Partida Rol por web

Eso va a tener que esperar... creo que vienen más escondamonos y luego veremos que hacer. Digo sin apartar la vista del chico, no se que esta pasando pero no me fio. Alguien con ese poder no debería tener que huir y ademas que hace alguien con ese poder en un sitio como este... espero que tenga una buena historia...

-Salgamos de aquí, rápido- les dije a todos - nos enviaron a matar a una criatura no a decenas...chico, espero que tengas algo que decirnos...- dije envainando la espada y comenzando a alejarme de la zona

- parece que esta vez estamos en clara desventaja, sera mejor retirarnos lejos de aquí – Alexander mantuvo su escudo para mantener lejos a los cíclopes mientras ponía distancia entre ellos y él.

Empiezo a acumular energía mientras hago caso mis compañeros. Ellos son los que tienen más potencial de lucha, me fío de su criterio. 

Echo a correr mientras repaso hechizos mentalmente, a ver si me acuerdo de alguno que nos pueda sacar de este lío si empeora la situación. 

Salgo corriendo como el resto pero sin perder de vista al chico que lanzo las bolas de fuego.

El  grupo  empieza  a  correr  hacia  la  salida  del  pueblo. Será  mejor  huir  por  el  momento  y  reorganizarse.

Tanto  Opa  como  Alexander  parecen  tomar  la  delantera  alejandose  a  gran  velocidad  del  lugar  donde habían  caído  los  tres  cíclopes  quemados. El  resto  les  seguía  a  buen  ritmo, aunque  el  muchacho  era  el  más  retrasado... No  paraba  de  mirar  en  todas  direcciones...

Y  justo cuando  Opa  estaba a  punto  de  salir  del  pueblo, dos  cíclopes  le  cierran  el paso. También  están  cubiertos  de  sangre  y  llevan  un  garrote  en  la  mano.

Al  mirar  en  otra  dirección, veis  como  otros  dos  cíclopes  os  cierran  el paso  por  detrás  mientras  que  varias  parejas  de  ellos  empiezan  a  salir  de  las calles  entre  los  edificios...

1... 2...3... 4...5..6..7...8..10...12... 

12  Cíclopes  os  rodean... 

Pero... pero... ¡Esto no es posible! ¡El pueblo estaba vacío!

- Estaba vacío... - murmuro. 

Clavo la mirada en los cíclopes, cuestionando lo que mis ojos ven, tratando de encontrar una pista que me dé a entender que no estamos encerrados en esta pesadilla. 

Continúo reuniendo poder. 

Si esto se va de las manos, nos sacaré a todos, lo haré. 

No sé qué ocurre, pero si ellos están así de alterados será por una buena razón.

-Corro junto al resto de mis compañeros.-

-¡AY ATENEA DEL AMOR HERMOSO! ¿PERO ESTO QUE ES?-

-Al ver el despliegue de bestias, Mïra se ha puesto algo nerviosa…-

-¡AAAAARrrrgggggg…!- Un rugido intimidatorio intenta salir fuertemente del cuerpo de Mïra como mecanismo de defensa instintivo resultando en un rápido bajonazo total convirtiéndose en un hilillo de voz hasta desaparecer ante la desproporcionada situación.

Alexander extendió su escudo al máximo para proteger a todo el grupo, mientras rápidamente su mente tejía un plan.
-Yelena, intenta impedir que nos vea los cíclopes de delante, me gustaría que no nos viera ninguno pero bueno con los de delante nos bastara, apo, carga a yelena no sabemos cuando tiempo le dejara imposibilitados su magia así que una vez que lo hago cógela y pasa atraves de los cíclopes, mi escudo no durara mucho así que es mejor que os deis prisa, cuando yelena haga su magia tendremos que atravesar esa linea de cíclopes, podemos hacer dos cosas una dividirnos y dos seguir todo un mismo camino, la elección es vuestra.-

Asiento a lo que dice Alexander, me pogo delante de Yelena y echo una rodilla al suelo para que pueda subir más comoda, no creo que pese demasiado asi que no debería ser demasiado problema para mi cargarla.

Tantos ciclopes no pueden camuflarse... como no los vimos hace un momento. Le comento al resto sin entender de donde salio tal cantidad de enemigos.

-Opa tiene razón, hay otras fuerzas interviniendo en esto- miré al joven que nos acompañaba a aquel que había lanzado las bolas de fuego- es hora de que comiences a dar explicaciones y también a formar parte de esto si es que salir con vida después de esto-

- Vaya... - Empieza  a  decir  el  chico  mientras  mira  a  su  alrededor. - Parece  que Celia  tenía  razón.

Da  varias  vueltas  sobre  si  mismo  observando  la  situación.

