Partida Rol por web

A Luca le gustó que la salvaje Zelinda le llamara bribón. Hizo que sonriera mas todavía. Y ya que parecía que la castellana estaba coladita por él, decidió avivar esa llama de celos e indiferencia.

-Bela e salvage Guerrera, con vose a mi lado conquistaria la luna.-

Zelinda se ajustó el Panzerhand. No parecía que necesitara hacerlo, pero quería recordarle a Luca que lo llevaba puesto.
Y un puñetazo con eso dolía...

Tengo curiosidad por saber si de verdad en Vodacce hay alguna mujer que se rinda ante esas tonterías... En Eisen morirías rápido si pensaras todo el día en piropos como ese. dijo, pero ¿lo parecía solamente? o su tono era más relajado que de costumbre.

-¿Qui sabe?- respondió a la eisena. -Io iria con vos al fine del mondo. 

Venga votemos de una ve y actuemos no podemos seguir así para siempre.

Había mirado largo rato aquellos botes y recorrido la superficie de las paredes del acantilado sin encontrar grutas o cuevas dónde se pudieran haber escondido. Sólo podrían haber escalado y haberse internado en la jungla.

- El orbe vale mucho más que un barco dañado. De lo contrario no estaría todo el mundo tras la pista del maldito artefacto. – sentencié – Podemos hacernos con el barco, pasar a cuchillo a cuantos queramos de la tripulación, pero el capitán no canjeará el orbe por el barco y eso suponiendo que cuando regresen aún tengan el orbe. – negué con la cabeza.

- Debemos seguirles la pista sin más demora por la selva, dar con ellos, recuperar el orbe y los tesoros que tengan escondidos. – dije preparando los ganchos y las cuerdas para lanzarlos y ponernos en marcha con la escalada - Al regresar podremos hacernos con su barco, no os preocupéis. De alguna forma tengo que comenzar mi flota y unos socios me vendrían bien. – les dije con un guiño.

-Andiamo.- Dijo Luca de repente. -Trepare per acantilato.- Luca tomó uno de los ganchos de lola y lo lanzó... con tal suerte que chocó contra la roca, rebotando varias veces en su caída para acabar en el mar salpicando en su caída.
Más ruido no creo que pudiera haberse hecho.

-Em... per vos.- Dijo dándole la cuerda a Lola apartándose sin mediar palabra.

Sin quitarle el ojo a Luca, Lola lanzó el gancho al acantalido que se enganchó a la primera en un saliente de roca afianzandose firmemente, sin siquiera mirar, como si fuera por arte de magia.
Con una sonrisa de suficiencia trepó acantalido arriba casi tan rapido como andaba y con una mano a la espalda.

-Mmmm...- Murmuró el vodaccion cuando vio como la castellana lanzaba el gancho como si nada. En cuanto comenzó a trepar sujetó la cuerda tendiéndosela a la Eisena Zelinda. -Prima la donna.-

Tras unos minutos de debate, decidisteis ir en dirección a la selva, donde presumiblemente se habían internado quienes quiera que fueran en los dos botes amarrados en las rocas.
Lola trepó con asombrosa habilidad, seguido de José. Luego fue Zelinda quien comenzó a trepar tras el ofrecimiento de Luca.
Me sorprende que hayas sobrevivido tanto tiempo... le dijo al vodaccio.

La eisena trepó sin contratiempos, de forma poco elegante quizás. De un modo similar a Oleg, pero efectivo después de todo.
Luca y Pyotr también subieron, así como Wilfred, con una destreza que parecía que llevaba trepando desde que era un bebé.

Una vez arriba, os movisteis en dirección a la selva, alejándoos de la costa y del riesgo de que pudieran veros desde el barco.
La densa vegetación y la cercana puesta de sol iban a dificultar seguir cualquier posible rastro.

Me pongo en modo cazador y digo:

Nuestro mejor rastreador deberá ir primero para evitar que contaminemos el resto, el rastro.

Me paré un momento a sopesar la cuestión que planteaba José.

- Tengo experiencia siguiendo rastros, aunque no soy una cazadora experta, pero tengo la vista de un águila y el oído y el sigilo de un gato. Comencemos y vayamos viendo sobre la marcha si algún otro es mejor para darle el relevo. – propuso iniciando la labor de seguir las huellas dejadas por los piratas antes de que el sol se pusiera y fuera más difícil.

Viéndola seguir las huellas estaba claro que su buena vista compensaba su falta de experiencia y que era cierto que se movía como un felino entre el follaje.

-...e per questo le mode de Montaigne e ridícula. No como le Vodaccia, fina artesanía de Spatia, pero, vose con un vestido Vodaccio seríais per como una Diosa radiante...-

El vodaccio estaba rastreando, pero no las huellas dejadas por los piratas, sino el camino para ganarse a la Eisena mientras otros trabajaban duro. Después de todo, no había pisado en una selva o en lo profundo de un bosque en su vida. Era chico de ciudad y así quería morir.

Muy bien, parecía que íbamos a seguir a los de la selva. Por lo que me habían dicho la sela podía ser peligrosa, y más para un grupo grande... -Creo que un pequeño grupo, de una o dos personas, debería ir delante, unas cuantas varas por delante... por si acaso.-

Me dí cuenta que había mejores rastreadores que yo, y más sigilosos. Así que esperaba que mi propuesta no se tomase como una cuestión de cobardía y añadí -Puedo ir yo delante.-

Lola y José se pusieron en cabeza para tratar de encontrar algún rastro que indicara hacia dónde habrían ido quienes fuera que habían usado los botes.
Ambos castellanos lo tuvieron claro; varias pisadas recientes de botas seguían un camino a través de la blanda arena de la selva. Por si fuera poco, José también percibió que habían varias ramas y matojos cortados a machete que seguían a las huellas y servían para orientarse en los tramos donde la tierra era más seca y dificultaba seguir el rastro.

Lo cierto es que lo seguisteis durante un largo tramo, unas tres horas, tanto que la noche os cogió a medio camino. El sol se ponía y eso reducía las posibilidades de seguir el rastro.
No parecía haber nada más que selva alrededor. Árboles, matojos, y más árboles. Sonidos de algún ave no muy lejana, y el rumor de algún tipo de fuente de agua.
Era momento de decidir.

En cada nueva interacción con José descubría una nueva faceta suya que era útil y que demostraba que no era el pisaverde que había pensado inicialmente que era.

- Parece que no somos los únicos que vamos tras nuestra presa… - dije pensativa ante las evidencias que había encontrado José.

- Creo que lo mejor será hacer noche sin encender fuego. Seguir el rastro sin luz será casi imposible y con antorchas podríamos delatar nuestra posición a nuestra presa, o convertirnos nosotros mismos en la presa de los animales y los salvajes que habiten esta selva. Además, necesitaremos descansar en algún momento. – propuse mirando a los demás en busca de sus opiniones.

Totalmente de acuerdo avanzar de noche solo nos traería problemas, perdernos por falta de visibilidad o exponernos a ser vistos por usar luz suficiente.

 pero debemos hacer guardia y aprovechar la primera luz del Alba.

-Avanti, en la direccione dil aqua. La fonta di aqua potable del lugare.- Luca no se pronunció demasido a parte de seguir adulando a la Eisena cada cierto tiempo. Tampoco podía hacer más ya que sus habilidades no eran precisamente seguir rasrtros.

-Io ire primo. Luego vuelvo per vostre.- Eso quería decir que se quedaran allí y esperaran, algo que no iba con la personalidad de Lola ni de Pepe, tal vez la todos los castellanos. Pero como un fantasma se adentró entre la espesura desapareciendo sin ruido.