Partida Rol por web

El hombre asiente y sonrie, entonces dice:

- Vaya, peregrinos a la capital, supongo que se dirigiran a alguno de los templos de la capital, si no es mucha insdiscrepcion a cual de los tres templos principales se dirigen?

El hombre mira entonces a Eliza y añade:

- Bueno pequeña, llamare a un par de iniciadas para que te ayuden a asearte y te den algo de comer, que seguro que estaras hambrienta de andar por el bosque

Mira a Belyye y a Salliryion de nuevo meintras dos jovenes chicas que apenas habran entrado en la pubertad se acercan, las dos chicas parecen amables y se dirigen hacia Eliza y comeinzan a mirarla y a hablar entre ellas de lo mona que es, el hombre mientras tanto dice:

- Si lo desean pueden unirse a nostros en la cena, sino pueden usar una de las habitaciones que pueden encontrar en el pasillo que esta al final de las escaleras del este de aqui alli encontraran comida en las bayas de la habitacion, si lo desean tambien pueden tomar un baño en el lago situado detras de nuestro templo, solo les pedimos una cosa, que no alteren la paz de este lugar

Pese a su incivilizada conducta carente de decoro, no puedo sino reconocer la buena voluntad del sacerdote. Me parece recordar una conversación de mi padre con otro distinguido caballero acerca de las cualidades de lo que ellos llamaban el "buen salvaje". Me parece estar ante la personificación de esa figura, hasta el punto de incluso sincerarme con él más de lo que tenía pensado.

No puedo hablar en nombre de mis acompañantes, me temo, pero yo deseo acudir a rendir veneración a los dos dioses a quienes rindo respeto. Mi madre era beata de Ishtar, mientras que mi padre ofrecía sus sacrificios a Zaibacher. Yo he crecido bajo el manto de las enseñanzas de ambos, y en los momentos difíciles busco la guía de ambos en busca de un camino. -Digo con tono solemne. Despues de todo hablamos de temas serios como son los dioses- El mayor de los agradecimientos por vuestra hospitalidad, creo que sí acudiré a asearme un poco y descansar.

Belyye permaneció un segundo pensando exactamente en que responder, hasta hacia medio día no tenia exactamente un rumbo definido y la capital siempre había resultado un buen objetivo aun que nunca le convencía el hecho de entrar en el lugar donde la mayoría de dioses buenos y neutrales se concentraban, por las cosas problemáticas que podía llegar a encontrar allí, al menos era mas difícil que en un lugar como aquel lo que el estaba buscando hubiera proliferado demasiado, entonces desvío la mirada hacia Eliza y decidió responder entonces a la pregunta del anciano.

“Por nuestra parte, hace poco decidimos cambiar nuestro rumbo al templo de los vientos de Vernass, aun que antes necesitamos encontrar algunas cosas para el viaje por ciertos imprevistos” Dijo sin ninguna gana de mentir realmente, toda la situación en general había resultado in gran imprevisto para los planes de Belyye, que aun así pensaba que tal vez podía encontrar algo importante si tomaba aquel camino, aun que el Instinto del joven peliblanco a veces podría resultar peligroso o poco fiable.

Después del comentario miro al lado y le dijo algo a Eliza, siempre con aquella tonalidad de voz que carecía de color o de algún tipo de sentimiento en especial que caracterizaba a aquel viajero.

“Ve con ellas, no te preocupes, ya me esforzare para que “eso” no desaparezca” Dijo mirando un segundo la capa que tapaba la joven como si se refieriera a algo que llevaba la joven y tras eso volvió a mirar al hombre “Por mi parte, me siento agradecido por el trato, solo necesitaría el mínimo de comida para no molestar”

Eliza se marcha con las mujeres y los dos adultos pueden ver como son las habitaciones, las dos iguales, excabadas en la roca y rodeadas de vegetacion, la cama esta hecha con hojas y plantas meintras que una mesa tallada en roca completan la habitacion. El baño y la cena pasan rapidamente, el agua esta caliente y es apacible, alli algunos hombres estan tomando un tranquilo baño, algunos hablan entre ellos mientras otros simplement parecen contemplar las estrellas ya que el baño se encuentra al aire libre.

La cena consta de productos naturales obtenidos de la naturaleza, todo tipo de frutas, verduras, legumbres, nada de origen animal ya que segun explican los animales son sus hermanos y no desean hacerles ningun daño. En la cena se encuentra Eliza que lleva puestas unas nuevas ropas, de color verde y que parecen bastante elegantes, segun cuenta a Belyye le aplicaron un conjuro de antimagia antes de ponerle esas ropas que le quedan bastante bien.

