Partida Rol por web

El Orient Express

Vagón habitación 9 (Sr. Mubbard)

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14/05/2013, 22:16
Henry

Caminaba agarrando a la señora Mubbard del brazo mientras cargaba con mi otra mano el equipaje de la señora. Caminábamos por el pasillo del vagón hasta llegar a su habitación. Cuando llegamos le solté del brazo y dejé el equipaje en el suelo para poder abrir la puerta de su habitación y le dije.

Hemos llegado señora Mubbard, espero que sea de su agrado, si desea usted algo no dude en pulsar el botón de la llamada y le atenderé.

Permita que meta su equipaje en la habitación y me marche. Gracias.

Notas de juego

cuando te quieras mover me lo dices en notas.

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20/05/2013, 15:18
Sr. Mubbard

-Gracias, caballero.-Responde y le da una propina por sus servicios.

Cuando el hombre se va, sale del vagón en busca de sus familiares, con los que no ha hablado todavía desde que estaban en la estación.

Notas de juego

Voy a buscar a mi familia.

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20/05/2013, 21:49
Director

Notas de juego

están en su habitación, quieres que te meta dentro?

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20/05/2013, 22:07
Sr. Mubbard

Notas de juego

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20/05/2013, 22:08
Director

Notas de juego

Voy

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08/06/2013, 15:44
Sr. Mubbard

La señora Mubbard miró a su alrededor para cerciorarse de que no había nadie fisgoneando, metió una de sus huesudas manos en una maleta y sacó una petaca, la removió junto a su oído derecho, sonrió satisfecha y la guardó en su pequeño bolso de mano que siempre llevaba con ella y salió del vagón en busca de carnaza.

Notas de juego

Master, si me lo permites y dado que en la foto parece portar una copita de licor... he pensado que la señora Mubbard lleve una petaca con coñac, y que se eche de vez en cuando unos tragos. Con respecto a su personalidad...también he visto un pj con el rostro de Roger Moore... ¿Puedo tratar de acosarlo? es que ese pj lo habría escogido yo en caso de haber entrado desde el principio... y ya que no voy a levarlo al menos podría torturarlo ^^ pues trataré de que mi pj de grima..si tengo tu permiso claro :)

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08/06/2013, 19:30
Director

Notas de juego

Me parece bien que lleves tu petaca XDDD, puedes acosar a quién quieras. Ahora te digo postea en el vagón restaurante que es dónde estáis todos, ya que os están contando detalles de la muerte.

Si deseas esperar a postear puedes esperar a que yo el lunes postee. Ya que ando liada con los nuevos sustitutos.

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08/06/2013, 23:50
Sr. Mubbard

Notas de juego

Okey voy a ver si me pongo al día con eso y espero a postear el lunes ^^

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05/10/2013, 15:25
Edward Masterman
Sólo para el director

En silencio me acerqué a una de las habitaciones, concretamente a la de la señora Mubbard, cogí el pomo y con silencio entré en su interior cerrando la puerta a mis espaldas. Saqué con cuidado el reloj y el frasco de veneno ayudandome de un pañuelo para no dejar huellas.

El reloj lo dejé escondido en el interior de una maleta entreabierta que allí había, de modo que pareciera que la señora Mubbard lo guardaba allí.

El frasco lo dejé con cuidado escondido en una de las ranuras de un asiento, de forma que no se podía ver a simple vista, pero sabía que un buen detective podría dar con ella con un poco de astucia, de modo que pareciera que la señora Mubbard lo tenía escondido para deshacerse de él con el tiempo.

Acto seguido me aseguré que no había nadie en el pasillo para dejar todo como estaba y salir hasta el vagón donde se encontraba la gente.

Notas de juego

Si hay alguna especi de joyero o de joyas en la maleta dejo el reloj dentro, quiero que parezca que se conocían bastante el señor Rotchett y ella.

