Partida Rol por web

El perdón del Apóstol

Escena Eyra

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14/10/2021, 22:28
Director

Prólogo

Año del Señor de 1355. Mes de Julio.

El camino se hacía duro. No estabas acostumbrado a realizar viajes tan largos. Desde hacía tiempo te habías asentado en tu señorío, lícitamente concedido, en las tierras burgalesas de Alveza. Habías mandado construir allí un castillo antes del nacimiento de tu primogénito, y desde entonces la gestión de tus tierras era tu única ocupación. Sin embargo, en los últimos meses había ocurrido algo terrible: pareciendo ser fruto de la mala fortuna o algo peor, una peste se cebó con tus tierras y cosechas, infectando también a la población de las aldeas bajo tu protección.

Las gentes estaban consternadas. Varios vecinos habían muerto por este mal y algunas familias huyeron con tu permiso para evitar que la enfermedad los contagiara. Por tu parte, estabas convencido de que la súplica al Santo Apóstol de Compostela tras una devota peregrinación apaciguaría la terrible situación. Hace ya dos semanas que iniciaste tu partida. Dejaste Astorga hace dos días, continuando la ruta planificada. Tu siguiente destino no era sino Ponferrada. Aunque los caminos estaban transitados por comerciantes, arrieros y viajeros (lo cual te reconfortaba, y la proeza de viajar sólo se hacía más amena), entre ambas ciudades se extendía un terreno casi despoblado. Sólo algunas aldeas podrían aliviar la dureza del tramo, aunque tu intención más cercana no era sino llegar al castillo de Calmenor, entre las aldeas de Foncebadón y Manjarín. Por lo que habías podido saber, el señor de la fortaleza daba cobijo a peregrinos y dado que ya habías experimentado el pernoctar en los sitios menos indicados, aquello podría ser una gran oportunidad para el descanso.

Ahora caminabas bordeando la orilla del arroyo Valcaliente. En lo alto brillaba el sol sobre un finísimo lienzo de nubes. Habías dejado el camino principal y esperabas alcanzar Foncebadón muy pronto.

Notas de juego

Comenzamos.

Haz una tirada de Leyendas. Si tienes éxito pasa al 32. Si no, pasa al 5.

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17/10/2021, 19:03
Martín de Alveza (1)

Había momentos en los que el de Alveza arrepentíase de haber comenzado aquel viaje. Eran los instantes, como aquel en concreto, en los que encontrábase más solo errando por los caminos; o aquellos en los que veíase durmiendo a la intemperie o en cualquier pajar que algún alma caritativa le dejaba. Y el duro camino... Sus piernas no estaban acostumbradas a caminar tanto y el peso de los años caía a plomo sobre sus hombros.

Pero cualquier mal, sobre todo de espíritu, en el que podía caer en esos momentos de soledad pasábanle con rapidez al pensar en su señorío, y en sus gentes, sobre el cual había caído una gran desgracia. Una que Martín de Alveza, el señor de esas tierras, aún no comprendia porqué había sucedido.

Mucho había pensado durante su viaje de peregrinación sobre lo acontecido; sobre el mal que él pudiera haber cometido para que tal desgracia asolara sus tierras y a sus gentes. Pero por más que se devanaba los sesos no encontraba una respuesta lógica pues sus pecados tampoco podían considerarse tan graves para provocar ese mal. Él era un hombre devoto del único dios; un hombre serio y cabal que había trabajado duro para que los suyos no pasaran hambre. Pero la desgracia había llegado y la única solución que encontró Martín fue la de iniciar aquel viaje, solicitar un perdón y una ayuda al Santo y regresar renovado y con buenas nuevas a su hogar.

El castillo de Calmenor no estaba lejos y, con esa idea en mente de poder dormir esa noche en lugar seguro, hacia alli dirigía sus pasos en esos momentos bajo el radiante sol y al lado de la frescura del arroyo. No debía quedar mucho para llegar, o al menos ese era con lo que se consolaba Martín, pues no había a la vista ningún alma a quien poder preguntar.

