Partida Rol por web

Parecía que había dos opciones. O nos metiamos por la selva en plena noche o esperabamos y parecía que los castellanos preferían esperar pero el vodacco no. Pero... -Creo que seguirles por la noche por la selva puede ser un problema. ¿Por qué no intentamos asaltar el barco esta noche? El Capitán está a la espera de nuestra señal para atacar desde el mar. Y eso puede ser una ventaja. Mejor si no lo usamos porque así no hacemos tanto ruido, pero bueno. Creo que es mejor intentarlo que sentarnos hasta que amanezca. Y, está claro que seguirles a oscuras por la selva es un suicidio. Puede haber todo tipo de animales. Además de que será muy difícil seguirles.-

-Tranquila ragazza.- Dijo Luca viendo las intenciones de Lola mientras esquivaba su mano. -Volvere pronto.- Y la guiño un ojo con esa pícara sonrisa. 

Sin nada ni nadie que pudiera retenerlo, Luca se escabulló dejándoos pasmados. ¿Qué estaba planeando realmente?
Zelinda apretó la mano furiosa.
¡Cuando coja a ese desgraciado se va a enterar! murmuró de mal humor.

Oleg ni siquiera se había enterado de su huida hasta que la eisena se quejó y no le dio importancia; para él el flacucho vodaccio era más un estorbo que una ayuda.
Y Wilfred apenas reaccionó, posiblemente aún algo comedido en sus acciones.

Pues ya lo matarán nativos o algún animal con hambre.
Nosotros preparar campamento para noche. Yo vigilar primero; quien vigila conmigo tiene premio... dijo Oleg, y sacó un pellejo en el que debería guardar algún tipo de bebida alcohólica. ...¡vodka! anunció todo sonriente.

Te escabulliste entre la densa vegetación, dejando a tus compañeros incapaces de reaccionar ante tu rápida maniobra.
Te pareció escuchar a Zelinda maldiciendo, pero habías tomado tu decisión.

Sabías que algún río o lago estaba cerca, y quien sabe qué podrías encontrar.
Sin embargo, un hombre de ciudad como tú, en esa espesa selva y de noche, tendría que dar lo máximo para lograr orientarse.

El asombro y la sorpresa hacen presa de mí con la actuación tant ode Lucca como de Lola y evitan que pueda hacer nada, ni siquiera reaccionar ante semejante despropósito.

 Bien Oleg tu propuesta me ha convencido quiero probar ese Vodka.

Antes de que pudiera echar mano al arco y soltar la flecha ya se había escabullido el maldito Vodaccio.

- Cuando lo coja lo mínimo va a ser atarlo de pies y manos y amordazarlo hasta que regresemos al barco. – me uní a las maldiciones de Zelinda.

Mire al resto que no parecían entender la gravedad de lo ocurrido.

- Maldita sea, seguro que está compinchado con los piratas que robaron el orbe o con los que los están siguiendo y ahora irá a avisarles de que estamos cerca. – expresé en voz alta.

Di dos zancadas rápidas hasta dónde tenía Oleg el pellejo quitándoselo de las manos con firmeza, aunque sin violencia, dándole un trago largo como si se tratara de agua.

- El impuesto por dejar a José disfrutar el resto contigo. – dijo tratando de sonar en broma, pero sonando aún de mal humor por lo ocurrido con Luca.

- Mañana perseguiremos a esas ratas y veremos que ocurre. Llamadme para la segunda guardia. – se despidió antes de arrebujarse en su capa para tratar de conciliar el sueño.

Luca no había contado con que la maldita selva era igual que un manto sobre la cabeza. La frondosidad de los árboles, su altura y las ramas hacían que mantener el rumbo mediante las estrellas fuera muy difícil. Pero quería adelantarse a los demás para ver o robar el orbe si se diera el caso. Lola parecía más astuta que la mujer media y se olía que Luca iba por libre. Debía de tener cuidado con ella.