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14/10/2013, 20:13
Maggie

Al llegar al vagón empecé a mirar superficialmente la habitación, temía encontrar cosas que no deseaba conocer, y no por el asesinato, sino por la privacidad obligada entre los objetos personales de mi madre y mi conocimiento de ellos.

Aunque la curiosidad de saber si detrás de la puerta del vagón había una foto de mi marido con algún que otro dardo clavado me impulso a mirar allí en primer lugar.

Reí por lo bajini al ver la puerta lisa y libre de daños.

 

Entonces me agache y empecé a pasar la mano por las ranuras de los asientos. En un momento dado se me ocurrió ponerme guantes antes de seguir rebuscando, pues no querría dejar una huella en el frasco si lo encontraba, y justo entonces, con los guantes puestos fue cuando lo encontré: escondido en la ranura del asiento más próximo a la ventana.

- Miren! - grité alzando el frasco aun sin girarme 

Espero que haya alguien pensé imaginando la escena de una hablando sola.

 

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14/10/2013, 22:29
Macqueen (Hector)

Seguí a las dos damas y al resto de caballeros hasta el vagón de la señora Mubbard. A decir verdad, no tenía muy claro qué hacía allí: sin embargo, Maggia había demostrado hasta ahora tener un olfato digno del mejor sabueso y no dudé en darle un voto de confianza. La vez anterior también estaba en lo cierto, respecto a cómo había muerto Samuel.

Mientras caminaba hacia allí mi cabeza no dejaba de bullir. Repasé aquella escena en mi mente una y otra vez: Samuely yo, sentados en aquella mesa. Mary y el doctor en la mesa de al lado. Hablábamos y bromeábamos, en un ambiente algo más distendido. Entonces llegó Edward, con su propio vaso, y tomó asiento junto a nosotros.  Nos habló sobre el paisaje y miramos por la ventana, asintiendo a su información. Y entonces...

De repente me detuve, coincidiendo con el momento en el que Maggie comenzaba a buscar por el compartimento de su madre. Fruncí el ceño, con aire pensativo, para, acto seguido, alzar un dedo, como quien acaba de descubrir algo.

Llegó con su vaso. Nos habló del paisaje y miramos por la ventana.

Miramos por la ventana.

Llegó con su vaso.

Todo cobró sentido de repente. Edward había llegado con su propio vaso, con sus huellas, como es lógico. Y, entonces, mientras hacía que Samuel y yo miráramos por la ventana, cambió su propio vaso, ya envenenado, por el de Samuel. Ese fue el único momento en el que alguien pudo haber manipulado el vaso. Ni antes ni después nadie que no fuera del servicio tuvo contacto con él.

Miré al conde y al doctor, con el semblante serio y entonces, por primera vez, emití mi juicio, con absoluta seguridad. Un juicio que me destrozaba por dentro, conforme lo emitía. Edward... ¿Por qué? De todas las personas del mundo en las que habría confiado, Edward estaba en los primeros puestos. Y allí estaba, con las manos manchadas de sangre... de la sangre de Samuel. Nuestro Samuel.

-Caballeros, cojan la prueba que la señora les ofrece. Tenemos un asesino. Hay que detener al señor Mastermann. Él asesinó a Samuel, sin lugar a dudas. Y ya sé cuándo y cómo fue.

Mi afirmación fue contundente y demoledora. Y, a pesar del dolor que sentía por mi declaración, lo cierto es que no por ello careció en ningún momento de aquella aplastadora rotundidad.

-Edward llegó al vagón salón con un vaso de whisky envenenado con el cianuro. Se sentó con Samuel y conmigo y, acto seguido, llamó nuestra atención sobre el paisaje. Ese fue el único momento de toda la velada en el que tanto Samuel como yo apartamos la vista por completo de aquella mesa, permitiéndole dar un cambiazo con los vasos, dejando así el de Samuel ante él.

Y fue cuando Samuel llegó a su habitación cuando seguramente bebió del vaso, cayendo en redondo allí mismo. Tuvo que se Edward, no hay otra explicación.