- Tiradas (1)
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20/10/2021, 09:11
Director

5

Minutos después, en la orilla del arroyo apareció un puente de piedra. No es que te hubieras perdido en aquel paraje de la comarca, pero nunca estaba de más encontrar señales viajeras para no extraviarse. Aquel puente era románico, de unos tres metros de ancho (lo suficiente para dejar que pasara una carreta) y constaba de tres ojos y unos desgastados pretiles.

Nada más poner el pie sobre el mismo, te diste cuenta de que alguien estaba de pie en su parte central, y parecía estar mirando el arroyo, inclinado un poco hacia abajo. Era una silueta vestida con una capa y embozo parduzcos y roídos. Te colocaste el zurrón sobre tu costado y comenzaste a caminar sobre el puente. No quitabas la vista de aquel tipo, ni la mano de la empuñadura de tu espada, pues tenías bien sabidas aquellas historias sobre los ladrones del Camino Santo hacia Compostela...

Estando casi a su altura, la figura, a la cual no llegaste a verle el rostro, se giró un poco, lo suficiente como para darte cuenta que se había percatado de tu presencia.

Notas de juego

Si decides hablarle, pasa al 30
Si prefieres pasar de largo, pasa al 12

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22/10/2021, 13:45
Martín de Alveza (1)

Martín esperaba estar siguiendo el camino correcto. No creía haberse perdido, de eso estaba casi convencido, pero encontrar algún alma que pudiera indicarle si estaba yendo bien no estaría de más.

Llegado al puente que cruzaba el río y sin hasta el momento haberse encontrado a alguien a quien preguntar, Martín percatose de un hombre embozado en mitad de su camino. El embozo fue lo que hizo al hombre mostrarse más precavido de lo normal, pues bien conocido era por todos que a los ladrones y maleantes no les preocupaba demasiado a quién iban a robar, y que no hacían distinciones entre mercaderes, peregrinos o lugareños.

Fue por eso que Martín caminó con prudencia, con la mano sin apartarse del pomo de su espada, acercándose al desconocido que, girándose ligeramente, prestábale atención. Mas su rostro seguía sin poder ser reconocible.

Decidido a no pararse con aquel sujeto, salvo las educadas palabras de un saludo, acercose a él sin bajar la guardia, pendiente de cada movimiento que el desconocido pudiera hacer.

Buenos días nos dé dios —dijo, inclinando muy ligeramente la cabeza a modo de saludo al pasar a su lado, mas sin intención alguna de detenerse con él a pesar de estar interesado en saber si el camino escogido era el correcto.

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22/10/2021, 22:27
Director

30

No sin la reticencia, cruzaste a su lado, y la curiosidad acerca de lo que estaba mirando aquella persona hizo que te detuvieras a su altura. Ésta no se giró, sino que parecía estar completamente interesada en el arroyo.

Después le saludaste amistosamente. Habías aprendido que si bien en muchos tramos del camino los trotamundos no reparaban en ningún otro viajero, también los había condescendientes, y a veces hablaban a uno amistosamente. Creíste que era justo actuar así también.

Sin embargo el tipo de la capa no dijo nada, ni tan siquiera se movió. Aún con tu mano posada en la espada junto al cinturón, notaste que ésta desprendía calor y un instante después comenzaba a quemarte. Retiraste entonces la mano con un leve gruñido, y la examinaste para comprobar qué estaba pasando. Al instante aquella extraña sensación desapareció, pues el arma fría, como de costumbre.

Cuando levantaste de nuevo la mirada, la figura ya no estaba*.

26

Miraste a izquierda y derecha, e incluso miraste hacia abajo, más allá del pretil del puente. Sin embargo, tus ojos se desviaron hacia atrás. Allí estaba, a tus espaldas, a cierta distancia, aguardando de pie y mirándote. En realidad su cabeza estaba inclinada hacia abajo, y su espalda encorvada en el mismo sentido.

Notas de juego

*dada la extraña desaparición, ganas un punto de IRR y pierdes uno de RAC (modifícalo en tu ficha).

