Partida Rol por web

Os encontráis a bordo de un UCH-70 Werewolf, vehículo de transporte militar aéreo en dirección a algún lugar indeterminado del estado de Montana, en los Estados Unidos. El motivo de vuestro urgente traslado es un misterio, así como la identidad de vuestros compañeros.
Por algún motivo, el vehículo viaja prácticamente vacío, ya que dispone de capacidad para una docena de hombres además de equipo militar variado.

Sentado en una esquina hay un hombre de aspecto confiado y que viste un traje de piloto, además de lucir algunas insignias que le identifican como tal; esos trajes, además de cómodos y ligeramente blindados, mantienen las constantes de temperatura corporales y son adaptables a las diferentes constituciones de sus portadores; en su cinturón lleva dos pistolas ligeras, algo curioso siendo un piloto de mecha.
No muy lejos de él, un joven de aspecto desaliñado no deja de teclear en su ordenador personal; no parece muy preocupado por la misión. Su atuendo es el de un científico, probablemente un ingeniero arcanotec, algo no muy extraño si tenemos en cuenta la presencia de un piloto.
En el otro extremo hay una mujer que mira distraídamente por una de las pequeñas ventanas del aparato. Viste un traje Sentrytech de color oscuro que al igual que el del piloto, proporciona una ligera protección a los elementos y al daño y aunque claramente no se trata de una militar, podéis ver una pistola en su costado.
El último miembro de la tripulación es el más disonante del grupo, ya que es un hombre embutido en un exoesqueleto MK-5 Crusader, una armadura superpesada (o un mecha ultraligero dependiendo del punto de vista) como el que utilizan las fuerzas de seguridad o la policía de las arcologías*. A su lado descansa un Cañón AP, un arma tan pesada que solamente puede sostenerse con una de estas armaduras.

Notáis como el Werewolf comienza a descender suavemente a medida que se acerca a una zona salpicada por las luces de varias pequeñas poblaciones.

La hermética Sociedad Arcana a la que pertenecéis, pertenece al Nuevo Gobierno Terrestre, pero sus actividades rara vez se solapan. Vosotros sois los informadores, los que observan, investigan, estudian e informan a los del NGT por si es necesario que vayan con sus enormes máquinas de guerra y aplasten al enemigo.
Formáis un buen equipo. En los meses que lleváis juntos, el Dr. Jean y Sophie la tager habéis tenido éxito en varias misiones de reconocimiento y por ello no os extraña haber llamado la atenciónd e los "de arriba".
Lo que si os sorprende es el hecho de que os hayan llamado con urgencia para presentaros en un cuartel militar improvisado en el colegio de un pueblucho de Montana (Estados Unidos) para reuniros nada más y nada menos que con la prestigiosa Coronel Walsh.

Cuando llegáis al lugar de la cita, en medio de un improvisado campamento militar, la Coronel os ofrece un recibimiento algo frío. Se trata de una mujer todavía joven que se mueve sobre un sillón gravitatorio desde que perdió ambas piernas en el campo de batalla. Sabéis poco más de ella, pero por la forma en que le hablan, parece que goza de gran reputación dentro del NGT.
Lo único que os dicen es que debéis sentaros y esperar a los demás, sean quienes sean.

Siento una ligera inquietud al notar cómo la nave empieza a descender. Acallo mis recuerdos mientras calibro los sensores de la armadura mientras observo cuidadosamente el paisaje luminoso de la ciudad. Tan solo un leve giro de la enorme cabeza blindada demuestra mi interés a los ojos de un observador casual.

Desde dentro de mi casco se escucha un:

-Mmmmmm, ¿hemos llegado ya? -pongo el dedo al lado de la visera y esta sube automáticamente dejando ver mi rostro con los ojos enrojecidos de haber estado durmiendo durante el viaje, y comienzo a frotármelos-

No tenía claro nada ni quien me acompañaba en ese nave. Ojeé a todos uno por uno y volví a bajar la visera. Se notó un lijero movimiento y mi cabeza cayó hacia atrás otra vez.

Posiblemente, Dafne se había levantado con el pie izquierdo aquella mañana. De nuevo, el NGT le había embarcado en otra misión, y como siempre, se quedaba con cero de tiempo para centrarse en sus asuntos - ¡Joder! Otra vez… - es lo que pensó cuando recibió el aviso mientras leía un libro tomando café para aguantar el sueño. Miró el reloj de leds rojos pensando que cada vez los del NGT la requerían a horas más intempestivas, y se llevó la mano a la cara cuando vio que ya eran las 6:00 AM. Otra vez le había vuelto a pasar…

Así, que sin haber dormido, se dio una ducha fría para despejarse y se dirigió al punto acordado. Al subir en el UCH-70 Werewolf, se fijó apenas unos segundos en los tíos que habían sentados a su lado. Sin embargo, fue el tiempo suficiente para saber que la misión iba a tener algo de acción. Por la cara que traían aquellos tipos, les había tenido que hacer la misma gracia que a ella dejar lo que estuvieran haciendo en sus perfectas vidas para estar allí, y prefirió viajar en silencio, escuchando de fondo el sonido monótono del vehículo.