La cena transcurrio tranquila, en general se dieron algunas conversaciones vacias relacionadas con los alrededores del templo, ademas uno de los hombres indico a los aventureros como tenian que seguir para llegar con facilidad a la capital. La noche fue tranquila y todos despertaron con energias renovadas, algunos habian tenidos pesados sueos, otros habia dormido sin descanso pero end efinitiva todos habian descansado y se sentian recuperados.

La mañana habia despuntado tranquila, el sol en lo alto parecia brillar de forma agradable, la brisa era tranquila y se presentia que seria un dia tranquilo y en general un buen dia para poder viajar, los acolitos de la diosa de la naturaleza entregaron a los tres un gran pan que podrian compartir, segun les indicaron les duraria bastante tiempo, mas del suficiente para llegar a la capital y les despidieron.

El grupo inicio el camino por el sendero que le habian indicado, aparentemente no habia ningun problema y asi pudieron viajar casi todo el dia ya que segun iba avanzando el dia el cielo iba oscureciendose, los viajeros escuchaban no muy lejos el romper de las olas, lo que les indicaba que la capital estaba cerca ya que segun les digeron en el templo se encontraba al pie de un acantilado y tenian razon ya que cuando estaba empezando a nublarse hasta tal punto que podia verse perfectamente como no tardaria en llover demasiado ahi aparecio, la capital de Etoh el conocido cmo reino sagrado

Belyye permaneció la mayoría de tiempo en silencio, sobre todo cuando no estaba Eliza cerca, en realidad la mayoría de veces que hablaba era mayoritariamente por que aquella niña estaba cerca, mientras eso no sucedía tendía a estar siempre con la mirada algo perdida pensativa como en algo lejano, dando oportunidades nulas al elfo para poder indagar sobre el peliblanco, aun que la probabilidad de que este el otro acompañante del grupo estuviera interesado en investigarlo eran nulas, posiblemente no causando más tensión de la que tal vez ya existía sin ningún motivo aparente.

Por otra parte en el momento en que el joven descubrió que a Eliza le habían dado algo de ropa se sintió algo mas aliviado por algún motivo difícil de definir teniendo en cuenta lo difícil que era intentar descifrar lo que realmente pasaba por la mente del viajero, aun que en aquella ocasión no era nada de real importancia, incluso le intereso el comentario de Eliza sobre el encantamiento de los ropajes, tendría que tenerlo en cuenta en un futuro aun que no tenía claro la naturaleza real de aquella magia.

La cena pareció bastante tranquila y nada raro sucedió hasta la noche, al día siguiente Belyye no tardo demasiado en despertarse ya acostumbrado a dormir lo justo y necesario a causa de sus viajes, a pesar del sueño reparador no parecía que su carácter hubiera mejorado en absoluto, aun que tampoco tenía mucha importancia destacar aquel detalle.

Geist no aporto nada nuevo durante el desayuno y todo el proceso hasta la marcha, permaneciendo siempre en silencio menos cuando fuera estrictamente necesario o fuera por alguna pregunta esporádica de la niña que acompañaba, a pesar de eso nada le impidió hacer una profunda reverencia de agradecimiento a las personas del templo antes de marcharse y que al menos sabia que habían sido muy amables con él, aun que antes de irse si que dijo algo con seriedad, casi como si se tratara de alguna frase religiosa por la entonación.

“Deseo que la Oscuridad jamás crucen el umbral de vuestros hogares ya que en vuestros corazones no se pueden encontrar los estigmas de lo negativo, a pesar que siempre donde hay luz también existen las sombras” Y tras eso no dijo nada mas, aun que sus palabras parecían más las de alguien seguro que allí no sucedería nada que las de una advertencia.

Después de aquello la gran mayoría del viaje permaneció en silencio, aun que alguna pregunta ocasional aparecía sobretodo hacia el Elfo, tal vez sintiendo que estar tanto tiempo andando acompañado sin decir nada podía llegar a resultar molesto, aun que a él tampoco le resultaba de aquella forma.

“¿Planeas ver el templo principal solo o continuaras tu peregrinaje por otros lugares? Tampoco sería raro pensar que ya has ido a otros templos antes de este”

La noche ha sido tan poco apacible como las demás que he pasado lejos de mi hogar. El baño fue reparador, y la comida ha cubierto las necesidades de mi cuerpo cansado. El descanso nocturno, no obstante, solo me ha traído recuerdos y pesares. Finalmente logré dormir, aunque en mis sueños me he visto acosado por enemigos invisibles y familiares.

