Partida Rol por web

Aunque el placer del baño, la sensación del agua fresca sobre su piel desnuda retirando la gruesa capa de polvo, es evidente, algo en su cabeza impedía que disfrutara por completo de aquellas sensaciones. Por ese motivo no pudo alargar aquello tanto como le hubiera gustado. Con una clara sensación de frustración se puso de nuevo sus ropas, que hubiese preferido lavar a fondo, sin tan siquiera secarse del todo y recogió su equipo para iniciar la marcha.

Al bañarse había comprobado que la corriente era mucho mas fuerte de lo esperado, y dado que su viaje la llevaba al norte, no tenia sentido arriesgarse cruzando por allí, cuando a un par de días en la dirección que debida seguir igualmente podría cruzar por un vado. Buscando la senda mas adecuada para caminar sin perder de vista el cauce, se puso de nuevo en marcha río arriba.

7 de enero de 1700 T.E. 14:33h. Harad. Desierto (wadis). Rivera del Rio Poro. Camino hacia el norte desde  Car-Hal-Amadán. Despejado 37C. Viento en aumento. Las nubes de polvo se están haciendo constantes.

El polvo en el aire se está haciendo constante y cuando sales del wadis que te ha servido de rampa para acceder y salir del río. En la lejanía hay una gran montaña de polvo que se acerca desde el mismo camino que tienes pensado seguir. Se te hace extraño, ya que, eso significa que viene de las montañas, y de allí no viene nunca. Las tormentas de arena se mueven por el desierto, no desde las montañas. 

No te lo puedes creer, pero notas una presencia femenina. Una mirada puesta en tu espalda, y que te sigue a buen paso, zancada largas y cargadas de odio.

Le preocupaba la tormenta de arena, especialmente por lo antinatural que resultaba viniendo del lugar que venia. Aun estaba pensando cual debería ser su próximo movimiento cuando una extraña sensación en su espalda hizo que girase sobre si misma en guardia, para descubrir que una mujer avanzaba hacia ella a gran velocidad.

Necesitaba un plan de acción, pero antes tendría que estimar la cercanía de cada amenaza. Se detuvo unos instantes para calibrar cuanto tardaría en alcanzarla la tormenta y la mujer, así como cualquier posible refugio natural o de cualquier otro tipo y a partir de ahí tomaría decisiones.

Notas la presencia. No la ves.

Nayira se sorprendió al no ver a nadie tras de si. La sensación era tan intensa que por momentos había imaginado que se abalanzaría sobre ella en cualquier momento, mas no se encontró a nadie a la vista, aunque tenia la completa certeza de que alguien la seguía, y que era una mujer.

Con un suspiro de frustración devolvió la atención a al tormenta de arena y optó por continuar avanzando, fijándose en las irregularidades del terreno junto al río. Si notaba que la tormenta era inminente, en cuanto viera uno adecuado para servir de refugio, ocultándola de la vista y protegiéndola de la tormenta se instalaría allí y aguardaría hasta que hubiera pasado. también permanecería alerta para no ser emboscada por su seguidora, aunque se le antojaba complicado que la encontrara en mitad de un vendaval de tierra.

7 de enero de 1700 T.E. 14:38h. Harad. Desierto (wadis que descienden al rio). Rivera del Rio Poro. Camino hacia el norte desde  Car-Hal-Amadán. Despejado 39C. Viento calmo.

En pocos minutos estaba la polvareda sobre ti. No tenías ni poncho ni lona adecuada para crear una cubierta totalmente eficaz, pero en una de las zanjas que bajaban el rio buscaste refugio. Allí te guareciste y nada más llegar el polvo a tu altura el aire quedó totalmente tranquilo. Exactamente igual que justo antes del baño.

Algo te dijo: - Sus ojos se han puesto sobre ti.

No era una voz. No era algo o alguien. Era un pensamiento que había sido comunicado directamente a tu mente.

La extraña sensación volvió a sorprenderla y de nuevo no supo que era lo que el estaba sucediendo, pero a pesar de ello, intento controlar su respiración y tomarlo con calma. Tenia que mantener el control.