Si decides acercarte a ella, pasa al 33
Si prefieres alejarte de su presencia, pasa al 12

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03/11/2021, 12:05
Martín de Alveza (1)

Que ni siquiera aquel extraño hombre encapuchado levantase la vista del arroyo cuando le había saludado, despertó una fuerte curiosidad en Martín. Fuera lo que fuera lo que estuviera mirando tenía que ser algo importante, interesante o cautivador pues de otra forma no entendía aquella abstracción por parte del hombre.

Mas el recelo rondaba la cabeza de Martín el cual, sin retirar la mano del pomo de su espada, manteníase atento a cualquier reacción del encapuchado, pues su comportamiento no resultaba demasiado usual.

Y ahí fue cuando notó el calor que desprendía la espada. Un calor que fue en aumento hasta que tuvo que retirar la mano al sentir cómo quemaba. Sorprendido, conmocionado y sin saber qué estaba pasando, Martin bajó la mirada hasta el arma buscando alguna explicación mas solo encontró más confusión. Si no fuera porque su mano veíase aún un tanto colorada por el calor, hubiera creído que todo había sido producto de su imaginación.

Volviose hacia el hombre con el asombro reflejado en su cara solo para darse cuenta que allí no había nadie. Martin sintió cómo los pelos de su nuca se erizaban y un escalofrío recorrió su espalda pues empezaba a dudar de su propia cordura. Quizás tanta soledad en el camino tenía aquellos efectos o pudiera ser que el Altísimo estuviera poniéndole a prueba por algún motivo oculto que él no alcanzaba a comprender.

Sin embargo Martín era un hombre que no se dejaba amilanar tontamente y menos cuando de supercherías tratábase, así que recomponiéndose con rapidez miró a todas partes buscando a la figura encapuchada a la que había saludado. Pero el valor recién recuperado volvió a dar paso de nuevo al estupor y cierto temor al comprobar, no solo que no había sido producto de su imaginación sino que el encapuchado existía y habíase movido de posición sin que Martín se hubiera dado cuenta.

Un nuevo escalofrío le recorrió pues algo había de sobrenatural en aquel tema. Un escalofrío que, a pesar del recelo que ya tenía, no impidió que la curiosidad ganase la partida. No podía alejarse de allí sin saber si estaba siendo víctima de algún tipo de alucinación o simplemente el cansancio de tantos días jugábale una mala pasada.

Mientras Martín se acercaba al encapuchado lo vio observando el suelo encorvado. Si primero había sido el agua ahora era la tierra lo que parecía captar la total atención del hombre.

Dígame buen hombre —díjole, intentando ser amable pero sin perder el recelo que sentía desde que habíalo visto por primera vez. Quizás sus actos o la misma capucha que impedía verle el rostro causaba cierto desasosiego en Martín—. ¿Habéis perdido algo? Pues compruebo que no dejáis de mirar en el agua y en la tierra como si buscarais algo. ¿Necesitáis ayuda?

Notas de juego

Paso al 33

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03/11/2021, 21:59
Director

33

Espada en alto, poniéndola entre tí y la figura, te acercaste a la misma. No sabías muy bien cómo se había alejado unos pasos más atrás con tanta rapidez. Sabías que algo extraño estaba ocurriendo (de hecho le creíste una aparición, en primera instancia), pero hiciste de tripas corazón y decidiste acercarte a ella con sumo cuidado. Tu mano, que había sacado la preciada espada que te acompañaba, y no mostraba reparo en que estuviera a la vista. Caminaste poco a poco hacia la silueta, que permanecía inmóvil y cuyo rostro aún no habías visto...

39

La extraña sensación te invadió de nuevo.

Acto seguido, en medio de un leve pestañeo, la figura desapareció de nuevo y ahora estaba en el monte cercano más allá del puente, en medio de una arboleda; pero no había una, sino decenas de siluetas similares, como si se hubiera multiplicado. Creíste por un instante que te habías vuelto loco, y cuando te frotaste los ojos la figura volvió a estar sobre del puente, sola toda ella, apoyada en el pretil, justo a tu lado. Aquello te desconcertó y gritaste del susto al tiempo que un sudor frío recorrió tu cuerpo. ¿Estaría jugando contigo?, pues de tus preguntas nada contestó. Tu espada cayó al suelo, soltada por tu mano tras desfallecer ésta un instante. Entonces, segundos después, la recogiste y apretaste el paso.