Especialmente familiares.

La mañana, sin embargo, siempre trae consigo la luz del sol. Aleja los fantasmas de mi alma y me predispone a seguir caminando. Los salvajes de este templo se comportan de forma más que amistosa, despidiéndonos con la entrega de algo de comida para el viaje. Padre llevaba razón con su teoría del “buen salvaje”, en ocasiones hay mejor corazón entre los seres incivilizados que entre los más sofisticados.

El camino es largo, aunque la compañía lo acorta. No tanto por la conversación, que no es demasiada, sino por el hecho de no sentirse completamente solo. Somos seres sociales, supongo, creados por los dioses para la vida en comunidad. Por eso, cuando Belyye decide romper el silencio que ha reinado nuestra marcha y entablar conversación, estoy más que dispuesto a ello.

En realidad no he visitado tantos templos, me temo. En mi hogar disponíamos de una pequeña capilla familiar en honor a Ishtar, y cerca del palacio había un suntuoso templo del Equilibrio cuyo patrón era Zaibacher. Yo solía acudir al templo junto a mi padre con motivo de las ceremonias estacionales, y solo de cuando en cuando acompañaba a mi madre en sus oraciones en la capilla. Nunca he sido demasiado devoto, en realidad. Hasta ahora. –Mi rostro se ensombrece ligeramente al recordar el motivo por el que ahora busco el amparo de los dioses, así como por el que ya no puedo ir a rezar a los dioses a los templos y capillas de mi tierra- Acudo al hogar de los dioses de mi familia en busca de calma para mi corazón y serenidad para mi mente. Busco un sendero para mi vida en estos tiempos aciagos, y la sabiduría para hacer la elección correcta. Desconozco lo que vendrá después de eso.

Eliza observa la ciudad, parece que intenta recordar algo pero no es capaz, ante los comentarios de los dos hombres dice:

- Zaibacher e Ishtar los dos dioses principales, el templo en el que estuvimos era de Gaea verdad? segun me explicaron las sacerdotisas en la capital hay dos templos principales que son el de Zaibacher y el de Ishtar, que son las dos torres mas altas con cupulas rojas.

Señala las dos torres a lo lejos y dice:

- Me dijeron que antes habia una tercera torre que era el templo del dios supremo del mal Thanatos pero que se termino derrullendo, desde entonces al parecer los templos de los dioses del mal son mas dificiles de encontrar, en la capital solo hay un templo al dios de la muerte que me digeron no saben realmente si es un dios del mal o neutral ah y que la guardia sagrada son las personas que vigilan no pase nada en la ciudad 

Trato de imaginar la convivencia entre credos tan dispares que abarquen toda la esfera divina. La adhesión del Bien y el Equilibrio me resulta sencilla de comprender, no son fuerzas completamente opuestas. Tampoco creo que el Equilibrio y el Mal deban necesariamente ser enemigos. Veo al Equilibrio como una fuerza de mera contención, por tanto capaz de alternar apoyos con oposiciones en función de las circunstancias. Sin embargo, la convivencia del Bien y del Mal me resulta inaudita, y no dudo de que la situación fuera más que tensa. Los seguidores de Zaibacher seguramente eran lo único que evitaba una guerra abierta. Sin embargo, la torre cayó, así que supongo que la fe de Ishtar terminó prevaleciendo.

Bueno, no se vosotros, pero yo no tengo motivo alguno para temer a la guardia. De hecho, espero que hagan bien su trabajo. Me sentiría más seguro. –Siempre he vivido bajo el amparo de la casa de Lionforge, con guardias protegiéndome aún sin necesitarlos. La vida errante, a la intemperie, expuesto a los peligros del mundo, es nueva para mí. Se defenderme, pero me siento mucho mejor sabiéndome seguro- ¿Puedo saber qué vais a hacer vosotros en la ciudad?

Belyye permaneció en silencio mientras escuchaba la respuesta del elfo, sin duda parecía ser que había un motivo de peso para que se hubiera puesto de camino a la capital, aun que en realidad tampoco le parecía correcto indagar demasiado sobre el tema, todos tenían algún motivo para estar allí, algunos podían ser contados y otros no, así que no presto mas atención a aquel detalle, poco después la joven Eliza se puso ha hablar de la historia de los principales templos de la ciudad, la coexistencia de todas las religiones en un mismo lugar... Sonaba imposible aun que a la vez la existencia en el pasado de algo así era por si solo una contradicción.

