado y mordió aquella madera levemente, hasta que de repente clavo sus pequeños dientecillos con todas sus fuerzas al sentir el alcohol quemando más aun su herida. No podía chillar pero su cara se puso roja como un tomate y al borde del desmayo mientras decenas de lagrimones le caían por los ojos apretados fuertemente.

Cuando todo terminó se sentía un poco mejor, pero claro.. después de casi desmayarse del dolor cualquier cosa era buena por no repetirlo. Dió otro trago a lo que quedaba de la botella de ron y se quedó mirando al techo.

¿Me salvó la bruja Ekao, verdad? Me gustaría darle las gracias.. -murmuró mientras sus ojillos se iban cerrando de cansancio.

Levantó amorosamente a Ekao, y pasó su brazo izquierdo sobre sus propios hombros. Lentamente fueron a reunirse con Sam y Thomas.

Cuando llegaron ya habían terminado las curas, pero sobradamente se observaba el sufrimiento que había pasado el joven Sam... la cara congestionada y las heridas curadas lo delataban.

Dejó a Ekao sentada en una silla junto a la puerta, y acercándose a la mesa donde estaba Sam, le pasó una mano por la sudorosa frente, mientras le decía a Thomas: -Tenemos aquí a un valiente pirata, ¿no te lo parece? Jamás había visto tanto valor.

Sam sonríe a Boon por sus amables palabras y mira de reojo a la bruja, que también parecía agotada.

Gracias.... y gracias al gran bashá también..

En un último esfuerzo antes de caer rendido por el cansancio saca de dentro de su camisa el mapa que ansiaba Dosespadas- Aquí esta..- lo mira , sonríe y se lo tiende a Boon cayendo finalmente dormido sobre la mesa. 

Para sorpresa de todos la tinta del mapa comenzó a desaparecer en las manos de Boon y el pañuelo empezó a borrarse quedando blanco, sin ninguna marca que indicara que antes había allí un trazo solo de tinta. Al parecer la magia que sostenía ese mapa había desaparecido junto a Dosespadas y los demás capitanes que un día enterraron ese tesoro junto y después se jugaron su destino a las cartas.

Un cañonazo de la ultima batalla había arrancado casi medio techo de aquella habitación, formando asi un pequeño mirador. El cielo se despejó tras la muerte de aquel demonio que llamábamos Dosespadas, y dejó aparecer a las estrellas, que comenzaron a apagarse lentamente, junto al reinado de la oscura noche.

Antes de dormise, agotado, el pequeño Sam entregó su mapa a Boon, y la tinta comenzó a desaparecer misteriosamente. Thomas miró a la bruja desconcertado, pero obviamente aquello no era obra suya. ¿O si? No importaba ya. Una pequeña sonrisa se esbozó en su británico rostro, sonrisa que, poco a poco, fue transformándose en una profunda carcajada. Tantas vidas, tantos sufrimientos, y ahora aquello se desvanecía. Tal vez era lo mejor.

Bebió el ron que quedaba en aquella botella y salió a cubierta para ver salir el sol. El barco, si bien estaba muy dañado, mantenía una buena flotación, y los mástiles aún estaban en pie.

Y ahora qué Thomas?

Tenían un barco, un buen cuerpo de oficiales, y una poderosa bruja. Tal vez pudieran conseguir una patente de corso, o hasta dedicarse a la navegación comercial. O quizás aparecieran nuevos tesoros por encontrar...

Sam se llevó una gran decepción cuando al despertar se enteró de la noticia de la desaparición del mapa. Tanto esfuerzo para nada, la ilusión de encontrar el tesoro legendario perdida.. . Estuvo algunos años con el animo decaido trabajando de navegante o cartografo donde podía y poco a poco fue haciéndose un nombre entre las aguas del caribe, después de todo había vivido cosas inimaginables incluso había conocido en sus propias carnes a los piratas más temibles, su cicatriz sobrenatural daba fe de ello.

Aún así, años después decidió reemprender su sueño de encontrar el tesoro perdido de Dosespadas, pues en su memoria aún recordaba pasajes del mapa, el mismo lo había tenido entre sus manos. Trató de reconstruir todo aquello de lo que se acordaba y comenzando desde esa base partió a la mar como un joven capitan en busca de más pistas para encontrarlo.

Si lo llegó a encontrar en vida o no, nadie lo sabe excepto los dioses pero al menos tuvo una vida llena de aventuras.. 

Tras separarse de Thomas y de Sam, Boon se embarcó en un pequeño barco llamado "La gaviota", que la llevaría hasta España. Allí encontró trabajo en el puerto de Santamaría, donde hacía de intermediaria entre los comerciantes y sus superiores. Se especializó en minerales y hierbas, lo que la llevó a Egipto. Doce años habían pasado desde que Ekao matara al malvado Dos Espadas.

Siempre sintió el impulso del mar, la llamada de la aventura, de forma compulsiva, pero no cedió ante ella. Se casó con un inglés y tuvo familia, una larga y extensa familia, y tras pasar penurias logró abrir su propia empresa de comercio de algodón.

Vivió una vida larga y plena, fiel a sus principios de honradez y humildad, lo que la valió el reconocimiento y la fama a lo largo del Mediterráneo y de parte del Atlántico.

Sólo vió a Ekao una vez más desde aquel fugaz encuentro con Dosespadas, pero su amistad seguía refulgiendo como el más puro de los cristales.

Murió a los 83 años, mientras dormía.

Debido a la naturaleza antinatural que la mantenía en pie, sobrevivió incluso a Sam, con prácticamente el mismo aspecto a lo largo de los años.

Tras lo acaecido a Dos Espadas, se despidió del pequeño Sam y de Thomas, y finalmente de su buena amiga Boon. Continuó viviendo en su cómoda cueva, en la misma isla que la vió nacer, y continuó con visitas periódicas a Port Royal.

Sin embargo, ella sí volvió a la mar, a diferencia de su amiga. A la vuelta de la aventura que vivió en el Arcana, naufragó la embarcación. El gran Bashá la salvó, pero todos los demás de la tripulación murieron.

Nunca se casó, aunque tuvo hijas a las que educó en la cultura y en la magia de lo esotérico. Siguió sirviéndose de sus poderes para complacer a sus clientes y a su adorado Bashá, y ello complació al Loa del viento durante décadas.

FIN