Partida Rol por web

Una vez se fueron me quede solo con el reptil, en medio de la selva. -Me quedaré contigo hasta que te recuperes. Para protegerte a ti y a tu territorio mientras tú no puedas. Mis amigos se han ido a luchar con los humanos que te han hecho esto.-

Dicho esto me quede junto a él vigilando.

Observé en general la situación preguntándome si los piratas habrían pasado por aquí o si los habrían evitado. Si pasaron por aquí, ¿los habrían abusado o serían aliados suyos?

Escondidos entre la maleza cercana, observasteis el lugar más detenidamente.
José se dio cuenta de que en la aldea, pese a haber una docena de casas, había escasa población. De hecho sólo contabilizó mujeres y niños.

Lola fue más precisa, ya que vio restos de sangre en el suelo, así como le pareció escuchar ruidos de vegetación al otro lado de la aldea.
Vio cómo llegaban varios hombres vestidos con el taparrabos, cuerpos pintados, y armados con lanzas y arcos.
Traían algo que parecían cabras a hombros, seguramente caza.

Y no sólo del otro lado de la aldea escuchó ruidos. Detrás vuestro también notó cómo se acercaba algo o alguien a través de la vegetación.

Señalé el rastro de sangre que vi en el suelo para que los demás también pudieran verlo. Luego a los hombres que llegaban de la caza. Por último me llevé la mano al oído en gesto de escuchar y señalé hacia atrás dónde oía el ruido.

- Escondeos. Puede que sea Pyotr o puede quesean más soldados o, si Legión cuida de los suyos, ese malnacido vodaccio. Si nos ven, tratemos de no iniciar hostilidades si podemos evitarlo. En tierra desconocida nos conviene tener tantos aliados como nos sea posible. – les indiqué antes de esconderme yo misma.

Siguiendo el ejemplo de Lola intento desaparecer en la floresta.

Luca comenzó a comprender lo que pasaba. Si eran capaces de conseguir un guía, podrían llegar antes que Don Guaperas y la bruja vodaccia hasta donde viven los kuraq. La cuestión era convencerlos. 

-Io enemico di piratas. Se tu o tua famiglia non llevare a Kuraq, nosotro acabare con armas de fuego, e llevare la maldiccione de la bola dorada, lejos di qui.-

El reptil descansó durante un par de horas largas, echándose una larga siesta.
Cuando despertó y te vio a su lado, pareció sobresaltarse al principio, pero luego recordó quién eras y se calmó.

¿Vas a quedarte aquí siempre? te preguntó, de un modo que no estabas seguro de si estaba molesto o curioso.

Ante la sugerencia de Lola, os pusisteis a cubierto tras matojos y árboles, evitando hacer grandes ruidos en el proceso.
Entre las hojas y ramas, visteis pasar un grupo de seis hombres nativos, algo que os quedó claro por su tostado tono de piel, sus escasas ropas, así como varias pinturas corporales.
Llevaban varios animales muertos a cuestas, aparentemente volviendo de cazar.

Sin percibir milagrosamente a José, y eso que le pasaron a escasos centímetros de su lado, llegaron al poblado donde fueron recibidos con entusiasmo por niños y mujeres.
Junto a los que venían por el lado opuesto, formarían unos quince o veinte hombres, algunos de ellos en edad juvenil.

Parecía que los lideraba un hombre algo más mayor, aunque debería rondar la cuarentena, con una elaborado casco lleno de plumas y un escudo también emplumado.

Comenzaron a hablar en su idioma y las mujeres terminaron sus cosechas para comenzar a limpiar a los animales, posiblemente para la cena o su conservación.

La joven te observó entrecerrando los ojos, sospechando de tus palabras.
Si es verdad lo que dices, deberías hablar con mi padre, el Cacique Zurkak. Claro que no creo que te reciba muy cortésmente, luego de que otros hombres pálidos hayan causado esos daños en mi aldea.
Si quieres correr el riesgo, te llevaré conmigo. dijo, esperando alguna respuesta.

Una vez pasado el peligro volví a hablar en voz baja con los demás.

- Deberíamos reagruparnos con Pyotr. Si llega aquí solo y lo ven tendrá problemas. Después podemos dar un rodeo y proseguir con el rastro.

Los miré esperando oír sus opiniones al respecto.

Al despertarse me preguntó y no pude evitar sonreír. -No, solo vigilaba por si te atacaban mientras dormías. Parecías cansado. Malo sería que te atacasen nada más curarte. No se si hay muchos depredadores en este bosque.-

-Pero si ya estas bien me iré.- dije mientras me levantaba. -Pero antes quería pedirte un par de cosas. Mis amigos han ido a atacar a los humanos que te hirieron. Son malos. ¿Podrías ayudarnos?-

-También quería preguntarte una cosa. En mi familia somo capaces de compartir la piel con los animales. Esto hace que pueda parecerme a ti. También hace que pueda hablar contigo. A ti te hace que vivas tanto como yo. Si te matan yo cuidaría de tus crías, si las tienes. ¿Me harías el honor de compartir tu piel conmigo?-

Luca miró hacia atrás, a la espesura de la selva donde, en algún lado, estaban sus amigos. No tenía ni idea de por dónde volver al campamento, asique solo tenía una opción. -Sera un placere acompagniari.- Dijo con una sonrisa y acompañado de una reverencia.

