Partida Rol por web

El viaje hasta Córdoba, donde se encuentra la itinerante Corte de los Reyes Católicos, dura una semana (el Ministerio será informado de tal detalle y financiará como pueda las estancias). Nadie les está siguiendo y todo transcurre con normalidad.
La misma mañana del encuentro con la Corte de los Reyes, antes de llegar al punto de reunión, han preparado una emboscada en el camino, en medio de una zona boscosa. Han derribado un árbol, a usanza de los bandoleros y se han distribuido por los alrededores.

En este caso concreto se trata de caballeros armados con armadura y ropajes negros (Tirada Historia a dificultad 9 para ver detalles), y espadas anchas, hay 4 y desde luego en esta ocasion no parecen ser facilmente asustables.

Marcel descubre rápidamente la estrategia de los atacantes antes de que estos aparezcan de sus escondites. Un tronco en medio del camino en un lugar angosto y sin escape. Pues no había hecho el mismo ese mismo truco varias veces en el Pirineo.

Además le es fácil reconocer esos ropajes. Recuerda un libro que había leído en el que se describía tal forma de vestir como...

Después de un largo camino en el que se intercambiaron palabras si mucho contenido llegaron junto a la comitiva de los Reyes. 

Estuvieron siguiendo su rastro, alojándose en posadas gracias a la intervención del ministerio hasta que los alcanzaron.

Se dirigían al punto de encuentro cuando les salieron al paso caballeros vestidos de negro, ropajes que a Francisco le traían recuerdos.

Si tener muy claro a qué venian se echó la mano a la daga y a la pistola sin mostrar ninguna de las dos, pero presto a utilizarlas.

Al fin el camino transcurría con normalidad dentro de lo que cabía sin mayor percance que el acontecido hasta que en buen punto del camino mientras las palabras se cruzaban entre unos y otros... Una trampa nos sorprendió. O al menos no tanto, era obvio que iba a ocurrir algo  en algún momento, y solo cuatro marruyeros era muy poca cosa.

Ahora había más gente, todos ellos con armaduras y armas y no parecían achantarse como los de antes - Esto ya es otra cosa - Mencioné por lo bajo mientras me levantaba poniendo mi mano en la empuñadura de mi espada - Nos gustaría pasar sin que nadie saliera malherido - una sencilla amenzada, camuflada en sus pensamientos sería lo suficiente para hacerles coger una confianza que minar.

Carlos oscilaba entre el asombro y el aburrimiento. Asombro, por la extraña y fantástica sensación de vivir en un pasado sobre el que solo había leído en los libros de estudio. Aburrimiento, por el lento pasar del tiempo: un viaje que, en su época, apenas duraría una tarde, se venía demorando una semana, con más paradas que avance en postas de mala muerte. Alguno de sus acompañantes (no podía recordar cuál) se había referido a la ''falta de presupuesto para la misión'' ... nada nuevo bajo el sol de España.

Estaba tan ensimismado que, cuando se detuvo de pronto la comitiva, tardó un poco en reaccionar y volver a prestar atención al entorno. Solo entonces comprendió que un árbol les impedía el avance, mientras unos caballeros de ropaje y armaduras negros aparecían en lo que, casi sin dudarlo, se trataba de una emboscada.

Tras una observación no muy especializada en algunos casos es muy fácil detectar que las armaduras que llevan no pertenecen a este siglo y son replicas hechos con cierres y tornillos modernos, además parece llevar pistolas de chispa, un modelo que no se usó en esa época.

La especializada vita del historiador puede identificar que son armas usadas a finales del siglo XVII en las regiones del caribe especialmente por los ingleses.

''Esas armaduras no son auténticas. ¿Y esa pistola? Creo que es posterior a este tiempo'' Carlos no estaba seguro, la tecnología militar no era su fuerte y podía estar equivocado. Sin embargo, prefirió trasmitir sus sospechas a sus compañeros.

- Creo que no son de esta época. Ellos también vienen del futuro. - musitó una advertencia al resto. 

