Partida Rol por web

Samira atendió a la respuesta de la matriarca para dirigirse a continuación al guardia.

- Sera un honor aceptar vuestra hospitalidad. Os estamos muy agradecidos - dice realizando una leve inclinación de modo respetuoso.

La luchadora paso a explicarle la situación a la líder de la caravana, indicándole que los iban a llevar a un sitio donde instalarse.

- Perdonad si os incomodo con mis preguntas, pero no parecéis ser de aquí - le dice al guardia mientras van poniéndose en marcha - ¿Sois del este?

Sonrie.

- Cada uno somos de donde somos; pero la lealtad que profesamos es al Reino de Gondor.

A Nayira no se le pasó el detalle de que aquel hombre no había respondido a su pregunta, por lo que resultaba evidente que era un tema delicado para él. Sin el menor animo de entrar en polémicas, especialmente con un miembro de la guardia de aquella enorme ciudad, asintió ante lo que le decía.

- Por supuesto, el lugar de nacimiento no nos hacer ser de una manera u otra. Tan solo sentí curiosidad, porque no recuerdo haber visto a otros guardias nacidos en el este en estas tierras. Espero no haberos molestado.

El guardia sonrie y con un gesto de la mano hacer por quitarle importancia. Ves que el cambiar de tema le relaja.

- Igual el tipo fue refugiado y consiguió el puesto y ya se quedó ... o vete a saber.

Le habías tocado un tema delicado o incómodo para él. En seguda te das cuenta que ya están metiendo carros y animales de tiro hacia lo que va a ser el "aparcamiento", y para cuando llegan están ya "estacionados". Los acompañas. El alojamiento es una nave parecida. Más bien es en la propia base del "acantilado", una cueva. Allí hay camastros y literas. Ves como fronteras o guetos, en los que parece que cada familia, o cada origen ha hecho su "zona". Hay mucho espacio, pero las esquinas están ya ocupadas.

Dentro de aquel batiburrillo ves diferentes oríegnes. La mayoría son gondorianos. Una mezcla de sangres que hace una amalgama ... en ocasiones complicada de definir. Por el centro, en un lado, hay gente harad. Son tres, y el tercero es un bebito que mama de una teta demasiado magra para poder alimentar aquello. - Esa gente ha pasado demasiado hambre. El bebé tiene buen color y forma, pero los padres parecen esqueletos andantes. Dudas de su salud. Querías acercarte, pero la Matriarca te llama. Os asentáis en una zona.

Es extraño, pero con todos aquellos desconocidos te relajas, y nada más hacerlo todos los de tu grupo caen rendidos. Te resistes, pero tú también. Algo está tirando de ti, y como si un golpe te hubieran dado ... te arrastra a los brazos de morfeo. O más bien, te desmayas.

El obre tira de tu alma y te empieza a montar imágenes:

Los soldados están en corrillos, pero uno de ellos, justo en la puerta que habéis pasado están dos peleando. Un oficial pelea con el hombre que viste salir a toda prisa a caballo. Unos se dan como manotazos cansados.

Un ataque monstruoso, con un berrido descomunal termina en que tu "conocido" se aparta. Deja pasar al atacante y aprovechando la oportunidad le lanza una patada que impacta en el suelo y levanta una nube de polvo, piedritas y gritos de los "espectadores". Incluso te ves cruzar por allí. No atiendes a la pelea.

Un hombre barbudo, con un gran hacha sale de una cueva, seguido por dos gatos enorme blancos. Los gatos van jugueteando. El hombre tiene la batalla dibujada en el rostro.

Un elfo, una mujer y un hombre (humanos estos dos últimos) han acampado. Es noche profunda, o eso parece. Rodean un fuego. La mujer duerme, los otros dos han mirado unos caballos y se sientan cerca del fuego. En la oscuridad, lejos de ellos ves muchos ojos que acechan al trío y monturas.

Ves un encapuchado. Alguien que viste de marrón. Es como si horas antes hubiera escapado de donde el beornida y sus gatos combaten. Es un ser encorvado , bajo y de unos hombros enormes. Va ligero en el viaje. Tal vez ... demasiado. Como tú. Escuchas un tintineo bajo sus ropas. Por lo demás, lo tienes claro. Va más ligero que tú. No puedes ver su rostro. Te empeñas en ello, pero no hay manera. Dirías que es un enano, pero no lo puedes creer, porque va llorando. Sentimientos de desesperación se amontonan en ese ser. Ha sufrido mucho, y está escapando. Te detienes a pensar un momento y el ser escapa de tu vista.

Por último, otro salto más, y este va hacia el sur. Una montaña desprovista de vegetación alguna. Un camino empedrado, bien hecho, y nada bien mantenido serpentea hacia el monte, pero este, abierto como un volcán por su cumbre, se hace más y más oscuro conforme el descenso del "Salto del Obre" se hace patente que va hacia allí.

Una mano sale de la oscuridad, que ya ha velado la montaña completamente. Te agarra del torso y te aplasta como fruta madura. Duele y entre gritos...

...despiertas

El susto te hace dar un vuelco el corazón y despiertas sudando, sentada, con las piernas cruzadas como cuando meditas. En el barracón con los dispuestos a emigrar se están despertando. Una mujer está gritando. Está de parto.

Nayira abrió los ojos sobresaltada. No tenia claro si aquella forma de despertar se debía a los extraños ¿sueños? ¿visiones? que había sufrido, o al grito de la mujer que estaba dando a luz. Ta vez todo en conjunto. Se dio cuenta de que estaba sudando y comprendió que aquel periodo de meditación no había sido nada normal. ¿Quienes serian esas personas? ¿Existirían realmente? ¿tal vez no eran mas que reflejos del pasados, o quien sabe si no eran mas que ensoñaciones de una mente agotada por el viaje. Fuera como fuese no era mucho lo que podía hacer con ello, así que intento despejarse y ahuyentar los últimos retazos de sueño.

Mientras se ponía en pie, pudo ver como la matriarca hablaba con uno de los guardias, así que preocupada por si serian capaces de entenderse correctamente se acerco lentamente, dejandoles la oportunidad de dejar de hablar o de pedirle que se marchara si es que estaban tratando algún asunto que no era de su incumbencia.

- Buenos dias.

Te despiertas del todo, pero ha sido algo espectacular. No sabes cuanto has estado meditando en esta ocasión, pero por suerte, tu objeto de manutención, te mantiene con vida. Si no fuera por él, tal vez tu mente seguiría vagando por el universo, sin un cuerpo al que regresar, ya que este habría perecido por inanición y sobre todo por deshidratación.

Le debes la vida a ese cacharrito.

Ante ti la matriarca amonesta al Oficial. Es el mismo que en tu sueño. No has llegado a entender la palabra que le ha "propinado", aún estabas regresado del "Viaje del Orbe", pero, por como ha sonado, sabiendo que viene de una sociedad Matriarcal, en la que no es el sexo sino los méritos y reconocimientos personales lo que se da el prestigio de liderar un grupo, ha sonado ... a regañina sexista.