- Esto  se  ha puesto  serio...

Extiende  los  dos  brazos  hacia  delante  y  se coge  con  la  mano  izquierda  la manga  derecha  echándola  hacia  atras, dejando  a  la  vista  un  pequeño  brazalete  dorado. El  chico  levanta  el  brazo  y  del  brazalete  aparecen  dos  alas  de  oro  que  le  rodean. 

Las  alas  forma  una  esfera  casi  perfecta  tras  lo  cual  se  abren... Ya  queda  poco  del  chico  que  visteis  huyendo, ante  vosotros  se  encuentra  todo  un  caballero  de  Oro.

- De  manera  que  yo  también  me  pondré  serio...

Esto a punto de subirme encima de Opa, mientras repaso a gran velocidad mis hechizos. Aun no tengo claro cuál es el más apropiado, ni siquiera cuales aún soy capaz de hacer. Mi magia ha mermado mucho durante el combate. 

Y sigo sin poder creer que pasáramos por aquí apenas, ¿qué?, ¿unos minutos?

Entonces el niño al que todos hemos tratado de salvar revela que en verdad nos saca millas leguas de ventaja. 

- Un Caballero de Oro... - murmuro al observar la escena boquiabierta. 

Casi me caigo a medio camino que estoy de subirme encima de mi compañero. 

No puedo creer que haya podido ver a uno tan cerca cuando apenas me he ganado mi armadura. 

Observo a mis compañeros, tan impresionados como yo. Aun así, la magia que ha usado hasta ahora ha sido básica. De no ser por la potencia de su primer hechizo, nada me habría hecho sospechar que el chico era más de lo que aparentaba. 

¿Pero imaginar que era uno de los Doce? Eso... eso no se me había pasado por la cabeza en absoluto. 

Casi me entra una risita nerviosa cuando recuerdo que he echado a correr cuando él estaba cargando la bola de fuego. Como si un caballero de oro fuera a fallar en un conjuro tan simple. Qué habrá pensado de nuestra actuación. 

No entiendo lo que dice el chico hasta que saca su armadura... y nada menos que una dorada uno de los doce caballeros más fuertes del santuario.

Con un caballero dorado de nuestra parte no hay nada que temer. Digo más animado pese a tener enfrente a saber cuantos de aquellos enormes ciclopes. ¿Has venido a vigilarnos? ¿De donde han salido tantos de esas enormes bestias? pregunto suponiendo que él tendra mejor información que nosotros.

Un… caballero… de… Oro… es más… una… armadura… de… oro…

Respira Mïra, respira. ESTO ES MUY FUERTE.

Espera… esa forma, esas alas… estoy segura… ¡es SAGITARIO el arquero de oro! Sobre todo por su bastante evidente arco el cual está sujetando en su mano… No hay duda.

-¿Puedo… tocarte…?- Se le escapa entrecortadamente a Mïra.

Ups!!! Como se te ocurre decir tal cosa a un caballero de oro!!!

-¡Lo siento CABALLERO DE ORO DE SAGITARIO!-

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Alexander no podía preocuparse por el alvino tenia entre manos algo mas grande intentar mantener el escudo lo máximo posible, cuando la luz dorada emergió del alvino.
“el caballero dorado de sagitario aquel que pota las alas de la esperanza, eso no puede ser, esta aquí para observarnos, pues tendría que haber actuado antes, entonces , entonces... no tendría que haber muerto la gente de este pueblo”
- ¿porque? -
fue lo único que pudo articular Alexander, su mente estaba confusa, no quería exponer a sus compañero a los cíclopes pero quería acabar con ellos, y ademas quería saber porque si estaba aquí un caballero dorado no protegió la gente de este pueblo.
-¿porque no has actuado antes?¿porque han tenido que morir la gente de este pueblo?-
Le dolía el pecho y la cicatriz, el pasado volvía al presente volvía a sentir impotencia, odia ese sentimiento todo este tiempo entrenando no ha servido para nada sigue siendo débil.
Lagrimas salían lentamente de los ojos de Alexander, Bien parecía que no se daba cuenta.

Me quedé completamente anonadado cuándo el chiquillo que huía de golpe comenzó a brillar con una cosmoenegería terrible, de color dorado.

Imposible!

Cuándo vi las alas no hubo dudas, más luego de la confirmación de Mira, era el manto dorado de sagitario.

Acaso tan poco confiaban en que lo lograríamos que enviaron a uno de los 12 a supervisarnos? De ser así por que nos enviaron en primer lugar?

Notaba admiración, confianza y hasta reproche en mis compañeros

-Tsk...-apreté los dientes y no dije nada, esto terminaría antes de que nos diéramos cuenta.