Partida Rol por web

Enseguida me doy cuenta de que la sujección mecánica del asiento es demasiado fuerte como para poder liberarme fácilmente, además de que no tiene un sistema de apertura manual que permita soltarse fácilmente.

Por eso que me tranquilizo y de momento me limito a una inspección ocular de lo que me rodea y a evaluar la situación.
 

El "aterrizaje" había sido demasiado violento para Burnette, y yacía inconsciente, aferrado aún a sus sujecciones de seguridad.

---- Antes del golpe ----

Tae, sus coordenadas, dénos sus coordenadas.

Wayan cierra sus ojos concentrado y pronuncia unos números:

- -23.399437,-52.090904. - dice abriendo los ojos - ¿Tienen sentido para usted comandante?. ¿Puede pasárselos a los equipos de rescate? Creo que son las coordenadas del accidente. - añade aunque no puede evitar un tono de duda en su voz.

--- Durante el accidente ---

Las palabras del capitán inquietan al joven teniente, durante unos minutos, la sensación de haber sido útil con las coordenadas del accidente le había hecho olvidar la situación e incluso las ganas de vomitar. Pero la consciencia de la situación vuelve a él en el mismo momento que escucha al capitán. Su cara se pone pálida y poco a poco va adquiriendo un color más amarillento.

-Sujétense todos. Estamos fuera de control y nos estrellaremos…-

Eso es demasiado para el joven que echo fuera el café y todo lo que había tomado durante el día. Por suerte no le da tiempo a avergonzarse, el golpe llega rápido, y tras él la oscuridad lo invade todo.

El artillero sufrio el golpe del taladro al golpear la superficie, su cabeza parecia estar a punto de estallar. Se intento repetir que debia mantener la mente despierta pero la variacion de presion fue demasiado y perdio el conocimiento. Desde luego los viajes y descensos no le traían buenos recuerdos y esta vez no iba a ser diferente.

Para cuando dejaron de estar apretados contra la pared sin poder casi ni respirar, la cosa no era mucho mejor, pues aquello se removía como si estuvieran en una coctelera. Ni en su descenso más accidentado habían sido así las turbulencias. Y lo peor era que la situación estaba empeorando. Joder, lo último que Ramírez quería era volver a quedar malherida por un accidente en vuelo o, peor, morir.

Entonces llegó el impacto. O, mejor dicho, el hostiazo. Todo vibró y fueron sacudidos, mientras se escuchaba un ruido horrendo al notar cómo la piedra y la tierra eran atravesadas por el taladro. Seguramente se golpeó con alguno de las sacudidas, pero logró aguantar hasta que, finalmente, aquél maldito trasto se detuvo. Tardó un poco en oír cualquier voz, siendo la del piloto la primera.

- Cabo Ramírez consciente. Y que alguien me deje levantarme de este puto asiento.- dijo, moviendo la cabeza molesta. No era un buen comienzo.

De hecho, si el taladro había quedado inutilizado, tenían un deber desagradable que cumplir.

- "Teniente Smith, por lo que puedo ver hasta ahora, el Teniente Speedy y los Soldados Burnette y Hightower están los tres inconscientes... La Cabo Ramírez acaba de recuperar la consciencia, Teniente." -

Respondo a la pregunta del piloto conforme mi vista se va aclarando y me puedo fijar mejor en mis compañeros.

- "Cabo, es mejor que no se mueva todavía, eso tan sólo ha sido el impacto contra la superficie. Aún nos queda un buen trecho, me temo." -

La caída prosigue con violencia, pero se calma un poco cuando ya atravesamos las capas exteriores de la atmósfera planetaria. Una vez dentro es solo como ir amarrado a una bala de cañón en una caída libre. Terrible pero soportable.

Luego el tiempo se ralentiza al momento del impacto y siento el tremendo golpe que significa nuestro contacto con la superficie, lo suficiente como para matar a cualquiera que no vaya asegurado, lo que por suerte no es nuestro caso.

El impacto me mueve un poco, pero nada como para dejarme incapacitado, pues voy bien asegurado y no soy tan enclenque como el Teniente Speedy, a quien puedo verle la baba que le cae de la boca desde mi asiento. Escucho las palabras del resto mientras busco mi equipo y mi armamento con la vista. Una vez que lo ubico, le contesto al Teniente Smith:

- "Sargento Mayor Focker reportándose. Ha sido como un tirón de orejas de una madre enojada, pero nada más. Si necesita nuestra ayuda, suelte las protecciones para que ponga a mis hombres en ello, Señor."

Atender a los heridos, ayudarles en alguna reparación, comprobar los sistemas y revisar integridad de la estructura y hacer análisis de la situación... en todas esas cosas mis hombres están capacitados para desempeñarse y saldríamos de esta situación mucho más rápido mientras más manos y cerebros se estén ocupando.

La cosa se estaba poniendo fea, así que me ajusto bien el protector de la lengua entre los dientes.

Todo comienza a moverse demasiado y el teniente nos indica que estamos fuera de control.

                  Mi respiración se acelera y el corazón se desboca.

Nos vamos a estrellar. Solo espero no quedar herido...o muerto o vivo, pero no inutil.