Marcel se da cuenta enseguida. Antes de empezar la misión estaba repasando, precisamente, el armamento que correspondía a la época, y él mismo intentó traerse un mosquetón para no desentonar, a pesar de que era demasiado moderno para ese tiempo. Así que tenía claro que esas armas venían del futuro y alguien intentaba hacerse pasar por lo que no era. 

Ni lo dudó un momento esta vez. Sacó el revolver y disparó un tiro al aire. Le quedaban 5 balas en el tambor, pero también sabia que ellos 4 solo podían disparar una vez con sus pistolas y que la precisión de dichas herramientas distaba mucho de la capacidad de acierto que él tenia con su arma.

-Alto todo el mundo!!! Somos agentes del ministerio del tiempo en misión especial. Identificaos y cesad vuestro intento de inmediato o ateneos a las consecuencias. 

Era una jugada arriesgada, pero, la situación lo requería. 

Los enemigos desenvainan las armas ignorando por completo la actitud nada intimidante de Marcel, sabían de sobra quienes eran sus rivales y no iban a dejarles pasar bajo ningún concepto...- El rabino o la vida, no lo repetiremos mucho, para ir de shulo te vas a tu cortjio...gañán.
 

A Marcel le quedan claras las intenciones de los caballeros negros, así que, simplemente, baja el arma y apunta a quien se ha dirigido a él en esas palabras. 

-Cuidado Marcel. Ésta gente no va a atender a razones, ni creo que huyan con tanta facilidad como aquellos bribones de Toledo- dijo poniendose junto a su compañero y apuntando con su propia glock hacia el compañero situado junto al que había hablado. No tenía mucha confianza puesta en sus dotes de pistolero, pero visto lo visto con las armas de filo solamente podía intentarlo.

Me levanté después de que Marcel hablara y los caballeros respondieran sonriendo levemente - Muy bien pertrechados vais, para simplemente saquear un carromato... Os felicito por tan buen equipamiento, pero frente a un enemigo que desconoceis, hay veces que ni las mejores espadas del mundo, pueden hacer frente... - Desenvainé mi espada sin temor alguno - Pero igual debisteis investigar a quienes atacabais primero. - y bajé del carromato para estar en suelo estable a la hora de combatir.

-Cuatro con armaduras bastante buenas... y obviamente no desta epoca... Será entretenido - Pensé sin dejar de mirar a los que nos amenzaban.

''Debí traer algún arma de fuego'' se arrepintió Carlos ante la actitud de estos atacantes. Sin embargo, no dudó en sacar su ropera, al tiempo que soltaba una advertencia:

- Somos funcionarios del Reino en misión oficial ... - dijo todo lo autoritario que pudo - Apártense de nuestro camino.

Estaba seguro que no lo harían, pero también era una forma de darse valor.

Iniciativas:

1º Carlos: 21

2º Fernando: 17

3º Francisco: 17

4º Caballero negro 1, 2 y 3: 16

5º Marcel: 12

6º Caballero negro 4: 10

La bravata de Carlos no había dado resultado, aunque él tampoco esperaba nada. Aunque, tal vez, hubo una vacilación entre los atacantes ... o, más probablemente, ese fue el deseo del historiador por hacer algo útil.

Sin esperar demasiado, agitó su capa para ocultar sus movimientos como había visto en una película y embistió contra uno de los caballeros más cercanos, tratando de mantenerse fuera de la línea de ataque y de tiro de sus compañeros. En algún sitio había oído que las armas ''antiguas'' no era muy precisas ... con un poco de suerte, saldrian bien parados.

-Si sois hombres de verdad, venid con vuestras espadas - Dije antes de lanzarme desenvainando la mía contra el enemigo más cercano, solo había de encontrar la juntura entre la armadura y... se acabaría uno de ellos

Una vez más se veía envuelto en una refriega. Y una vez más sentía que su moral se venía abajo tras los últimos resultados obtenidos.

Instintivamente fue a echar mano de su daga para enfrentarse con sus enemigos pero enseguida cambió de idea y, desenfundado su pistola, descerrajó un tiro a uno de aquellos bellacos con la esperanza de abatirle rápidamente y sembrar el pánico entre sus acompañantes.