Partida Rol por web

La suerte te llevo a encontrar un refugio justo antes de llegaran los monzones. Era una cabaña típica deshabitada en las afueras de un pueblo. Era raro ver zombies por esos lares ya que la mayor parte de la población de aquella zona fue evacuada antes de que llegara el pico de la pandemia.

En algún momento aquella cabaña fue utilizada para dar alojamiento a un grupo de militares que combatían el avance de los infectados llegados de otras regiones, hasta que les destacaron en otra parte, por ello las condiciones del interior son mejores de lo que pudiera parecer.

La sorpresa estrella fue encontrar una estación de radió, alimentada por un generador.... sin combustible.

 Las malas noticias es que llevabas días sin cruzarte con nadie y el silenció de la noche, solo roto por las incesantes tormentas tropicales, empezaba a volverte loca.

Tenías algunos sobres de comida militar, suficiente para unos días, así que era momento de sentarse y pensar que hacer después.

La pequeña Sophie caminaba insegura explorando aquella choza, escudriñaba cada oscuro rincón de aquel refugio de soldados, solo tras una larga inspección se sintió lo suficiente segura como para permitir relajarse durante unos largos minutos, escuchando el intenso y horrible sonido de un bosque silencioso, pisadas crujidos susurras de arboles, pero sin rastro de presencia humana.

Tras recoger unas cuantas ramas y levantar con dificultad la pasarela de acceso a la cabaña empezó a pensar en la cena, encontrar aquello sobres había sido una suerte, cada vez estaba mas escasa de alimentos. Como un ritual saco el material de cocina que había ido pudiendo reunir y que le tenia tanto aprecio, estaba compuesto de un par de cacerolas viejas, una vieja sartén, algunas especias y hierbas que había ido recogiendo y un par de cuchillos que mantenía afilados como podía. Su pequeño equipo de cocina se completaba con un encendedor viejo y gastado que solo la permitía encender fuego si encontraba algo de hojarasca seca y aun así no sabía cuanto la duraría.  Tras degustar la cena se tumbo en silencio en un rincón sin dejar de escuchar los inquietantes sonidos del bosque pensando que hacer.

Su cabeza era un hervidero de  ideas, estaba cansada y se sentía sola, hacia mucho que no coincidía con nadie el ultimo grupo que vio fue hace varias semanas y parecía un violento grupo de hombres, prefirió correr, la persiguieron durante algunos días pero ella fue mas rápida, desde entonces vagaba sola y no podía aguantarlo más ,a  veces incluso se preguntaba si debería haber intentado negociar con aquellos hombres, no aquello hubiese sido una locura, desecho la idea sacudiendo la cabeza. Mañana con la primera luz del día buscaría los caminos que salían de aquella choza y comenzaría a seguirlos, esperaba que en algún momento la llevasen a algún sendero que pudiera estar mas transitado y con suerte la llevarían a algún riachuelo, necesitaba también lavar su cuerpo y su ropa después de tanto tiempo.

Ensimismada en tus pensamientos preparando tus siguientes pasos y cansada por las largas caminatas cerraste los ojos un momento, apenas un parpadeo largo, que termino bruscamente cuando escuchaste el sonido de una rama pisada partiendo en dos. 

Prestaste atención, definitivamente eran pasos chapoteando en los charcos. Pasos firmes, no arrastrar de pies acompañado de los sonidos lastimeros que solían hacer los Zombies al aproximarse.

Por una de las ventanas de la choza pudiste ver sin ser vista a un hombre que caminaba solo. Portaba una mochila militar pero su ropa no era del ejercito, salvo por las botas. A simple vista no parecía armado pero nunca se estaba seguro de ello.

Sophie abrió sus pequeños y bonitos ojos como platos cuando escucho aquel ruido de presencia humana, rápidamente dejo su manta y se asomo cuidadosamente a aquel pequeño ventanuco de madera observando el claro tenuemente iluminado por la luna.

Sin duda era una figura humana alguien vivo, el corazón de sophie se aceleró, la adrenalina circulaba por su cuerpo, y en su cabeza palpitaba la eterna duda habitual en el mundo actual, qué hacer ante un desconocido, huir, seguirle, atacar. 

