Partida Rol por web

Intente abrir la puerta, pero estaba cerrada, el abad no iba a ponernos las cosas fáciles. La posibilidad de molestarlo después del trato que nos había dado me hizo arriesgarme.

- Intentemos abrirla - le susurre

- ¿Sabes algo de cerraduras? - le pregunte mientras intentaba forzarla, aunque sin tener mucha idea pues era algo que nunca había hecho previamente

-​No-dice el goliardo mientras sus manos forcejean con la cerradura. Después de unos segundos que parecen eternos se da por vencido y mira a Tomás después de un hondo suspiro.-​¿Ahora qué hacemos?-

La puerta no se ha abierto tras vuestros intentos, no sois duchos en tales menesteres. Dentro empezáis a escuchar a la muchacha reírse y empezar a soltar gemidos de placer, también se escucha al abad hacer lo propio. Es una situación extraña, la pareja dentro disfrutando y vosotros en la puerta siendo testigos de la falta del abad. No parece haber nadie más por las inmediaciones, pero nunca se sabe.

Habiendo intentado sin éxito abrir la puerta y viendo que ni Ramiro ni yo teníamos futuro como ladrones, mire alrededor buscando otra forma de entrar. Mas lo único que se me ocurría era intentar derribar la puerta y no creiame capaz de conseguirlo ni tampoco era menester despertar a todo el monasterio con el estruendo de intentarlo.

- Tal vez debiéramos buscar a Erramun y Gundane - susurre un poco dubitativo - non hay duda de lo que aquí sucede et con lo que antes contarasme que os dijo el herido..., tal vez logremos facerles cambiar de opinión -

Me dirigí entonces a las celdas, esperando que Ramiro me siguiera.

Ramiro asiente a lo que dices y como alma que lleva el diablo sale corriendo hacia las celdas.

Cuando llegáis a las celdas veis a vuestros compañeros durmiendo plácidamente.

Nada se escucha en el monasterio, menos en las celdas de  Erramun y Gundane salvo sus ronquidos. De repemnte dos sombras entran a las celdas. Empiezan a zarandearlos y a hablar a la vez algo incomprensible. Poco a poco se acostumbran los ojos de Gundane y Erramun a la oscuridad para ver a sus compañeros. Parece que quieren decirles algo que han descubierto, algo importante....pero no se ponen de acuerdo para contarlo, también trasmiten sensación de prisa.

Erramun fue despertado del plácido sueño en el que estaba sumido al ser zarandeado por una sombra que apenas llego a reconocer. Instintivamente se revolvió para agarrar de la pechera al desconocido que se había abalanzado sobre él, y estaba dispuesto a cruzarle la cara de un puñetazo cuando vislumbró entre la penumbra el asustado rostro de su compañero Tomás.

En ese preciso instante aflojo la mano que apretaba las ropas del religioso, y éste, aun más alterado por la violenta reacción del infanzón retrocedió un par de pasos para mantener una distancia prudencial. Parecía que su ánimo había sido gravemente trastocado por algún suceso del cual había debido de ser testigo. Intentaba explicarse cuando observó que a su lado Ramiro parecía compartir el mismo estado que Tomás, ya que entre los dos no parecían capaz de coordinarse para dar explicaciónes sobre el hecho de haberlos despertado en medio de la noche.

-Calma amigos, así es imposible entender nada. Que solo uno de los dos nos explique a santo de qué viene todo este revuelo.

Miró de soslayo a Gundane, que parecía que había sido despertado del mismo modo que él. Imaginaba que tal vez quisiera añadir unas palabras para tranquilizar a sus dos compañeros.

-¿Recordáis cómo el pobre omne que rescatamos de las fieras et del frío , díxonos que su fijo perjuraba ver fermosas zagalas desnudas en el monasterio antes de desaparecer, et que nadie diólo por cierto?
Dice Ramiro misterioso, para añadir solemne.- Pues espero vuesas mercedes a mi me crean.
-Et pareciera que de aquesto, nadie preguntó al abad. Puesto que creo que bien conoce el fenómeno, et lo aprovecha sin remilgos..-
Ramiro intenta conjurar con sorna su nerviosismo, pues recuerda de repente el destino del pobre Dominique.
 

Tal vez no fuera buena idea despertar tan bruscamente al infanzón, pienso cuando me agarra con fuerza. Suerte que pronto me suelta, pero por si acaso mantendré una prudente distancia.

Tienen razón al pedir que hablemos de uno en uno, creo que nos emocionamos los dos demasiado al descubrir la falta del abad, aunque hubierame gustado sorprenderle de improviso y ver su reacción antes de volver a buscar al resto del grupo.