El reptil asintió a tus explicaciones.
Parecía agradecido pues, después de la siesta, se notaba mucho mejor.

Yo quiero mi venganza. Esos humanos invadieron mi territorio y me atacaron.
Así que iré contigo. dijo convencido, sus ojos pareciendo brillar con sed de venganza.

Cuando le pediste lo de las pieles, pareció no entender lo que querías decirle y ladeó la cabeza.
No entiendo lo que cuentas. Pero tú eres amigo. Y yo confío en ti.
Hagamos lo que dices. respondió, creyendo que podía confiar en tu palabra.

La joven asintió y te pidió que anduvieras delante, pues parecía que no terminaba de fiarse.
Te guió por la selva hacia un sitio no muy lejano, tras unos veinte minutos de caminata.

Era un poblado de una docena larga de casas, todas hechas con cañas interpuestas como paredes y techos de paja.
Hogares sencillos para gentes sencillas.
En el centro de la aldea había una hoguera que iluminaba y mantenía alejadas a las bestias.

Un par de guardias armados con lanzas vigilaban las entradas, lo cual no eran más que zonas de selva menos densas por las que era más fácil ver qué o quién venía.
Te miraron entre sorprendidos y hostiles, pero rápidamente Narja detrás tuyo hizo las explicaciones en su idioma.

Narja te condujo hasta una de las cabañas, donde había colgada en la puerta la calavera de algún animal de considerable tamaño y hocico alargado.
Lanzó un grito como llamando al interior, y al cabo de unos instantes salió un hombre de aspecto llamativo.

Tendría unos cuarenta años de edad, quizás menos, y sus rasgos eran algo parecidos a los de Narja.
El hombre salió y te miró con aires altivos.
Por su indumentaria y la decoración de su cabaña, quedaba más o menos claro que era el líder de la aldea.

Narja le contó algo en su idioma, a lo que el tipo te miró entrecerrando los ojos.
Tú... hombre pálido, ¿enemigo de piratas? preguntó en un castellano muy forzado y básico.

-Perfecto. Te llamaré Earl ¿Te parece bien?- Dije mientras me incorporaba. -Sobre lo de la piel, vayamos ahora a por esos humanos y luego lo hacemos ¿Vale?-

Tras decir esto me puse a seguir el rastro. Había visto por donde se habían ido, así que suponía que sería sencillo. De todas formas le dije a mi nuevo amigo -Earl, ¿Tu sabes rastrear? Lo que vamos a hacer es seguir las huellas que deja cualquier animal. En este caso los humanos. Así sabremos donde están. ¿Puedes seguir su olor?- Le expliqué por si no lo había hecho, aunque si veía que sabía de lo que hablaba dejaría de explicárselo.

Con esto nos pusimos en camino.

-Luca Siviero alteza.- Dijo con inclinación de cabeza a modo de saludo. -Enemico de piratas y ladrones e amico del sue enemicos.- No estaba del todo seguro si entenderían todas las palabras, pero quería causr buena impresión.

-La bela mujere,- dijo señalando a Narja -indicare qui el artefacto "bola" esta en su podere. Io e mi gente transportare la bola per mare, pero il pirata robare la bola e qui per recuperare. ¿Capito?-

El recién “bautizado” Earl pareció conforme con su nombre.
No parecía entender la necesidad de tener uno, pero tampoco era algo que le molestara.

Sí, yo sigo olor a humanos. dijo al tiempo que su hocico se movía para captar los olores en el ambiente.

Entre su olfato y tu vista, llegasteis al lugar donde estaban tus compañeros.
Parecían observar un poblado indígena desde la maleza.

Earl puso una mueca de disgusto al ver aquella docena larga de cabañas que conformaban la aldea.

Ocultos entre la maleza, esperasteis la llegada de Pyotr, pero éste se demoró más de lo esperado.
Pensando en la posibilidad de que le hubiera sucedido algo, y valorando ir en su búsqueda, el ussuro llegó por fin.

Y no lo hizo sólo; el enorme reptil caminaba a su lado como un perro fiel.
Aunque cuando olisqueó los olores de la aldea, lo visteis ponerse tenso claramente.

El cacique te miró sin acabar de entender lo que le contabas. Miró a su hija que se encogió de hombros y le dijo algo en su idioma.

El mandamás de la aldea respondió a la joven que te tradujo sus palabras.
Él es el Cacique Zurkak.
No le interesa la bola de oro, lo único que quiere es vengar la muerte de tres de nuestros guerreros y echar de estas tierras a los piratas. explicó, y su padre añadió algo más.

Dice que él te dejará seguir tu camino y si vuelves con la cabeza de alguno de esos piratas, serás recompensado. explicó, esperando tu respuesta.

Sin duda era extraño que tanto el Cacique, como sobretodo, Narja, conocieran el castellano viviendo en la selva.

-Tranquilo. Estamos juntos en esto. Ponte detras de mi y no te separes.- Le dije al Earl al ver que ponía mala cara.

Cuando estábamos a una distancia prudencial de nuestros compañeros les dije en voz baja -No disparéis, somo nosotros.- Esperaba que no se sobresaltasen pensado que era un pirata.

Nos acercamos al grupo. -Al final Earl se ha unido a la expedición.- Dije señalando al reptil. -¿Están los piratas en ese poblado? ¿habéis visto el orbe?- Les pregunté, también en voz baja esperando que me pusieran al día.