Partida Rol por web

Motoko viendo que aún no parecía habérsele escuchado del todo bien, así pues, carraspea levemente, y señalando, a Lilith, Ayu, Toushiro y Kuno, espetó, asegurándose que todos los allí presentes le oyeran:

-Vosotros cuatro! Puedo sentir cómo vuestra condición física es bien avenida con las espadas de toda clase... Así pues, os reto a que esta tarde, después de las clases, os reunáis conmigo en el Dojo de la Academia...

Sonríe de lado, muy segura de sí misma...

-No sé vuestros nombres, ni sé el de ninguno que no sea un buen espadachín... Así que... Sorprendedme, y seréis sorprendidos...-Señala dando por sentado de que acudirán sin siquiera haber preguntado a los que restaban...-Ah... Y sed puntuales por favor... Vuestras mentes deben estar en perfecta armonía con vuestro cuerpo...

Y sin más dilación, se marchó de allí, con su shinai al hombro...

Desde luego, la gente allí era un tanto... Peculiar... Por no decir rara del todo...

Tras la aparición y desaparición de la chica del kendo, los seis jóvenes restantes, se miraron extrañados...

Al parecer, algunos tenían ahora una cita a la que podrían acudir, o no...

Mientras se conocían unos a otros, descubrieron que pronto sería la hora de volver a entrar a clase, y que el timbre sonaría en breve...
Quizás fuera mejor ir buscando el camino hacia las aulas...

No querrían llegar tarde en su primer día de clases...

¿O sí?

Bueno... yo me voy hacia clase... Dice en voz baja y sin ánimo. Le daba igual si la habían escuchado.

No tenía ganas de ir, pero era eso o quedarse durmiendo por el patio. Y había decidido no hacer eso... almenos no el primer día.

Justo cuando Kuno iba a aceptar el desafío que en público había osado decir, poniendo en entredicho la formalidad que sus dos compañeras habían estado haciendo con anterioridad. Pero Kuno es un hombre de palabra y no permitiría que ninguno de los presentes derrotase a esa chica en combate singular. Sería él, quien le diera la paliza, para demostrarle que era fuerta, y posterioremente se dejaría vencer por ella, para que fuera su pareja, para vivir en armonía y paz, y poder disfrutar de la compañía femenina que sin saberlo, tanto añoraba.

Era precioso, era precioso el futor que le deparaba... sin poder aguantar la emoción, Kuno comenzó a llorar desesperadamente, con el puño en el cielo y los dientes apretados.

¡No podrán conmigo!

Se gira hacia Toushiro y le amenaza en un sinsentido.

¡No podrás conmigo!

Luego se seca las lagrimas, se pone recto y serio.

Vamonos a clase, no quiero llegar tarde.

Y con una sonrisa comienza a ir hacia la clase.

Bueno chicos, nos vemos en otro momento. Es hora de ir a clase ya... Tomó sus cosas y se despidió con la mano Nos vemos.
Y tras esto, se fue directamente hacia clase.

Salgo un poco apenado de saber que conzco a alguien como Kuno, con la cabeza gacha y tratando de obviar el hecho de que cree que planeo derrotarlo, Bueno chicas, digo a Saori y Agatha, a clases, no hay mas que hacer aqui, y me dirijo a mi clase.

Sera mejor que pases de este pesado, digo a Agatha con una sonrisa, esta un poco loco pero no es peligroso, y empiezo a caminar hacia clase, Por cierto, ¿A que clase perteneces?, le digo a la chica a ver si con suerte, terminamos en el mismo salon.

Lukas, tras andar bastante, logra encontrar el Patio Interior, justo en el momento en el que seis campanadas anuncian que faltan tres horas para las nueve, lo cual quiere decir: "tiempo de cena"...

El joven atraviesa las puertas que le llevan al patio, recibiendo algo de aire fresco y los últimos rayos de sol vespertinos...

En el patio, el italiano no reconoce a nadie... De hecho, allí no hay casi nadie, excepto un joven con un violoncello, que parece tocar de una manera realmente envolvente...

Cuando Lukas llega, el joven alza la mirada y sonríe de lado...

-Buenas tardes, Sívori...-Que sabía su apellido, estaba claro... Pero.. ¿El por qué, para qué, y cómo?, no demasiado...

