Partida Rol por web

5 de la madrugada, andén de Alepo (Siria).

Os dirigíais todos los pasajeros del Orient Express hacia allí para viajar a vuestros destinos. Ibais llegando poco a poco esquivando la multitud de gente que se encontraba en la estación.

Algunos con sus más y sus menos de llegar hasta el andén y saber cual era vuestro tren.

El primero en llegar a la estación fue Poirot (Hercules), que estaba hablando con un teniente del ejercito Francés. Este acaba de resolver un caso de suicidio de un oficial francés. Mientras Poirot, hablaba con aquel teniente.

Michell (Pierre), llegaba sonriente al andén en busca de su tren. El era encargado de llevar el tren hasta su destino. Caminaba silbando. Saludó a Henry que se encontraba allí en la puerta de entra del tren para recibir e indicar a cada pasajero a su vagón correspondiente.

Una vez le saludó se dirigió a su puesto, pero como tenía tiempo de sobra, abrió una de las ventanillas que daban junto al andén para observar a sus pasajeros.

Ibais llegando poco a poco, pasando algunos por alto a los que conocíais o desconocíais pasajeros del Orient Express.

Allí para recibiros estaba Henry.

- ¡Allí ésta! – dice Maggie emocionada indicando el tren con toda la mano. A su marido y a ella les había costado encontrar el andén correcto.

Vuelve a agarrarse al brazo de su marido y con una sutil inclinación de cabeza mira hacia atrás para comprobar que los botones todavía les seguían con sus maletas.

- ¿Vamos? ¿O todavía queda para que salga? – pregunta a Andrenyi pues es quien controla el horario del tren.

Iba en mi limusina camino hacia la estación a coger el tren, mire la hora y vi que llegaba con la hora justa, pero me da tiempo antes de que saliera el tren. Una vez que llegamos a la estación mi chofer me ayudo a llevar el equipaje al tren, y le dejaron entrar al tren para dirigirse con el equipaje a mi vagón.

Iba caminado por el tren en busca de mi vagón, mire el numero de vago y ya estaba llegan al sitio correspondiente. Cuando llego dejo mi chofer el equipaje bien colocado arriba de los asientos. Y se marcho, mire a mi chofer y le dije. –Gracias cuando llegue de nuevo aquí le aviso y viene a recogerme. Acuérdese de avisar Taylor de que cuando llegue en recogerme a la estación. Bye.

Me acomode en el asiento y me quede mirando en la ventanilla como iban llegando los pasajeros, mientras me dispuse a ojear una revista de moda, para haber que modelito comprarme.

Bienvenida princesa Dragomiroff, su habitación es la número 2, espero que sea de su agrado. Cualquier problema, o cualquier cosa que desee, puede pulsar el botón de llamada y le atenderé a usted como al resto de pasajeros.

Permitame que le ayude con su equipaje.

Le dijo con una amplia sonrisa, mientras iba recibiendo y acomodando a los pasajeros.

Caminaba hacia el andén para montar en el Orient Express. Hablaba por teléfono mientras cerraba algunos asuntos de negocio, ya que una vez estuviera dentro del tren, intentaría olvidar los negocios y relajarme en lujoso tren.

Iba apartando a la gente, pero con algunas personas me tropezaba por mi descuido y otras por no saber muy bien hacia donde se dirigían.

En mi camino pude ver a una mujer morena que le acompañaba un hombre, parecía que iban a montar en el mismo tren...pero no lo sabía muy bien ya que esta le preguntaba al hombre a qué hora salia.

Tampoco me quería meter mucho ya que iba hablando por teléfono. Colgué una vez que llegue a la puerta de dicho tren.

Entonces vi como un caballero atendía con educación a una bella mujer, con vestimentas muy elegantes. Cuando acabó de atenderla, saludé con mucha educación y con una sonrisa en mi rostro.

Buenos días, eres Henry, o eso he oído decirle a la señorita. Soy Rotchett (Samuel), pasajero del Orient Express. Espero que el viaje vaya bien al igual que el propio servicio del tren.

Buenos días Rotchett, no esperaba verlo uno de los primeros por aquí. Es un placer verle siempre por aquí y confiando en nosotros una vez más.

