Partida Rol por web

Sabia como era Yui antes, sabía lo que había sido, pero solo intuía lo que le decía, sin estar seguro. Aun no sabía lo que le había pasado a la recien encontrada Yui. Ella le había estado buscando a el, pero ¿porque?¿realmente las cosas habían cambiado tanto?¿cual había sido la diferencia o que había pasado? Ahora, tendrían más cosas que hablar cuando les dejaran solos. Solo le importaba estar con Yui, tener un futuro con ella, y que le correspondiera. La chica ya había sufrido demasiado, Miyu, ya le había puesto demasiado peso de responsabilidad y eso no podía ser.

Entendía que ella era importante. Entendía que ella era especial, pero no entendía porque en su momento, le había rechazado. Solo quería que la Diosa les dejara en paz y pudieran ser felices... los dos se lo merecian, los dos se lo habían ganado. Solo añadio una cosa:

-Entonces no hay más que pedir... pues mi mayor deseo ya está cumplido...

Pero aun asi, tenía inquietudes en su corazon, dudas... no de la chica, sino del mismo...

Escucho las palabras que me brinda la diosa con la mirada clavada en el suelo. Mis miras estaban puestas en otro lugar, en otros asuntos, respuestas y soluciones muy diferentes a lo que ella aconseja. Cierro los ojos, apesadumbrado. No soy un heroe, no soy un gran señor, no soy el gran noble que siempre he visto en mi padre.

Poder y reconocimiento. Yo solo buscaba liberarme de la marca para poder regresar, pero necesito mucho más y no me daba cuenta. Poder y reconocimiento. Puedo imaginarme regresando a mi hogar triunfante, convertido en un curtido guerrero y sabio hechicero, a lomos de un gran halazán blanco de crines doradas, y comandando un ejército de hombres fieles y dispuestos a dar la vida en la batalla. Sí, puedo imaginarlo, apenas un instante antes de verlo desvanecerse en el aire a mi alrededor. ¿A quién quiero engañar? Soy un noble proscrito que busca un camino, y ese que la diosa me ofrece es imposible.

Me pongo en pie pesadamente, contemplando cómo la diosa parlamenta con otros. El rubio humano es ahora un hombre feliz, pues está junto a su amada. Siempre pensé que yo amaría así alguna vez, cuando se me concertara un matrimonio tras mi ingreso en la Orden del León de Fuego. Otro sueño imposible. El hombre encapuchado habla de un libro, y recuerdo en que tomó Scire cuando Eliza cayó en sopor. Tampoco me pasa desapercibido el comentario acerca de la reina de los muertos.

Un libro de esos sobre elementalismo sería una solución a todos mis problemas... -Digo apesadumbrado, con la mirada puesta en Eliza. Y la mente puesta en el peligro que supone y todos corremos.

Ahora caigo... ya sé quien es. No es una deidad. Yo la conozco como la madre de las llamas, hiladora de perfídia, creadora de las mentiras, señora de las ilusiones: Un demonio. Uno muy antiguo y poderoso. Y su aura oscura, una aura que no se puede borrar, es prueba de ello.

Ahora sé por qué me ha dicho eso, solo quiere desviarme de mi objetivo, hacerme dudar. Y ahora entiendo por qué Yui lleva la carga que lleva. Es una espada de doble filo: su ayuda sería la mas idónea en mi búsqueda, si realmente me fuese a ayudar. Sus consejos son como agua entre las manos, refrescante pero resbaladiza... y no se puede agarrar. Malditos demonios...

Tras hablar con Saryllion, se gira para contestarme a mi petición. Una sonrisa inteligente surge de sus labios mientras su mirada inquisitiva intenta atravesarme cual estaca. Y de repente, de la nada surgen. Y también el casco. Un espasmo subito recorre como un destello mi cuerpo mientras la piel se me eriza. Sin atender a lo que me dice, veo como las piezas caen al suelo y yo con ellas de rodillas. Y por un momento noto como mi mera existencia la tengo al alcance de la vista en éstas piezas. Y el casco, que cae junto al resto, rueda para quedárseme mirando... sabiendo que lo buscaba... y... ahora por fin... es m... 

es...

oh...