Cuando comenzaron el descenso, observó por la ventana las luces de algunas poblaciones, pero no era capaz de distinguir dónde estaban. En ese instante, algunos comenzaron a dar señales de vida, y la mujer aprovechó para romper su silencio - ¿Alguien sabe dónde narices estamos? – preguntó mientras seguía mirando por la ventana intentando encontrar alguna referencia para ubicarse.

WJ-35 estuvo inmerso picando teclas en su ordenador durante todo el trayecto. Parecía bastante entretenido, incluso se podía ver una sonrisilla en su cara de vez en cuando.

En cuanto llegaron y empezaron a descender, WJ-35 miró por la ventana y se quedó pensativo. Fue entonces cuando alguien preguntó. El técnico ni siquiera parecía haberse dado cuenta de las personas que iban a bordo, pues respondió mientras picaba en el ordenador.

- Por la dirección del vuelo y la durada del trayecto, estamos en el estado de Montana.- su voz era alegre, jovial y sin ninguna preocupación. Como si eso del secretismo y lo misterioso de todo ese asunto no fuese con él.

WJ-35 sabía que no podía encender las comunicaciones de su ordenador en pleno vuelo. Y menos militar, pero si que podía escuchar las ondas de radio externas y hacer una triangulación para saber dónde estaban.

Empezó a trabajar en ello.

- Oh, buenas tardes señorita Barett - dice Jean extendiendo su mano para estrechar la de ella, tan educado y tan... salido de otro tiempo como siempre - Qué alegría volver a verla. No sabrá usted por casualidad por qué nos han hecho llamar?

-Hola, Jean - paro de mascar chicle un momento para saludar al doctor- No tengo ni idea, la verdad-respondo mientras mis ojos miran con curiosidad los miembros amputados de la coronel.

Espero unos instantes, por si alguien se anima a completar la información. Entonces hablo. Mi voz suena metálica al filtrarse por el comunicador de la armadura.

- Una vez serví en esta zona-comento- En un lugar llamado Hamilton. Tal vez vayamos allí.

Finalmente el vehículo aterriza suavemente en una pequeña población frente a lo que parece ser un colegio habilitado como base militar improvisada. Tales transformaciones son posibles en un tiempo récord ya que muchos edificios públicos se construyen con una estructura pseudo militar que les permiten convertirse en un búnker en caso de emergencia. Allí os esperan varios militares que os conducen al interior con evidente prisa, ya que no os realizan ningun tipo de identificación u escáner biológico*, hasta una gran sala donde esperan tres personas. Dos de ellas están sentadas en una mesa y claramente no son personal militar ni relacionado; Se trata de un hombre alto y con gafas que sostiene un bastón de madera en su mano y una chica que mira distraídamente al techo.
La tercera persona hace que os pongáis firmes al instante. Se trata de la Coronel Walsh, una joven pero curtida en decenas de batallas que perdió ambas piernas en un combate y ahora se ha convertido en una de las más brillantes estrategas del NGT. A pesar de su minusvalía y de que tenga que moverse sentada en un sillón anti gravedad, su figura es imponente ya que todos habéis oído acerca de sus triunfos. Qué os ha llevado ante ella, es todavía un misterio.

Estos escáneres son tu mayor temor, puesto que no sabes si serían capaces de detectar tu "mancha". Afortunadamente esta vez te has librado de descubrirlo.

Al rato de esperar, entran cuatro individuos más en la sala y, después de verse claramente impresionados por la presencia de Walsh, toman asiento en la misma mesa que vosotros.

Uno es un hombre que viste traje de piloto, el segundo un científico que se apresura a guardar su portátil en cuanto se sienta, la tercera una mujer de aspecto triste vestida con ropas oscuras y el cuarto para vuestra sorpresa no toma asiento ya que va cubierto de la cabeza a los pies por un exoesqueleto de metal.