¿Quien se ha fijado en mi? ¿Quien me sigue?

Nayira pensó para si misma preguntándose si aquella voz podría escucharla y sobre todo si podría o querría responderle, por lo que añadió una pregunta mas.

¿Y quien eres tu?

7 de enero de 1700 T.E. 14:59h. Harad. Desierto (wadis que descienden al rio). Rivera del Rio Poro. Camino hacia el norte desde  Car-Hal-Amadán. Despejado 40C. Viento calmo.

No tenías respuesta. Esas palabras, o mejor dicho, pensamientos, habían quedado en el limbo. Sin interlocutor que se dignase a responder. Cuando consigues controlar tu cuerpo, ya ha pasado un buen rato, y ahora te debatías entre seguir y dar alcance a la caravana o en darte un baño y calmarte totalmente.

Daba igual lo que hicieras. Sabías que esos "ojos" estarían ... tras tu pista.

Frustrada por no obtener respuesta alguna, las preguntas seguían acumulándose ¿Que tendría que ver todas aquellas experiencias con el objeto que le habían entregado los maestros? ¿debía confiar ciegamente en tales visiones? ¿habría alguna manera de controlarlas? ¿quien diablos la estaba siguiendo? ¿y porque?

Demasiadas incógnitas sin respuestas, no parecía tener manera alguna para satisfacerlas, así que intento centrarse en el aquí y el ahora, y desecho cualquier preocupación accesoria.

Había perdido demasiado tiempo, por lo que no podía darse otro baño, por mas que lo deseara. Se arrodilló junto al agua y tras lavarse el rostro y los brazos, recogió sus cosas y de nuevo se puso en marcha. Tenia muchísimo camino por delante aun.

7 de enero de 1700 T.E. 22:01h. Harad. Desierto (wadis que descienden al rio). Rivera del Rio Poro. Camino hacia el norte desde  Car-Hal-Amadán. Despejado 40C. Viento calmo.

Han sido horas de patear, y cuando ya es bien entrada la noche, alcanzas a la carabana, que ya había acampado. Son 12 carretas, tiradas por yuntas dobles, de bueyes, y carros pesados. No transportan más que sus enseres (arpeos de labranza, ropas ... y cosas). Es una mudanza en si. Serán como 15 personas, la mayoría jóvenes, de menos de veinte años. Dos, una pareja, tendrán como 30 ó 35 años. Tal vez más.

Han dispuesto las carretas en una especie de cuadrado. Las reses están dentro y ellos también. Escuchas el llanto de un bebito. Dura unos segundos. Escuchas una frase con voz de mujer, y enseguida calla.

Nayira comprendía que probablemente iba a sobresaltar a los viajeros, de modo que intento mostrarse lo mas inofensiva posible. Cuando estuvo a una distancia prudencial, dijo algunas palabras de saludo en los idiomas de la región que conocía.

- Hola, buenas noches.

Tras aquello, continuó avanzando, despacio y con pasos firmes para que fuesen audibles, sin la menor intención de sorprenderles. Utilizaba el cayado como un apoyo para caminar por el irregular terreno, intentando que pareciese lo menos posible un arma.

- ¿Puedo acercarme? Estoy sola.

Varios de los hombre saltaron y se pusieron en una posición defensiva sobre los carros. Una mujer salió al paso entre esas barricadas de madera. Los bueyes se alteraron al desatarse tanto movimiento en un lugar e instante que tendría que ser tranquilo. La señora ordenó:

- Adelántate y muestra tus manos en alto.

Su voz era firme. Se ver que era la matriarca de este grupo.

Nayira colocó su vara enganchándola en su espalda y alzó las manos para mostrar que iba desarmada. De ese modo avanzó hacia las voces para dejarse ver. Caminaba despacio, con clama, su respiración era tranquila y su mirada serena. En aquellos momentos su mayor miedo era que aquellos viajeros la obligaran a hacer algo de lo que pudiera arrepentirse. Parecían buenas gentes y no deseaba causarles ningún mal.