Por unos momentos estuvo tentada de recoger sus cosas y seguirle en la noche, pero el miedo a que aquella figura desapareciese la supero y dejando a un lado todos sus miedos susurro hola, aquí en la cabaña dejando que su voz rompiera el silencio de la noche, durante unos seguros eternos su cuerpo se tenso, alerta ante la reacción de aquella figura

El hombre se sobresalto, no esperaba oír otra voz humana. Alzo la mano en dirección a la cabaña y se detuvo bajo la lluvia. Su acento era americano y por su enorme sonrisa, se alegraba mucho de encontrarse otro ser humano.

- Hola. Me llamo Connor Harrison, ex-capitán de infantería de los estados unidos de América.- dijo presentando se acompañado de un saludo militar, posiblemente pensando que tú también formaras parte de alguna unidad perdida.

- Vine aquí aprovechando un permiso... de vacaciones.. hace diez años.- te explico como si la situación tuviera gracia.- Trate de regresar pero todo se fue a la mierda, así que espero que no seas de la policía militar, porque con la suerte que tengo últimamente ya era lo que me faltaba.

            Sophie suspiro aliviada y esbozo una sonrisa una dulce sonrisa de tranquilidad imperceptible para su interlocutor en mitad de la noche.

            Me llamo Sophie y la verdad que ni se ya dónde estoy le contesto con tremenda sinceridad Acércate y charlemos añadió mientras salía de la cabaña y se preparaba para dejar caer aquella pasarela y facilitarle el subir hasta aquel refugio, aunque había decidido fiarse de aquel extraño decidió guardar uno de sus cuchillos escondido en su espalda.

            Si tienes hambre tengo algún resto de la cena guardado, llegue aquí huyendo por el bosque y llevo semanas sin encontrarme con nadie, ni indicios de ningún grupo de gente, tu conoces algo de esta zona  le pregunto ávidamente, Que hacías vagando de noche pregunto cómo dándose cuenta por primera vez de lo raro de aquel comportamiento

El hombre se acerco agradeciendo encontrar un techo. Se quito la mochila, que parecía pesar muchisimo y la dejo en un rincón. En todo momento mantuvo una distancia social contigo.

- Se lo agradezco, señorita.- dijo con educación.- Ya cene. Encontré algo de fruta y todo lo que necesito ahora es descansar un rato, si no le importa.- aseguro sentando el culo en el suelo, con la espalda contra la pared. En esta zona ya no queda nadie vivo, ni infectados. Se marcharon a las montañas, se dice que allí existe una ciudad de supervivientes.- El hombre se encogió de hombros, no sabía si eso era cierto o un bulo.

-Vera, encontré un helicoptero hace un año. Tenía algunas reparaciones pendientes para poder funcionar y llevo meses trabajando en su motor. A cinco kilometros de aquí hay un taller abandonado, voy cargando las piezas que necesito y las herramientas, poco a poco. Normalmente salgo antes pero estaba cansado, me permití una siesta antes de regresar... y se me hizo tarde.

El hombre te miro con una sonrisa agradable.- Bueno señorita, ¿cual es su historia?¿Que hace aquí sola?

Sophie escuchaba atentamente a aquel hombre -Un helicóptero, hace años que no veo ninguno- , sin perder detalle de todo el cada vez mas relajada. Durante mucho tiempo había convivido con soldados en sus primeros años refugiada en embajadas.

Sophie suspiro -Si, mi historia, estaba por esta parte del mundo conociendo las diferentes culturas culinarias de la zona, por aquel entonces antes de que todo esto empezara hasta tenia un canal en youtube, antes de que la cortasen antes de que todo esto empezase  añadió con tristeza y con un ligero escalofrío al recordar aquellos años maravilloso Tuve suerte y me pude refugiar en la embajada americana gracias a mi padre, supongo que ahora estará muerto, durante algunos años conseguí vivir así tratando protegida por lo que quedaba de los antiguos gobiernos, tratando de volver a Europa, pero al final todo rastro de civilización se vino abajo y comencé a vagar por pequeños asentamientos, pero siempre terminaban en alguna desgracia hizo una pausa y puso sus carnosos labios sobre su cantimplora dando un trago Perdona hablo mucho cuando estoy nerviosa dijo con una agradable sonrisa antes de continuar Sali del ultimo refugio hace varios meses , fuimos atacados y todo se fue a la mierda, desde entonces vago sola buscando algún sitio donde asentarme y esta es la versión rápida  dijo abriendo los brazos con una sonrisa.

