Partida Rol por web

David mira hacia abajo... le había dado un golpe a algo que cayó hacia las escaleras...

David llega abajo de las escaleras siguiendo el ruido de lo que había chutado y su camino de escape. Lo que ve entonces es algo realmente extraño. La muñeca rusa de la señora dolores está en el suelo. Era raro el hecho de que hubiese estado en medio del pasillo para que David la chutase, pero era lo de menos. La muñequita empieza a temblar y David ve con asombro como empiezan a crecerle bultos alrededor. Unos son más grandes, otros más pequeños... Y los mismos bultos comienzan a tener cara, la misma cara que la muñeca luce... No, no son bultos. Le están creciendo otras muñecas. 

María cruzó la habitación como pudo hasta llegar a Hector.

-¿Qué está pasando?-dijo con el corazón a punto de salírsele de la boca mientras agarraba el brazo de su amigo.

-¡David!-llamó proyectando la voz hacia el pasillo.

Cojo la mano a María y la arrastro hacía las escaleras en tanto le digo:- David ya está abajo, nosotros somos los que tenemos que darnos prisa para no ahogarnos aquí arriba.- Y bajo las escaleras como puedo intentando escapar del serrín que esta llenando la planta de arriba.

No bajéis aqui- chillo David que se quedo mirando embobado como de la muñeca rusa empezaban a salir pequeñas muñecas. Lentamente, empezó a subir las escaleras.

Hector y María bajaban a toda prisa mientras David reculaba, ocasionando un choque en medio de las escaleras. Los chicos ven entonces la muñeca y sus mutaciones. Algunas de las cabezas que le brotan se convierten en muñecas completas y caen al suelo, rodando extrañamente hasta erguirse, cómo si en lugar de matrioskas fueran unos de esos muñecos con un peso para que nunca vuelquen. Las muñecas no se mueven más que eso, pero poco a poco están formando una hilera enre vosotros y la puerta principal, y aún que sean tan pequeñas...son amenazantes.

Escapamos como podemos de todo el serrín que hay llenando la parte de arriba, para encontrarnos con David que esta dando subiendo las escaleras sin dejar de mirar atrás, voy a increparle, cuando veo la muñeca que parece estar cambiando... Y pronto salen más de esas horrorosas muñecas, que parecen moverse justo cuando parpadeas y que se interponen en la salida. Por lo que les digo al resto:- Por arriba no se puede, por la puerta de enfrente están esas cosas... Vamos a la cocina, allí estaba la puerta abierta ¿Recordáis?- Y sin más preambulo salto al suelo y corro hacía donde recuerdo que está la cocina, intentando no pisar a esas muñecas.

Esto ha sido una mala idea desde el principio- pero David no lo duda y corre en pos de su amigo hacia la cocina.

María miró con pánico las muñecas.

¡¡ESAS MUÑECAS!!

Intentó seguir a sus amigos, incapaz de articular palabra, no podían ser perros los que les rodearan... no, eran muñecas. Esa maldita muñeca que le dijo a la señora que no le daba buen rollo.

Trastabilló por el camino hacia las cocinas.

Cuándo llegáis a la cocina veis con espanto algo que no imaginábais.El serrin del piso de arriba se ha ido filtrando en un reguero que cae en el centro de la cocina. Eso no sería nada, si no fuese porque el serrín no cae libremente en una montaña, si no que está tomando forma. Llegáis justo a tiempo para ver con horror cómo el serrín ha tomado la forma de la señora Dolores, una versión de un tamaño más pequeño, pero sin duda ella. Para acabar de darle el toque macabro, cuando la cabeza de la señora está completa el serrín deja de caer y el cuerpo de la señora parece condensarlo lo suficiente como para darle un aspecto de madera. Cuándo la mujer levanta la cabeza, su cara es el rostro de una muñeca rusa.

- ¿No queréis galletas, niños? - dice una voz en eco.