Notas de juego

Haz una tirada de IRR. Si no la superas tira por IRR y serán los puntos que ganas de IRR (y pierdas de RAC), de nuevo.

Luego pasaremos al 2, pero añade con la tirada un post de interpretación. Eso sí, tenemos que hacer, mínimo, un post por semana, no podemos alargarlo tanto...

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04/11/2021, 09:59
Martín de Alveza (1)

A medida que Martín se acercaba al encapuchado un miedo irracional fue apoderándose poco a poco de él. Su mano volvió a acariciar el pomo de la espada pero, en lugar de dejarla quieta y expectante, en esta ocasión la sacó blandiéndola ante la extraña figura.

Una figura que, una vez más, desapareció de la vista de Martín en cuestión de un suspiro y que, para mayor temor del hombre, volvió a aparecer en un lugar mucho más alejado.

Martín cerró los ojos con fuerza, incrédulo y asustado al comprobar que ya no había solo una figura sino que decenas de ellas habían aparecido sin que él supiera cómo ni de dónde venían. Cuando los volvió a abrir, el escalofrío en su espalda fue mucho más intenso y el sudor, frío como la escarcha de la mañana, brotó por todo su cuerpo. El encapuchado, de nuevo, se encontraba junto a él en el punte.

Loco. Definitivamente se había vuelto loco, o quizás todo fuera producto de una febril imaginación por culpa de todas las horas caminando bajo el sol. Pero fuera locura o imaginación para Martín el miedo que sentía era demasiado real; suficente para que el temblor se apoderara de él hasta el punto de dejar escapar la espada de su mano.

Tenía que salir de allí; dejar atrás aquel lugar abandonado de la mano del Altísimo pues, sin lugar a dudas, aquel puente y todo lo que le rodeaba no podía ser obra de él.

Con esfuerzo e intentando no mirar al encapuchado junto a él, Martín recogió su arma torpemente y comenzó a caminar a paso tan rápido que más bien parecía que estaba corriendo para alejarse del mismísimo diablo.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Dos cosinas:

1- Disculpa por la tardanza. Ha sido un final de mes bastante agobiante; pero creo que ya ha pasado y podré mantener un ritmo mayor.

2- No sé si la segunda tirada estará bien y, si es así, entonces solo perdería un punto de IRR. Pero no lo modificaré hasta que me lo confirmes.

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06/11/2021, 10:39
Director

2

Tras recoger la espada con la mano teblorosa saliste de aquel puente como alma que...

Habías sentido una sensación de pesadumbre y miedo sin igual en tu interior. Además, a los pocos instantes de macha, notaste que tu zurrón tiraba más de ti de lo normal. Reparaste en ésto con desconfianza e intriga, al mismo tiempo. Tras detenerte un momento, miraste en su interior y encontraste un bulto con extremos angulosos envuelto en una tela oscura. Tras sacarlo y destaparlo de aquel trapo encontraste una pequeña caja de oro, maciza, seguramente. Lejos de dar saltos de alegría, como cualquiera podría hacerlo, miraste en derredor por si alguien más ponía sus ojos sobre aquel botín; además, te quedaste observándolo absorto debido a una atracción irresistible...

Notas de juego

La ganancia de IRR (la segunda tirada), era con el d10. Se me olvidó especificártelo. Quedémonos en lo que ha salido: pierdes 1 punto de RAC (otro) y ganas (otro) de IRR. Modifica tu ficha.

Si decides examinar la caja, pasa a 16.
Si prefieres abandonarla en el camino, pasa a 13.
Si por el contrario prefieres guardarla por precaución, pasa al 23.

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07/11/2021, 13:40
Martín de Alveza (1)

Con el estupor y el miedo aún metidos en el cuerpo, Martín se alejó todo lo que pudo de aquel puente y sobre todo de la extraña figura encapuchada. Sin poder quitarse de la cabeza lo que acababa de suceder, temiendo que aquel viaje solo trajera más desgracias de las ya acontecidas, el hombre solo podía hacer cábalas sobre lo que acababa de suceder.