Su habitación es la número 11, lamento que sea una de las últimas del vagón. Hemos tenido algunos problemas en las colocaciones de pasajeros en sus habitaciones, debido a los cambios de última horas y malos entendimientos. Le pido disculpas caballero.

Permitame ayudarle con su equipaje.

Observe a Henry que parecía que fuera el botones, se le vía muy amables, me quede mirando un hombre joven apuesto que estaba cerca de donde estaba yo colocada.  Y le dije amablemente a Henry. –Buenos días Henry muy amble pero ya me ayuda mi chofer, pero gracias, y si tengo algún problema no dudare en llamarle. Me dirigí en dirección de mi vagón numero 2.

La joven doncella siguió a la Princesa, cargada con una sombrerera, un paraguas y algunos chales. Por la expresión de su cara se veía la fascinación que emprender aquel viaje le producía.

Sonreía un poco atónita, y miraba a todos y a todas partes, sin perder, desde luego, el ritmo de su señora.

-¿Necesita algo, Princesa? ¿Quiere que la ayude con ese escalón? ¿Desea que le compre alguna otra revista?

Pero aunque no desatendía sus obligaciones, no dejó tampoco de disfrutar el momento. ¡Partían de viaje! ¡Y nada menos que en el magnífico tren que atravesaba leguas y leguas de exóticos parajes!

Cuando Harry situó a la Princesa en su coche, esperó a que le dijeran dónde dormía ella. Podía ser que con su Alteza, claro, pero también podía ser que le hubiesen asignado otro vagón...

Buenos días señorita Schmidt (Mildergarder), permita que le ayude también a usted con su equipaje. Tengo que decirle que usted duerme en la misma habitación que la princesa. No hemos podido darle una habitación aparte debido a problemas que hemos tenido con el reparto de habitaciones.

Espero que no le incomode ni a usted y ni a la princesa.

Escuche a lo que me dijo mi doncella Schmidt. Le dije con tono suave  a mi doncella. – No gracias ya puedo yo sola, pero de momento no necesito nada, y la revistas ya me las compre antes de venir aquí, pero gracias por estar atenta. Me disponía en dirección al vagón numero 2.

Apresuró el paso creyendo que perdía el tren sujetando con las dos manos una maleta que a, cada paso que daba, se le hacía más pesada. Con alivio comprobó que los pasajeros estaban subiendo aún al tren así que, relajando un poco su caminar se acercó al hombre que, según pudo apreciar por su vestimenta, era un empleado del tren.

- Disculpe Herr, soy Greta Ohlsson y quisiera saber cuál es mi vagón, tack.

Esperó pacientemente a que le indicara su compartimento, ahora que por fin había soltado su maleta la cual descansaba en el andén, se sentía mucho más cómoda. Se colocó bien su sombrerito mientras recomponía un poco la falda que se le había movido al cargar con su equipaje.

Bienvenida señorita Ohlsson (Greta), su habitación es la número 4, deje que le acompañe y le ayude con su equipaje. Si desea algo no dude en pulsar el botón de llamada de su habitación para que le atienda en lo que desee. Y espero que su habitación sea de su agrado.

Poirot entra en el andén hablando con un teniente y escoltado por dos soldados.

-Monsieur lieutenant,je vous en prie. Mais je crois qu'il ne faut pas que vous me ramenez. Je peux arrivé tout seul.

Dice Poirot con cierto nerviosismo

-Pas vous inquiétez monsieur Poirot. Une celebrité comme vous dois être bien protegé. Sur tout dans un pays etrangere.

Contesta el teniente con cierto retintin.

- Je vous compris monsieur lieutenant. Mais entrer a la gare avec vos hommes est inadmissible... la reste de passagers vont penser que je suis un criminel.

Dice el detective con un claro enfado.

El teniente con el que hablaba el señor Poirot, le escuchaba como este le decía y le preocupaba que el resto de pasajeros le viera como un criminal.

El teniente alzó la ceja izquierda, después una risa, dándole un pequeño golpecito en la espalda a Poirot y diciéndole.

* Poirot, mon ami. Nous savons trop bien. Cette histoire est que ce qui s'est passé et que vous avez été pour moi. Je suis sûr qu'il m'aurait aidé beaucoup mieux résoudre l'affaire. Puisque nous avons eu des problèmes avec l'affaire.