                                                     Saboreo el tono metálico de la sangre en mi boca.

         Me he partido algún diente por la tensión.

-¡¡Gnnnnnnnggggg!!

            Hijos míos...papá ha vuelto...

                                                      Ya voy amor mio...

                     ...

No le gusta ni un pelo eso. Esta gente de la Flota hace las cosas pesando con... no, no lo va a decir. ¿Es qué nadie ha pensando en como parar una puta bala con una aceleración de varias fuerzas G? Porque eso es lo que son en esos momentos, una puta bala con todas las papeletas para estrellarse contra el suelo helado de ese maldito planeta que tantas vidas se ha llevado. Pero no le da tiempo a pensar mucho en lo que se les viene encima porque no tiene tiempo de hacerlo, es escuchar los comentarios de los dos técnicos encargados del taladro para darse cuenta que la cosa no va bien y estrellarse contra el suelo.

Las turbulencias, las sacudidas desmesuradas y el brutal impacto contra el suelo es lo último que recuerda antes de que todo se vuelva negro, como si en una película fuesen a cambiar de escenario. Ninguna imagen de su vida que se digne a pasar por delante de sus ojos ante la perspectiva más que real de morir en el maldito impacto, con una losa de a saber cuantos explosivos guardada con su equipo y con la impresión que todo saltará por los aires.

- "¡Sargento Mayor! El Teniente de Inteligencia y los Soldados Burnette, Hightower, Wimger y Wallace han perdido el conocimiento, Señor.

¿Cuáles son sus órdenes?" -

El talegazo fue de alivio. Todo dio vueltas, aunque algo dentro de James le decía que no se había movido de su arnés, y que había vida más allá del caos en su cabeza. No estaba seguro de cuánto tiempo había estado inconsciente, pero pudo escuchar:

...todos con vida?

Aunque distorsionada, reconoció la voz del teniente Smith. Además de diversos informes de la gente que había aguantado el testarazo.

¡O'Flaggerty entero, señor! Pero muy mareado. Necesito un momento, señ... Respiró hondo. En estos primeros segundos se concentró en lo más importante: no echar la papa dentro del complicado casco de la armadura, lo que le estaría dando problemas durante toda la misión. Luego ya vería. ...señor. Acabó, haciendo un esfuerzo por tragar la bilis y el asqueroso (ahora SI era asqueroso) café de la flota, que había estado a punto de salir por donde entró.

Escucho las palabras de Gawain y le contesto con todo firme:

- "Mi primera orden es que te calmes, Soldado. Mientras no suelten nuestras protecciones no podremos movernos de nuestra posición y no podemos hacer nada ahora por ellos."

Luego vuelvo a hablar con voz fuerte al Teniente Smith, con la radio encendida a ver si de alguna manera me escucha:

- "¿Teniente, podría retirar nuestras protecciones, Señor?"

Intentar abrirlas a la fuerza puede acarrear desperfectos innecesarios si es que el sistema aun está funcional. Lo mejor es esperar su respuesta antes de proceder.

Vuelvo a estar "aquí y ahora" para recibir las malas nuevas por los parlantes. Estamos sin control, el aire me empieza a faltar. No lo vamos a lograr, el piloto se oye desesperado y apenas un instante después el anuncio. Nos vamos a estrellar, el tipo lo suelta como si nada, siento que la presión se me baja repentinamente y creo que voy a perder el conocimiento. Aprieto los dientes con fuerza, el impacto es como un terremoto sólo para nosotros.

Poco a poco algunos empiezan a reaccionar, el susto me ha tenido lúcido, muy lúcido. Ya mis compañeros preguntan por las consecuencias del impacto. Sacudo un poco la cabeza antes de responder.

- Soldado Popov en buenas condiciones y listo para prestar asistencia de emergencia a los heridos en cuanto suelten las protecciones, Señor!

"Me cago en todo..." pensó el explorador al escuchar los retazos del diálogo entre el piloto y el ingeniero de aquel trasto. Como siempre, los cerebritos no habían pensado adecuadamente. Una bala no gira bien en el aire, y desde luego, no se deposita suavemente sobre el planeta. El impacto iba a ser terrible, de éso estaba seguro, pero no pudo evitar empezar a reírse ante la perspectiva de lo que les esperaba. La imagen de una bomba que se iba a estampar, convirtiéndolos en carne picada, algo así como una lata de carne para bichos... Era una muerte curiosa. 

Cuando llegó el impacto, sin embargo, las carcajadas del explorador cesaron. Parecía que el golpe había sido demasiado. 

Guardo silencio y muestro un rostro inexpresivo para mostrar que estoy calmado.

La fuerza de la caida, junto con la conmoción del impacto son más que suficientes como para descentrarme, pero no es hasta el momento del verdadero impacto cuando todas las fuerzas se concentran a la vez en una sacudida y, sin poder evitarlo por los cierres de seguridad -aunque sin ellos habría salido volando todo entero- lanzo la cabeza contra uno de los agarres, golpeándolo con fuerza con el casco y causando que mi cabeza rebote demasiado, lo que unido a lo anterior hace suelte un un sonoro -¡¡Demon...