Estupefacto tiento el suelo donde mis piezas están... est... estaban. Sumido en un estado de shock, de rodillas acaricio con las temblorosas manos empapadas en sudor el sitio donde toda mi razón de ser se encontraba tirada como si de piedras comunes se tratase. El sudor de mi cara se funde con el de las lágrimas nerviosas que no logran contenerse y descienden de manera cada vez mas abundante por mis mejillas, mientras lo que era todo para mi se desvaneció.

Mis manos volvieron de nuevo al pecho, mientras solo logro quedarme sentado en el suelo con la mirada perdida...

La niña se queda callada, en esta ocasion no parece querer responder nada mas, mira a Yui fijamente y le dice:

- Recuerda, esta noche recordaras todo tu pasado como te dige que harias al encontrar a Katsu, puede que algunas cosas te gusten y otras no, pero es parte de ti,no debes olvidarlo.

Entonces mira a Elenaide, la elfa se habia mantenido todo el tiempo callada y alerta:

- Me alegra verte como siempre, se que es lo que quieres y si lo quiesieras puedo dartelo, es cuestion de si realmente lo deseas o no, puesto que solo yo te lo podre dar.

Mira a Sycnus y dice:

- Buscar superar los limites de la muerte, tal vez uno de los caminos este mas cerca de lo que piensas, tal vez alguien de los aqui presentes pueda llevarte a acortar uno de los dos caminos, o incluso los dos

Miyu se gira dando la espalda a todos y delante suya se abre una grita en la misma realidad, comos si algo rajara el mundo, a traves de esta grieta puede verse un espacio formado por un bosque, un bosque con la tierra roja y los arboles muertos con varios orbes de cristal, al fondo una gran mansion de estilo gotico, la niña camina hacia el interior y justo cuando pasa empieza a desvanecerse, mientras esto sucede resuena su voz en la cabeza de todos:

- Y recordad, mañana sera otro dia, pero un dia muy diferente al de hoy para todos

Parecia que Miyu los tenía a todos controlados. Incluso a Elenaide, incluso la gran elfa samurai, parecía que la Diosa tuviera algo solo para ella. Aquello no estaba bien. Conocía desde hacía tiempo a la elfa samurai y aquello podía ser una cosa que le turbaba. No podía decir nada, solo tenía la mano a mano con la chica, y se la sujetaba con fuerza, para demostrarle su apoyo... ¿a que demonios jugaba Miyu? Y encima, de regalo de despedida, otro de sus misterios... ¿aquello no iba a parar? Cuando tenía la oportunidad de ser feliz con Yui, aparecía la Diosa y se inventaba algo... recordaba su penúltimo encuentro y en como había derivado...

Una vez se había ido, el chico ya había tenido suficiente, todos tenían cosas que meditar o pensar para esa noche, Miyu ya se había encargado de hacerles interesante el día:

-Creo que todos tenemos cosas que pensar ahora mismo... yo tengo que hablar con Yui largo y tendido... 

El chico estaba bastante serio, cosa poco habitual en él...

Scire se mantuvo silenciosa durante la cena, como la mayoría probablemente, pensando cosas. Comió de prisa pero sin ser grosera, y se retiró pronto, pero se mantuvo cerca esperando a Saryllion. Sabía que Katsu estaría ocupado con la chica durante al menos toda la tarde y noche en sus asuntos pendientes.

-¿Tienes un segundo?

Tras el encuentro con la diosa, me sumo en un meditabundo ostracismo. Las indicaciones que me ha ofrecido no podían ser más claras, mas no albergo más que dudas en mi corazón. La aventura que se abre ante mí es mucho mayor de lo que yo mismo había soñado que sería, y no me siento preparado para afrontarla.

Ceno sin ganas, alimentando mi cuerpo sin que mi mente esté presente, hasta que decido retirarme a descansar y la dama Scire me saca de mis ensoñaciones.

Para vos siempre, mi dama Scire...

Hago un gesto y la invito a caminar a mi lado hasta una zona de descanso junto a unos ventanales desde donde disfrutar del
paisaje.

Asintió y le acompañó, sonriente con su educación.

-Gracias. Sientes menos peso al no tener esa marca, ¿verdad? Me alegro. Parece que algo sucederá desde mañana, estoy inquieta...

Se cruzó de brazos mirando hacia afuera.

-Ese hombre, quedó claro que quiere el libro de Eliza. Miyu tuvo al menos la amabilidad de no delatar que estaba en mi bolsillo derecho interno, pero lo sabía por sus últimas palabras como es de esperar. Hasta ahora no lo he destruido pero ahora que he confirmado que esto es parte de lo que hace a Eliza una posible reina de los muertos, lo haré. Le estoy negando un gran conocimiento al mundo, y a mi misma, y eso me duele como no tienes idea...pero vale mas el destino de una pequeña. ¿Estas conforme con esto?

