Partida Rol por web

A pesar de las explosiones, estás segura que por ahí sería una buena opción, ya que no volverán a atacar una zona que ya ha sido atacada, y, si ha sido afectada por el combate, estará lo suficientemente cerca como para poder lanzar tus técnicas desde ahí.

Señalo hacia donde he causado la explosión de las bobinas. 

- Empezaré por allí. Intentaré encontrar un buen lugar. 

Dicho esto, me levanto y me alejo hacia donde les vimos luchando por primera vez. 

Mientras Yelena va hacia la zona de las explosiones, escucháis como su móvil comienza a sonar... 

Me paro en seco y miro al teléfono. Casi me olvido de que lo llevaba encima. Nerviosa, lo cojo y me lo pongo en la oreja. Aún me cuesta respirar con normalidad. 

- ¿Sí? ¿Chicos? - sólo podían ser Opa y Alexander. 

Acto seguido, pongo el altavoz para que Artemias también escuche la conversación. 

Me detengo al escuchar el celular, esperando que los otros hablaran.

Yelena, ¿Me puedes decir el número de la matricula?-

- No es necesario - digo al auricular -. Hemos encontrado al león... Estamos en la central. Hay un caballero negro que tenía al león retenido y...

Por el rabillo del ojo, veo movimiento, levanto el escudo una vez más mientras me guardo el móvil en el escote de la armadura. No me molesto en colgar. 

Me quedé escuchando, pero preparado, dando un pequeño salto para estar al lado de Yelena justo cuándo me pareció ver algo.

De pronto, cuando Yelena está hablando por teléfono, una oleada de fuego y llamas estalla, haciendo que la onda expansiva os haga saltar por los aires...

El impacto os hace caer con fuerza contra el suelo pero, por suerte, vuestras armaduras logran absorber todo el impacto...

- ¿Qué hacéis aquí? - Dice el caballero de Leo el cual, aunque tiene algunos rasguños, parece que sigue en bues estado. - No tenéis nada que hacer con este enemigo... - Su tono es agradable, no pareciendo que estuviera luchando... - Esperarme fuera...

Y con esto se vuelve hacia el enemigo.

-Podemos ayudarte!- dije al santo de Leo- nos han enviado a buscarte y es nuestra misión asistirte como superior nuestro que eres!-

El santo te mira... Con cierta extrañeza y con una media sonrisa en los labios.

En ese momento, el otro santo, el que porta la armadura oscura, produce un grito de rabia. 

Al fijaros en él veis que tiene varios cortes de los que sale sangre, al igual que varias mellas y marcas en la armadura. Por sus movimientos, parece que le cuesta avanzar. Sin embargo, hace girar sus espadas y una corriente de Cosmos recorre la estancia...

Yelena, ante la demostración de poder de los combatientes... Retrocede un par de pasos...

Sin embargo, Artemias se enfrenta y avanza.

- Vaya... - Dice el santo de Oro al ver avanzar al caballero de Bronce. - Bien... - El joven de pelo plateado se coloca a tu lado y te sonríe, tras lo cual da un pequeño paso atrás. - Adelante... Demuestra de qué eres capaz...

Aunque permanece en guardia, te observa mientras avanzas hacia la gran armadura negra que avanza hacia ti.

Al ver que el santo de Leo caminaba brindándome su apoyo me armé de valor.

Elevando nuevamente mi cosmo energía me rodee de una luz roja mientras la vetas negras que producían aquel frío sobrenatural rodeaban tanto mi cuerpo, como mi arma y mi armadura.

Me puse en posición de estocada mientras sentía el relinchar de un equino alrededor, la constelación del Unicornio se formó por unos instantes detrás de mi.

-Si el enemigo es capaz de medirse con un Santo de Oro, entonces ciertamente supera mi fuerza, pero no mi fe- dije recordando Athena- y haya pasado lo que haya pasado, alcanzaré la fuerza suficiente para eliminar a nuestros enemigos- mientras hablaba me sentía más fuerte, el valor que emanaba de enfrentar a un enemigo ciertamente poderoso- y si no soy capaz, al menos te daré la abertura y el tiempo suficiente para terminar este combate...- aunque creía que alguien que se moviera a la velocidad de la luz no necesitaría demasiado, podría yo alcanzar eso?

El unicornio se manifestó detrás de mi y en ese momento me lancé contra mi enemigo.

-Escucha mi galope caballero de Leo, siente como apoya tu rugido, por la paz, por la victoria, POR ATHENA! UNICORN GALLOP!- grité mientras me lanzaba contra el enemigo.

Tu ataque es veloz y acortas la distancia que te separa de tu enemigo, intentando clavarle el estoque.

Sin embargo, con un ligero movimiento de muñeca, desvía el ataque y te hace moverte hacia un lado.

- ¡Aparta insecto! - Escuchas que te grita al mismo tiempo que, desde su yelmo, ves que saltan algunas gotas de sangre. 

- Ya es suficiente... 

Con un movimiento que apenas logras ver, el caballero de Leo golpea en el brazo al enemigo, desviando su ataque.

- ¡ Furia del León!

Aunque su brazo no se mueve, ves como varios cortes aparecen en el suelo y, sobre la armadura del enemigo, comienzan a abrirse grietas, cortes y heridas, que terminan destrozando al enemigo, haciendo que este caiga al suelo.

- Esto... Esto... - COmienza a balbucear. - No termina... Aquí...

Y tras esto se desploma.

- CLaro que sí... - Dice Leo mirándoos y sonriendo. - Aún te falta práctica, aunque tienes buena base... Vamos... Salgamos de Aquí...

Había fallado, un golpe de ese sujeto y seguro sería mi fin, pero justo, en ese instante Lancel aprovechó la abertura que le dí y terminó el combate.

-Gracias- dije tras sus palabras, comenzando a seguirlo para salir de allí de una vez y mirando a Yelena por si quería llamar a los demás para avisarles que habíamos cumplido nuestra misión.