-Buenas tardes. Estoy convencida de que son conscientes que el tiempo es esencial, por lo que pasaré directamente a lo que nos concierne.
La Coronel Walsh se dirige con un zumbido de su sillón a la pared detrás de ella donde hay una enorme pantalla. Al encenderla aparece la vista aérea de una pequeña población típica de la zona. Por sus calles se mueven vehículos, gentes varia sy podéis distinguir a un señor paseando un perrito.
-Esta es la ciudad de Hamilton, amenos de una hora de camino desde aquí. Estas imágenes fueron tomads por uno de nuestros satelites ayer mismo.
Pulsando un botón, la imagen desaparece para mostrar una muy distinta en la que apenas se distinguen los tejados de las casas bajo una gruesa capa de nieve y una terrible ventisca que azota las ramas de los árboles.
- Y esta es la ciudad ahora mismo. Hace aproximadamente hace cinco horas Hamilton ha comenzado a sufrir extrañas condiciones climáticas: nieve, hielo y temperaturas de unos -20º, en pocas palabras,condiciones árticas en Montana a mitades de Julio.
Nuestros informes indican que un área de aproximadamente 10 millas cuadradas ha sido afectada, cubriendo completamente el centro de la ciudad. A esto hemos de añadir que severas tormentas eléctricas en la baja atmósfera hacen imposible enviar nada por aire. Hace unas pocas horas perdimos una aeronave. La inexplicable actividad EMP* ha inutilizado todas las comunicaciones y los sensores. Entre las tormentas y la EMP, nuestros satélites no pueden ver una maldita cosa.
La coronel apaga el monitor y vuelve a dirigirse hacia vosotros, mirandoos con expresión severa.
-Necesitamos saber qué está pasando en Hamilton y qué lo causó. Hay 18.000 civiles en esa ciudad lo que significa –al menos por ahora- que guardaremos en la recámara la opción militar.
En vez de eso, enviaremos a Revelación-1, que será el nombre en clave de vuestro grupo a partir de ahora para hacer frente a la situación. Vuestro objetivo principal será encontrar la causa del mal tiempo, las tormentas y la EMP. A partir de ahí, todo vuestro. Si hay algo que podáis hacer para solucionarlo, debéis hacerlo por vosotros mismos. Y, por supuesto, en lo posible protejan a los civiles. Si la situación os supera, sacad vuestros culos cagando leches de ahí y dejaremos que los mecha se encarguen. Tenemos dos broadswords en espera y un scimitar en ruta.
-En la carpeta de misión tenéis un mapa y algo más de información sobre la ciudad, se os descargará a vuestro hub antes de que salgáis. Para esta operación, el sigilo y la cautela son fundamentales, se os proporcionará un transporte militar blindado de pequeña envergadura, expresamente preparado para el sigilo. También tenéis a vuestra disposición un MV-18A Rapier**. Hablen con el oficial de abastecimiento para cualquier otra cosa que necesiten.
Revisen sus archivos y buena suerte. Salen en 30 minutos.

¿Un EPM? ¿No afectará eso a los sistemas de armamento y sensores de nuestras armaduras? Pero algo tan obvio debe haber sido ya tomado en cuenta por mis superiores, y no tiene sentido retrasar el inicio de la misión. Sin esperar a mis compañeros, hago el saludo reglamentario y exclamo:

- ¡A la orden!

Me estiré disimuladamente en el asiento y sentí a lo que decía la coronel.

-Excelente, por mi parte no hay dudas.

Tenía ganas de poder escoltar a los otros desde mi vehículo.

Sin duda, la situación parece tensa por cómo les reciben. Seguramente, es por ello que Dafne refleja en su rostro algo de preocupación, que se acentúa cuando la coronel les cuenta el estado bajo el que se encuentra la población de Hamilton – ¡Un clima ártico en pleno Julio!  - piensa Dafne con asombro – Y afecta un área de 10 millas cuadradas… - es entonces cuando la agente pide permiso para hacer una breve pregunta siguiendo todo el protocolo militar – Como dice, un área de 10 millas cuadradas ha sido afectada, pero fuera de ese área ¿las condiciones cambian bruscamente? – e intenta explicarse mejor – Es decir, ¿dentro del aréa tenemos un clima ártico, y fuera de ella de repente tenemos un clima estival...? – intenta aclarar. Mientras espera respuesta de tan honorable mujer, Dafne no puede evitar hacer conjeturas sobre lo que está sucediendo en ese lugar.  

WJ-35 fue escoltado hasta el edificio mientras miraba algo en el ordenador con mucho interés. No había manera de triangular su posición, y le daba vueltas y vueltas y no conseguía nada. Algún tipo de interferencia? -pensó- Parece probable.

Cuando por fin llegaron a la sala donde les esperaban, WJ-35 abrió los ojos, era la coronel Walsh... Y menudo sillón anti-gravedad! Sin pensárselo ni dar cuentas a los rangos, se acercó a ver el sillón de la coronel. Se agachó e incluso se arrodilló para ver los bajos del sillón mientras la coronel explicaba toda la situación.

Estaba arrodillado cuando la mujer explicó las interferencias con los EMP, y le hizo saltar y ponerse de pie con un sonoro: ¡¡¡Ajá!!!. Estaba en lo cierto. Eran unas interferencias. Entonces... Se quedó pensativo. Incluso se diría que no estaba escuchando.