Paso la mano por mi cuello, en una caricia que me hace sentir incómodo.

Lo cierto es que esperaba un cierto consuelo, pero ha sido todo lo contrario. La marca me prohibía regresar a mi hogar, a cualquier reino de los elfos, pero sin ella el peligro no ha menguado. Sigue pendiendo una recompensa sobre mi cabeza, y ahora conozco el único camino para hacerla desaparecer. Poder. Debo acumular poder y reconocimiento para regresar a mi hogar y exigir la justicia que con engaños y ardides me fue negada. Y,sinceramente, no veo ese nivel de gloria en mi futuro...

Dejo que mi rostro se bañe con el sol, contemplando el paisaje con melancolía. No, nunca regresaré a mi hogar sobre un halazán blanco, luciendo mi propio estandarte y seguido por mi propio ejército. Nunca acumularé poder ni gloria para que mi presunta deuda sea saldada. Y mi hermano nunca se expondrá lo suficiente para que pueda llegar hasta él..

Es más que solo el destino de una pequeña, aunque solo por eso ya valdría el sacrificio. Si ese libro es la llave para despertar a la reina de los muertos que fue, las vidas de muchos dependen de que sea destruido. Además, el mundo se las apañará perfectamente sin ese conocimiento sobre la muerte, puede que incluso se convierta en un lugar mejor... No solo estoy conforme, mi dama Scire, puedes contar conmigo en cuanto precises para llevarlo a cabo.

-A decir verdad, sería bueno, aunque te noto cansado. ¿Esta bien que te pida compañía? Debido a la magnitud de este tomo, tengo mis dudas sobre si se deje destruir tan tranquilamente. Aunque de momento no he detectado que tenga consciencia propia o similar.

Tomó un ligero rubor, quizá por la luz del sol dando directamente sobre una piel poco acostumbrada al mismo, típica de eruditos. Le miró.

-No tienes porque seguir dándome ese título...digo, ya sabes que solo Scire esta bien...

Hizo una pausa leve y volvió la vista hacia ningún punto concreto del exterior.

-Supongo que todos los usuarios de magia tendemos a querer poder por alguna razón. El mundo esta lleno de magos prodigios, de príncipes secretos y hechiceros elegidos que intentan destacar...pero yo no soy nada de eso. Mi hermano es el prodigio, yo solo me rompo los codos estudiando, para estar al nivel de lo que él hace sin mucho esfuerzo. Pero aún sin ninguna de estas características yo también quiero poder. Si Miyu me ha escuchado, debería visitarme en sueños cuando duerma, y discutiré sobre alguna forma en la que pueda seguir persiguiéndolo, porque va de la mano del saber. En realidad, sabía lo que quería en el momento. Desde que era niña. Saberes. Y magia, pero mi aspiración no es tan vana como "quiero poder" solo con ese fin. Por supuesto que lo quiero, pero no como fin en si mismo, sino porque deseo la fama y el estatus para  mi familia. Mientras aprendices y usuarios de magia corran por el mundo buscando sus destinos, yo quiero verlos desde arriba, en esas típicas torres de cristal donde se resguardan los magos de leyendas. Quiero crear conjuros que sean codiciados en todo el mundo, y que mi nombre y el de mis descendientes suene en cualquier sitio respetable de magia. Quiero un legado, y no solo "poder". Quiero ser la mejor, de veras. Pero tampoco quiero alcanzarlo y aislarme del mundo para siempre en una torre así, sino que si lo logro, me gustaría seguir siendo yo misma. Una vez vi a un Alto Hechicero del Sur, de los mas respetables y prestigiosos, ignorar por completo a un mendigo famélico que le pedía una migaja de pan, como si no existiera. -frunció los labios levemente- Creo que cuando dejamos de sentir compasión, dejamos de ser personas.  Me gustaría llegar a lo que quiero, pero seguir pudiendo estrechar la mano de cualquiera por muy pequeño que sea sin vergüenza. Creo que al mundo le hace falta mas humildad en ese sentido...¿irónico que aspirando a tanto hable de humildad eh?

Rió levemente y suspiró.

