Partida Rol por web

10 Febrero 1700 T.E. 11:36. Nueves y claros. 2ºC. Aradhrynd del Gran Bosque Verde. ("Bosque Negro"). Salón del Trono.

Toda la corte, presidida por el propio Rey del Bosque miraba expectante. Un trio de guardias trataba poco amablemente a un prisionero que más que andrajoso, caminaba cabreado. Además, los empujones con esas lanzas élficas no ayudaban a calmar sus ánimos que parecían bastante ... reducidos en modales.

- Guardián, aquí tienes tu presente.

- Presente, dijo mirando más sus dedos que prestando atención al hombre que acababan de traer, tus cosas están esperándote en el puente.

Tras eso ordenó: - Marchad. Lo ordenó sin ganas, como entregando un regalo que ni tiene valor ni le interesa. Es como que se va a tirar algo a la basura, y se lo deja tomar a alguien que lo considera un tesoro.

Fram se irguió, digno. No soy ninguna cosa para que me tratéis como a tal. Ese elfo sentado en el trono, suponía que sería un jefe. No se atrevía a suponer que fuera el rey de las leyendas, desconocía demasiado, pero parecía un jefe, al fin y al cabo. No merezco un trato así. Tengo un nombre. He pagado mi deuda.

Observo al "presente", un humano, no se porque un trato como si fuera un monstruo, pero tenia que descubrirlo, así que me acerco  y me presento, "Hola, mi nombre es Bogvir, vigilante de los Beijabar, ¿cual es el motivo de que estés aquí preso?", observo por unos segundos a los mininos que están como si nada, "Ya los presento luego"

El beornida que se dirige a ti es acompañado por un par de gatos enormes.

Habláis mientras salir de aquella ... estancia.

Bogvir, mi nombre es Fram. A ese nombre se añaden a veces cosas. Ahora soy Fram de los Caminos. Encontré a dos de los tuyos cerca de Esgaroth, que me ayudaron. Tuve que salir de ahí con ciertas prisas, dado que me malquisté con los señores comerciantes. Estaba sin equipo, y tus hermanos me socorrieron. Supe por ellos que se reunían ejércitos en la Carroca, para combatir a los ejércitos del norte. Como no tenía nada mejor que hacer, y una deuda con los tuyos, me dirigí hacia ahí, para unirme a vosotros.

Pero estaba herido, y mis heridas me alcanzaron y atraparon cerca del reino del bosque. Penetré en sus fronteras, pues, ¿qué otra cosa iba a hacer? Los elfos tienen fama de fríos y distantes, y crueles a su modo, pero no creí que me dejaran morir. Y así ha sido, estoy vivo y sano, y parece que mi deuda ha encontrado un camino para llegar a su fin, si es que me aceptas.

tras oir la historia de Fram, "Pues si sabéis luchar, para mi gente no van ha tener un problema en aceptar tu ayuda, siempre viene bien un brazo armado extra contra los ejércitos del norte, y podréis saldar vuestra deuda luchando codo con codo con mis hermanos, una pregunta, ¿que tipo de arma usáis mejor?, y espero que llevéis algo, no dudo que tal vez nos encontremos con orcos, ya he tenido mas de un encontronazo con ellos" hago una pequeña pausa, y me acuerdo de los mininos, "Ha se me olvidaba presentarte a mis compañeros, estos son comilona y explorador"

Pues no he estado en muchas batallas Bogvir, pero tiro con arco bastante bien. Lo de luchar codo con codo... Ah, Comilona, Explorador, encantado de conoceros. Se dirigió a los gatazos con educación, como si le entendieran perfectamente. Luego se los señaló a Borgvir. Mi estilo se parece al de estos: ataque rápido y sucio, amigo.

esas palabras no me agradan demasiado, sobre todo lo del ataque por la espalda, pero es util y eso es lo que importa, lo de su destreza con el arco me convence mas, "Todavía no les he puesto nombre, pero hay una cosa que tengo una duda, ¿de donde procedes?, me gustaría saber lo maximo de ti para tener algo de confianza, ya que las proximás semanas vamos a estar junto viajando" tras de decir esas palabras, "Espero que no haya echo una mala elección"

No conocí a mis padres. Me vendieron a un hombre que hizo las veces de padre y madre, hasta que murió, presa de la sombra. Era en tiempos en los que Dol Guldur y el Bosque Dorado se disputaban las tierras al norte del Río Grande. Luego, aprendí a sobrevivir adoptando las maneras de los Hombres del Lago. No soy un heroe, amigo, pero soy útil a los que me quieren bien. No esperes que cargue a pecho descubierto si te metes en jaleos que no puedas manejar, pero si espera que esté guardándote la espalda y poniendo los oídos en busca de peligros que te acechen.

Anduve hace tiempo con tus primos, los Hombres de los Bosques. Ellos me llamaban Zorro. He trabajado con los enanos, buceando en la oscuridad de las simas para extraer muestras de metal. Fui esclavo de los Nandor, que me regalaron la capa y las botas, herramientas de mi oficio cuando me despidieron, en premio por mi fidelidad.