¿Sabes arreglar un helicóptero? Pregunto sin esperar una respuesta ¿Donde piensas ir una vez que puedas viajar? Si quieres yo podría ayudarte a transportar piezas  se ofreció a ayudar  sin pensar si aquel hombre era de fiar, bueno si no quieres supongo que probaría con el asentamiento de las montañas si me puedes decir como llegar , bueno como te he dicho hablo mucho termino con una jovial sonrisa mirando con sus intensos y vivido ojos a aquel hombre, esperando sus respuestas.

Se agradece que hables mucho, echaba de menos oír una voz humana para variar.- dijo con una sonrisa.- Y si, se arreglar el helicóptero, mi padre tenia un taller mecánico y crecí entre motores. Con estas piezas, en teoría, debería funcionar y me encantaría tener algo de compañía para variar.

El hombre sonrió.- Me gustaría llegar a Estados unidos pero siendo realista y con el carburante que tengo, espero llegar a la capital, a Hanoi. Se esta construyendo una ciudad de supervivientes allí pero ir por tierra es peligroso, hay un par de grupos de caníbales un poco más al norte.

-Si te parece bien emprenderemos camino mañana, no tiene pinta de que deje de llover esta noche.

Sophie sintió un escalofrío que recorrió su columna vertebral cuando sintió aquellas palabras “grupos de caníbales”, el miedo recorrió su cuerpo sin control con funestas imágenes bombardeando su mente, instintivamente echo su mano a su espalda hasta sentir la seguridad del mango del afilado cuchillo de cocina,  se sabía hábil manejándolo y la daba cierta seguridad sentirlo en la mano

¿Grupos de caníbales? dijo repitiendo las palabras llenamente sin dejar de acariciar su cuchillo hoy esas historias los últimos meses de internet, esas y muchas otras, chupacuellos y demás fantasías, todo era confuso, todo era una locura esos días, nunca oí a nadie en persona hablar de ello termino encogiéndose de hombros, da igual dejémoslo añadió cambiando de tema.  Sería muy bonito volver a ver una ciudad grande y organizada comento con nostalgia. Bueno encontré un generado hay detrás, pero no le quedaba ni gota de combustible, mañana si quieres podemos echarlo un vistazo, si deja de llover claro, si no supongo que siempre podemos quedarnos aquí hasta que escampe, parece seguro,  Sophie lo estaba volviendo a hacer hablar y hablar sin parar, le conto también que hacia poco habia encontrado unas raíces con las que hacia una rica sopa, que acompañaba con unas flores machacadas.  Bueno será mejor que descansemos para ver como amanece el dia, termino tras otro buen rato hablando.

- No son fantasías señorita.- aseguro Connor.- Esos seres son reales pero no se preocupe, en esta parte del mundo no suelen proliferar y los caníbales son territoriales, no se mueven de la zona que controlan, de modo que podemos dormir tranquilos.

Connor se tumbo en el suelo, preparando el cuerpo para dormir.- Seria genial ver ese generador, si es posible, pero tiene razón, es mejor que descansemos un rato.- dijo el militar acomodando se para dormir.

Sophie se levantó despacio, con un crujido de maderas y  se acurruco en un rincón con aquella manta sucia y desgastada que usaba para taparse utilizando su mochila para apoyar la cabeza, aunque se había fiado en todo momento su mirada y gestos dejaban claro que quería estar sola en aquella esquina.

Buenas noches connor, dijo cerrando los ojos, atenta a cualquier sonido, sin duda iba a ser una noche difícil, aunque esta muy contenta haber encontrado a aquel extraño.

Dormirse razonablemente bien. Connor ronco un rato, hasta que se dio la vuelta, sin causarte mayores problemas. Al despertar por la mañana seguía lloviendo.

Abriste los ojos y viste a Connor sentado sobre sus piernas, como si estuviera meditando. Ante el había una tablet encendida que no estaba tocando.

Connor murmuro algo que no escuchaste y en la tablet comenzó a escribirse un texto en un documento de texto a una velocidad endiablada.

Aquello duro unos segundos. 