-Creo que me he extendido mucho, pero estamos buscando cosas similares, aunque no por el mismo motivo, son metas compatibles. Conseguirás lo que buscas, y cuando te tropieces en tu búsqueda, te ayudaré a levantarte -cerró los ojos, sonriendo- Espero que tu también hagas lo mismo. Y cuando vuelvas a tu hogar, si es acompañado por caballerías y otras comitivas impresionantes, con algo de suerte estaré viva y un paso mas cerca de lo que busco como para acompañarte y hacer un poco mas de peso a favor para que recuperes tus título. Si aceptas mi ayuda, claro.

Escucho todas las explicaciones de Scire con una sonrisa que cada vez me cuesta más mantener. Estoy cansado, no física, sino mentalmente. Pero el ofrecimiento de esta humana me transmite un torrente de sensaciones contrapuestas. Es muy distinta a mí, opuesta a cuanto he conocido y aprendido a apreciar. Y sin embargo, todo aquello que valoro y aprecio me ha dado la espalda.

Y ella no.

¿Cómo podría negarme? El apoyo que me ofreces es todo cuanto los dioses me han dado en los últimos tiempos. De hecho, empiezo a estar convencido de que la mano del mismo Zaibacher intervino en nuestro encuentro. Veo los designios del Equilibrio tratando de equilibrar una balanza que se veía demasiado descompensada.

Pensar en esa balanza ensombrece aún más mi ánimo. Pese a agradecer el consuelo que representa la dama Scire en mi vida, lo cierto es que recordar cuanto me he visto forzado a dejar atrás es duro. Muy duro.

Yo nunca busqué poder. Nunca sentí tal deseo ni necesidad. Lo cierto es que crecí en la abundancia, sin sentir necesidades, y con eso me bastaba. Muchos nobles buscan más de lo que tienen, yo era feliz con lo que tenía. Sabía que no duraría por siempre, por eso busqué el ingreso en la sagrada orden del León de Fuego, para mantener mi estatus como espadachín al servicio de los Reyes Eternos, un cargo honorable que garantizaría mi estilo de vida, el honor familiar, y evitaría conflictos sucesorios. Je, tiene gracia ahora que lo pienso. Nunca deseé el puesto de mi hermano y estaba dispuesto a quitarme de en medio con una sonrisa, y aún así... -Dejo unos instantes de silencio, sintiéndome poco dispuesto a terminar la frase- No, nunca deseé poder. Y ahora me veo obligado a buscarlo. Irónico ¿verdad?

Una vez que los otros se fueron y dejaron al trio arisiano solo, el chico, lo primero que les preguntó, era si que querían algo de comer, pues el realmente tenía hambre. Si elfo dejaba a Eliza en la sala, la pondría en una butaca, y el cogería otra y se pondría al lado de Eliza. Pobre criatura, no se merecía lo que le había pasado. Estúpida Cabala. Empezaría a hablar él, pues quizás les resultara un poco problemático a las chicas empezar, y seguramente él tenía más cosas que explicar:

-Bueno, ahora que estamos solos y tranquilos, tenemos muchas cosas que contarnos... me gustaría que me explicaráis lo que pasó con esos Diabolistas y que ha pasado con los recuerdos de Yui... yo también tengo muchas que explicaros, me gustaría empezar por lo de Eliza... y lo que me pasó en el Varander, luego ya me explicaréis que os pasó a vosotras ¿de acuerdo?

El chico comenzó por el extraño relato de Eliza. Lor piemero que contó fue como estando en otro continente, Miyu le envió al otro, el rollo de la Cábala y lo que había pasado... y como ha negado que lo que pretendía el mago de la Cabala, sabiendo lo que era Eliza... y que quería ayudarla, de alguna manera, bueno que Yui, ayudara a Saryllion y a Scire con lo de la maldición. Y luego resaltó muy mucho, como Miyu le había dicho que algo se movía, algo antiguo y ancestral, pero no sabía que era... ellas tenían que entender que volvían a estar en algo grande, muy grande, como lo de la Orden.

Luego se fue a su segundo relato. El del Varander, el chico contó como a duras penas había confrontado a Liath, como habiía estado en el Nexo... y como había ayudado su hermana. La chica marloquense del Varander y... como había tenido ese poder y no lo había podido usar porque Liath estaba en medio.

El tercer relato, con lo de Farais, se lo reservaba para cuando ellas le contaran lo que les había pasado.