Me giré entonces hacia el doctor, aún con esa expresión pensativa, señalando el bote:

-En el vagón de Samuel pensé que nadie sería tan estúpido como para manipular algo así sin guantes pero, al parecer, Edward lo fue, y la obviedad fue tan evidente que era perfectamente descartable. ¿Sería ahora tan amable de comprobar si en ese bote hay huellas y de cotejarlas con las halladas en el vaso?

Miré entonces a Maggie, dedicándole un breve cabeceo y acto seguido al conde, a quien le dediqué un gesto amigable, de agradecimiento a ambos. Y no sólo eso: era un gesto que les pedía su opinión sobre el asunto. Sus propias conclusiones.

 

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14/10/2013, 23:19
Bouc

- La verdad es que todo suena absolutamente plausible. Al fin y al cabo, es uno de los beneficiarios del fallecido. Espero, mi querido Constantine, que pueda verificar que las huellas son las mismas en ambos recipientes. Sería la prueba definitiva que necesitamos para que todo este enojoso asunto termine. -Digo con dignidad. Me acerco a Maggie y le comento - Querida, ¿cómo sabía dónde buscar exactamente? ¿Lo sospechó por algún motivo? - No dejaba de ser extraño que supiera con tanta rigurosidad dónde encontrar el recipiente, sin embargo las huellas no podían ser suyas, puesto que de ser así no se habría puesto los guantes y tendría una maravillosa excusa para dejar sus huellas.

Notas de juego

Pisada... reescribo ^^

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15/10/2013, 00:25
Sr. Mubbard

La señora Mubbard miró con los ojos desorbitados su habitación, parecía que todo estaba en orden. La idea de que sus pertenencias hubieran estado al alcance de un desconocido y asesino la había perturbado sobremanera.

Cuando su hija cogió el frasco miro de arriba a abajo el pequeño recipiente incapaz de creerse lo que sus ancianos ojos veían. 

- El maldito asesino ha intentado cargarme a mi el muerto... nunca mejor dicho... esto es indignante- sentenció golpeando el suelo con su bastón

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15/10/2013, 09:13
Maggie

No es que supiera donde buscar, pero en las ranuras de los asientos he perdido miles de broches -me miré instintivamente el lateral del dedo indice que tantas veces me había pinchado buscándolos- y pensé que un objeto pequeño podría encontrarse allí.

Asentí con la cabeza - Y también en otros lugares de esta habitación. Pero a mí me educaron con modales para con mis progenitores: sus pertenencias son sagradas - prácticamente recitó la última parte.

Así que revisé el lugar menos comprometido.

Y si se refiere a ¿por qué esta habitación?, es porqué oí a alguien colarse en ella.

A pesar de lo que acababa de decir tenía problemas para dejar de mirar de reojo la maleta de mi madre, había algo brillante en ella y sí algo tenía en común con las hurracas era la obsesión por lo brillante.

Sonreí a Hector

-Eso es brillante! Así que el señor Masterman tuvo oportunidad, móvil y ahora sus huellas podrían estar en el frasco homicida.

Espero que no nos salga con que fue una confusión desafortunada y que él pretendía dañarse solo a sí mismo.

 

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15/10/2013, 11:07
Andrenyi (Conde)

Acompañe a mi esposa, Maggie, hasta su cruzada hacia la habitacion de su madre. Perdon, la Arpia de su madre. al abrir la puerta, no pude evitar fruncir el ceño. Decepcion sería la palabra exacta. Esperaba... Un laboratorio con terribles y horribles exprimentos. Un caldero, una escoba y un gato negro. O algo por el estilo. Pero por desgracia, solo encontre una habitacion de tren con algunos objetos personales de mi suegra, y un fuerte olor a rancio.