Martín era un hombre piadoso de Dios, pero poco amigo de las supersticiones. Por ese motivo las únicas explicaciones que podía encontrar ante lo sucedido eran que, o bien el Altísimo lo ponía una vez más a prueba o bien que el mismísimo demonio lo tentaba para no seguir con su piadoso camino.

Pero fuera lo que fuera Martín creíase alejado de aquel mal que había encontrado en el puente. Mas, a medida que caminaba, más peso sentía en su zurrón. De acuerdo que estaba cansado y el encuentro lo había dejado descorazonado, pero el peso era real y extrañado, Martín echó mano a su zurrón buscando la causa.

Si extraño había sido el encuentro con el encapuchado más extraño fue hallar en su bolsa aquella caja de oro puro envuelta en tela. Una caja que podia sacar de la pobreza a una familia entera para el resto de su vida, motivo de honda alegría, pero que en él solo había conseguido perturbarlo más de lo que ya se encontraba.

Por un instante pasó por su cabeza tirar la caja y olvidarse de ella pero, cuanto más la miraba más atraído se sentía por ella. Era hermosa y seguramente su contenido tenía que ser mucho más bello que su exterior. Martín miró a todas partes asegurándose de que nadie lo espiaba; que ningún caminante o aldeano viera aquella joya y pretendiera arrebatársela por la fuerza. Sus ojos, brillantes de curiosidad y admiración, volviéronse hacia la caja y casi sin darse cuenta llevó sus temblorosos dedos hacia la tapa con intención de abrirla.

Si la razón hubiera cogido el control antes que la curiosidad, seguramente hubiera abandonado la caja. Pero en esos momentos solo podía pensar en observar su contenido.

Notas de juego

Abrir la caja - paso a 16

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08/11/2021, 09:24
Director

16

Decidiste examinar la caja. No entendías cómo ese hallazgo había podido producirse. Tras voltearla varias veces, notaste una finísima abertura y dos pequeñas bisagras, del tamaño de un guijarro minúsculo. Parecía totalmente hermética.

Notas de juego

Haz una tirada de Descubrir con el d100 para examinarla con más detenimiento.
Si tienes éxito pasa a 37.
Si no, pasa a 14.

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10/11/2021, 18:42
Martín de Alveza (1)

Si Martín esperaba descubrir con facilidad lo que contenía aquella misteriosa caja estaba muy equivocado. Sin dejar de pensar cómo había podido haber llegado a su zurrón, el hombre giró entre sus manos una y otra vez el objeto buscando la forma de abrirlo.

Tan sorprendente y misteriosa resultaba la caja como la forma de poder acceder a su contenido.

Hasta que por fin, camufladas de manera tan sutil que apenas se apreciaba, logró dar con una pequeña abertura junto a dos bisagras. Ahí tenía que estar el mecanismo para abrirla.

Cada vez más ansioso de comprobar que escondía en su interior, los nerviosos dedos de Martín tantearon una y otra vez aquella zona buscando la forma de abrirla.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Paso a 37

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10/11/2021, 22:19
Director

37

Tras concentrar tu vista unos instantes en aquella extraordinaria pieza y su abertura, hendiste las uñas en la misma y las bisagras cedieron en su movimiento de apertura. Entonces comenzaste a separar lentamente las dos mitades. Una potente luz blanquecina emanó del interior a través del resquicio. Sin embargo, cuando parecía que fueras a desvelar aquel misterio la caja se cerró violentamente, y estuvo a punto de pillarte los dedos. No te dio tiempo a discernir el interior. Creíste entonces que aquel objeto tenía entidad propia; parecía “estar vivo”.

Con aquella certeza en tu cabeza y sin saber muy bien porqué, guardaste el presente en tu zurrón y continuaste tu viaje hacia Foncebadón, parada previa antes de llegar al castillo de Calmenor*.

24

En las sucesivas horas de marcha, a cada paso que dabas no podías dejar de pensar en aquella extraña caja. No sabías si era una maldición, un regalo o un incomprensible capricho del destino. Lo cierto es que el trasiego de gentes comenzaba a aumentar considerablemente debido a que te acercabas a Foncebadón, lugar de parada y descansos para peregrinos de la ciudad santa de
Compostela.