-Quizá los dioses son mas generosos de lo que creemos. Y entiendo perfectamente lo que dices... quizá demasiado bien. Muchas veces tengo sueños, como de otras vidas...recurrentes. Y en esos sueños, el mundo es sacudido por una guerra cruenta y sin cuartel, donde nadie es perdonado. Y la única forma para acabarla es...la fuerza. Quienes estábamos tranquilos en nuestras vidas teníamos que hacernos a un lado o luchar y buscar fortalecernos con desesperación, y quebrar nuestras frágiles existencias luchando contra enemigos abismalmente poderosos. Ojalá no sea en lo que esto se torne, realmente...

Guardó un breve silencio.

-Tienes la misma cara que seguramente yo he tenido desde que llegamos. Siento que aquí no tengo demasiado que hacer, pero Katsu estaba tan entusiasta diciendo que aquí todo sería mejor...yo también quería irme a descansar, pero si mañana sucederá algo, prefiero no dejar el asunto del tomo pendiente. Será algo rápido, realmente solo planeo arrojarlo al fuego. Lo que me preocupa es que no sea tan sencillo o tenga algún efecto extraño...

Se alejó unos pasos, indicando que le siguiera.

-He apartado una habitación para mi con una chimenea, así no habrá problemas en cuanto a quemar nada. Vamos.

Tengo un ligero temblor en las manos. Y en las rodillas, diantres.

Nada más la diosa se marcha, inspiro hondo, cierro los ojos unos segundos, y trato de calmarme. Estoy más cerca que nunca, y una de estas personas tiene la clave, según la diosa. Aunque no puedo evitar pensar que quizás sus palabras sean meras mentiras, no voy a dejar pasar la oportunidad. Dejemos atrás las sutilezas.

Doy unos pasos y entono en voz alta.-Bien, no me andaré con rodeos. Ya habés escuchado a la diosa. Uno de vosotros podría ayudarme a encontrar mi objetivo. Ya sea porque sabéis de la Reina de los Muertos, de su libro, o de cualquier otra cosa relacionada. Uno de vosotros, nobles caballeros y hermosas damas, sabe algo que puede ayudarme. A quien se refería la diosa, él lo sabe, y a ese ser le suplico su ayuda.-entonces miro a Scire diréctamente a esos ojos de rubí y digo-¿Sóis vos a quién se refería la diosa, mi señora Scire? Mencionásteis un libro similar al que busco...-hablo mientras me apoyo con las dos manos en mi bastón, intentando mantener mi habitual actitud calmada. Alguien lo sufiéntemente observador podría darse cuenta de que mi bastón no está todo lo quieto que debería.

Scire tomó aire y sostuvo la mirada seriamente, con formalidad y diligencia.

-El libro catalizador del que habló. Lo tuve en la mano durante unos minutos, en el Valle del Viento, pero sucedió que una chica fue asesinada delante de mis ojos...y su cuerpo liberó una extraña energía que cegó a todos los presentes. Cuando volví en mi ya no lo tenía conmigo y estaba en estas tierras extrañas, lejos de casa y de todo, y no tengo ni la menor idea de donde ha ido a parar. Quizá la locación que te mostró sea su actual paradero de lo que te interesa, las piezas conectan. Si no entendí mal, hay un catalizador por cada libro concreto, lo cual es conveniente, y yo encontré el de nigromancia, el cual no me interesa...

Se cruzó de brazos con suavidad, su rostro pálido era una máscara de formalidad, aunque se le notaba cansada, pero aún no tanto como para perder detalles a su alrededor.

-Por mi parte, creo que comeré algo y me retiraré a atender algunos asuntos para poder descansar, ha sido un día largo y cansino...

No esperó, ya había dicho lo que consideraba relevante para el tema del libro perdido y hacía bastante rato que quería reposar un poco.

Observo al humano que habla con tal soltura de asuntos muy superiores a lo mundano con un deje de desprecio. Una obsesión así por la más despreciable de las prácticas arcanas no puede significar sino un alma impura, algo de lo que pretendo separarme en la medida de lo posible. Además muestra una considerable descortesía al hablar de ese modo a la dama Scire, parece que no termina de comprender donde e encentra el lugar de cada uno.

Sí, lo mejor será retirarse a descansar. -Intervengo- Venimos de largas jornadas de viaje, y han sido demasiadas emociones por un día...

Me sitúo junto a Scire para acompañarla a una zona de descanso.