Tras tomar unos tragos de vodka y quizás manifestar en palabras vuestro odio hacia el vodaccio fugitivo, pudisteis descansar en el improvisado campamento.
De vez en cuando algún ruido de animales nocturnos sobresaltó a los que hacían guardia, pero por suerte no hubo que lamentar ataques aquella noche.

La mañana amaneció despejada, aunque unas finas nubes comenzaban a formarse en el cielo, quizás anunciando lluvias para la tarde o día siguiente.
En todo caso, la búsqueda debía continuar.
La mañana hacía más sencillo la búsqueda de rastros, por lo que retomasteis el de ayer.
Quizás pudierais seguir el de Luca, aunque sus huellas no se veían a simple vista.

En todo caso, debíais internaros más todavía en aquella selva, y los peligros en forma salvaje comenzaban a aflorar.
Serpientes que se descolgaban de los árboles, y váyase a saber qué otros depredadores que os observaban agazapados entre la maleza.
Un paso en falso y podríais acabar muertos antes de encontrar lo que buscabais.

No me levanto demasiado espabilado así que mi dotes rastreadoras están bastante embotadas. 

El vodka de Oleg estuvo bien, aunque un par de tragos no me hicieron el más mínimo efecto. Para cuando me levantaron para mi guardia apenas quedaba el culo del pellejo. Bueno, más despejada estuve para la guardia aunque fue tremendamente tranquila.

A la mañana siguiente me tocó mantener a mí bien alto el pabellón de Castilla, que José parecía tener dolor de cabeza con el vodka de Oleg. En algún momento estuve al lado de Oleg y le comenté por lo bajo.

- Hay quienes no aguantan bien el alcohol de verdad. La próxima vez espero que sepas compartirlo conmigo – y le guiñé un ojo antes de avanzar de nuevo delante con el arco y la flecha preparada para lo que fuera que se nos pudiera echar encima.

Avanzaste casi a tientas sin saber muy bien por donde ir. En ese mar de vegetación y oscuridad, lo más fácil hubiera sido que terminases tropezando o víctima de algún animal nocturno.
Te diste un par de arañazos con ramas que no viste bien, y tuviste un traspié con una raíz del suelo que casi te hace comerte el árbol de enfrente.
Algún ave nocturna pareció encapricharse de ti, y te persiguió un buen rato. La oscuridad apenas te permitió verlo, pero se trataba de un búho.
Uno gris con unos enormes ojos amarillos que parecían brillar en la oscuridad.

Así, distraído por el búho, no te diste cuenta de que te metías en una telaraña del tamaño de una manta.
Cuando el pegajoso contacto rozó tu piel, era tarde. Tu cuerpo estaba enganchado y costaba horrores moverte.

La oscuridad no te permitía ver apenas a tu alrededor, pero una vez el búho se hubo marchado (como riéndose de tu suerte) todo quedó en absoluto silencio.
Momento en el que pusiste escuchar unos leves, cuasi inaudibles golpeteos en el árbol de al lado.
Algo bajaba... y seguramente era la alimaña que había tejido esa enorme tela.

Vi como el vodacco salía corriendo. La verdad es que no tenía muy claro a donde iba, pero tampoco le di mucha importancia. Al hablar Lola de que estaba compinchado con los piratas me di cuenta de que eso podía ser un problema, y también de que los miembros de la expedición no se conocían demasiado.

Al ver a Oleg sacar el vodka estuve tentado de hacer la guardia con él, pero se me adelantó un castellano. Igual era lo mejor... -Veo que encontraste las destilerías de las que te hablé.- le dije con una sonrisa.

Lola se ofreció a hacer la segunda guardia. Así que asumí que mi idea de ir al barco por la noche había quedado completamente descartada, así que -Muy bien, yo haré la tercera guardia. Ya me avisareis.- dije mientras buscaba un sitio para dormir. Mañana sería un día intenso, sin duda, y convenía estar descansado.

A la mañana siguiente, después de una noche un poco movidita, nos dispusimos a seguir el rastro. Por un lado estaban los piratas y por el otro el vodacco. Si tenía que elegir elegiría seguir a los piratas. Pero como antes, dejé que otros lideraran la marcha.