Por algun casual, la idea de que Mubbard tuviera una foto mia tras la puerta se me presento demasiado tentativa. No pude evitar mirar en la misma direccion que Maggie, imitandola en gesto cuandod escubro que alli no hay nada. Entonces seguro que me arranco algunos cabellos y tiene un muñeco de esos hindus al que le pincha agujas... Bruja... ¿Se puede saber que buscamos exactam...? Maggie se volvio con un frasco en la mano, y me sorprendio incluso la rapidez de su allazgo.

Si ese frasco tiene los dedos de Masterman estaremos ante el asesino sin dudas. Adicionalmente, deberia haber mas huellas de el en esta habitacion, por lo que sugiero que no toquen nada por si acaso. Y esclavo de mis palabras, meti las manos en los bolsillos. Tenemos el arma, tenemos el momento, y tenemos la persona. Parece que... la intervencion del detective fue mas contraproducente que productiva. Irrelevante a esta altura, todo sea dicho.

Las dudas de Bouc sobre la eficacia de mi propia esposa, hicieron que se ganara una mirada desaprobatoria. Deberia verla en casa, siempre encuentra cuanto se plantea. Y, puedo corroborar lo que dice mi esposa, cuando estabamos en nuestra habitacion, descansando, escuchamos alguien entrar en la habitacion de la señora Mubbard. Pensamos que debia ser ella, pero cuando la encontramos en el vagon restaurante, lo descarto.

Por desgracia, me habria gustado que mi querida suegra tuviera algo que ver... habria sido una forma elegante y limpia de habersela quitado del medio. Pero deberia ser en otra ocasion. Y por lo chapucero de Masterman al ser descubierto de forma tan estrepitosa, quizas debiera pedirselo a otra persona.

Deberiamos volver al vagon y exponer estas conclusiones, asi como el hecho de que comprueben si hay huellas en este frasco. Acabar con esto. Sentencio, mirando a Bouc, el responsable del tren, para que de su visto bueno.

 

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16/10/2013, 01:07
Bouc

- Comprendo - Digo con una sonrisa en los labios al ver las alabanzas que el conde dedica a su esposa. - Por supuesto, creo que sería una gran idea que el resto de los viajeros se enteraran de este hallazgo cuanto antes. ¿Vamos? Señorita Maggie, por favor, haga usted los honores, dado que fue la descubridora y la que lleva los guantes...

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16/10/2013, 14:23
Maggie

En realidad tenía la esperanza de ser la última en salir para poder hachar un vistazo a ese objeto brillante, pero puesto que el señor Bouc no me daba opción, fingí tropezar torpemente con la maleta de mi madre, la cual cayó al suelo y, al encontrase abierta, la caída vació parte de su contenido en el suelo.

Entre los objetos se encontraba aquel que me había obsesionado los últimos diez minutos, era un reloj.

¿Dónde te he visto yo antes?  pensé recogiendo el reloj y alzándolo a la altura de mi cara. El destello de la espera con la luz me recordó que aún en el andén de Siria ese destello ya me había atacado los ojos. Justo cuando el señor Rotchett subía al tren.

Se lo acerqué a Hector antes de hacer caso a Bouc y regresar al salón.

- Hector, ¿Podría decirme si este reloj pertenecía al señor Rotchett?

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16/10/2013, 15:13
Macqueen (Hector)

Asentí a las palabras del conde, esbozando una media sonrisa:

-Está claro que es un hombre afortunado y que su esposa tiene seso, además de belleza.  - me permití la licencia de elogiar también a la mujer, dadas las circunstancias. Después de todo, ella se había comportado como un auténtico sabueso en lo que a encontrar pistas se refiere.

Entonces, mostré mi conformidad con las palabras del conde y de Bouc, y me dirigí hacia la puerta, dispuesto a volver al Salón Restaurante- Dejemos entonces trabajar al doctor. Estoy seguro de que él mismo nos hará conocer los resultados en cuanto los tenga...