Una vez que estuviste a las puertas de la población, oías el ruido confuso de voces en su interior. Era día de mercado y veías a las gentes ir y venir, fardos con cuantiosos productos, carretas tiradas por bestias cargadas de alforjas y un sin fin de curiosos que se adentraban en su interior.

Notas de juego

*Has ganado 1 punto en tu casillero de puntos. Todos los participantes tenéis un casillero con cinco huecos, tal que así: [][][][][]

Bien, pues tú has conseguido uno. Esos puntos son beneficiosos porque al final de la aventura, dependiendo de cuantos consigas, te darán más o menos experiencia para subir la ficha a tu PJ. Asique, de momento vas así: [x][][][][]

Si decides visitar Foncebadón, pasa a 38.
Si prefieres continuar el camino a Calmenor, pasa a 15

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12/11/2021, 13:47
Martín de Alveza (1)

Durante unos largos segundos hurgó con sus uñas en la pequeña oquedad hasta dar con la forma de poder abrir la misteriosa caja. Cuando por fin las dos mitades comenzaron a separarse, la expresión de Martín fue de completa ansiedad por ver el contenido. Sin embargo la expresión cambió por otra de sorpresa, seguida de cierto temor y desilusión, ante la resplandeciente luz y el posterior cierre del artilugio impidiendo averigüar lo que con tanto empeño ocultaba.

Probó de nuevo a abrirla pero fue incapaz de conseguirlo. Sin nada más que poder hacer, guardó la caja de nuevo en el zurrón y retomó su camino.

A pesar de que cada vez encontros con más y más parroquianos, Martín no podía quitar sus pensamientos de la misteriosa caja que llevaba a cuestas, dándole vueltas a la cabeza para buscar la forma de volver a abrirla sin que, como si de un fiero animal se tratara cuando hincaba sus dientes sobre su presa, se volviera a cerrar.

A medida que acercábase a su siguiente destino, Martín pensó si sería buena idea estar rodeado de tanta gente, pues comprobaba que en Foncebadón debía ser día de mercado y la afluencia era mayor a otros días. El hombre no quería poner en riesgo su extraña y nueva posesión y, por un instante, pensose en pasar de largo para ir directo hacia Calmenor.

Pero sintió el cansancio de sus pies y el rugido de su estómago lo urgió a buscar un lugar donde descansar un rato y comer algo que le hiciera recuperar las fuerzas.

Confiando en que nadie sospecharía de que un peregrino camino de Santiago pudiera llevar algo de tanto valor encima, seguro de que en caso contrario más de uno y de dos acobardaríase al ver la espada, Martín decidió adentrarse en Foncebadón buscando un lugar no demasiado concurrido donde llenar su tripa y aliviar sus pies.

Notas de juego

38 — Visitar Foncebadón.

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13/11/2021, 18:55
Director

38

Una vez te adentraste en Foncebadón, atravesaste las primeras calles paseando entre las casas bajas, y enseguida te viste empujado por la corriente de personas que iba y venía en dirección a la plaza del mercado. Una vez que llegaste hasta él, tu olfato percibió el terrible hedor de la mercancía cruda traída de sólo Dios sabía dónde, así como el ganado guardado en improvisados rediles. Por otro lado, decenas de comerciantes ambulantes vociferaban los beneficios de sus artículos tras sus tenderetes bien avenidos que, debido al almotacén de turno llegado de Ponferrada, habían de cobrarse por ellos un portazgo.

Veías a tal efecto a esta figura, acompañada de un escribano y un par de soldados avanzando puesto a puesto y revisando que todo estuviera en perfecto orden. Carnes, frutas, pescado, telas variadas y género vivo eran los productos más comunes y visibles aquel día; pero también había otros artículos dispuestos en cada tienda: aceites, lanas finas, utensilios del hogar y de cocinas, y algunas especias traídas, según decían, del reino de Granada. Mucha gente comerciaba, pero la mayoría observaba y paseaba delante de los vendedores. Desde el otro extremo del mercado llegó a tus oídos el rugido de un martillo golpeando hierro sobre un yunque; y detrás de algunos de los puestos el rumor de una taberna, cuya entrada asomaba a la plaza del mercado, y se veía concurrida a la par que apetecible.