“La capital de los poderes religiosos siendo un lugar neutral donde todas las religiones podían existir... Mas que una guerra abierta, debía ser algo provechoso para los dioses que representaban la neutralidad, si el templo del mal fue derrocado significa que la balanza se decanto hacia el bien a la larga... O tal vez hubo algún otro motivo” El viajero alzo la mirada para ver la imponente ciudad que aparecía delante de ellos, realmente como había decidido ir a aquel lugar... No tenia tampoco demasiado sentido pensar ahora ya que parecía ser que había encontrado algo que hacer.

“Inicialmente no tenia ningún objetivo en particular para dirigirme a la capital, mas que aquello por lo que viajo por todo el mundo, este lugar simplemente era otra parada en mi trayecto, pero parece ser que voy a cambiar mi rumbo pronto y aprovechare para que hemos llegado a una capital para prepararme antes de prosguir, posiblemente me dirigiré a Vernass con Eliza, pero primero necesitaremos provisiones y algo de información, a mi no me importa andar, pero para ella tal vez seria bueno intentar buscar otro medio de transporte” Dijo con serenidad aun que parecía algo pensativo, en realidad el joven solo entendía a medias la situación en la que se encontraba, pero justamente por ese motivo creía que la mejor opción seria acompañar el mismo a la niña que ahora se encontraba con el... Tener al menos un objetivo era mejor que luchar a ciegas contra algo que solo el podia ver.

"Sobre la guardia, si ellos no se molestan conmigo no creo tener muchos problemas con ellos... Normalmente las cosas siempre funcionan asi conmigo"

El grupo habia llegado caminando tranquilamente a la puerta de entrada, en ella habia un par de guardias que no les prestaron atencion, sin embargo si habia alguien que les miraba, era una chica de aspecto joven y que parecia estar buscando a alguien, al verles se queda unos segundos mirando y en especial a Eliza como tratando de ver mejor sus rasgos.

Por lo que pueden ver desde su posicion la ciudad esta animada, hay gente llendo de un lugar a otro y las blancas casas se lternan con pequeñas capillas, algunos santuarios y a lo lejos en las zonas mas altas los grandes templos. El movimiento de gente es constante, hay sacerdotes y sacerdotisas de todas clases, peregrinos, guardias y habitantes de la ciudad, todos llendo de un lado para otro y aparentemente cada uno en sus propios asuntos

Scire pestañó y se acercó un poco y se quedó mirando a la niña.

Parece ser que no fue algun sueño.

Se quedó unos instantes en silencio mental, y luego movió levemente la cabeza recordandose que tenía algo que hacer.

Pero cuantos elfos dorados puede haber en esta ciudad...pensó con algo de pereza. Resignada, decidió empezar a preguntar con aquel pequeño grupo de allí.

 Se acercó al elfo, y preguntó con educación, aunque mantenía la vista en Eliza:

-Disculpe...¿de casualidad no se llama Saryllion?

El camino de llegada hasta las puertas de la ciudad se me hace algo más largo aún que el resto. Supongo que se debe a la incertidumbre. La verdad es que, cuanto más cerca estoy de mi objetivo, más inseguro me siento hacia él. En la lejanía, cuando adopté la decisión de acudir al encuentro de los dioses, me pareció una buena idea. Pero realmente nunca he sido demasiado devoto, fue una decisión fruto de la desesperanza ¿Por qué iban los dioses a prestarme su ayuda?

Además está el hecho del retorno a la soledad. Mis improvisados compañeros de viaje seguirán su camino, que a buen seguro no discurre paralelo al mío. No es que hayan sido demasiado conversadores, pero eran mejor compañía que nada. Deberé encontrar nuevos acompañantes en mi vida, lo que no será difícil en una ciudad tan atestada como esta. Sin embargo, es la misma ciudad lo que me aterra. Está tan llena, tan atestada de gente desconocida e irrespetuosa, carente de los modales y del respeto que alguien de mi cuna se merece…

Me fijo en la muchacha que espera en la puerta. Parece que esté buscando a alguien, y sus ojos se fijan en Eliza ¿Será que la conoce? Cuando empieza a acercarse, me convenzo de ello. Pero, cuando parece a punto de decirle algo, se gira y me habla a mí, aún con la vista en la niña.