Y me disponía a marcharme de allí cuando, de repente, Maggie me llamó la atención sobre algo que me dejó sencillamente atónito, y la imagen de Samuel, sentado en el Vagón Salón, con aquel vaso de whisky delante, consultando la hora, acudió a mi mente, demoledora.

-¿Dónde estaba? Desde luego que es el reloj de Samuel... - contesté entonces, haciendo el amago de cogerlo, aunque mi mano se detiene a medio camino. No quiero que mis huellas puedan tapar las de cualquiera otra persona que pudiera haberlo tocado. -¿Qué hace su reloj en esta habitación?

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16/10/2013, 15:46
Maggie

- Descartar la salida de Masterman y la confusión de vasos - respondí a la pregunta de Hector aunque aquella frse solo tuviera sentido en mi cabeza.

- Como ha dicho Bouc, informemos al detective.

 

La actitud tranquila de mi madre me había animado, aunque todo aquello estuviera en su habitación estaba claro que ella no lo sabía y como tampoco había rebuscado no había peligro de que en esos objetos se encontraran sus huellas.

 

- Doctor, ¿nos informará de las huellas que encuentre en el tarro y el reloj, por favor?  

 

Salí del vagón habitación de mi madre para dirigirme al vagón restaurante.

Notas de juego

Al vagón restaurante

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16/10/2013, 16:47
Constantine

Era agradable sentirse necesario. No solía pecar él de vanidad, pero era agradable que sus facultades fuesen apreciadas más allá de laboratorios y oficinas. Y así, aunque se hallaba ya lejos de cualquier emoción relacionada con la muerte del millonario, e incluso algo fuera de lugar en todo aquel asunto -debido precisamente a su indolencia-, siguió a la comitiva de pasajeros en su pequeña excursión hasta la habitación de la señora Hubbard.

Con sumo cuidado -lo que para el resultaba algo puramente mecánico- se hizo cargo del frasco que le entregó la hija de la inquilina de aquel cuarto. Y, concentrándose en procurar sacar el máximo partido de los limitados recursos de los que disponía, hizo suya una generosa zona del escritorio más cercano. Mientras procedía, aún tuvo tiempo y fuerzas para sorprenderse por la iniciativa y eficacia de ese grupo de personas anónimas que, empujadas por las circunstancia, habían desbancado sin lugar a dudas todos los años de experiencia de un grande de la investigación como era Poirot. Aunque, a decir verdad, mientras obraba sus milagros científicos, allí sentado, en laborioso recogimiento, le entretenía más la imagen de la bella Maggie. Humildad y lujuria no tenían por qué estar reñidas. Podían, como el reservado Constantine constataba con los jardines de su mundo interior, convivir en perfecta armonía.

Su mente se empeñó entonces en recordar cómo el supuesto encanto de Hector le había arrebatado la oportunidad de flirtear con aquella institutriz británica a la que abordó nada más subir al Orient Express. Y con qué intensidad se había permitido imaginarse acariciando esos cabellos. ¿Y la facilidad con la que todo se había desmoronado, sin que el secretario de Rotchett hubiese tenido siquiera que esforzarse en captar la atención de la señorita? Casi deseó encontrar las huellas de aquel galán de medio pelo en algún momento durante el transcurso de su análisis... Pero el amago de rabieta duró poco, terminando a tiempo para volver a ser requerido por la atractiva condesa.

-Pierda cuidado, Maggie -se permitió tutearla. Y aun añadir, forzando un roce inocentemente prolongado entre sus propios dedos y la tela del guante de la joven, una segunda actitud de servilismo ante su embelesante belleza. En cuanto acabe con ambos objetos, será usted la primera en saberlo -sonrió ampliamente. ¿Es así como se hubiera comportado Hector si tuviese la intención de seducir a alguien como Maggie?

Y sumergido en los misterios de aquel reloj subía de vez en cuando a respirar, resoplando al imaginársela desnuda, y aspirando la fluidez de Macqueen cuando de mujeres se trataba.