Notas de juego

Apunta en tu ficha que llevas un marcador, como te comenté.

Si decides pasearte por los puestos, pasa al 3. (Nota: Si ya elegiste anteriormente esta opción, no puedes volver a hacerlo)
Si quieres visitar al herrero, pasa a 7.
Si prefieres descansar en la taberna de la plaza, pasa al 10.

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19/11/2021, 09:31
Martín de Alveza (1)

Nada más poner un pie en Foncebadón y verse arrastrado por las gentes que dirigianse al mercado, Martín arrepintiose de haber tomado aquella decisión. Tras todos los días de camino en los que apenas había encontrado a uno o dos parroquianos, o como mucho alguna pequeña aldea no demasiado bulliciosa, aquel gentío comenzaba a marearlo.

O tal vez fuera debido a la falta de descanso, al hambre que empezaba a sentir o quizás al encuentro tan extraordinario como inquietante que acababa de padecer... Fuera lo que fuera no encontrábase demasiado sereno de cuerpo y alma como para pasearse por los puestos en medio de tanta gente.

Intentó guiarse por la vista, pero también por el sonido, para dar con alguna taberna en la que descansar mientras comía algo y, sobre todo, bebía. Sus ojos siguieron los pasos del encargado de controlar cada puesto hasta que escuchó el característico martilleo de metal contra metal. Por un instante pensó en dirigir sus pasos hacia la herrería pues quizás el herrero fuera capaz de abrir la misteriosa caja. Pero arrepintiose de aquel pensamiento nada más aparecer en su cabeza ya que no quería que nadie viera aquella nueva posesión y así impedir posibles tentaciones de robarle.

Fue otro el sonido que sí llamó su atención y hacia allí se dirigió. Guiándose por el bullicioso y alegre rumor que escuchaba, encontrose por fin ante lo que andaba buscando. La puerta de aquella taberna invitábale a entrar, acomodarse en alguna silla vacía a comer y beber y, sobre todo, a descansar un poco.

Ni corto ni perezoso Martín cruzó la plaza y entró en la taberna, teniendo que entrecerrar los ojos durante unos segundos ante el contraste de luz y semioscuridad antes de mirar en derredor para saber si había alguna silla libre en la que sentarse, pues tanto sus pies como su estómago ya hacía tiempo que habían empezado a protestar.

Notas de juego

Paso a 10

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22/11/2021, 22:35
Director

10

Aquel día era bueno para degustar algún alimento caliente y beber vino, pues todo peregrino del Camino debía mantener la entereza mediante tres requisitos constantes: rezar cada día, tener paciencia en el peregrinaje y mantener el estómago lleno. Es por ello que te mezclaste con la gente de la plaza para poder atravesarla hacia el rincón donde se ubicaba la taberna. Enseguida contemplaste cómo un tumulto de gente sobresalía de sus mismas puertas, desde el interior al exterior. La gente rebosaba de ese lugar más que el vino vertido en sus copas. Y habiéndote hecho paso entre la multitud, lograste acceder al interior y contemplar cómo mesas y sillas estaban abarrotadas de gente.

Vistes a un lado de la sala un gran tablón horizontal, colgado en la pared, el cual a duras penas mantenía en sus púas y salientes un gran número de cayados y otras prendas. Al otro lado una gran superficie fabricada con numerosos tablones cortados al unísono hacía de mostrador para servir vasos y jarras, y colocar los almuerzos que salían de la cocina e iban al gran salón. El vocerío entre el matrimonio que regentaba el negocio y los clientes era constante.

Quiso la suerte (o quizá fuera la pericia del tabernero al atenderte) que fueras servido rápidamente con un vino que, según aseguraba él, había llegado esa misma mañana en varias barricas.

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22/11/2021, 22:36
Tomás

10

Y tras ello un tipo que asemejaba a un peregrino comenzó a charlar contigo amistosamente.