- Hallase el abad ahora en su celda bien amancebado - continuo cuando Ramiro acaba de hablar - intentamos sorprenderlo, más non somos muy duchos con las cerraduras -

- Sabiendo esto y lo que conto el ferido, ya temos los motivos por los que non quieren que nos quedemos -

Ramiro está turbado por la desnudez avistada, y aunque temeroso de contrariar al abad en su propio dominio, siente una necesidad irresistible por saber el origen de la muchacha que corretea desnuda por un convento en la noche. 
- ¿Non habéis curiosidad por saber quien es aquesta Eva que confunde el convento con el paraíso et paseárase sin ni siquiera una hoja de parra para cubrirse... siendo invierno? Quizás pudieramos seguirla...
 

Asiento firmemente ante lo que dice Ramiro.

- Vamos pues - digo - vestiros et busquemos como entrar en la celda del abad, es hora de que nos cuente que está ocurriendo aquí -

Os quedáis cerca de la celda, la mujer no parece tener ninguna intención de salir de la habitación del abad. Tampoco se les oye hacer nada. Solo el silencio del monasterio y la oscuridad.

Quedan unas pocas horas antes de que se levanten el resto de monjes. Si vais a hacer algo, este es el momento....o quizás sea mejor dejarlo estar e irse a dormir.

¡Curiosidad ninguna, Ramiro! -dije entonces, intentando deshacerme de esa visión en mi mente. Salí de la cama alertado, de un brinco, y entendí que las viviones del hijo de aquel tipo eran ciertas. O por lo menos eso decían los mios compañeros de celda y viaje.

A cuantos hubiera tomado no diciendo que no podían pagar el santo recado, yluego habían de tener para mancebas, mal vino y otros dulces. La diócesis de la comarca no podía permitirse estos encuentros, asique lo dije.Vayamos -les señalé a mis compañeros

Viaje en balde hemos dado ya, pues se nos alertó de problemas y éste abad nos ha dicho antes que no. Y ahora ésto. Aquí pasan cosas, extrañas u ocultas. Vayamos a averiguar las intenciones de ese "abad". Entonces tomé de mis pertenencias mi daga, escondiéndola en mi manga, y con ambas manos cogidas entre sí, bajo las mangas unidas, me encaminé hacia la puerta.

Levanté el puño delante de la puerta del abad, a la espera de que mis compañeros dijeran algo, si es que era menester. Pretendía llamar y aclarar todo el embrollo.

Erramun se incorporó también, a la par que Gundane, para prestar mejor atención a lo que decían sus agitados compañeros de viaje. Así que las visiones de aquel pobre diablo bien podrían ser ciertas... Sin embargo, no terminaba de encontrar el sentido a que en un monasterio como aquel se pudieran pasear como Pedro por su casa mujeres desnudas. Pero claro, si es el mismísimo abad el que se amanceba con estas mujeres, tampoco sería la primera historia que escucho de ese estilo.

Escuchó con atención las palabras del recaudador y consideró que era de buen seso su decisión. Puesto que aquella puerta no tenía intención de abrirse, serían ellos quienes harían por entrar y terminar de descubrir lo que ocurría allí dentro, si es que les quedaba algún cabo por atar.

-Tenéis razón Gundane. Tal vez este homme, corrompido por juntar demasiado poder, tanto el de su noble familia como el que ostenta entre aquestas paredes, háyale hecho perder la razón. Habremos de intentar solucionar lo que buenamente podamos.

Erramun asintió con la cabeza ante la mirada de Gundane, dispuesto a llamar a la puerta, dando a entender que estaba de acuerdo con sus intenciones.

Parece que finalmente conseguimos convencerlos, ahora que el grupo estaba de nuevo completo volvimos a la celda del abad sin encontrarnos a nadie por el camino.

- Llamad, llamad - le susurre a Gundane cuando hizo el ademan de golpear la puerta - salvo que se os den mejor las cerraduras que a nos, será la única manera de saber que está ocurriendo -

Quede esperando a que llamara y ver que nos decía el abad cuando le interrumpiéramos.

Hubo Gundane de llamar a la puerta. Allí estábais preparados para cualquier cosa. Ante los golpes respondió el abad con evidente malhumor a través de la puerta

   ¡Ya va,ya va.MALDITA SEA! ¿Quién osa molestarme a estas horas?-Abrió la puerta vestido con ropa de cama a la luz de una vela, que junto a la de Ramiro permitía que pudiéseis ver con cierta claridad. NAdie parecía haber dentro de la sala, tampoco hacía el abad ningún gesto para impedir que vieseis lo de dentro.....tampoco para permitirlo. Parecía que no tenía nada que ocultar-VOSOTROS, ¿PUEDE SABERSE QUE SE OS HA PERDIDO ,SABÉIS QUË HORAS SON?- Su enfado parecía ir en aumento y se le podían ver las venas de la frente hinchársele y ponerse rojo como un tomate.