- Saludos. Mi nombre es Nayira, y si fuera posible me gustaría acompañaros esta noche. Y quizá viajar con vosotros si es que vais al norte.

Te acercas a la gente y cuando estás lo bastante cerca, la mujer que te acerques. Les dice algo en su dialecto, pero en general te has enterado poco, pero tienes una cosa clara. Ha dicho que eres un miembro de los "monjes del templo" del "culto de puño". Parece que los tranquiliza.

TE acercas y te invitan a estar con ellos. Te ofrecen te caliente, en esta fría noche.

Aquella mujer sabia lo que ella era, por lo que fue un alivio comprobar que los ánimos se relajaban entre los presentes. No la consideraban una enemiga, y eso ya era mucho en aquellas tierras. Con cierta sorpresa se fijo en lo abrigados que iban todos, ya que ni siquiera se había percatado del frío que hacia, pero a pesar de ello acepto el te con una suave reverencia de agradecimiento y lo bebió acomodándose entre aquellos viajeros.

- Muchas gracias, no tengo gran cosa pero tengo algunos víveres que puedo compartir - dice sacando de su mochila algunas de las raciones de viaje para ofrecerlas -. ¿Vais hacia el norte? ¿Llegareis a cruzar el río?

Seria bueno saber cuanto de su camino podría hacer al abrigo de una caravana.

Todos permanecen en silencio y los hombres ... o más bien los chicos, montan guardias en parejas. El único que habla es la matriarca, y los demás, pacientes y espectantes, escuchan.

- Iremos al norte "santa". Ha terminado una plaga allí, y por lo visto hay fértiles tierras sin gentes que las cuiden.

Nayira no se sentía demasiado cómoda con el titulo que le había otorgado la mujer, por lo que se contuvo de torcer el gesto.

- Por favor, llámame Nayira. ¿Donde están esas tierras? Yo me dirijo mas al norte aun, y si os parece bien me uniré a vuestra caravana. Puedo colaborar con cualquier trabajo y en la defensa si nos encontramos bandidos o cosas peores.

Por un segundo se quedo pensando en lo que le había dicho la matriarca y con cierta curiosidad le hizo una pregunta.

- ¿Y no tenéis miedo de esa plaga? ¿Como sabéis que no sigue presente en esas tierras a las que vais?

Aclara: - Nos han dicho que ya ha terminado, y que muchas zonas han quedado despobladas. Nosotros necesitamos tierras fértiles que nos den de comer. El equipaje que portan, con los arpeos de labranza, indican que claramente son agricultores.

- Están en el reino que llaman Rhovanion.

Nayira se sorprendió al oír que viajaban tan lejos. ¿Estaban dispuestos a abandonar el Harad y labrarse un futuro en tierras tan lejanas y extrañas? Aunque no debía sorprenderse tanto, a fin de cuentas ella iba aun mas lejos y sin un objetivo tan claro como el de aquella caravana.

- Es un viaje largo y sin duda os cruzareis con extraños que pueden ser peligrosos. Sois valientes al emprender un camino como este. ¿Me aceptareis en vuestra caravana? Haré cuanto pueda para que lleguemos a esas tierras sanos y salvos.

No le había pasado por alto que aquella mujer aun no le había dicho que pudiera acompañarles en ese camino.

La matriarca del grupo acepta.

Os repartísteis la noche y lo que descansaste fue lo mejor en mucho tiempo. Por lo menos, mejor que esta última semana.

8 de enero de 1700 T.E. 06:43h. Harad. Desierto (wadis que descienden al rio). Rivera del Rio Poro. Camino hacia el norte desde  Car-Hal-Amadán. Despejado 40C. Viento calmo y niebla densa.

Se levantan especialmente pronto. Tienen el desayuno preparado. Incluso para tu gusto ... demasiado, pero insisten de tal manera que o comes... o comes. Luego preparan los carros y bueyes, los revisan y cuando está todo listo ... se ponen en camino.