Connor abrió los ojos y te sonrió con un relajado "Buenos días, señorita"

A Sophie le había constado dormirse, el miedo a la gente nueva era difícil superar, le asaltaron pesadillas pasadas, siempre comenzaba igual, una escena feliz de sobremesa, luego un grito de puro horror, muertos caminando, chillidos más chillidos, sangre, gente corriendo, carreras y destrucción, se despertó con un chillido alterada con el cuchillo que había guardado cerca de su mano fuertemente agarrado.

Su corazón palpitaba desbocado en su pecho cuando se despertó Perdona connor, una pesadilla explico con una pausa dejando el cuchillo a un lado despreocupadamente, mientras se arreglaba la coleta del pelo. -Merde-  pronuncio en un natural francés –otro dia lloviendo, supongo que tendremos que esperar aquí-  añadió resignada –si enciendes un poco de fuego  puedo preparar un  te especiado y caliente y unas gachas con semillas de amapolas, que vi ayer a unos metros de aquí- se ofreció amablemente.  No me importa mojarme un poco, la verdad que necesito lavarme después de tantos días de camino y tragar polvo termino jocosamente con una pequeña carcajada y sonrisa.

Levantando se casi de un salto  al ver la tableta de aquel hombre se acercó con  pequeñas y  rápidas zancadas  tan veloz como sus pies descalzos la permitían sobre la tablas de aquella cabaña. Tienes una Tablet!  exclamo curiosa dispuesta a preguntar y ver aquel aparato.

Connor parecía un poco aturdido. Se toco el puente de la nariz y se froto los ojos. 

- Si, tengo... una tablet. Esta modificada por mi... es un tanto especial.- murmuro. Se estiro y volvió a sonreír.- Seria genial si pudiera hacerla funcionar bien de nuevo.- comento cogiendo la para guardarla.

- No es necesario que salgas, lo ultimo que necesitamos es que te acatarres ahora. Espera, veré que tengo en la bolsa.

Connor metió la mano en el interior de la bolsa para guardar su tablet y saco unas barritas de muesli con chocolate

 Esto esta mas bueno de lo que parece.- aseguro.

 - Voy a coger algo de madera de la cabaña para hacer el fuego, toda la de fuera esta húmeda y no prendera.

Connor se levanto y fue a la parte interior de la choza en busca de algo que pudiera servir, dejando su mochila abierta de forma despreocupada.

Sophie miro intrigada la bolsa y la espalda de connor mientras se alejaba caminando, su vista iba de la espalda a la bolsa entre abierta, la tentación era grande , por un momento estaba tentada  de abrir la bolsa y  curiosear que habia dentro, de mirar aquella tablet pero en el ultimo momento decidió confiar en aquel hombre que estaba siendo tan amable y solo se atrevió  a dar un ligerito toque con el pie y mirar fugazmente sin agacharse mientras pasaba tras los pasos de connor.

Que te parece si echamos un vistazo al generador que esta en la parte de atrás, me pareció en buen estado, pero tú lo sabrás mejor. Y gracias por la barrita, no esta mala comento dando pequeños mordiscos.

Connor te siguió, miro el generador y se puso a trastear con él.- Esta frito, alguien debió sobrecargarlo de alguna manera. Tiene algunas piezas que aun podrían servir como repuestos a alguien que tuviera este mismo modelo... pero por lo demás es chatarra.-aseguro y parecía que sabía de lo que hablaba.

-Bueno, deberíamos irnos ya, queda bastante camino por delante.- aseguro esperando que estuvieras de acuerdo.- Lo mejor es que no tendré que hacer el viaje solo, por fin podre ir hablando con alguien de... lo que sea... por ejemplo..¿Oíste eso de que existen los vampiros, los hombres lobo y esas cosas? A mi me resulta fascinante pero quisiera saber tu punto de vista. Dijo sacando una conversación mientras se colocaba su mochila a la espalda. 

Había sido una decepción que aquel generador no sirviera para nada, Sophie le dio una patada frustrada a aquella chatarra -Merde- exclamo en francés en un tono de enfado que sin embargo resulto una cómica escena.

            En cuanto paro la lluvia comenzaron el camino, amablemente Sophie se ofreció a ayudarle a cargar lo que necesitara mientras miraba la mochila intrigada por aquella tablet que hacia tanto tiempo que no veía funcionar, le volvería a pedir que se le enseñase, de eso estaba segura.