Su mano sostenía aquel vaso vacío y acompañaba con movimientos al unísono sus palabras. Luego, y sin ánimo alguno de ofensa, se ofreció para guiarte a cualquier punto desde Foncebadón hasta una decena de leguas a la redonda, pues según contaba solía acompañar peregrinos en aquel tramo del camino, pues desde aquel pueblo había varias rutas posibles.

Y esto lo hago de vez en cuando, esperando que todo buen peregrino llegue a donde tiene que llegar -decía, con el vaso vacío-. ¿Queréis vos compañía en el camino? A buen seguro que no vos perderéis.

Aunque negaste al principio contar con sus servicios, lo más sensato sería conocer el siguiente tramo de tu marcha. El tipo, sin embargo, se mostró algo receloso y se dio la vuelta.

Notas de juego

Si decides preguntarle, haz una tirada de Elocuencia con el d100 con un malus del 25%.
Si además le entregas diez maravedíes haz la tirada sin malus.
Si le entregas veinte, haz la tirada con un bonus del 25%. Si tienes éxito, pasa al 35.

Si fallas la tirada o prefieres no preguntarle nada, pasa a 38 (que es volver al exterior, al pueblo en sí). En este caso mira otras opciones de 38 y escoge.

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26/11/2021, 14:46
Martín de Alveza (1)

No le resultó fácil llegar hasta la posada pues notábase que aquel era día de mercado y que el lugar era frecuentado por peregrinos de lo más variado. Martín tuvo que abrirse camino con dificultad hasta que consiguió entrar. Entrecerró los ojos ante el contraste de la luz exterior y la de allí dentro dándose cuenta que no tendría un lugar donde reposar y comer tranquilamente.

Al menos, y con la suerte de su lado, logró no solo hacerse un hueco sino en ser atendido por el dueño con una presteza que lo dejó asombrado. Ante un vino que el tabernero había alabado, esperó pacientemente a que le sirvieran el estofado caliente que había pedido.

Su solitaria espera fue interrumpida por uno de los parroquianos que se dirigió a él, con una oferta que Martín escuchó con atención, mirando el vaso vacío que el tipo sostenía entre sus manos. Aunque en un primer momento tentado estuvo de negarse a su ofrecimiento, Martín pensolo un poco mejor pues aquellas tierras eran desconocidas para él y no estaría de más tener a alguien que lo guiara.

Esperad un segundo —dijo al comprobar como el otro dábase la vuelta receloso—. Pudiera interesarme vuestra propuesta y, a cambio de vuestros servicios si los acepto, ofrézcole llenar su vaso y diez maravedíes si me dice cuán peligroso o difícil es llegar a Calmenor para neceistar un guía.

Martín esperó la respuesta del hombre con la misma paciencia con la que esperaba su estofado.

- Tiradas (1)
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29/11/2021, 10:19
Tomás

El tipo miró sus monedas, pues se había girado un poco ya para desaparecer de aquella taberna, y luego volvió a mirarte. Hay un lugar, una zona por donde acuden muchos peregrinos fuera del camino principal. Es el tránsito de la Cruz de Ferro -dijo-. No hay pérdida... -pero no te dijo nada más... sino que se escapó entre la gente con tu dinero-. Después, dándote cuenta que había muchos pillos en aquella zona de descanso, decidiste descansar un rato en la taberna, pero en tu cabeza rondaba el continuar por cuenta a Calmenor o permanecer en Foncebadón un rato más.

Notas de juego

Has de volver a 38 (lo mismo que te narré antes). Si deseas volver a la taberna ya no encontrarás al tipo con el que has hablado (realmente es ya un camino bloqueado a nivel de historia), por lo que tendrás que elegir entre las dos primeras opciones:

Si decides pasearte por los puestos, pasa al 3. (Nota: Si ya elegiste anteriormente esta opción, no puedes volver a hacerlo)
Si quieres visitar al herrero, pasa a 7.
Si prefieres descansar en la taberna de la plaza, pasa al 10.

También te ofrezco la opcion de la página 24:

Si prefieres continuar el camino a Calmenor, pasa a 15