...ios!! -Abro los ojos, mientras observo frente a mí. Me encuentro en uno de los campos de la plantación detrás de las casas. Más allá, se alza uno de los muchos montes escarpados del planeta, en el cual los muchachos y yo hemos ido alguna vez para hacer pruebas, o para dar largos paseos lejos de la civilización. Me duele la cabeza, pero no tengo claro cual es la causa, y la serenidad del momento me supera.

Con la cabeza gacha sobre el asiento, Sonny no parece demasiado capaz de hacer nada que no sea estar metido dentro de su propia cabeza.

Durante todo el descenso el sargento permaneció tan silencioso como una tumba, y mas aún cuando escuchó que el maldito trasto estaba fuera de control. Era demasiado evidente y previsible, ¿desde cuando los cacharros de inteligencia funcionan a la primera?. Era de esperar que ahora tuvieran que entrar por uno de los agujeros de bichos, patear kilómetros de túneles hasta llegar a la guarida de la reina y joderla como a una estudiante en la fiesta de enfermería. Pero....

-Sujétense todos. Estamos fuera de control y nos estrellaremos…-

-¡¡JODER POR QUÉ NO LE PUSIERON ALAS A ESTE ZURULLO VOLADOR!!- 

-----IMPACTO-------

Poco a poco Evans comenzó a recuperarse de la impresión. El fuerte golpe le había desorientado pero gracias al entrenamiento y la experiencia, en un segundo recuperó el control de todo su cuerpo.

-Cabo Evans en perfecto estado y listo...-se dio cuenta enseguida intentando disimular de alguna manera aquél error que por suerte solo unos pocos habían oído.-Vamos nenazas, se acabó el sueño. Hemos llegado a Bicholandia y necesitamos encontrar un agujero de bichos si este trasto no nos deja mas abajo.-
Durante unos breves segundos forcejeó con las sujeciones.-Teniente abra los arneses inmediatamente.-El instinto de Evans le prevenía de que, si los pilotos estuvieran inconscientes, los bichos cercanos se darían una merienda con ellos. Ni siquiera podrían luchar. Por ello se dirigió a al sargento mayor-Señor si están inconscientes deberíamos forzar los arneses. No estamos en disneylandia precisamente.- 

Si es que me lo temía- en el primer momento en que empezaron a notarse las turbulencias en aquel cacharro Dereck tuvo malos pensamientos y en un aterrizaje muy poco prometedor. Se sujetó a su asiento con fuerza, esperando con todas sus fuerzas que tales pensamientos no fueran a cumplirse. 

Sujétense todos. Estamos fuera de control y nos estrellaremos…-

Me cago en la ostia...- lo último que se le pasó en la mente al fusilero antes de estrellarse y perder completamente el conocimiento

Varios infantes habían logrado despertar tras el impacto con cierta rapidez y solo el ya mítico sargento mayor había resistido al impacto sin que este lo dejara inconciente como a los demás. Fue el único que logró por tanto, presenciar el impacto en toda su magnitud, desde las turbulencias iniciales hasta el momento del portentoso impacto final.

Ahora, con varios infantes listos para cumplir su misión y con la adrenalina al trescientos por ciento, el sargento mayor solicitaba les quitaran de encima los sistemas de seguridad; aunque quizá no había pensado que muchos infantes podrían caer desde lo alto del taladro al estar desmayados aun.

-Espere sargento Focker, la misión acaba de empezar. Aun tenemos un largo camino por recorrer y ni siquiera se donde rayos hemos caído, si tan solo…- Secundado por el sargento mayor, el sargento Evans exigió se les liberase de inmediato, lo cual enervo al teniente de la flota quien a viva voz gritó por el alta voz. –Joder, tengan paciencia. Ni siquiera hemos encendido el taladro aun. Creí que ya tenían clara la misión; tenemos que acercarnos hasta las coordenadas indicadas antes de abrir las escotillas de descenso; si suelto los amarres hidráulicos todos saldrán despedidos en cuanto el motor arranque-.

Aunque lo cierto era que el motor aun no encendía y de hecho el “taladro” parecía muerto, solo unas pocas luces parpadeaban en distintos puntos por lo que en general estaban a oscuras.

-Que pasa con los sistemas cabo, encienda ese maldito reactor- se escuchó al piloto, el cual parecía tener una acalorada discusión con el ingeniero del Castillo. –Pues siga intentando- gritó molesto el teniente Smith. -Los bichos creerán que esto es una bomba, pero no son tan entupidos como para esperar mucho tiempo...No, no importa que tenga que entrar allí, necesitamos a esta cosa encendida ya, ni siquiera sabemos nuestras malditas coordenadas-.

Lo preocupante de la situación era que no sabían donde estaban según informaba el piloto. Eso lo comprometía todo pues la misión tal como había sido planeada los obligaba a despacharlos junto al taladro en caso de que la maquina fallase tal como ahora estaba ocurriendo; pero sin tener las coordenadas de la reina, sería contraproducente el ejecutar esa orden. Sin el piloto y el ingeniero no podrían llegar a ubicar su posición actual ni la de la reina.