Al ver a esa mujer compuesta de serrín, no puedo más que gritar un momento asustado, doy unos pasos hacía la puerta por la que entramos en la cocina. Pero finalmente me armo de valor y le pregunto:- ¿Que quieres? ¡Dejanos en paz! No te molestaremos si nos dejas marcha.- Aunque veo imposible que esa cosa pueda mostrar piedad por nosotros. Al menos le doy tiempo a mis compañeros para que encuentren alguna salida alternativa.

David busca le mejor dirección para salir de aquella espantosa casa. ¿Quizás por la puerta de la cocina? ¿O era mejor dar un rodeo para salir por la puerta principal? mientras aquella cosa no se acercase a ellos, tendría tiempo de pensar alguna ruta de escape. 

María estaba al borde de un ataque de histeria. Esa no era la señora Dolores.

-¡déjanos ir so... so...bicho!-desesperada, buscó algo por la cocina con lo que pudiera atacar a la muñeca esa extraña que les invitaba a galletas.

La extraña abuela mira a Hector con esa cara impasible que tienen las muñecas rusas. Su cabeza gira, cómo intentando entender la pregunta del niño, pero entonces Maria alarga el brazo y encuentra un cuchillo que lanza con fuerza a la muñeca. El cuchillo roza al ser y hace una muesquita en un lado, astillando un arañazo. La muñeca mira hacia abajo, al costado de la pierna dónde el cuchillo la ha alcanzado y vuelve a levantar la mirada.

- La madera es más fuerte que la carne. - dice esa misma voz en eco que sin duda sale de ella, aunque su pintada cara sigue igual de impasible, con su boca de piñón cerrada.

La muñeca alarga sus brazos para atraparos, aunque parece poco ágil.

David no tiene muchas dificultades para moverse y esquivar los brazos de aquella muñeca con no muy buenas intenciones. 

Ahora si que no iba a atender a razones,  por lo que esquivo agilmente y llego hasta la puerta, para ver si podemos salir de esa maldita casa de una vez.   Intento girar el pomo y apretar con fuerza por si no cede, quiero salir como sea de este lugar, quiero volver a casa y desear que esto haya sido un sueño.

-¡Abridla ya!-dijo la niña esquivando por los pelos del agarre de la muñeca, sintiendo la madera rozar su piel sin llegar a aferrarla. Todo sería mucho más fácil si tuvieran algo de fuego a mano, pero ella no tenía de eso, sus padres siempre se lo decían, que quien con fuego juega, con fuego se quema... y luego se mea.

La puerta no se mueve ni un centímtro, y a través de la ventana que debería dar al patio trasero se ve la misma imagen de madera que desde el piso de arriba. No hay vecinos, ni carreteras, sólo un panel de madera barnizada brillante. Juraríais que es curvado, como si fuese un circulo alrededor de la casa.

La señora, por otro lado, tropieza al no encontrar resistencia y su mano se astilla, perdiendo los dedos, cuándo cae al suelo. Os parece que aparece una rotura "en el horizonte" cuando eso ocurre, pero no tenéis tiempo de pensar pues la ahora colérica anciana se vuelve a lanzar sobre vosotros.

Apenas tenéis espacio para moveros, ya que detrás tenéis la puerta y la mujer se abalanza por la pequeña cocina. Es probable que cómo mucho alguno se escabullese, pero sin duda no hay tiempo ni espacio para apartaros los tres. En cambio, parece que aún siendo un monstruo sigue teniendo la resistencia de una abuela. 

Viendo la dificultad para levantarse del monstruo busco algo que lanzarle para que nos deje escapar, aun sabiendo que en esta extraña casa, escapar a otra habitación solo significa ver más de esas odiosas muñecas. Cojo lo primero que hay en la lacena y se lo tiro a la cabeza, aunque no soy muy fuerte y quizás no le haga ningún daño.

-¡Señora Dolores!-llamaba la niña a la anciana que debía estar en algún lugar mientras esquivaba de nuevo uno de los embites de ese montruo de madera.

-¡Señora Dolores!