Partida Rol por web

Al llegar a la zona del puente, se puede percibir un nauseabundo aroma. Además, cientos de moscas pululan por la zona. Tantas, que resulta, más que incómodo, insalubre. Incluso a pesar de la incipiente nevada.

Al mirar a las escaleras, hacia el lado contrario donde está el puente, subiendo, está el cuerpo de la troll, con más tripas fuera que dentro. No se ha transformado en piedra, pero, a pesar de la cultura popular, esta ha hecho justo lo contrario.

No te gusta lo más mínimo, regresar al palacio abandonado, pero, el estar bajo la nevada, que parece que va a más, incluso te asemeja peor idea.

La nevada arrecia. Habrá que acelerar el paso, antes de que estos dos se hundan demasiado en la nieve, y no puedan avanzar.

Algo sorprendente, pero, por mucho que pise la nieve, el puñetero elfo no deja huellas en su inmácula superficie.

Fram no se fiaba. Qué extraño que esa carroña no la quisieran ni los cuervos. Meneó la cabeza.

Había que estar atentos, estaban por ahí sus hijos, y puede que soportaran la luz del sol. Al menos tapada por esas nubes que arrojaban nieve y más nieve.

Arrugué la nariz ante el dantesco escenario, mientras pensaba: — Por qué no se habrá convertido en piedra... — Miré al cielo que, plomizo enviaba cada vez mas y mas copos sobre nuestras cabezas. Estaba a punto de pedir a los edain que aumentaran el paso, cuando recordé a la cria de leon de las nieves. Miré a Fram, y dije, refiriendome a ambos:

— Hemos  de apretar el paso. En breve la nieve se convertirá en un problema para 

Arrugué la nariz ante el dantesco escenario de la hembra de troll destripada, mientras pensaba: — Por qué no se habrá convertido en piedra... — Miré al cielo que, plomizo enviaba cada vez mas y mas copos sobre nuestras cabezas: ahí estaba la causa, la luz del sol apenas podía dar algo de luz a la vida bajo la espesa capa del dosel del bosque, y menos con una nevada como la que estaba a punto de caer. Estaba a punto de pedir a los edain que aumentaran el paso, cuando recordé a la cria de leon de las nieves. Miré a Fram, y dije, refiriendome a ambos:

— Hemos  de apretar el paso. En breve la nieve se convertirá en un problema para vosotros, y deberíamos poner tierra de por medio con los trolls sedientos de venganza... Pero tengo mis dudas de si la cria de leon nos seguirá. Es un felino de alta montaña, así que asumo que la nieva no será un problema para ella. Hemos de alejarnos de las ruinas, y buscar un lugar donde descansar cuando la nevada haga insostenible seguir caminando... Esperemos que el leon sea capaz de seguirnos...

Se que, quizá, sonaba un poco frio, pero la lógica se imponía en este momento, y al fin y al cabo, siempre me habían enseñado que la vida continuaba su ciclo, las mas de las veces pese a que los seres a los que nos tocaba vivirla nos empeñasemos en cambiarla, y mas aun en algo tan grande como el Eryn Galen.

El camino está a sur del rio. El palacio al norte de este. Para pasar hay un puente. Si vamos desde el camino hacia el palacio, hay un rio (que lo cruzamos por un puente). Luego, a unos metros están una escaleras (Las Escaleras Resplandecientes). Tras subirlas hay un patio, y luego, están las puertas del palacio (que es subterráneo. ¿Elfico y subterraneo? Pues si, lo es) que está excavado en las entrañas de la montañita.

- ¿Crees que podría cargar con el leoncillo en cuanto esté cansado? - preguntó Raban mirando al animal y calculando cuanto podría pesar. - La verdad es que con la nueve y esta temperatura no vamos a llegar muy lejos, así que deberíamos plantearnos buscar refugio en cuanto empecemos a cansarnos, antes de caer agotados.

- Os aseguro que nadie tiene más ganas de salir de este bosque que yo. - Comentó un poco harto.

──En todo caso, el animal tiene más posibilidades en la nieve que nosotros, y seguro que puede seguir nuestras huellas. Está bien alimentado, y el hambre le atraerá hasta nosotros. En cuanto a cargar con él. Me atrevería a decir que no nos va a dejar. No tiene tanta confianza. En esto seguiré vuestro consejo. Yo soy gente de ciudad.

Se arrebujó en la capa de los Beórnidas, apestosa pero cálida.

──Vamos.

El GATITO no está. Echó a correr, detrás de los trolls, mientras rescatabais el cuerpo de su hermano y lo enterrábais.

Asentí al comentario de mis compañeros, y me giré para continuar:

— Sigamos entonces, como he dicho, mejor poner tierra de por medio con esa pareja de trolls. Cuando vea que la tormenta empieza a suponer un problema para vosotros, no te preocupes, Raban, que os conseguiré un sitio donde descansar. Creo que, en efecto, el pequeño leon nos seguirá, cuando lo considere necesario...

Y entonces sí, me dispuse, con la gracia y el sigilo propios de mi raza, a continuar camino, con los cinco sentidos pendientes de nuestro entorno.

¿Rumbo?

Seguís el camino hacia el oeste .. y luego su tendencia a tomar sur.
Atajáis directamente hacia ….
 

Dime.

0:)

Mirando alrededor Raban no pudo encontrar al leoncillo. Se alzó de hombros y sin más siguió a su compañero.