C'est une honte que les détectives ne sont pas aussi bon que vous.

Le dijo acercándose a su oído y diciéndole muy bajito.

 ** Eh bien, je crois que j'ai pris trop de temps. J'espère que vous avez un bon voyage et nous espérons vous voir bientôt. Je je dois quitter mon train si vous allez maintenant.

Un plaisir

Se marchó caminando, buscando el tren en el que iba a viajar. Era otra compañía diferente al que usted iba a viajar.

Vistiendo una gabardina y cargando un maletin, pensaba en que alfin podria tomar un descanso de la vida diaria y cansada de un medico, al llegar a la estación del tren, me asombro ver la calidad de manufactura del tren, me apresure a subir.

Bonjour, soy el Doctor Constantine dije amablemente al botones, ¿podria indicarme el numero de mi habitacion?   al entrar al tren, quede fasinado por el lujo que resplandecia; los candelabros, la alfombra, todo era muy ostentoso.

al pasar por los vagones, miraba en busca de alguna cara conocida. Al llegar a mi habitacion, guarde mi equipaje y me dirijí al vagón salón para buscar a alguien con quien conversar un momento.

Llego al andén con paso rápido y decidido, cargando con apenas una maleta que no he dejado que nadie toque en el camino. Veo a lo lejos una silueta que me es conocida, como no, mi querido Poirot que ya sabía que iba a compartir mi viaje. Espero a que se despida del teniente usando su adorado francés y a continuación le saludo con voz alegre y sorprendiéndole:

- Mi muy querido Poirot, ¿subimos al tren?

A continuación me dirijo a Henry preguntándole por el número de mi vagón

El coronel llega a la estación, ataviado con un traje y un sombrero, mientras mordisquea una pipa ya apagada. Saca su reloj de bolsillo, comprobando la hora y aprovecha para darle cuerda, mientras mira el ambiente con añoranza. Una parte de su corazon estaba en la india, si, pero Londres era su hogar, y bien sabia dios que se merecía una visita a su tierra materna.

Se aproximo cargando su simple maleta de viaje, al encargado de recepcionar a los pasajeros. Mientras se acercaba, encendio su pipa, y saludo al hombre con un ademan caballeroso.

-Buenos dias, caballero. Coronel ArburThnot, de la Armada Britanica. Quisiera saber mi vagon para mi pasaje hacia londres. No sera necesario que cargue con mi equipaje- hizo un ademan negativo con la mano -yo mismo me ocupare de mi pertenencias y de dejarlas en su receptaculo adecuado. Son actualmente... - El coronel saco el reloj -Las 5 y 5... no, 6 minutos de la mañana. Poner en orden mis cosas me llevara unos 2 minutos... A las 5 y 10 me presentare en el vagon comedor para desayunar, si es usted tan amable - El coronel espeto esto ultimo como un mero formalismo ingles, no esperaba negativas -Desearia encontrarme a esa hora, una mesa a mi nombre, y a ser posible minimo una taza de te, y por favor, prescinda de hojas de las indias o similares, te de manufactura inglesa, solo. El resto de mi desayuno lo convendre con el encargado del comedor segun mi humor y necesidad. Ahora si es tan amable...

El coronel hizo un ultimo ademan con el brazo, indicando tanto permiso para subir a bordo como recibir la indicaciones rapida y efectivamente.

-Bien sur, mi quegrido amigo.

Dice Poirot siguiendo a Brouc.

- Bonjour Henry. -saluda el conductor al llegar con un marcado acento francés.- Parece que vamos a tener un buen día hoy, a juzgar por esta noche tan apacible.

Después sube al vacío tren y se encamina por los pasillos hacia la cabina de conducción. El bueno de Pierre, de unos cincuenta y cinco años de edad, con el pelo que comienza a platearse en algunas zonas, el rostro curtido por los años y unas gafas que indican que ya no conserva la vista de antaño, se sienta y consulta su reloj.

- Aún hay tiempo. -se dice. Baja la ventanilla de la cabina que da directamente al andén, por donde comienzan a llegar los primeros pasajeros.

- Bonjour madame... bonjour monsieur... -saluda con una amable sonrisa a los que van llegando y se percatan de su presencia en lo alto de la cabina.