Trabajé con los rebaños de los Logath, al servicio de las matriarcas. Luego, volví a Ciudad del Lago, y me uní al Circo de los Pájaros, con el que recorrí todas las tierras de los Hombres. Glorión el bardo fue mi maestro. Fue entonces, cuando recuperé un antiguo apodo que me pusieron, pues en mis tiempos mozos cobré fama de estar siempre cerca de una puerta o una ventana, con lo que me llamaron Bisagra.

Es un nombre malo y bueno a la vez, pues tengo facilidad para abrir puertas. Pero no es responsabilidad de la ventana qué mano la abre, si para bien o si para mal, y esta vez fue para mi mal, pues me achacaron algunas muertes que habían hecho gentes demasiado poderosas como para acusarlas directamente, y yo venía más a mano para cargar con las culpas, así que huí de Esgaroth, y el resto, ya lo conoces.

¿Y tú, Borgvir? ¿Cuál es tu historia? También a mi me gusta saber con quién camino.

Tras escuchar la historia de Fram, me preparo para decir la mía, "Yo me he criado, como la mayoría de los beornidas en una granja, con toda mi familia, eso era hasta principios de este año, fui a la fiesta anual de un culto que me invitaban desde hace un tiempo, pero esta vez fue distinto, me nombraron protector y mi misión es bagar protegiendo a mi gente y evitar "visitas indeseadas", de allí comencé mi viaje hacia el norte a buscar a mis compañeros animales, estos exactamente" señalo a los felinos, "Tuve un par de encontronazos con un Elfo llamador Legolas y su patrulla, en la segunda vez, fue en una granja y vi lo que le hicieron los orcos al hermano Grumal, purifique la casa antes de irme, continúe hasta el norte y me encontré con una mina enana del clan Boggovir, fui muy bien recibido al principio, luego continúe hacia las montañas, allí me rompí la pierna y encontré a la madre y hermano de mis felinos muertos, Explorador estaba herida, y comilona "sana" intentando comer de la teta de su madre, cure a explorador y me gane su confianza, la cosa se complico al bajar, pues encontré a un ser obscuro y llegue de nuevo a la mina de mis amigos enanos, pero al día siguiente fueron atacados y su jefe murió, y fui echado de allí con el pretexto de que traía la mala suerte, a los días siguientes me encontré y viaje con una patrulla de elfos, los acompañe y me avisaron de que el rey del Gran bosque verde buscaba un embajador de mi gente y que tenia una sorpresa, lo siguiente creo que ya lo sabes" 

Bueno, Borgvir, ya nos conocemos mejor. Aunque a estos discursos siempre les faltan los hechos que los corroboren, y eso solamente se puede aprender si caminamos juntos.

Cuando llegaron a las puertas, donde dijo el elfo entronado que estarían sus cosas, echó un buen vistazo, para ver si era cierto, y si tenía todo lo que había traído. Estar sin su Buscadora, ahora lo reconocía, le había hecho sentir desnudo y frágil, y algo parecido pasaba con su amuleto. Así, recordó las palabras del que había hecho de padre y de madre para él, a su manera tan fría: "estos objetos son peligrosos" decía, refiriéndose a todos los objetos imbuidos de virtudes fuera de lo común "pues te hacen dependiente y débil, por mucho que parezca lo contrario. Tienes que crecer por encima de ellos, y aprender a no necesitarlos, y hacer uso de ellos siempre con la más extrema de las precauciones, pues no sabes quién puede estar mirando en todo momento". Y en la ansiedad que ahora sufría, echó de ver que, al menos, una de esas cosas era cierta.

Te seguiré donde vayas. ¿Cuál es la siguiente parada?

Nada más cruzar el puente, al salir de allí, una bolsa está en el suelo. Sola, sin nadie. Fram la reconoce enseguida. Son sus cosas, pero se ven diferentes. Incluso alguna cosa ... que antes no estaba.

"Para llegar hacia mi gente, tenemos que ir por el sur-oeste, estará a unos días" señalo la dirección, estaba contento de poder volver a casa, me giro hacia Fram, "¿Te pasa algo?" pregunto extrañado, "ya me lo dirá si quiere", voy empezando ha andar y paso el puente, y espero al llegar al final a que el reaccione a mi movimiento, me fijo en los leones, están jugueteando entre ellos, y cazando mis pies.

Estaba todo. Sintió alivio y también aprensión.

Me persigue mi sombra, amigo. Pero, ¿no nos pasa eso a todos? Miraba su sombra, pensativo, mientras tocaba a Buscadora. Se percató de que había añadidos en su equipo. Pan del camino, parecía. Buena cosa. Y una capa nueva, con su broche a juego, que representaba una hoja de roble dorado. Reflexionó.

Obras son amores, dicen, y no buenas razones. Los elfos me han tratado con lo que, durante mi encierro, juzgaba por crueldad. Pero luego han vuelto a inclinar la balanza, pues soy libre, y me han bendecido con regalos. ¿O me han maldecido? Cauto, puso la capa nueva bajo la vieja, ocultando el broche, pues intuía que según para quién, las vestiduras élficas inspirarían aprensión y miedo.

Lo mejor de todo es que vuelvo a ser libre. ¡Libre! Así que, al fin y al cabo, estaba contento, decidió.

No me pasa nada, Borgvir. Soy un tipo algo complicado, pero me siento feliz. Caminemos unas cuantas millas antes de que anochezca.

Por cierto, me tengo que hacer con un arco. El mío se quedó en el fondo del lago, junto a mi pobre mula.