¡¡Y emplea mi nombre!! Instintivamente deslizo una mano a la empuñadura de mi cimitarra, moviendo los ojos por el lugar en busca de peligros mientras me esfuerzo en mantener el gesto cordial. Nadie fuera de las tierras de los elfos dorados debería conocer mi nombre ni saber de mí. Solo puedo pensar en mi hermano, y en sus posibles ganas de terminar el trabajo que empezó en la ceremonia de duelos. ¿Quién dice que no ha enviado a alguien para acabar conmigo?

Saryllion es mi nombre, en efecto. ¿Puedo saber quién lo pregunta, y los motivos?

La gente y su aire...pensó resignada al ver el gesto de la empuñadura. Supongo que la violencia siempre es la reacción primaria de los mortales en su mayoría.

-Hm, vaya suerte, creí que tardaría mucho en encontrarle. Verá, en resumidas cuentas por motivos que no entiendo muy bien he terminado en un templo de Ishtar siendo atendida allí. Cuando  estuve en condiciones de marcharme pregunté si había alguna forma de agradecer y me han dicho que quizá si, que habían dejado una carta a entregar para alguien llamado Saryllion.

Dicho esto tomó de su túnica el sobre con su respectivo sello, sin tocar, indicando que no había sido leída. La tendió hacia él.

-Así que decidí entregarla para hacerles un favor cuanto menos. Me dijeron que es de parte de su hermano.

Escucho sus explicaciones algo ausente, aún sintiéndome acechado por un peligro invisible. Solo la miro directamente cuando nombra la carta, fruto de la curiosidad. Sin embargo, mis ojos se abren desmesuradamente, horrorizados, al oír mentar a mi hermano. Tengo que hacer un considerable esfuerzo para no dar un paso atrás, para mantener la compostura y recomponer mi rostro y mi gesto.

Separo la mano de la empuñadura y la acerco al sobre, lentamente, con precaución innecesaria. Estoy consternado, ralentizado por un temor irracional ¿Qué mal podría causarme una carta? La tomo con suavidad reverente, miro a mi alrededor para asegurarme de que nadie está observando a nuestro grupo, y en el proceso veo los rostros de Belyye y Eliza, testigos ignorantes de cuanto sucede y de lo que representa.

Abro el sobre y comienzo a leer.

El ultimo componente del grupo parecía mantenerse en silencio mirando la situación sin parecer alterarse demasiado mientras cruzaba los brazos de forma desinteresada aun que mirando de arriba abajo la persona que había entregado la carta el Elfo, durante un segundo le había parecido que se había quedado mirando a la más joven miembro del grupo aun que finalmente se había dirigido al elfo.

La apariencia del joven en cuestión era algo extraña, su cabello, con un tono blanco muy similar al de Saryllion hacia destacar aun mas su vestimenta compuesta por una larga gabardina negra que le tapaba por completo y un bolso que colgaba cruzado en uno de sus hombres, pero sus orejas no eran de punta, algo extraño ya que normalmente los humanos no acostumbran a tener aquel tono de cabello, pero lo que más llamaba la atención en el momento en que te colocabas cerca del eran los iris de sus ojos totalmente amarillos, algo que usualmente no era un buen presagio para muchos.

Se encontraba al lado de Eliza de vez en cuando desviando la mirada para ver si la niña tenía alguna reacción en especial al ver a la joven que se había dirigido a ellos, aun que temía que eso no sucediera, aparte de eso no tenía intenciones de hacer absolutamente nada mas, no mostro ninguna actitud colaborativa aun que tampoco no pareció querer colaborar, simplemente quería dejar que las cosas siguieran su curso para ver que sucedía, algo que era que tenia a hacer si no encontraba ningún motivo en especial para intervenir.

En la carta puede leerse de la letra del hermano de Saryllion:

"Estoy seguro que llegaras al templo de la diosa que adoraba nuestra madre, al menos podras llegar hasta ahi, lo que hagas desde ese momento no creo que sea mucho mas ya que dentro de poco tiempo dejaras de ser una molestia para todos.

Como oveja negra de la familia sin duda sabras que no puedes regresar, y por lo tanto no eres mas que una molestia, una mancha en nuestra familia, pero no te preocupes las manchas pueden limpiarse y en tu caso hablamos de una mancha muy facil de eliminar, una que cualquier sirvienta podra eliminar con suma facilidad.

PD: Saluda al proximo nuevo lider de la familia, pronto sere el lider de ella."

Cuando Sallyrion termina de leer ve algo mas escrito al final, es un hechizo que al pasar su mirada por el hace efecto de forma que la carta comienza a arder expontaneamente