Había un ligero rastro de pisadas recientes, eran pocas y poco profundas; ergo hechas por alguien que pesaba poco, o que era cauto para no dejar rastro.
Sea como fuera, las pisadas del día anterior seguían siendo claramente visibles. Ambas tomaban rumbos distintos.
Si las menos profundas se adentraban en una zona de donde provenía ruido de agua, las que habíais seguido hasta ahora seguían a lo más profundo de la selva.

Lola Tenemos una misión prioritaria, Lucca debe esperar por ahora. Sigue el rastro Principal que veníamos siguiendo por favor. Ya habrá tiempo de "aclarar"  las cosas con Lucca.

 Ahora debemos seguir el rastro pirata.

- Llevas razón, pero esto es extraño… o bien se perdió en mitad de la noche, cosa más que probable, o bien trabaja con un cuarto grupo… - comenté sopesando las pistas en ambas direcciones – Si se trata de un cuarto grupo estarán sobre el mal camino y no tenemos tiempo que perder, y si se perdió la selva acabará con él, y si no lo hace, ya nos ocuparemos nosotros de sacarle la verdad si regresa. – concluí.

- Bien, sigamos el rastro de los piratas y hagámoslo lo más rápido posible. – sentencié.

-La mierd...- Había quedado atrapado en una telaraña, una gigante. Si allí las arañas eran de ese tamaño, ¿Cómo serían lo pollos?. Luca mantuvo la cabeza fría pensando que era otra de esas situaciones, atado a la cama junto a una mujer, que le habían costado el destierro de su patria natal.

Sacó su cuchillo de lanzar que guardaba en una funda tras la nuca. Comenzó a cortar los hilos aunque sabía que si tardaba demasiado, sería posiblemente su fin.
Su ritmo de corte no bajó, pero en cuanto pudo ver al ser que se le acercaba, patas peludas y arqueadas, multitud de ojos brillantes, dos tenazas enormes que siseaban como cuchillas de carnicero, aceleró de golpe implorando a Theus que le diera alas para salir de allí como fuera. 

Para ser una araña era gigante sí. Más o menos del tamaño de un gato.
El problema era que si te picaba seguramente su veneno no sería poca cosa. Y sin poderte mover, nada podrías hacer para evitarlo.

Pero entonces una luz divina pareció iluminarte. Sacaste como pudiste el cuchillo y rasgaste la tela de araña lo suficiente como para poder salir de allí tirando con fuerza.
Viste a la alimaña caer sobre la tela en la que estabas un segundo antes.
Emitió algún siseo desagradable y se giró hacia ti... ¿te quería perseguir?

En todo caso, el ruido del agua estaba muy cerca, jurarías que lo oías justo a tus espaldas. Si tus cálculos eran correctos, podrías escapar de esa cosa yendo al agua.
La otra opción era seguir por la selva, pero aquella cosa te bloqueaba el camino.

-Si.- dije sin más. Parecía que el vodacco también tenía agenda propia. Esperaba que no alertara a los piratas (queriendo o sin querer) o que no se llevaba el barco. Pero el camino estaba claro, debíamos encontrar a los piratas y, según parecía, nos llevaban, al menos, un día de ventaja.

Por suerte, si seguíamos su rastro (el de los piratas) bien no tendríamos que preocuparnos por las trampas (ya que habrían caído ellos primero). Así que nos quedaba apretar el paso para cogerles.

Lo curioso es que el vodacco se dirigía hacia el agua. ¿Y si también él buscaba el lago sagrado?

No parecía del tipo de personas que buscan nada sagrado. Aunque puede que lo haga por dinero, ya que estamos en medio de la selva buscando un orbe sagrado...

Luca decidió en un instante. Era mejor morir envenenado pero luchando que ahogarse sin remedio ya que no sabía nadar. -Porca miseria. Criado en una ciudad de mar y no se nadar. En fin.- Dijo desenvainando la ropera. -A lo echo, pecho.-