            La verdad que a veces parece fascinante si, zombies, hombres lobo vampiros, todo es demencial la verdad comenzó a hablar rápida y ávidamente como era costumbre en ella. Nuca me he encontrado ni visto a ninguno de eso seres, pero he hablado con gente que dice haberlos encontrado, algunos asentamientos con los que me cruce les veneraban como a dioses, me dieron un poco de miedo aquellas personas y huimos por la noche, aquel ambiente hacia que se te pusiese la piel de gallina confesaba mientras caminaban.

Como de lejos esta tu helicóptero, esta en algún hangar, cuantame para donde vamos, Sophie empezó a interrogarle inquita por saber mas cosas sobre ese hombre y el lugar hacia donde se dirigían.

- Puede que te los encontraras y ni te dieras cuenta, algunos parecen muy humanos.- afirmo encogiendo se de hombros.- Alguno son hasta buena gente y todo.- comento. 

- Hay un hangar abandonado a unos kilómetros de aquí, ¿Ves aquella loma? justo detrás.- dijo señalando un punto en el horizonte.

Oíste una señal, un sonido que salía de la mochila de Connor. El hombre saco la tablet de su mochila, deteniendo se un momento.

La saco y pulso la pantalla. Aquello no era posible, no había señal, no había internet, no había electricidad....- Disculpa un momento. Te dijo para atender la llamada pero no se aparto, puso el manos libres para recibir una vídeo llamada.

- Hola Owem, ¿Que te cuentas?

 - Hola Connor, tengo noticias. Creo que he encontrado al hijo de la Tecnocrata, voy a ver si puedo hablar con él. ¿Algún consejo?.- dijo el hombre cuya imagen aparecía en la pantalla. Tenía aspecto de haber salido de la edad media por la ropa que vestía.

- Que tengas cuidado, no sabemos nada del chico aparte de su existencia y trata de no asustarlo, no seas brusco.- dijo Connor.

 -¡Eh! ¿Cuando he sido yo brusco?.- pregunto fingiendo se ofendido.- Y ¿Como te va a ti? Te veo bien acompañado, no pierdes el tiempo, cabrón.- aseguro con tono picante.

- Es una amiga, Owem, y bien. Creo que pronto tendré modo de transporte, espero llegar esta semana a mi destino.

 -¡Genial! Espera, tienes poca bateria, deja que te la recargue.-  dijo el tal Owem, cerro los ojos y la bateria de la tablet subió en unos segundos a tope de carga.- Ya esta, bien, tengo que irme. Ve con cuidado.

- lo mismo te digo.- dijo Connor antes de colgar. Como si fuera lo más normal del mundo metió la tablet en su mochila.

Te miro y sonrió.- Supongo que tienes algunas preguntas....

No creo que quede ya buena gente en el mundo comento de forma estoica y apesadumbrada encogiéndose de hombros ante las palabras de este.

Sophie oteo el horizonte, y sus ojos brillaron esperanzada e ilusionada por ver aquel helicóptero, siempre la hacía feliz volver a encontrar restos de civilización -Ya nos queda poco, aceleremos el paso entonces comento con energía , su cuerpo era pequeño pero vigoroso y enérgico, su buena forma física la habia hecho sobrevivir los primeros años de pandemia y crisis.

Sophie miraba incrédula la mochila de connor, su cerebro no acaba de procesar lo que estaba pasando, todo era como un sueño en aquello momentos, su boca quedo abierta en una gran o de incredulidad, incapaz de decir ni una palabra. Cuando comenzó a subir la batería hasta alcanzar un verde fue la gota de irrealidad que la hizo estallar, comenzó a andar hacia atrás. Sophie, que normalmente era felina y ágil, trastabillo hacia atrás tropezando con una rama de la frondosa selva, se revolvió en el suelo tratando de ponerse en pie y buscando uno de sus cuchillos que de forma confiada había guardado en el interior de su mochila, todo era precipitado

                ¿Que ha sido eso, quien era ese, que eres tu? preguntaba con miedo y sorpresa en sus pequeños ojos que se iban agrandando por la sorpresa, había retrocedido gateando hasta un árbol y estaba allí apoyada con cara de sorpresa sin saber que hacer.