Joven del violoncello

Lukas, consternado, no puede evitar preguntarse cómo demonios hizo para perderse al mediodía, siendo que el patio interior está tan cerca del comedor.

Definitivamente tengo que practicar mi japonés... Se dijo. Parece que aquí tampoco voy a poder estar un rato solo. Se dijo a su vez al ver al jóven del violoncello.

Luego el joven le habló como si lo conociera, bueno, no tanto, ya que si en serio lo conociera, sabría que a Lukas no le gustan que lo llamen por su nombre real.

Se sentó en una banca no muy lejana al cellista, pero tampoco muy cercana. Vaya, no sabía que ya soy famoso aqui...

Lilith salió de la clase caminando lentamente, junto a su serpiente, Seth.

Vagó durante algunos minutos, sin saber muy bien hacia dónde se dirigía...

Pronto, descubrió cómo una claridad comenzaba a percibirse, un poco "más allá". Se dirigió hacia ella, y descubrió el patio interior al que antes había acudido...

Lo que le llamó la atención, es que esta vez, parecía totalmente vacío, a excepción de un joven que tocaba el violoncello, con suma maestría, y un chico, que, estaba segura, era de primero...

Justo en el momento que se acercaba a ellos, seis campanadas sonaron por toda la Academia...
Lo cual sólo podía significar una cosa: que faltaban tres horas para la cena...

Joven del violoncello

El joven miró, con una media sonrisa, a Lukas, quien se había sentado en un banco ni muy lejos, ni muy cerca, de él.

-No eres famoso... Pero sé tu nombre... Así como el de ella...-Señaló, indicando vagamente a una joven de oscuros cabellos que se acercaba poco a poco. Llevaba una serpiente con ella, y parecía un poco extrañada de que no hubiese gente por ahí... El joven volvió a sonreír, complacido...-También sé que tocas el bajo... Y que no lo haces del todo mal...

Luego se volvió a la joven que se acercaba, saludando:

-Buenas tardes, srta. Doyl...

¿No lo hago del todo mal? Lukas enarcó una ceja ponderando las palabras de su interlocutor. Qué raro, no creo haber tenido la oportunidad de mostrar que tan bien lo hago ante nadie aqui. Se me hace difícil que alguien te pueda haber contado que no lo hago del todo mal.

El joven puso sus manos sobre las cuerdas de su violoncello, acariciándolas levemente.
Dejó el arco a un lado, y le miró, serio:

-Eso es porque, obviamente, nadie me lo ha dicho... Al menos no aquí...

Luego volvió su mirada al cielo, y comentó:

-Por supuesto, si lo deseas, puedes negarlo. Pero que sepas que, si lo haces, sería una estupidez... ¿Para qué engañar?-volvió entonces a encararse a él, y sus ojos, que eran de un color oscuro, transmitieron cierta inquietud al chico-...Dime... ¿Acaso odias la música?

Alejandro llegó unos minutos después de Lilith al patio interior, puesto, que durante algún rato la perdió, para luego volver a encontrarla...

De hecho, no la habría encontrado de no haber sido por una melodía que llamó su atención: alguien estaba tocando el violoncello, y fuera quien fuera, estaba en el patio... Así que... Allí se dirigió...

Conforme llegó, seis campanadas se oyeron por toda la Academia. Eso significaba que quedaban tres horas para la cena, aún...

Ya en el patio, encontró el siguiente panorama:

Un joven de cabellos largos, estaba sentado con un violoncello junto a él. Hablaba con un chico... El otro chico italiano, que estaba en el B...

Lilith, les observaba, y Alejandro hubiese jurado que había oído al joven del violoncello llamarla por su nombre...

Era un misterio...

Joven del violoncello

Al cabo de un momento, tras Lilith, llegó Alejandro DiCastillo, atraído por la música que anteriormente se había escuchado...

Les observó desde lejos, pero en un principio no se acercó...

O al menos no del todo...

Vaya, parece que estamos un poco a la defensiva aqui...

Lukas suspiró, volviendo a su vez la vista al cielo.

¿Quién negó algo aqui? Sólo estoy cuestionando tus conocimientos sobre mis habilidades musicales. Por cierto, si crees que no toco el bajo del todo mal, deberías escucharme tocando el piano...