Partida Rol por web

El perdón del Apóstol

Escena Magma

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11/12/2021, 22:22
Director

La lluvía hacia estragos en el camino, y con tu devenir parecía que no iba a ser menos... Mientras atravesabas esa vereda estrecha entre la pared del desfiladero y el cruel descenso vertical, la lluvía impacientaba la gravilla bajo tus botas. Quiso el mal destino que pisaras en una piedra resbaladiza y acto seguido... ¡ZAS!: caíste por el barranco, precipitándote por él. Sentiste durante unos instantes el golpeo de tu cuerpo, pero no volvíste más en tí. Martín de Alveza, noble castellano y peregrino del Camino Santo hacia Compostela, no había sobrevivido a los infames eventos que se le presentaron. Por su parte, la misteriosa caja dorada salió de tu zurrón y quedó a la vista, pero de lo que fue de ella jamás se contó en ningún otro lugar. ¿Qué era aquella caja*?

FIN

Notas de juego

Pues hemos terminado aquí tu juego Magma. Una pena que tu Martín no haya llegado a su para dadel castillo. Aunque el espíritu de un librojuego es leer, leer y releer hasta saber el mejor camino, en esta web tal vez sean un poco cortas las partidas de este tipo, pero espero que lo hayas pasado bien. Tus compañeros siguen jugando (alguno más atrasado que otro, e incluso hubo uno que se retiró).

*En breves compondré un final explicativo para todos de lo que era la caja, y lo colgaré en vuestras escenas. 

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13/12/2021, 09:06
Martín de Alveza (6)

Notas de juego

Sí, que lástima, muchas incógnitas quedan colgadas. 

Me he divertido mucho, la verdad, y me sigue picando la curiosidad por saber qué era aquella caja y las figuras "espectrales" Que encontré en el puente. 

 

Los dados mandan y no me han sido favorables en esta última tirada. Tendré que comprarme otros xD

 

Estaré atenta a que desveles los misterios y también a poder leer lo que han hecho los otros Martines

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10/01/2022, 09:26
Director

¿Qué había en el interior de aquella caja dorada?

Allí dentro no había oro, ni piedras preciosas. No era sino el habitáculo de una entidad... de infierno. 

Algunos demonios le daban el nombre de Ecznor, y decían que, habiendo habitado en los Infiernos, en esos momentos no era sino lo más parecido a un alma errante y arrepentida, salida directamente de los fuegos del Abismo.  Su intención no era sino viajar hasta la Catedral de Santiago para solicitar al Apóstol que intercediera por él en el Cielo, y recuperar la forma que divina que antaño tuvo.

Por supuesto, él no podía acceder por sí mismo en el templo santo, por lo que necesitaba de la ayuda de un artefacto que guardara su esencia. Por ello, contactó en secreto con el demonio Artet, siervo de Abigor (uno de los generales infernales), cuyo cuerpo fue destruido en una revuelta celestial, y para sobrevivir su espíritu y existencia quedaron atados a una espada. De la misma manera, Artet logró ligar su esencia a la de un pequeño baúl dorado y lanzarlo sobre el mundo, a la espera que alguien lo encontrara. Sólo quedaba que un devoto peregrino lo encontrase, entrase en la catedrán como polizón y, tal vez, se lo ofreciera al Santo Apóstol. Así Ecznor podría estar cara a cara junto a él y requerir "el perdón del Apóstol".

Aquella criatura infernal, por tanto, mantenía un arrepentimiento digno de contar. Atravesar el Pórtico de la Gloria con ese baúl en el zurrón significaba acercar el mal a la casa de Dios, aunque sólo fuera para pedir perdón. De la misma manera, Martín peregrinaba por el mismo motivo y diferentes razones. Quién sabe qué hubiera pasado si Ecznor se hubiera encontrado cara a cara con la imagen del Santo Apóstol

FIN